domingo, 26 de agosto de 2012

Retos presentes y futuros de la RD

                                                      CINEMATOGRAFÍA








              Retos presentes y futuros de la RD
PARA QUE EL CINE DOMINICANO PUEDA EVOLUCIONARY COMPETIR ANTE OTROS MÁS AVANZADOS, DEBERÁENFRENTARSE A UNA VARIEDAD DE DESAFÍOS
Indhira Suero
Santo Domingo
1900. Decenas de puertoplateños contemplaban con curiosidad el invento que venía desde tierras extranjeras. Algunos decían que unos hermanos lo habían construido y que con él planeaban retratar la realidad tal cual, en movimiento. Ninguno de los que se encontraban en el lugar lo sospechaba, pero con su sola presencia allí formaban parte de la historia del nacimiento del cine en República Dominicana.
Un cine al que -112 años después- se promociona a nivel internacional como el “nuevo chico del barrio” y que posee en su historia de vida varios logros, fracasos y desafíos.
Flashback 
“Un buen día de agosto de 1900, llegó el juguete de los Lumière a Puerto Plata, y sin quererlo nos incorporamos a la historia del cine.

Otro buen día de 1915, se filmó la primera película en las calles de Santo Domingo, y también dejamos plasmada nuestra imagen en una pieza de celuloide”, escribe el padre José Luis Sáez en su libro ‘Historia de un sueño importado’.
“Otro día más pasaría, y la carpa de la Plaza Anacaona se convertiría en el multicine de ocho salas. Entre uno y otro extremo, estaba escrita ya, sin querer la historia del cine en Santo Domingo”, agrega.
La tarea de traer la invención al país estuvo a cargo del empresario Francisco Grecco, quien había adquirido “un proyector y una cámara en la casa Lumière”, y recorría el Caribe con su aparato eléctrico.
Desde ese entonces el cine encontró un suelo fértil en República Dominicana.
Más tarde el fotógrafo Francisco Palau, junto a su colega Tuto Báez y el empresario Juan B. Alfonseca, filman en 1922 la primera película de ficción del cine dominicano: ‘La leyenda de la Virgen de la Altagracia’.
Palau la estrenó en la noche del 16 de febrero de 1923 y se convirtió en un pionero. Esta experiencia motivó a que el grupo realizara, en 1924, la comedia con el título de ‘Las emboscadas de Cupido’, con la actuación de Angelina Landestoy y Rafael Paino Pichardo.
Esta experiencia motivó a que el grupo realizara, en 1924, la comedia con el título de ‘Las emboscadas de Cupido’, con la actuación de Angelina Landestoy y Rafael Paino Pichardo.
Unos años después, aunque Sáez no la considera como la única razón de que la incipiente industria del cine se paralizara, inicia la dictadura de Trujillo que adoptó este arte “como un instrumento ideológico” con la elaboración exclusiva de trabajos documentales referentes al tirano y a sus allegados. Una muestra de esta situación lo representan los 13 documentales filmados para el régimen por el cineasta Rafael Augusto Sanlley.
El “cine dominicano” resurge en 1963, cuando el dramaturgo Franklin Domínguez lanza su largometraje ‘La Silla’. Luego, en 1967, Max Pou y Eduardo Palmer elaboran dos trabajos documentales: ‘El Esfuerzo de un pueblo’ y ‘Nuestra historia’.
A partir de ese entonces, de acuerdo al periodista y crítico de cine Félix Manuel Lora, surge en los 70 la denominada ‘fiebre de cine amateur’ que respondió a una “curiosa necesidad de tener respuesta local frente a los demás movimientos latinoamericanos que entendían que el arte puede ser usado como un medio para rescatar ideas, asumir posiciones sociales y dar la cara a la problemática social de los países”.
La situación dio un giro inesperado en 1988, cuando Agliberto Meléndez -fundador de la Cinemateca Nacional- realiza su ópera prima ‘Un pasaje de ida’, “producto que se ha constituido en una intención fílmica de apuestas y remedios dentro de lo que significa realizar un cine dominicano”. Esta cinta participó en más de 11 festivales en el extranjero, convirtiéndose en la primera que alcanzó tales logros.
“La historia de estos 80 años de cine en Santo Domingo, con sus altibajos y sus titubeos, constituye un capítulo más, revelador como el que más, de los devaneos de una cultura descarnada, en lucha por el logro de su independencia plena, como ha sucedido con el teatro, la literatura y las artes”, señala Sáez.
Plano general 
Luego de la realización de películas como ‘Nueva Yol’, ‘Círculo Vicioso’ y ‘4 hombres y un ataúd’ en los 90, a partir del 2003 se despierta el interés en los filmes con una serie de propuestas de corte cómico, género que se ha convertido en la carta más fuerte y recurrida dentro del séptimo arte dominicano.

Las cifras demuestran el impacto de ese tipo de producciones en las salas de cine. De acuerdo al cronista de espectáculos Fausto Polanco, la cinta dominicana más taquillera de todos los tiempos es ‘Perico Ripiao’, de Ángel Muñiz, “la cual con 16 semanas en cartelera fue vista por 775 mil espectadores, según empresas exhibidoras”. A esta le sigue ‘Lotoman’, dirigida por Archie López, y ‘Sanky Panky’, dirigida por José Enrique Pintor.
Para Félix Manuel Lora, dentro de este desarrollo se debe evaluar que tan solo desde 2003 es que se ha mantenido una producción fílmica constante. “Esto, aunque puede representar poco, es un indicio de partida para contabilizar medidas y estadísticas en esta materia”, considera.
El documentalista René Fortunato destaca que, hace unos años, para hacer cine en el país se enfrentaba una gran cantidad de problemas y dificultades, las cuales se han reducido gracias a la puesta en vigencia de la Ley de Cine y a la revolución tecnológica que aporta nuevas herramientas a la hora de filmar y producir.
“Existen muchas dificultades de orden burocrático, que espero se superen en poco tiempo. Pero creo que se superaran cuando la sociedad dominicana adquiera consciencia de la importancia de hacer cine, como una forma de fortalecer la dominicanidad en sus diferentes expresiones”, señala.
Otras propuestas que abarcan los géneros de drama, terror e incluso dibujos animados se presentan en el amplio universo del séptimo arte. Tal ha sido el caso de películas como ‘La cárcel de la Victoria’, ‘Andrea’, ‘La tragedia Llenas’, ‘Viajeros’, ‘Yuniol’, ‘La Soga’, ‘Hermafrodita’, ‘La hija natural’, ‘Jean Gentil’, ‘3 al Rescate’, entre otras.
Para este año se espera el lanzamiento de ‘Lotoman 2.0’ y ‘Feo de día… lindo de noche’. Mientras que para 2013 saldrán al mercado ‘Maria Montez’, ‘Encargo’, ‘El Color de la Noche’, ‘Profe por accidente’, ‘Navarrete’, ‘El rey supremo’, ‘El dueño del circo’ y ‘Regresos de más allá’.
Sobre la producción de películas, Ellis Pérez –director de la Dirección General de Cine (DGCINE)- asegura que “el promedio en los últimos 28 años ha sido de 2.5 cintas, lo que representa entre dos y tres cada año”. Se espera que la cifra aumente, durante este 2012, de 12 a 15 cintas a diferencia de países como Perú, en el que se producirán entre seis a ocho filmes este año.
Para Marc Mejía, creador de la página cinedominicano.
com esta sobreproducción crea una falta de personal técnico capacitado, que deberá dividirse para poder cubrir las diferentes producciones.
Pantalla chica 
Los comediantes de tele- visión y los presentadores se han convertido –en la mayoría de los casos- en la “única garantía de retorno” de la inversión de productores y directores de un filme “hecho en RD”. Tal ha sido el caso de Luisito Martí, Roberto Ángel Salcedo, Aquiles Correa, Raymond Pozo, Miguel Céspedes, Fausto Mata, entre otros. Aunque la participación, casi exclusiva, de estas figuras, ha despertado fuertes críticas por considerarse que frena el desarrollo de talentos emergentes.

“En este verdadero nacimiento de nuestro cine, hemos dependido groseramente de figuras y figurillas que han adquirido popularidad en la televisión nacional y son utilizadas para vincularlas como protagonistas en más de un 80% de las producciones cinematográficas locales, dando como resultado filmes mediocres que serán olvidados por la historia, porque responden a guiones que son extensiones de comedias de programas de variedades”, dice Freddy Ortiz, crítico de cine. “Pero debemos ser comprensivos con esto que, poco a poco, será historia, ya que sin el recurso de esos protagonistas, no hubiese sido posible iniciar la industria”, agrega.
El director del filme ‘La lucha de Ana’, Bladimir Abud, destaca que la participación de figuras de televisión debe darse siempre y cuando tengan el talento y estén acorde con el personaje que interpreten, pero sin dejar de ofrecer oportunidad a los actores y actrices profesionales.
Mientras que Lora destaca que el problema no lo representan las figuras de la televisión, sino la calidad de las comedias que protagonizan. “Lo que se está haciendo es llevar su rutina televisiva al cine sin cambiar la estructura de las comedias que ellos protagonizan en sus medios”, señala.
Sobre el tema Abel Rodríguez, creador del festival ‘Mujeres en Cortos’, considera que la cinematografía nacional producirá sus propias estrellas en los próximos años. “Tenemos un cine muy joven que necesita crecer en muchos sentidos”, destaca.
  Desafíos del cine dominicano  
Ley 108-10 Luego de una lucha de años, República Dominicana consiguió que el cine se regulara. La creación de la ‘Ley para el Fomento de la Actividad Cinematográfica’, No.108-10, del 29 de julio de 2010, que incentiva la inversión en producciones cinematográficas, significó un gran paso en la construcción de una industria del séptimo arte.

Esta genera un fondo que asciende entre seis y siete mil millones de pesos, que garantizan a empresarios las inversiones que realicen en la producción de películas en el país. Como beneficio extra deduce el 25% de impuesto sobre la renta para que sea otorgado al cine.
“Aspiramos a que los directores dominicanos, al tener más recursos para trabajar, puedan competir con cualquier producción internacional.
Aunque un director con pocos recursos puede hacer una gran obra. Por eso en esta etapa confío en el talento dominicano”, declara el director de la DGCINE.
A pesar del impulso que representa, de acuerdo a René Fortunato posee una serie de deficiencias que podrían generar serios problemas en el futuro. “Tenemos una ley que no define correctamente el concepto ‘cine’. Con esas trabas y con los esquemas que se maneja, difícilmente el cine dominicano logre niveles de calidad para competir en el mercado internacional”, revela.
Agustín Cortés, director de la Escuela de Cine de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), considera que la ley ayuda bastante al cine dominicano, pero debe contemplar la parte educativa y la de distribución de películas a nivel nacional. “No veo en la ley, ni en la voluntad de quienes dirigen la DGCINE, el interés de aportar a nuestra entidad. No quisieron financiar al Circuito Universitario de Exhibiciones Cinematográficas, solo nos dicen que no hay recursos para eso. Ellis Pérez vino aquí y se comprometió a colaborar con la escuela, pero del dicho al hecho hay un largo trecho”, confiesa. “También falla en la distribución del cine local que no tiene donde exhibirse”, añade.
Mientras que para Leticia Tonos -directora de La Hija Natural- con la ley de cine, se cuenta con el marco legal necesario para que la industria pueda desarrollarse.
“Los objetivos establecidos son muy claros, uno de ellos va dirigido a estimular la inversión nacional y extranjera en la cinematografía y considero que se están haciendo esfuerzos en ese sentido, no solo con la promoción de nuestro país en el exterior como destino fílmico, sino también dinamizando la inversión local a través de atractivos incentivos fiscales”, afirma.
Tonos asegura que para el logro de dichos objetivos, se deben trazar planes a largo plazo, estrategias efectivas de formación y de apoyo a la nueva camada de cineastas que serán los realizadores del futuro.
Víacrucis 
Violeta Lockhart y Emmanuel Peña desean hacer cine.

Ambos representan la generación de futuros directores y productores del séptimo arte, y han decidido luchar con uñas y garras para alcanzar su meta.
“En la actualidad no existen oportunidades para aquellos que desean ser cineastas.
Estudié Comunicación Social, quiero ser cineasta y al igual que muchos de los jóvenes que quieren serlo, para conseguir la preparación que quiero tengo que salir del país, porque siento que no tengo dónde aprender”, destaca Violeta Lockhart, egresada de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).
“En la UASD hay una escuela, pero no cuenta con los equipos y recursos necesarios, además de que busco estudios de postgrado, que no imparten, pues ya tengo mi licenciatura y me he especializado en medios audiovisuales”, agrega.
Para Emmanuel Peña, estudiante de Cine en la UASD, sólo hay oportunidad para hacer una sección de comedias de dos horas en cuanto a películas. “Hacer otra cosa casi te excluye del mercado local. La oportunidad está en realizar cortos que no siempre son baratos, pero es lo más accesible y le da la oportunidad al cineasta de ejercitarse y desarrollarse, con lo cual tienes la oportunidad de expresarte”, destaca.
La falta de escuelas de formación para la generación de jóvenes con interés en el cine se ha convertido en un dolor de cabeza para ambos.
El primero considera que faltan centros formativos en las distintas regiones. “Hay muchos talentos ocultos en zonas recónditas que a veces no pueden accesar siquiera al internet. Quien sabe de qué estaremos perdiéndonos por concentrarlo todo en la urbe”, reflexiona.
Lockhart espera que se aumente la cantidad de películas que se rueden y que surjan las escuelas alternativas.
“Muchas personas se marchan del país buscando ampliar sus conocimientos y lamentablemente se produce una fuga de cerebros, pues consiguen oportunidades de empleo en esta área mucho mejor remunerada”, enfatiza.
Agustín Cortés asegura que la oferta curricular de la UASD responde al mercado laboral. Aunque revela que se preparan mejoras para no quedarse rezagados ante la demanda de una juventud que exige calidad. Algunas de estas son la apertura de nuevas licenciaturas, estudios técnicos y la creación del Circuito Universitario de Exhibiciones Cinematográficas (CUECINE), con ocho salas en el interior y una en Santo Domingo.
“El problema es encontrar lugares donde proyectarse.
Por eso queremos que los cineastas dominicanos entiendan que estamos en condiciones de exhibir sus películas.
Además deseamos ayudar a los jóvenes de provincias como Nagua, Puerto Plata, Valverde y Santiago que tienen mucho deseo de hacer cine”, dice.
Ante la situación Lissette Selman, directora de la Fundación Académica Nuevo Cine, considera que la educación es primordial, debido a que sin formación el talento se diluye: “Es fundamental en la industria del cine. Por esa razón tratamos de ofrecer formación a un costo asequible comparado con los precios de fuera y, en algunos casos, becando a los estudiantes y facilitando su participación en talleres con profesores nacionales e internacionales.
Para que ningún joven se quede fuera por falta de recursos”.
Historias 
La falta de guiones que respalden las películas se ha convertido en el talón de Aquiles del cine criollo.

La crítica generalizada es que las historias que se llevan a la gran pantalla muchas veces no valoran la imagen del dominicano al “menospreciarlo y caricaturizarlo”.
“Uno de los problemas que estamos enfrentando actualmente es la falta de conocimiento de lo que se conoce como la etapa de desarrollo.
Estamos tan emocionados con la nueva ley y tan ansiosos por hacer cine, que muchas veces en lo único que pensamos es en luces, cámara, acción, dice Tonos. “Pero antes de llegar al set es necesario agotar este proceso, dentro del cual el productor asegura la totalidad de la inversión y tiene la confianza de haberle dado al guión el tiempo necesario para que esté lo suficientemente maduro”, agrega.
De acuerdo a Virginia Binet, guionista de la serie ‘Ciudad Nueva’, la situación del libretista en República Dominicana es muy difícil, porque no se reconoce su labor hasta que no se ve. “En el país falta mucho para que gane una buena posición en el medio audiovisual, pero todavía se puede lograr. La gente cree que cuando ven una película buena es porque el director es un mago, pero no es así: es porque el guionista escribió correctamente y el director lo supo interpretar”, expresa.
Si de debilidades se habla, otra la representa la poca inversión en el talento humano: lo que incluye a actores, guionistas, directores y editores.
Ellis Pérez considera que el mayor reto de la República Dominicana consiste en motivar y propiciar los talleres intensivos de capacitación para preparar profesionales del área. Por lo que indica que si se aprueba el 4% a la educación se debería incluir al cine.
Close up 
En los próximos años, tanto el sector público como el privado, deberán lidiar con varios retos en políticas dirigidas al asentamiento de una base sólida para la creación de una industria cinematográfica.

De acuerdo a Violeta Lockhart, lo primordial será buscar una identidad nacional y hacer cumplir la ley de cine tanto para los nuevos y los viejos realizadores.
Emmanuel Peña asegura que se necesita más apoyo de inversionistas que solo respaldan a cintas de corte cómico. También llama a reafirmar la ley de cine. “Parece como si la intención es proyectarnos como una zona franca cinematográfica y no desarrollar una industria real”, dice.
Para René Fortunato, los retos están en tres direcciones: la organización y saneamiento del mercado cinematográfico; la mejora del producto y trabajar en la promoción y mercado internacional.
“Difícilmente se desarrolle una industria con bases sólidas sin un mercado organizado y en el caso del cine nuestro, saneado de piratas”, considera.
Al igual que Fortunato, Freddy Ortiz plantea que un desafío para el presente lo constituye el abandono de localismo o el “limitado número de butacas” de las salas criollas y proyectarse hacia otros mercados más allá de los de la diáspora.
Mientras que Abel Rodríguez piensa que otro reto es el de producir cine y llevarlo a la audiencia en una sana relación comercial de igualdad de condiciones con los exhibidores.
SOSTENIBILIDAD
Flashfoward
A largo plazo el cine enfrenta varios desafíos. De acuerdo a Leticia Tonos debe estar unido a una política cultural profunda, que refuerce la identidad como nación y la autoestima, es parte de lo que nos constituye como marca país. “No debemos parecernos a Hollywood, ni cegarnos por el brillo de las estrellas que nos visiten como producto de esta nueva ley, la verdadera sabiduría está en la conciencia de que si no fomentamos un verdadero desarrollo de nuestro cine, podríamos convertirnos en una especie de zona franca donde el extranjero viene a buscar mano de obra barata y se va”, puntualiza.

Mientras que Emmanuel Peña afirma que se deberá obtener el apoyo del público en todos los géneros cinematográficos y mejorar el nivel de las comedias podría ser mayor y podría hacerse un cine comercial más acabado.
Para Félix M. Lora si se mira el cine dominicano con convicciones reales de que se está en un proceso de desarrollo, quizás lento, pero avanzado de todas maneras, se tiene que subrayar que las perspectivas están amparadas en tres soportes esenciales:. “El primero está indicado en la promulgación de la ley de cine que establecerá un marco legal de inversión”, dice Lora. “El segundo es la capacitación de los profesionales involucrados en el quehacer audiovisual en el país y en la preparación de una nueva generación de cineastas que logre profundos cambios en la trayectoria del cine local”, añade.
Mientras que el tercero se relaciona conseguir una producción constante y bien definida de filmes que conquisten cada vez más al público dominicano.
De acuerdo a Marc Mejía, se debe transformar la que hoy es una actividad artística, en una industria del futuro de la que se beneficie la sociedad.
Mientras que Freddy Ortiz agrega que se debe lograr ponerse la etiqueta de ser un auténtico cine dominicano, con su propio estilo y características de identidad.
“También hay que contemplar festivales de cine en el ámbitol nacional e internacional. Hay que hacer cortos, documentales y largometrajes de ficción para ir con películas que valgan la pena”, destaca.
Además de que se requerirá ver con objetividad los resultados de los filmes locales en el ámbito de realización y aceptación del público. El mayor compromiso de la nación radica en encausar el cine por otras vías. Después de todo, aunque en República Dominicana sea un niño frágil, representa “una manera de ver la vida, a través de esa ventana que es la cámara”.

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