Por Digitalgroup.info |
Argentina.“Yo pensé las dos cosas: que iba a abusar sexualmente de mí y que me iba a matar”. La frase la pronunció ayer, ante el fiscal Marcelo Romero, la joven de 27 años que anteayer mató a tiros a un violador serial que la atacó en un edificio de calle 5 entre 47 y 48.
Argentina.“Yo pensé las dos cosas: que iba a abusar sexualmente de mí y que me iba a matar”. La frase la pronunció ayer, ante el fiscal Marcelo Romero, la joven de 27 años que anteayer mató a tiros a un violador serial que la atacó en un edificio de calle 5 entre 47 y 48.
En un dramático testimonio, la mujer policía relató la secuencia del horror que le tocó vivir, a manos de Alberto Fabián Salas (47), un hombre condenado por abusos sexuales reiterados que había sido beneficiado con una excarcelación por libertad condicional en abril pasado.
Fuentes judiciales explicaron que esa decisión fue la conclusión de un “proceso judicial muy complejo”, durante el cual el caso atravesó por diversas instancias judiciales, pasó por los más altos tribunales de la provincia y luego regresó a un tribunal de primera instancia que, finalmente, dictó la excarcelación por libertad condicional (ver recuadro).
“CREI QUE ME IBA A MATAR”
El fiscal Romero resolvió ayer que no va a procesar a la mujer -su situación es de “imputada no procesada”- por lo que decidió tomarle una declaración de orden informativo.
La joven relató que a las 14.30 abrió la puerta de su departamento para salir, ya que la habían pasado a buscar y la esperaban abajo del edificio. Al hacerlo, la sorprendió un hombre que estaba en el pasillo. “Se me viene encima con la boca tapada, un gorro, era grandote y se me venía con un pañuelo para taparme la cara y me decía ‘callate hija de p…, callate, no grites”, contó.
La víctima no alcanzó a salir del departamento. El violador la empujó y cerró la puerta, mientras la chica “caminaba hacia atrás”, en sentido a la cocina, donde, aseguró la joven, quedó “acorralada contra la mesada”.
“En todo momento me decía, ‘callate que te voy a matar’. Intenté agarrar el cajón para manotear un cuchillo y ahí sentí un golpe de puño en la cara y que me decía ‘te dije hija de p… que no hicieras nada”, continuó.
Por ese tremendo golpe, la chica cayó al piso, se tomó la cara y le rogó al delincuente que no le hiciera nada. Desde el primer momento el agresor exigió dinero, pero el robo, según confesó en uno de los juicios, era frecuentemente una excusa que “el sátiro de los edificios” utilizaba para cometer sus ataques sexuales.
Aterrada, la víctima le dio 200 pesos y le aseguró que no tenía más plata. Entonces el sospechoso la “agarró de los pelos” y la llevó arrastrando hasta la habitación.
Según relató la joven, luego Salas le ordenó que busque más plata. “Yo estaba agachada y observé que esta persona estaba cerrando con llave la puerta de acceso al departamento, ya que había quedado puesta del lado de adentro”, aseguró.
La víctima sostuvo ante Romero que, en ese instante, el agresor le dijo: “Hija de p…, ya vas a ver lo que te voy a hacer”.
La mujer dijo que aprovechó entonces para tomar el arma reglamentaria que ella guardaba en la parte inferior del placard. “Agachada cargué el arma y cuando veo que se me viene encima efectúo los disparos”, dijo en la declaración.
El sospechoso, que estaba cerca de la puerta, salió del departamento y la joven fue detrás, para pedir ayuda. “Cuando salí, me lo encontré en el pasillo y me amagó a volver, haciendo ademanes de querer sacar algo, para hacerme más daño. Yo creí que me iba a matar y ahí disparé otra vez”, aseguró.
Fue un instante traumático. “En ese momento yo no tenía registro de los disparos que había hecho (fueron al menos cinco); yo quería salir de esa situación, sentí que me mataba”, relató la joven policía del área de Comunicaciones ante el fiscal.
En otro pasaje, la mujer dijo que en el momento en que Salas la tomó de los pelos, también le manoseó los pechos, al tiempo que le decía ‘ya vas a ver lo que te voy a hacer’.
Cuando el fiscal Romero terminó con sus preguntas, la mujer finalizó su versión de los hechos con una afirmación contundente: “Yo sentí que no iba a salir del departamento. Estaba acorralada”.
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