domingo, 9 de junio de 2013

Argumentos de un brechero

Argumentaba que se dedicaba a brechar para no ser infiel a esposa

Escrito por: MARIO EMILIO PÉREZ
Me sorprendió sobremanera mi vieja amiga cuando me dijo que había atrapado a su marido, hombre de cuarenta y un años, encaramado sobre una silla, brechando a una vecina joven, casada con un practicante de las artes marciales.
Cualquiera se lo dice al marido, para que te aplique un fracatán de patadas, por las cuales haya que internarte en una clínica con varios huesos rotos, morboso, pervertido sexual- le gritó, y luego le aplicó un fuerte empujón, que lo hizo descender bruscamente del mueble.
Está bien que reaccionaras de esta manera si yo hubiera hecho eso varias veces, pero es la primera y te juro que última vez que lo hago; y no solamente estoy haciendo ese juramento, sino que me voy a arrodillar ante ti, y ante Dios como prueba de mi sinceridad- afirmó el sorprendido voyerista, gesticulando de forma dramática, y con los ojos inundados de lágrimas.
De inmediato se hincó ante su esposa, la cual retrocedió, mirándolo como si estuviera frente a una serpiente venenosa.
¡Apártese de mí, que ya no quiero ni verlo, y hoy mismo buscaré un abogado para ponerle demanda de divorcio- manifestó la dama, dirigiéndose hacia la sala, dejándose caer pesadamente sobre un sofá.
 El brechero la siguió, llorando con jipíos parecidos a los de los niños cuando les arrebatan un juguete.
Déjame decirte, mi cielo, que acechar desnuda a una mujer no es lo mismo que acostarse con ella, pues no hay frases amorosas, ni caricias; todo se hace desde lejos, aunque debo reconocer que no es una acción correcta- replicó el hombre sorprendido, no con las manos en la masa, sino con los ojos en las persianas.
Y además- añadió, con la cabeza agachada por la vergüenza- es una forma de tratar de evitar serte infiel, porque cuando el hombre deja salir sus impulsos eróticos de esa forma, no tiene la necesidad de satisfacerlos en la calle con mujeres de escasa moral.
Tienes razón, querido, y como prueba de que me has convencido con tus argumentos, desde hoy, para evitar pegarte los cuernos, contendré mis accesos chiveriles acechando al marido de la vecina, que por cierto está muy bien fabricado.
Como ha transcurrido más de un  año, y los cónyuges no se han divorciado, no se si él dejó de brechar, o si ambos lo están haciendo.

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