sábado, 18 de mayo de 2013

Mitos y verdades de la Hipertensión.

Consejos para mantener a raya esta enfermedad que afecta la salud de más del 30% de la población.


En condiciones normales todos tenemos una presión arterial que nos caracteriza y que varía dentro de ciertos límites. Cuando la presión está elevada en forma persistente el paciente presenta hipertensión arterial.

Conviene saber que la presión tiene dos componentes, la presión sistólica o máxima y la presión diastólica o mínima. Cuando nos informan el valor de presión siempre se dice primero la máxima y luego la mínima (Ej.: 140/90 o 14/9 como se dice habitualmente).
Ahora, ¿cuáles son los valores normales de la presión arterial? Se considera normal una presión a 140/90 aunque el valor "ideal" es de 120/80 o menos.

En personas mayores de 65 años es frecuente detectar una elevada presión máxima con una presión mínima normal (Ej. 180/80), pero esto no es una condición normal y de hecho constituye un factor de riesgo de enfermedad y muerte. Hoy sabemos que la presión en los ancianos, al igual que en los adultos más jóvenes, no debe ser mayor a 140/90.

La presión arterial no es un valor fijo y de hecho cambia cada vez que nuestro corazón late, estas variaciones son normales, pero deben mantenerse dentro de ciertos límites, ya que un excesivo aumento de la variabilidad de la misma se asocia a un mayor riesgo de enfermedad y muerte cardiovascular.
En el transcurso del día la presión varía intensamente, ya que es más elevada durante las horas de actividad en tanto que baja durante el sueño. Durante las primeras horas de la mañana, inmediatamente luego de despertar, se suelen detectar valores altos de presión, hecho que se vinculó a la mayor cantidad de infartos, insuficiencia cardiaca o accidentes cerebrales que se verifican a esta hora del día.

De ahí que resulte clave el registro correcto de la presión arterial para arribar al diagnóstico.

En ese sentido, el doctor Pablo Rodríguez, miembro de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial explicó que si se comprueba que la presión se encuentra elevada, se requerirá de otros estudios para evaluar el estado general del paciente y el potencial daño provocado por la hipertensión.

Es necesario considerar que un registro correcto de la presión arterial debe cumplir ciertas condiciones:

• La presión debería tomarse con el paciente sentado, con apoyo dorsal y los pies apoyando sobre el suelo, sin cruzar las piernas.

• El brazo en el que se realice el registro debe estar a la altura aproximada del corazón, apoyado sobre una superficie plana, con la palma de la mano hacia abajo. Debe estar descubierto para evitar compresiones provocadas por la ropa

• El brazalete debe ser del tamaño adecuado para el diámetro del brazo del paciente (los pacientes con sobrepeso u obesidad pueden requerir brazaletes más grandes) y debe colocarse a una distancia aproximada del ancho de dos dedos por encima del pliegue del codo.

• Antes de comenzar los registros de presión, se debería guardar un período de reposo de aproximadamente 5 minutos. Se recomienda no beber café o fumar en los 30 minutos previos a la medición. No se recomienda registrar la presión arterial si el paciente tiene necesidad de orinar.

• Se recomienda realizar un mínimo de dos registros de presión por vez. Mientras se realizan las mediciones ni el paciente ni quien realiza los mismos deben hablar ya que pueden aumentar los valores de presión arterial.

• En la medida de lo posible, las mediciones deben realizarse en un ambiente confortable, a temperatura agradable y sin ruidos.


La comprobación de un registro aislado de presión arterial elevada no es diagnóstico de hipertensión arterial, se requiere de por lo menos dos o tres registros elevados en diferentes ocasiones separados por un lapso de tiempo para poder decir que un individuo es hipertenso. Ante un valor elevado de presión arterial se recomienda repetir el mismo en el transcurso de la semana y consultar al médico en caso de que los valores elevados se vuelvan a repetir.

Prevenir la hipertensión arterial o contribuir a su mejor control es absolutamente necesario y forma parte esencial del tratamiento de la enfermedad. El ejercicio físico, la dieta sin sal, el mantenimiento de un peso adecuado, el abandono del tabaco y la limitación en la ingesta de alcohol y café pueden ser herramientas fundamentales de un adecuado control de la enfermedad hipertensiva. Adoptar estos hábitos saludables puede contribuir a detener el aumento de esta entidad en nuestra sociedad.

Brasil controla el yodo y sodio de su salUn informe publicado en la revista brasileña Veja destacó que en el vecino país el consumo de sal y de comidas industrializadas es "exagerado" y que los brasileños comen 12 gramos de sal por día, cuando lo recomendado es 5.

Especialistas de ese país aseguran que una reducción de apenas un gramo de sal todos los días evita 10% de muertes por causas cardiovasculares, lo que representa, en términos globales, alrededor de un millón de vidas salvadas anualmente.

Por otra parte, desde la década del 50, en Brasil, es obligatorio agregarle yodo a la sal de cocina con el fin de controlar las enfermedades asociadas a la carencia de ese mineral, como las relacionadas con el mal funcionamiento de la glándula tiroides.

Pero como en exceso el yodo tampoco es saludable y es el responsable de la tiroiditis de Hashimoto (una enfermedad autoinmune relacionada al hipotiroidismo) recientemente la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de ese país decidió disminuir el tenor de ese mineral presente en la sal.




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