Un refrán popular dice que el matrimonio es como los flamboyanes: primero flores y luego vainas. Su belleza es muy singular. 
Las  altas temperaturas del mes de junio anuncian la llegada del verano y las calles se visten del más intenso rojo porque en esa temporada  el flamboyán o framboyán, árbol originario de la selva seca caducifolia de Madagascar, se muestra en todo su esplendor en República Dominicana.
El brillo de sus flores contrasta con los rayos del sol creando en su entorno uno de los más lindos paisajes que deja boquiabiertos a criollos y extranjeros, quienes cámara en mano no pierden la oportunidad de plasmar en una instantánea la majestuosidad de este árbol de clima tropical.



Su nombre procede del término francés “flambo” que significa fuego. El flamboyán se considera una especie invasora, porque su densa y amplia sombra impide el crecimiento de otras plantas a su alrededor.
Alrededor del mundo. El Flamboyán, autóctono de África, ha traspasado las fronteras. En América Central se lo conoce como Malinche. En Argentina y Paraguay como chivato; en Colombia y Honduras, se le llama Acacia roja; en El Salvador y noroeste de México es conocido por “árbol de lumbre”. Mientras que en Cuba, Puerto Rico, en el sureste de México, Venezuela y Canarias se le llama framboyán. En el centro de México se le llama tabachin.
En República Dominicana la provincia de La Vega es llamada  la ciudad de los flamboyanes.
Es cultivado  en el Caribe, Venezuela, México y la India. En los Estados Unidos crece en Florida, Hawaii, Islas Vírgenes. Se pueden encontrar en Australia y en las islas Canarias, en la Costa de Perú y en el nordeste de Argentina.
Características.  El Delonix regia, nombre científico de esta planta, alcanza una altura media de unos 8 metros, aunque puede llegar hasta los 12 metros.



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Sobre sus flores
El flamboyán o framboyán tiene flores grandes, con cuatro pétalos de hasta 8 cm de longitud y un quinto pétalo llamado el estándar, que es más largo y manchado de amarillo y blanco.
 Peligro de extinción
En Madagascar, de donde es autóctona esta planta, está en peligro de extinción. Por eso tratan de preservar los ejemplares.

Escrito por: CYNTHIA ABREU (c.abreu@hoy.com.do)