lunes, 28 de octubre de 2013

EN ESTE ARTICULO DE ISA CONDE, DOS VERDADES Y DOS MENTIRAS.


República Dominicana
Dos mentirotas y un acatamiento indignante


Es falso que en este país tenga vigencia la clásica separación de poderes estatuida en las democracias representativas capitalistas. Es falso y el presidente Medina y su Consejo Migratorio lo saben. 
Aquí todos los “poderes del Estado”, incluido/a Tribunal Constitucional-TC y Junta Central Electoral-JCE, están controlados por el Comité Político del PLD, bajo fuerte influencia de Leonel Fernández, compartida con Danilo Medina, quien optó por la impunidad de la elite morada.
La sentencia racista, clasista, fascista, que le arrebata la nacionalidad a una gran población dominicana descendiente de haitianos/as, es obra de un solo poder: el de la dictadura morada. Danilo la dejó “cocinar” durante meses y facilitó que la TC y JCE hicieran de canales para imponerla.
Ahora -alegando una ficticia separación de poderes- nos viene con el cuento de que debe acatarla, pese a que vulnera la propia Constitución leonelista y crea un “apartheid” ilegal; refrendando la existencia de un TC que pisotea lo constitucionalmente consagrado en materia de nacionalidad y conformándose con anunciar un tratamiento tortuoso e incierto al referido drama humano. Algo insólito y perverso.
Igual es falso que exista una campaña contra la República Dominicana aquí y en el exterior.
Esta Nación no es ni el TC, ni la JCE, ni Danilo, ni Leonel, ni el Comité Político del PLD y su gobierno.
La Nación Dominicana no equivale a esta vergonzosa y corrompida dictadura morada; por demás, entreguista, clasista, elitista y, para colmo, racista… especialmente racista anti-haitiana.
Son esas instituciones degradadas y sus gestores/as las repudiadas por la “matanza civil” que pretenden cínicamente justificar. No ha sido la República Dominicana.
La Patria o Matria es algo muy superior. Distinto a una institucionalidad carcomida por el dolo o a una maquina trituradora de seres humanos en función de su humilde condición social y del tinte de su piel.
Algo diametralmente opuesto a un paraíso para corporaciones mineras (destructoras y saqueadoras), políticos ladrones y ricachones sin escrúpulos.
La palabra Patria no debe ser usada para ocultar o defender las inmundicias de un poder postrado ante la globalización neoliberal, subordinado al imperialismo estadounidense, hasta lo indecente.
Las denuncias aquí y en el exterior de estas atrocidades, más que ofender la dominicanidad, la reivindican. Irritan a los racistas fabricantes de pobres que fingen de patriotas frente un pequeño país destrozado por los imperios, mientras lamen las botas de las transnacionales, el FMI, el Pentágono, la Embajada y la CÍA.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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