miércoles, 25 de mayo de 2016

Principio y final de la Segunda Guerra Mundial


Víctor Arrogante
Rebelión



Fue un mes de mayo florido hace 71 años, cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial. Múltiples fueron las causas y graves sus consecuencias. Las condiciones creadas tras la Primera Guerra Mundial sentaron las bases para el inicio del nuevo conflicto mundial. Más destrucción, sufrimiento y muerte. La humanidad no había dado de si toda la crueldad de la que era y es capaz.

España también jugó su papel antes y durante la guerra, por lo que sufrimos las consecuencias de la posguerra durante años. El 7 de mayo de 1945, se firmaba el acta de rendición incondicional, que ponía fin al predominio del nazismo en Europa. Quedaba odio y rencor. Hoy, aquella ideología criminal vuelve a tomar auge en la Europa unida y tenemos que evitarlo.

La guerra de España (1936-1939), llamada «civil», pero que fue militar, por supuesto, sirvió de campo de pruebas para Alemania e Italia. Hitler, tras denunciar las cláusulas sobre desarme impuestas a Alemania por el Tratado de Versalles, organizó un nuevo ejército y puso a prueba el nuevo armamento y las nuevas tácticas guerreras. Hitler y Mussolini, entregaron material de guerra a Franco y enviaron tropas especializadas a combatir en suelo español contra el gobierno republicano. Las otras potencias, encabezadas por Francia y apoyada por Reino Unido, se abstuvieron de intervenir, desarrollando su política de «No intervención», porque la guerra de España venía a complicar el juego estratégico que se desencadenaba en Europa. Todo fueron ventajas para el nazismo y el fascismo español. La República quedaba abandonada a su suerte.

El 29 de abril de 1945, Hitler se suicidó. Berlín fue tomada por las fuerzas soviéticas y el 7 de mayo se produjo la rendición alemana. La guerra en el Pacifico terminó en agosto, poco después de que los Estados Unidos lanzaran las bombas atómicas en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Murieron en el acto ciento veinte mil personas. Como consecuencia de todo, EEUU y la Unión Soviética surgieron como las superpotencias que iban a dominar el mundo. La «Guerra Fría»; el inicio de la era atómica; la descolonización; y la creación de organismos internacionales como la ONU o las Comisiones Europeas, fueron otras de sus consecuencias. Para España representó el aislamiento internacional, la represión política y la depresión económica.

Las principales causas de la SGM, provienen de las consecuencias de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). El tratado de Versalles (1919) estipulaba que las Potencias Centrales (Alemania y sus aliados) aceptasen las responsabilidades morales y materiales por haber causado la guerra; además debían desarmarse. Tuvieron que realizar concesiones territoriales a los vencedores y pagar exorbitantes indemnizaciones económicas a los Estados victoriosos.

De otra parte el Plan Dawes (1924), auspiciado por EEUU, pretendía que los aliados vencedores de la Primera Guerra, consiguieran sus reparaciones, buscando la estabilidad de la economía alemana y evitar mayores perjuicios. Alemania en el 20º aniversario de su reunificación (1990), realizó el último pago de las indemnizaciones de la Gran Guerra estipuladas en el Tratado de Versalles. Con el pago terminaron 92 años de un tratado, que algunos de los más reputados historiadores alemanes consideran una chapuza en sus términos económicos.

La Gran Depresión de 1929, se prolongó durante la década de 1930. Fue otra de las causas de la SGM y sus efectos fueron devastadores en casi todos los países, ricos y pobres, donde la inseguridad y la miseria se transmitieron como una epidemia. Cayeron la renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios empresariales y los precios. Ciudades de todo el mundo se vieron gravemente afectadas, especialmente las que dependían de la industria pesada. La agricultura y las zonas rurales sufrieron la caída de los precios y de las cosechas, La política del New Deal en 1932, establecida por el presidente Roosevelt, marcó el inicio del final de la Gran Depresión en Estados Unidos, pero no en Alemania. La desaparición de la financiación exterior y el aumento de las dificultades económicas, propiciaron la aparición del nacional-socialismo y la llegada al poder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP).

Hitler al llegar al poder, procedió al rearme de la nación; firmó tratados estratégicos con Italia y Japón para proyectar aún más lejos sus ambiciones de dominación planetaria. Los Aliados, temerosos de una nueva guerra mundial, trataron de contener la situación mediante una política de «apaciguamiento» –y ciertas muestras de simpatía hacia el nuevo régimen–, que resultó ser ineficaz y contraproducente. La invasión de Polonia por el ejército nazi en septiembre de 1939, lo desbarató todo. Gran Bretaña y Francia declararon la guerra al Tercer Reich y con ello comenzaba la Segunda Guerra Mundial, que Hitler valoraba como imprescindible necesaria para sus planes, después de asegurar la neutralidad de la URSS, con el pacto de no-agresión.

No es objetivo de este artículo entrar en el desarrollo de la larga guerra, sino el de ofrecer algunos apuntes sobre sus causas y consecuencia. Las humanitarias, son las más trágicas. El número de muertos llegó a cincuenta y cinco millones de personas (imaginemos la dimensión, si tenemos en cuenta que España tiene una población de cuarenta y nueve millones). A esta pavorosa cifra hay que sumar el sufrimiento de la población en general, de los prisioneros, las secuelas físicas y psíquicas de los campos de concentración. Desaparecieron ciudades, vías férreas, carreteras, puentes y plantas industriales, así como quedaron afectados los campos más fértiles. Todo quedó desecho.

La SGM fue el conflicto armado de mayores dimensiones de la historia. Se enfrentaron los países que conformaban las Potencias Aliadas y las Potencias del Eje. Tras seis años de lucha, el 14 de agosto de 1945, se declara el final de la guerra y la caída de los regímenes de Adolf Hitler en Alemania y Hideki Tojo en el Imperio del Japón. El mundo quedó divido en dos bloques irreconciliables.

Al finalizar la guerra, los vencedores dividieron el territorio alemán en cuatro zonas de ocupación (norteamericana, inglesa, francesa, y soviética). La ciudad de Berlín, situada en la zona rusa, también fue dividida en cuatro zonas. Más tarde, en 1961 quedaría separada del resto del mundo por el muro de la vergüenza, que cayó en 1989.

Austria recuperó su autonomía. Alemania perdió la Prusia Oriental y los territorios ubicados al este la línea del Order-Neisse. Rumania, Hungría y Bulgaria fueron ocupadas por la URSS, Italia por EEUU y el Reino Unido. Finlandia tras firmar el armisticio con la URSS en 1944 no fue ocupada militarmente. Los EEUU ocuparon posiciones estratégicas en el Pacífico y Corea quedó ocupada por fuerzas norteamericanas y soviéticas. El diseño del nuevo orden mundial, plasmado en los tratados de paz, sigue influyendo en la política mundial.

Europa perdió el poder global que había mantenido. Nació la «bipolaridad» del poder encarnado por las dos superpotencias. Las monarquías en Italia, Yugoslavia, Albania, Rumania y Bulgaria, perdieron el poder y se convirtieron en republicas. El «mundo comunista» extendió su influencia sobre Europa Oriental y los Balcanes, planteándose un nuevo conflicto ideológico entre comunistas y democracias occidentales. Nacieron las Naciones Unidas, como instrumento para servir la paz internacional.

Durante seis años, la SGM se cobró más vidas y destruyó más tierras y propiedades en todo el mundo que cualquier otra guerra antes conocida. De los cincuenta y cinco millones de personas muertas, seis millones eran judíos, exterminados en los campos de concentración nazis, como parte de la Solución Final planeada por Hitler y figuras como Himmler o Reinhard Heydrich. Gitanos, homosexuales y personas de ideología opuesta fueron víctimas que aumentaron la barbarie.

Han pasado setenta y un años y algunas de sus consecuencias todavía se dejan sentir o están presentes en el desarrollo de las relaciones internacionales. La Segunda Guerra Mundial ha quedado marcada como uno de los conflictos más destructivos en la historia del mundo, aunque parece que se olvidan sus consecuencias. Desde entonces el mundo no ha dejado de guerrear.

Más de cincuenta guerras, conflictos armados o de «baja intensidad», están abiertas en nuestro planeta. Independentistas, de insurgencia islámica, otras religiosas, tribales o de identidad cultural, étnicas y contra el narcotráfico. Casi todas con la ayuda de los países occidentales que suministran armamento y proclaman la paz: Afganistán, Angola, Argelia, Birmania, Chad, China, Colombia, Corea del Norte y Corea del Sur, Egipto, Etiopía, Filipinas, Gambia, India, Indonesia, Irak, Irán, Líbano, Libia, Mauritania, Marruecos, México, Níger, Nigeria, Pakistán, Perú, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Sahara, Senegal, Siria, Somalia, Sudán, Tailandia, Túnez, Uganda o Yemen. Y las amenazas de otras tantas.

Contra las guerras y ante tanta destrucción, sufrimiento y muertes, pasadas, presentes y las que vendrán, maldigo a los gobiernos canallas que ordenan y provocan a quienes se benefician de la destrucción y del dolor inocente. Maldigo a los que trafican con armas, particulares y gobiernos indecentes, por dinero o por poder y a quienes las compran para matar.

Estamos viendo a personas tras alambres de espino; no es Auschwitz ni el Mauthausen alemán, es Europa hoy, que impide que los que huyen de las guerras lleguen a su territorio. Por todo, parece que la guerra es el sino de la humanidad. Entonces ganaron «los buenos»; hoy parecen que son los contrarios quienes toman ventajas. Habrá que evitarlo; por decencia y dignidad.

@caval100

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

A propósito de la escalada militarista de Estados Unidos contra Rusia


Ernesto Wong Maestre
Barómetro Internacional

Para comprender las complejas relaciones entre EEUU y Rusia y por qué desde el Pentágono se vocifera que Rusia es una amenaza, hay que partir de entender el significado geopolítico-militar que tiene Rusia para los intereses hegemónicos de las fuerzas ultraconservadoras que controlan el poder en EEUU y de comprender el estado real de inestabilidad en que se encuentra el sistema sociopolítico y económico estadounidense.



El poderío renovado de la Rusia de Putin

Rusia es la única potencia con capacidad nuclear para hacer frente con éxito un ataque preventivo o disuasivo nuclear de EEUU y destruir no solo los territorios europeos, donde EEUU ha emplazado sus sistemas de ataque sino también convertir a las ciudades y campos, donde EEUU emplaza sus armas ofensivas, en desiertos radioactivos.

Esa capacidad nuclear de Rusia obstaculiza, de cierta forma, el chantaje nuclear (*) con que EEUU amenaza a gobiernos y pueblos que no quieren ser absorbidos por EEUU, algunos de los cuales están vinculándose más a Rusia y a China y saliendo del control hegemónico estadounidense como son los casos de Siria, India, Paquistán, Irán y de cierta forma Egipto, Irak, Túnez, Argelia, entre otros. Ya Nueva Delhi e Islamabad, poseedores de armas nucleares, se incorporaron a la Organización de Cooperación de Shanghai donde China y Rusia lideran esa organización, llamada la “OTAN Oriental” por algunos estrategas yanquis desde 1996. Y el próximo miembro será Irán.

Con el significado de esa potente agrupación debe valorarse lo que significa la frontera compartida por ambas potencias (Rusia-EEUU) a través del extremo oriental de Rusia que colinda con Alaska, extremo occidental de EEUU, donde el estrecho de Bering es el punto compartido. Esta frontera constituye una debilidad para EEUU y una fortaleza para Rusia que va consolidando su presencia científica y militar en el polo norte. Recientemente China otorgó un crédito millonario a Rusia para desarrollar proyectos en el Ártico. Para algunos generales estadounidenses que defienden el incremento del presupuesto militar, Rusia tiene ventajas, ya que es capaz de desplegarse con alta capacidad combativa y con mayor cantidad de fuerzas por la retaguardia de EEUU y por sus flancos occidental y oriental.

No es nada casual que recientemente el halcón del Pentágono, Ashton Carter, haya reconocido que Rusia encabeza uno “de los cincos desafíos estratégicos globales para la seguridad de EEUU” o que el jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército estadounidense, el general Joseph Dunford, dijera que “el avance técnico militar de Rusia implica una amenaza a los intereses de EEUU”, según reportó el comentarista del portal Sputnik, Eugeni Biyatov.

Hay un tercer significado geopolítico-económico que impacta en las decisiones estratégicas de EEUU. La alianza estratégica integral entre la Rusia de Vladimir Putin y la China de Jintao-Xiping une el valor geopolítico de Rusia con el poderío militar nuclear de Moscú y con el poderío económico-tecnológico de China para formar una gran fuerza militar, económica, científica y tecnológica. Si en la época de la cruenta guerra fría del siglo XX, la URSS lideró la conquista del espacio ultraterrestre, en el siglo XXI la dupla Rusia-China podrían colonizar la Luna y explotar sus riquezas.

En este aspecto es muy interesante la reflexión del analista internacional Ariel Noyola cuando sostiene que próximamente “potencias geoeconómicas” seguirán a Moscú y a Beijing debido a que comprenden que “para construir un sistema monetario más equilibrado, la ‘desdolarización’ de la economía mundial es una prioridad” (**).



El inestable sistema político de EEUU y la “guerra fría”

En cuanto al estado real en que se encuentra el sistema sociopolítico y económico del coloso del norte, hay innumerables evidencias de la coyuntura crítica por la que atraviesa EEUU (desde la crisis económico-financiera del 2008, las rebeliones populares del 2009-2010 en catorce ciudades, hasta el poderoso movimiento Occupy Wall Street de 2012 y el incremento de la violencia racial de 2015), donde dos fuerzas político-militares-financieras potentes, con filosofías y estrategias complementarias, llevan a EEUU hacia el borde del abismo de una nueva guerra mundial en condiciones económicas y sociales muy desventajosas frente a la alianza estratégica integral Ruso-China. (***)

De ahí que esa “guerra fría”, surgida de la paridad de fuerzas entre el capitalismo de EEUU y el socialismo de la URSS, terminándose la 2da Guera Mundial y utilizada por los monopolios estadounidenses mediante el Plan Marshal para expandir su poderío por África, Medio Oriente y Asia, nunca haya concluido sino que tuvo una fase de aminoramiento sustancial de las acciones ante la disolución de la URSS de parte, precisamente, de quien la utilizó como excusa para el expansionismo mundial de las grandes corporaciones y para elevar el grado de globalización a altos niveles, ahora incontrolables por sus propios creadores.

Ya desde el primer lustro de este siglo se pudo apreciar que se estaba dando en el mundo los mismos síntomas de la guerra fría de los años 50 y 60 que ya hoy son, más que tendencias, son posiciones de guerra fría en la política exterior estadounidense que están afectando mucho más a su sociedad porque a causa de enfrentar a Rusia se ha disparado la carrera armamentista en condiciones de recesión, han crecido enormemente los niveles de pobreza y de inseguridad en el país, así como los niveles de protesta social, mientras se reducen los indicadores de credibilidad y legitimidad de las instituciones políticas. EEUU es hoy el país que más población encausada legalmente tiene en todo el mundo.

También el estado de “guerra fría” se promueve desde las élites en el poder por intereses de dominación social internos. El auge reciente del movimiento juvenil de carácter contestatario de orientación socialista es una evidente muestra de los cambios que se ven aumentar en EEUU y recrean un panorama similar a la pasada década de los 60. Las tradicionales actividades del FBI de control subversivo se refuerzan hoy con el espionaje interno desde la NSA y con las propias empresas de seguridad de las megacorporaciones que controlan y moldean las conductas de sus profesionales, técnicos y trabajadores en general.

A diferencia de la etapa inicial de “guerra fría” de los años 50 y 60, en la etapa actual, la “guerra fría” no está marcada por el predominio del enfrentamiento ideológico capitalismo-socialismo, ni por la superioridad económica de EEUU, sino por el predominio de la conducta prepotente y bélica norteamericana, en contraste con la apertura pacifista de Rusia y la superioridad económica del socialismo de mercado con características chinas dirigido desde Beijing mediante un experimentado partido comunista que ha logrado sacar de la pobreza a más de 600 millones de seres humanos y conquistar todos los mercados mundiales en menos de medio siglo.



Las amenazas de la OTAN perturban la comunicación entre EEUU y Rusia

Algunos aislados llamamientos y exhortos de políticos de EEUU, a cooperar con Rusia, quedan en el olvido debido al control tridimensional del Complejo Militar-Financiero-Comunicacional imperial. No se puede pensar que el gobierno de EEUU pueda lograr impulsar hoy en día una política de cooperación con Rusia estando esta asediada por esas dos potentes corrientes político-militares-tecnológicas (tanto del este como del oeste estadounidense) que alientan posturas hegemónicas de control del mundo, exigidas sobre todo por las megacorporaciones financieras, de seguridad y mediáticas, interesadas tanto en dirigir y ejercer un Gobierno Mundial como en la desaparición de las fronteras, y con ello, la desestructuración de los propios Estados Nacionales.

En ese contexto, la expansión de la OTAN, tal y como actualmente la impulsan las fuerzas ultraconservadoras en torno a Rusia y a China solo puede estar justificada en la mentalidad guerrerista y armamentista de esas mega corporaciones que dan las órdenes a la Casa Blanca y promueven los conflictos armados regionales o locales para aterrorizar a sus pueblos, y a otros vecinos y por esa vía a condicionar a sus gobiernos a adquirir armamentos, vehículos y productos de guerra. Sobre estas tendencias, el experto Dario Azzelline ha sido bien detallado en su obra “El negocio de la guerra” (****).

Para esas fuerzas ultraconservadoras, la OTAN, lejos de perder vigencia, ha ganado en importancia, ya que en condiciones de paridad nuclear siguen vigente para sus intereses las guerras locales con el fin de desestabilizar países y controlarlos a través, tanto de las oligarquías locales a las que suman con presiones y chantajes, como de las megas corporaciones, aparentemente “neutrales”. Esto es precisamente una de las razones de Rusia para elevar su estado de preocupación ante la ampliación de las instalaciones DAM (defensa anti misiles) de la OTAN en diecinueve países, la mayoría cercanos a Rusia o a China.

En efecto, la elevación de los niveles de las capacidades armamentistas estadounidenses en territorios cercanos a Rusia y del uso de los medios guerra no convencionales, como la propaganda con falsos datos por las redes sociales y por los sitios informativos de la web, el uso de los mercenarios, de los sicarios para atentar contra los líderes y los grupos clandestinos de acción y sabotajes para impartir terror, constituyen reales amenazas para la seguridad y estabilidad de la nación Rusa y de sus aliados cercanos, máxime cuando al mando de esas fuerzas clandestinas están los mismos oficiales que comandan los ejércitos de EEUU en Europa o la propia OTAN, como es el caso del general de cuatro estrellas Curtis Scaparrotti quien acumula experiencias en guerra sucia y de 4ta generación de más de diez países de África, Medio Oriente y Asia en que de una u otra forma ha estado involucrado.

Las declaraciones de Scaparrotti, al quedar al frente de las fuerzas militares de la OTAN, referidas a Ucrania son muestras de que pronto, desde Ucrania occidental comenzarán a operar grupos clandestinos contra el sector oriental y contra Rusia y Bielorrusia. Scaparrotti pudiera ser otro de los generales estadounidenses que se involucrará en llevar clandestinamente la guerra sucia con el poder inteligente contra Rusia.

Hay que reconocer que la OTAN no fracasó en Libia sino que logró su principal objetivo: derrocar al líder libio Muhamar Al Gadafi y eliminar un poderoso obstáculo a las pretensiones de EEUU de controlar el norte africano para su Africom y para una futura guerra contra Rusia o China. Hoy en día, tropas de EEUU se encuentran en territorio libio dando los pasos necesarios para controlar el petróleo y riquezas de Libia, así como para crear la superbase más potente de EEUU en África.

La OTAN, que es el brazo armado del Complejo Militar-Financiero-Comunicacional para actuar en el mundo a favor de la potencia hegemónica estadounidense, también es el instrumento para chantajear sistemáticamente a las oligarquías que gobiernan los países miembros. Pero también es un poder que está obligando a sus adversarios a unir esfuerzos y recursos, como está ocurriendo con la Organización de Cooperación de Shanghai. La contradicción principal y más potente, entre actores internacionales en el siglo XXI agrupados en OTAN o en OCS, lejos de aminorarse se acrecienta hasta el punto que todos los días se pueden leer artículos en decenas de idiomas diferentes sobre la existencia real o muy próxima de una tercera guerra mundial.

Para la concepción predominante de las fuerzas ultraconservadoras estadounidenses, la OTAN contribuyó a crear las condiciones de caos controlado para la reconquista de todo el norte de África y ello se está logrando en los tiempos fijados, por supuesto, no sin tropiezos, como el presentado por los militares egipcios, la fortaleza demostrada por el gobierno argelino y la evolución de los acontecimientos en Túnez que lo han empujado a los brazos de China.

La única capacidad que ha demostrado la OTAN en el norte de África y en el Medio Oriente es la de amenazar la seguridad mundial, por cuanto sus operaciones han obligado a que muchos gobiernos realicen incontables y multimillonarios gastos de guerra donde las grandes ganancias quedan en manos de los grandes monopolios y mega corporaciones, y estas se incentivan más a impulsar la carrera armamentista y la desestabilización de cuanto país entren en sus macabros cálculos hegemónicos.



(*)https://actualidad.rt.com/programas/detras_de_la_noticia/207321-detras-noticia-lanza-ristre

(**) https://actualidad.rt.com/opinion/ariel-noyola-rodriguez/207076-petroyuan-gran-apuesta-rusia-china

(***) http://www.telesurtv.net/english/opinion/Building-a-Movement-From-Occupy-Wall-Street-to-Bernie-Sanders-20160416-0023.html

(****)www.omegalfa.es/downloadfile.php?file=libros/el-negocio-de-la-guerra.pdf





@ProfeWong

www.profewong.blogspot.com

Fuente: http://www.barometrointernacional.com.ve/2016/05/18/proposito-la-escalada-militarista-estados-unidos-rusia/

domingo, 22 de mayo de 2016

Jose Marti y aquel fatidico 19 de mayo 1895

19 de mayo de 1895: lo que hizo el Maestro

José Martí

Todos los días, y en especial cada 19 de mayo, son propicios para recordar la exclamación desgarrada, “¡oh Maestro, qué has hecho!”, por la cual —usemos una expresión coloquial llevada a la poesía por Fayad Jamís, acaso el mayor poeta en su generación literaria cubana— “tanto palo” se le ha dado a Rubén Darío, heraldo pionero de las grandezas luminosas de aquel a quien llamó “¡Maestro!”, el que, en un abrazo, le reciprocó el reconocimiento llamándolo “¡Hijo!”. La adolorida estupefacción del autor de Azul… remite al tamaño de la tragedia que en aquella fecha de 1895 ocurrió en Dos Ríos: Cuba perdió su mayor amparo, de gran significación también para el continente y para el mundo, para la humanidad.

Tanto es así, que diversas variantes de aquella exclamación seguirían y aun siguen brotando incluso de pensadores y líderes revolucionarios, alimentadas asimismo por la humana tendencia a especular, que la certidumbre de la tragedia refuerza en este caso. Pero muertes como la de José Martí, y tantas otras, remiten a la convicción que Ernesto Che Guevara plasmó en una carta de resonancias inapagables: “En una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera)”. Ese es un hecho probado a lo largo de la historia, una norma cuya dimensión luctuosa no borran las felices excepciones citables.

Tal realidad es consecuencia orgánica de la decisión de lucha, aunque a veces las especulaciones aludidas bordeen, o se adentren de lleno en ella, la búsqueda de una determinada vocación suicida en el héroe. Pero su confesión, “Para mí, ya es hora”, que el 25 de marzo de 1895, “en el pórtico de un gran deber”, hizo Martí a su amigo dominicano Federico Henríquez y Carvajal, estaba (está) llena de vida, no de muerte. Era un niño de pocos años cuando juró para sí “Lavar con su vida el crimen” de la esclavitud —cabría decir: de las esclavitudes—, no “con su sangre”, como tantas veces se ha citado erróneamente la estrofa de Versos sencillos donde aquel juramento encarna una trayectoria vital, que abarca la eventualidad de la muerte, pero no se agota en ella.

El 28 de febrero de 1879, al rendir honor a un poeta fallecido, invocó a la muerte en términos afectuosos —“¡Muerte, muerte generosa, muerte amiga!—, pero para decirle terminantemente: “¡ay! ¡nunca vengas!”. En la víspera de su caída en combate no le dice a Manuel Mercado que cada día tiene deseos de morir. Le expresa la satisfacción que le produce el estar todos los días en peligro de dar la vida en el cumplimiento de su deber. Para correr ese peligro con la resolución con que él lo hizo, se debe estar dispuesto a morir, sí; pero, sobre todo, es necesario estar vivo. Y, para él, estarlo se asociaba al sentido misional de responsabilidad con que preparó la guerra y tomó parte en ella.

Sería injusto atribuirle una inclinación suicida que habría equivalido a un acto de irresponsabilidad impensable en él. Con su incorporación al combate, a la lucha armada en los campos de Cuba, no procuraba complacer a nadie en particular, ni acallar comidilla alguna. Lo guiaba su sentido ético de la existencia en general y, en particular, del liderazgo que merecidamente había alcanzado: “Yo evoqué la guerra”, estampó en la carta a Henríquez y Carvajal citada, y “mi responsabilidad comienza con ella, en vez de acabar”. Mucho deber tenía por delante, y la propia contienda se lo ratificaría.

Se ha especulado hasta más de lo justo sobre la entrevista que tuvo lugar entre Antonio Maceo, Máximo Gómez y él en La Mejorana el 5 de mayo de 1895, y sobre la desaparición de las páginas del día siguiente de su Diario de campaña. Se ha llegado a “suposiciones impropias” y “versiones infundiosas desgraciadamente publicadas”, escribió en un trabajo de 1948, “Acerca de ‘La Mejorana’ y ‘Dos Ríos’”, el serio estudioso Manuel Isidro Méndez, cuyo magisterio seguramente sería justo reconocer, y no parece haberse hecho a la debida altura, en los jóvenes de Artemisa —donde se desempeñó como educador— que participaron en los acontecimientos del 26 de julio de 1953.

En el citado Diario de campaña, incluso gráficamente resulta visible que Martí escribió sobre aquella tensa entrevista lo que tenía que escribir, y no fue poco. En su correspondencia de días posteriores, cercanos, lo que muestra con respecto a Antonio Maceo es la admiración que sentía por el bravo guerrero, a quien, en la semblanza que le dedicó en Patria del 6 de octubre 1893, le había reconocido “tanta fuerza en la mente como en el brazo”.

Tal vez nunca aparezcan las páginas que nadie ni nada debió haber separado del Diario, pero tampoco sería descartable que no tuvieran que ver con aquella entrevista. En todo caso, las conjeturas, tentadoras y acaso inevitables, no parecen que tengan mayor peso comparadas con lo que Martí dejó escrito. Si quien arrancó esas páginas, en caso de que haya sido esa y no otra la causa de que desaparecieran, hubiese querido ocultar las fuertes discrepancias puestas sobre “la mesa, opulenta y premiosa”, de La Mejorana, habría tenido que arrancar las muy duras del 5 de mayo, que —por los términos del relato contenido en ellas— cabe considerar escritas al final de ese día, o tal vez al amanecer siguiente, y, aunque respetuosas como suyas, suaves no son.

En el fondo, lo que a veces parece resultar pasmoso de lo sucedido en La Mejorana pudiera vincularse con la idea de que supuestamente entre altos jefes revolucionarios no se producen —o no se difunden— discusiones, controversias, choques de trenes. La vida es otra cosa, máxime en las condiciones de una gesta naciente como aquella, y cuando intervienen jefes con méritos y tesón de mando bastantes para no sentirse movidos a ceder mansamente en sus criterios. De alguna manera, las suposiciones parecen vincularse asimismo con el deseo de que Martí no hubiera muerto en combate, pues cada cierto tiempo se revuelven las conjeturas sobre la presunta decisión de que Martí abandonara el campo de batalla y volviera a la emigración.

Con respecto a ese punto, se deben recordar varias realidades. Una estriba en que Martí no había llegado a Cuba por casualidad, sin obstáculos. Llegó a ella venciendo escollos entre los cuales se debe contar no solo la persecución enemiga, sino también diversas resistencias, tal vez no únicamente la de Gómez y otros de veras interesados en cuidar su vida, cuya importancia conocían. Habría quizás que considerar además la oposición de quienes podían sentirse incómodos ante el líder que, sin currículum de guerrero, llegaba para renovar conceptos y estrategias, y promover una institucionalización democrática enfilada a impedir por igual estorbos civilistas y desafueros del militarismo, que, tanto unos como otros, habían causado graves frustraciones en el movimiento independentista.

En su Diario testimonió lo que sostuvo —rudo, según el mismo— en La Mejorana: era necesario un modo de gobierno en campaña que asegurase la eficacia de la guerra con la necesaria y bien guiada soltura del ejército libertador, y defendió a la vez el funcionamiento republicano. Este sería inalcanzable si el país no estaba representado institucionalmente en la dirección de la contienda, y “la patria”, con “todos los oficios de ella, que crea y anima al ejército”, terminaba “como secretaría del ejército” que tenía el deber de liberarla.
La experiencia le confirmaba a cada paso la necesidad de permanecer en el terreno de operaciones, y no estaría dispuesto a que nadie por voluntad personal decidiera que él —la mayor autoridad política en la guerra mientras no se celebrara la Asamblea constituyente— saliera del país para convertirse en un auxiliador a distancia. A los líderes revolucionarios verdaderos que en el mundo han sido cabría preguntarles si habrían aceptado fácilmente una suplantación semejante, que Martí no rechazaba por prurito jerárquico sino, repítase hasta el cansancio si es menester, por sentido de responsabilidad y capacidad de sacrificio.

El día antes de morir en combate le expone igualmente a Mercado una visión aleccionadoramente democrática y revolucionaria: “seguimos camino al centro de la Isla, a deponer yo, ante la revolución que he hecho alzar, la autoridad que la emigración me dio, y se acató adentro, y debe renovar, conforme a su estado nuevo, una asamblea de delegados del pueblo cubano visible, de los revolucionarios en armas”.

En la cita, deponer no significa ni abandonar ni desistir ni renunciar. Implica someter al arbitrio democrático de la asamblea —que, formada por delegados del pueblo alzado, no de los jefes, debía aprovechar las lecciones de la celebrada en Guáimaro en 1869 y no reproducir sus errores— el modo como organizar el gobierno en armas: “La revolución desea plena libertad en el ejército, sin las trabas que antes le opuso una Cámara sin sanción real, o la suspicacia de una juventud celosa de su republicanismo, o los celos, y temores de excesiva prominencia futura, de un caudillo puntilloso o previsor; pero quiere la revolución a la vez sucinta y respetable representación republicana,—la misma alma de humanidad y decoro, llena del anhelo de la dignidad individual, en la representación de la república, que la que empuja y mantiene en la guerra a los revolucionarios”.

La versión o leyenda de un Martí vestido de civil —¿acaso ya todos los mambises estaban dotados de uniformes reglamentarios suministrados por sastrerías y comercios a su disposición?, ¿era aquello una tropa de extras preparados para el rodaje de una superproducción de un cine que aún no existía?— y listo para embarcar y marcharse al extranjero parece haber cuajado, sobre todo, a base de suposiciones y hasta del mismo deseo de que no hubiera muerto. Pero él dejó claro, el 18 de mayo, hacia dónde se dirigía. Y, si de conjeturas se trata, ¿por qué no pensar en quién habría sido el depositario de la confianza de la Asamblea para que dirigiese la República en Armas, sino el hombre a quien, disgustárase quien se disgustara, las tropas llamaban el Presidente?

Que él mismo, ante reticencias que ese título suscitaba, dijese que lo había rechazado y seguiría rechazándolo, no debe tomarse sino como eso: que rechazaba el título, no las responsabilidades que se derivaran de su misión en la gesta. Ya había mostrado su agudeza para replantear denominaciones, al darle el modesto nombre de Delegado, con tanta carga democrática, al mayor cargo en el Partido Revolucionario Cubano, cargo para el cual fue electo cada año, y del que podía ser destituido en cualquier momento por votación de los clubes que integraban la organización.

En el plan concebido y puesto en marcha por él, la Asamblea de representantes del pueblo visible en la guerra era el poder llamado a decidir cuál sería a partir de ella el papel de aquel partido y de su máximo dirigente. En cuanto al título de presidente, no se lavaba las manos rechazándolo para que otro lo asumiese: “ni en mí, ni en persona alguna, se ajustaría a las conveniencias y condiciones recién nacidas de la Revolución”, escribió a Carmen Miyares el 28 de abril.

Conocía los escollos que la revolución debía vencer, incluida la insuficiente unanimidad en la comprensión de las mayores tareas por cumplir. Junto con sacar del país al poder colonial español, propósito primordial que unía a los combatientes, y erradicar la herencia de la colonia en las costumbres de la nación liberada —fin que exigiría un proceso cultural profundo—, había otras dos misiones básicas, ambas relacionadas entre sí y que no entrarían por igual en la perspectiva de todos: impedir que se consumasen las aspiraciones expansionistas de los Estados Unidos y “fundar un pueblo nuevo y de sincera democracia”.

Por razones tácticas, la primera de ellas se hallaba entre las cosas que —así le dijo a Mercado— habrían de acometerse “en silencio […] y como indirectamente”, porque “de proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin”. Pero la segunda figuraba entre los propósitos cardinales fijados en las Bases del Partido Revolucionario Cubano.

Esas aspiraciones eran lo suficientemente grandes, colosales, para que Martí —a quien le sobraban inteligencia y honradez para ello— supiera que su deber empezaba con la guerra y en ella, en vez de terminar. No todos los combatientes, no todas las personas que apoyaban el proyecto emancipador tenían igual grado de claridad sobre las maquinaciones imperialistas que se trenzaban en los Estados Unidos y él venía refutando de años atrás por cuantos medios tuvo a su alcance: prensa, tribuna, relaciones personales, epistolario, tareas diplomáticas, todo asumido al servicio de los pueblos de nuestra América.

La prudencia —que a tantos suele arrastrar en ocasiones a complicidades lamentables— no lo movió a silenciar su ideario antimperialista, con el cual preparó la guerra. Sus denuncias de las aspiraciones estadounidenses de apoderarse de las Antillas y dominar a nuestra América toda para usarla en sus confrontaciones con Europa fueron públicas y ostensibles, y se inscribieron en su proyecto de liberación nacional, desde la guerra, como se aprecia en su citada carta testamentaria a Mercado, a quien le explicitó el deber, su deber, por el que estaba dispuesto a morir: “ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber—puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo—de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso”. El rotundo haré corrobora su resolución de vivir para luchar.

Con fecha 2 de mayo de 1895, en campaña, dirigió un comunicado al gobierno y al pueblo de los Estados Unidos por medio del corresponsal, que lo entrevistó, de The New York Herald. En el texto original —que el poderoso diario mutiló y tergiversó sustancialmente en la versión en inglés, publicada el mismo día en que el héroe cayó en combate—, asoma su convicción de que en una Cuba dominada por la emergente potencia imperialista esta buscaría apoyo para sus fines de dominación generando “sementales para la tiranía”.

En la carta a Mercado, escrita con aquella entrevista en mente, se refirió a “la actividad anexionista, menos temible por la poca realidad de los aspirantes, de la especie curial, sin cintura ni creación, que por disfraz cómodo de su complacencia o sumisión a España, le pide sin fe la autonomía de Cuba, contenta solo de que haya un amo, yanqui o español, que les mantenga, o les cree, en premio de oficios de celestinos, la posición de prohombres, desdeñosos de la masa pujante,—la masa mestiza, hábil y conmovedora, del país,—la masa inteligente y creadora de blancos y de negros”.

Esos “prohombres” —que recuerdan los “sensatos patricios” denunciados en 1869 por él en el periódico estudiantil El Diablo Cojuelo— eran los que, en el artículo “Los pobres de la tierra”, publicado en Patria el 24 de octubre de 1894, dijo que abandonaban la patria al sacrificio de los humildes, sobre cuyos hombros querrían sentarse luego. Las actuales derivaciones del autonomismo y del anexionismo se confunden entre sí, o acaban siendo una, como en el siglo XIX aquellas tendencias. Si en particular la segunda sigue careciendo de realidad es también por la mayoritaria y consecuente vocación de soberanía de la patria cubana, y porque al imperio no le interesa anexarse Cuba, sino dominarla en el camino que abrió en 1898, y en el cual mantiene colonizado a Puerto Rico; pero, como la otra, es igualmente nociva por su carácter desmovilizador, antipatriótico, entreguista.

Frente a todo eso brilla el peso del concepto de sincera democracia en el pensamiento y en los actos de Martí. Cuando las fuerzas y los medios (des)informativos dominantes en el mundo usurpan conceptos como democracia, libertad, derechos humanos y otros, y hasta parece haber revolucionarios que rehúyen de esas banderas por temor a confundirse con la propaganda imperialista, resulta especialmente aleccionador Martí. Lejos de renunciar a los ideales democráticos por el uso falseador que hacían de ellos los opresores en Europa, en los Estados Unidos, en nuestra América, en el mundo todo, se encargó de enarbolarlos con la limpieza y la lucidez necesarias para abrirles camino sin confusiones.

Contra las manquedades y los torcimientos que apreció en la política estadounidense, regida por partidos políticos representantes de intereses antipopulares —con rótulos tan intercambiables, y burlados, como republicanos y demócratas—, abogó por una democracia a la que no por gusto antepuso el calificativo sincera con que la definió en las Bases del Partido Revolucionario Cubano. Como sabía que las palabras son necesarias pero no bastan por sí solas, procuró que esa organización, creada por él para preparar la guerra, fuese revolucionaria, democrática y republicana de veras, desde su nombre y el del cargo de su máximo dirigente, y, sobre todo, por una práctica diaria basada en la activa participación de sus integrantes.

De igual modo buscó que Cuba se diera desde la guerra un gobierno que asegurase el camino para fundar una república moral en la que aún habría que dar las batallas para levantar una sociedad justiciera. Sus declaraciones conocidas avalan el testimonio que Julio Antonio Mella recibió de Carlos Baliño: Martí afirmaba que la revolución indispensable no se haría precisamente con la guerra necesaria, sino en la república.

A la contienda llevó Martí el pensamiento emancipador que había fraguado y acendrado a lo largo de su periplo por España, nuestra América y los Estados Unidos, y con su conocimiento de la generalidad del planeta. En particular ante las insuficiencias del independentismo hispanoamericano trazó conclusiones que se sienten presentes en sus reacciones ante lo que apreciaba en los campos de la lucha cubana, ya se tratase de cómo organizar el gobierno de la república en armas, o de la presencia de plata en la silla de montar de un guerrero a quien admiraba y en cuya honradez patriótica confiaba.

En todo se percibe la guía del pensamiento plasmado en “Nuestra América”, ensayo publicado en enero de 1891 que entre sus definiciones sintetiza la causa mayor de las insuficiencias mencionadas, fruto de haberse incumplido en las repúblicas independientes algo que era fundamental para la justicia: “Con los oprimidos había que hacer causa común, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores”. En la honradez de su vida cotidiana mostró su capacidad no solo para rechazar tales intereses, sino también los hábitos de mando que ellos generan, y que —según lo visto históricamente en el mundo— parecen de más difícil erradicación que aquellos.

Las contingencias de la guerra —con una mal preparada batalla en Dos Ríos el 19 de mayo de 1895— segaron la vida de Martí cuando ni siquiera se había celebrado la Asamblea constituyente que él preparaba con esmero, con el pensamiento necesario para sembrar las bases de una democracia verdadera. La Asamblea, sin él, sería diferente. Con todo, se haría también realidad otra de las previsiones hechas en su carta póstuma a Mercado: “Sé desaparecer. Pero no desaparecería mi pensamiento, ni me agriaría mi oscuridad.—Y en cuanto tengamos forma, obraremos, cúmplame esto a mí, o a otros”.

Tal vez esa misma capacidad de indetenible irradiación suscite inevitablemente conjeturas diversas, pero innecesarias para calar en lo que con toda claridad él legó como médula y sangre de su pensamiento revolucionario, fundador, de su ideario antimperialista y generador de democracia sincera, con su sentido ético de la vida. Eso, y más, hizo el Maestro, y desde el trágico 19 de mayo de 1895 su legado no ha dejado ni dejará de hacerlo. Crece.

Evo y sus tres encuentro con los mas sanos y solidarios de America


 

Fraternal encuentro entre Fidel y Evo
Fidel y Evo rememoraron momentos trascendentales del proceso de integración progresiva de nuestros pueblos y el papel que desempeñaron , particularmente, Hugo Chávez y Cristina Fernández de Kichner; dialogaron sobre los vínculos de hermandad y colaboración crecientes entre nuestros dos países; intercambiaron acerca de los acontecimientos que tienen lugar en América Latina, los esfuerzos imperialistas por revertir el movimiento político y social en nuestra región americana.Ver más »

 

Evo en Venezuela y es recibido por Maduro

El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, recibió este sábado en el aeropuerto internacional Simón Bolívar, a su homólogo boliviano Evo Morales, quien llegó a tierra venezolana luego de una visita de trabajo en la hermana república de Cuba. El presidente boliviano arriba al país para reunirse con el jefe de Estado venezolano y brindarle todo su respaldo en momentos de ofensiva 



 

Recibió Raúl a Evo Morales (+ Fotos y Videos)

Por: José Raúl Concepción, Ismael Francisco
  El General de Ejército Raúl Castro Ruz, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, recibió en la tarde al presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma, quien realiza una visita oficial a la Isla. Ambos mandatarios sostuvieron conversaciones privadas y el líder sudamericano recibió la Orden José Martí, máxima condecoración que otorga el gobierno cubano.
internacional contra la Revolución bolivariana.Ver más »

miércoles, 11 de mayo de 2016

El deber nos llama


MARGARITA CEDEÑO DE FERNÁNDEZ

Al concluir esta semana el período electoral y llegado el día de las elecciones, el llamado día “D”, la ciudadanía asiste a la gran fiesta de la democracia, una frase que refleja el verdadero sentido de un certamen electoral.

Si bien es cierto que el voto es un derecho, también es un deber; y en la sociedad en que vivimos, cada vez adquiere mayor importancia el sufragio, es decir, el deber de asistir al colegio electoral para ejercer el derecho al voto y cumplir con este mandato constitucional.

Una democracia como la nuestra, con una muy alta incidencia y penetración de la política en la vida diaria de los dominicanos y las dominicanas, goza de niveles de abstención relativamente moderados, que no llegan a ser preocupantes.

Sin embargo, al compararnos con la realidad de otros países, se puede observar que existe una disminución constante en los niveles de participación del electorado en los certámenes, por considerar que su voto en nada cambia un resultado previsible.

Permitir que se siembre un sentimiento de apatía hacia el deber del voto, es un signo preocupante en cualquier sociedad, puesto que la representatividad y legitimidad de quienes ocupan puestos públicos, se valida en tanto los ciudadanos y ciudadanas acuden a los centros electorales.

Las autoridades electorales enfrentan, entonces, el gran reto de mantener los niveles de participación en constante crecimiento e integrar y motivar a los diversos grupos para que sean parte de la vida democrática.

En ese tenor, la ejecución de una política amplia de formación e información al ciudadano y ciudadana, es esencial en los procesos electorales; una tarea que corresponde tanto al órgano electoral, como a los partidos y la sociedad civil. Lo mismo en cuanto a la implementación de estrategias para facilitar la participación de personas vulnerables, discapacitadas o incapacitadas, tal y como lo ha hecho el órgano electoral para estas elecciones con medidas como el voto en casa.

De igual manera, facilitar la participación de las minorías, promover la equidad de género e implementar soluciones tecnológicas que garantizan el ejercicio de un voto informado, son medidas que debemos aplaudir en el actual proceso electoral.

Para los próximos certámenes electorales, resulta importante que el órgano electoral exija a los Partidos Políticos la implementación de campañas de concienciación sobre el derecho y el deber que constituye el voto, en especial hacia una juventud que comienza a mostrarse insatisfecha con ciertos modelos políticos vigentes.

Hay señales en el panorama electoral de América Latina que indican que el abstencionismo y el ausentismo electoral, podrían amenazar el éxito de los certámenes electorales. Es por ello que se requiere el concurso de los actores del sistema político, tanto para aumentar en cantidad la participación electoral, como en calidad, para que las elecciones continúen cumpliendo su función legitimadora del poder político.

Ahí entra en juego una función importante del liderazgo político, que tendrá que ser abordada pasado este proceso electoral. Los partidos políticos debemos retomar la labor de formación electoral de los ciudadanos y ciudadanas, para que su participación en el sistema político sea constante.

Para este momento, solo nos queda invitar a toda la población a ejercer su derecho y su deber al voto, con conciencia y responsabilidad, porque es una de las formas como pueden moldear un mejor país.

sábado, 7 de mayo de 2016

¿Qué hace ese pedazo de Rusia en medio de Europa?







Presta atención al mapa de Europa. Más específicamente, presta atención a lazona del mar Báltico. Entre Polonia y Lituania, podrás ver un pequeño territorio de unos 15 000 km2. Quizás ni siquiera aparezca con un nombre en el mapa, pero lo que estás mirando es parte de Rusia. Se trata del Óblast de Kaliningrado, unexclave ruso aislado del resto del país. Para llegar al resto de Rusia, sus habitantes deben pasar por al menos dos países, por lo que la única forma de llegar libre de visa es por vía aérea o marítima.

¿Qué hace ahí ese pequeño pedazo de Rusia? ¿No debería pertenecer a alguno de sus vecinos? Sigue leyendo para descubrir la historia de Kaliningrado, esa pequeña parte de Rusia en plena Europa.

La historia de Kaliningrado





Como podría esperarse, el Óblast de Kaliningrado es una herencia del reparto de territorio realizado entre las fuerzas aliadas tras la Segunda Guerra Mundial, pero su historia comienza mucho antes. Originalmente, la región fue habitada tanto por prusianos como por lituanos, hasta ser conquistados durante la Edad Media por caballeros de la Orden Teutónica. Estos últimos fundaron la ciudad de Königsberg, actual Kaliningrado.

En el siglo XVI, el área lituana pasó a conocerse como Lituania Menor y el área que solían ocupar los prusianos fue reconquistada por los alemanes. Königsberg se convirtió en la capital original de Prusia entre 1525 y 1701. De ahí en más, en la zona comenzó a predominar la cultura alemana (Königsberg es, de hecho, la ciudad natal de Immanuel Kant). El territorio pasó por varias manos, desde Prusia a la Alemania Nazi (pasando, incluso, por un tiempo de dominio del Imperio Ruso).

Durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército rojo entró a Königsberg y, tras la guerra, el territorio fue asignado a la Unión Soviética. Los habitantes alemanes de la zona fueron expulsados y reemplazados por pobladores soviéticos, en su mayoría provenientes de Rusia (aunque también llegaron algunos ucranianos y bieorrusos). En 1946, Königsberg fue renombrada Kaliningrado y las ciudades del óblast que habían sido destruidas durante la guerra se reconstruyeron.

Kaliningrado hoy

Dada su ubicación estratégica, Kaliningrado es un territorio de mucho valor para laFederación Rusa. Se trata del único puerto ruso en el mar Báltico que está libre de hielo durante todo el año, lo cual es clave para mantener la flota rusa en esta zona. El óblast volvió al centro del escenario internacional recientemente cuando, ante la decisión de Estados Unidos de instalar un escudo de misiles en Polonia, el entonces primer ministro ruso, Sergei Ivanov, dijo que se instalarían armas nucleares en Kaliningrado (algo que eventualmente se habría descartado).


En la época de la Unión Soviética, lo único que separaba a Kaliningrado de Rusia eran otras repúblicas soviéticas, lo cual no presentaba un mayor problema. Desde su disolución, sin embargo, el óblast ha quedado aislado, «atrapado» entre Polonia y Lituania, dos países que pertenecen tanto a la Unión Europea como a la OTAN.

A pesar de esto, Kaliningrado cuenta de una de las economías más saludables de la Federación Rusa y es uno de los pocos territorios de esta nación en que se espera que la población crezca en los próximos años. Actualmente, el Óblast de Kaliningrado cuenta con más de 940 000 habitantes, más del 85 % de los cuales son de origen ruso.

Así que, ahí tienes: así fue que Rusia terminó con un pedazo de territorio en plena Europa. ¿Conocías esta historia?

miércoles, 4 de mayo de 2016

Einstein: de perezoso al mas grande genio de la historia




A los niños un poco vagos no les suelen gustar los estudios, pero eso no impide que dentro de ellos pueda esconderse todo un genio. Albert Einstein, uno de los mayores científicos de la historia, es el ejemplo perfecto. Aunque él fue uno de esos niños con pocas ganas de aprender lo más básico, al crecer comenzó a tener un gran interés por conocer cosas y, poco a poco, fue deshaciéndose de la pereza que lo poseía. Solo había que encontrar los estímulos necesarios: todo empezó nada más y nada menos que con una brújula.

Mientras la mayoría de los bebés ya están gateando y dando sus primeros pasos cuando rondan el año de edad, al pequeño Albert no le parecía agradar la idea de empezar a ponerse a andar. No fue lo único en lo que demostró ser un poco más lento de lo normal: hasta los dos años no se puso a usar palabras. El pequeño Einstein lo tenía todo para preocupar a sus familiares. Lentitud para aprender a andar, sin dotes para la conversación… ¿Qué sería lo próximo?

Sin embargo, cuando tenía cinco años, se produciría el acontecimiento con el que se comenzó a forjar al gran científico. A esa edad, Einstein estuvo en cama, enfermo. Para darle ánimos, su padre le regaló una brújula. Aquella era la primera vez que el joven Einstein veía un artefacto tan prodigioso: pusiera donde pusiera la brújula, su aguja siempre señalaba al mismo lugar.

Sorprendido, el pequeño preguntó cómo funcionaba. Pero que alguien le explicara los campos magnéticos no le valía. Él quería verlo con sus propios ojos: ¿esos campos se podían ver y oír?

Aquel regalo le despertó la curiosidad por la lectura y el funcionamiento de las cosas. Gracias a uno de esos libros que leyó ya con 15 años, se preguntó cómo sería montar sobre un rayo de luz y ‘navegar’ subido a él por el espacio exterior. Sería una de las primeras de tantas preguntas que intentaría resolver a lo largo de su vida y que luego estaría incluida en su aportación a la ciencia más conocida.

Sin embargo, esta curiosidad no sirvió para que Einstein dejara de ser un perezoso. Al menos, durante un tiempo. En el colegio demostró su maestría con las matemáticas, pero no parecía tan trabajador en materias como Química o Francés. Los profesores veían al joven como un alumno lento, demasiado lento, hasta el punto de que consideraban que se pensaba demasiado la respuesta a una pregunta antes de contestar. Su pereza iba a más: no practicaba deporte, rechazaba las órdenes que le daban y no conseguía aprender nada de memoria. Uno de los profesores del instituto le dijo que no llegaría a nada en la vida.

Afortunadamente estuvo rodeado de personas que, como su padre cuando le regaló la brújula, le incitaron el amor por la curiosidad. Su madre, Pauline, le enseñó a tocar el violín, mientras que su tío Jacob le enseñó las nociones básicas de álgebra. Además, Jacob motivó a su sobrino realizando experimentos en un taller que montaron juntos.

Quizá por esa desidia, Einstein abandona el colegio a los 15 años: despreciaba ese ambiente que no le permitía saciar su curiosidad. Ni siquiera tuvo mejor suerte con los exámenes de acceso a la Escuela Politécnica de Zúrich, con 16 años, aunque consiguió aprobarlos un año después.

Pero tampoco en esta institución fue capaz de quitarse la etiqueta de vago mientras estudiaba Física. Precisamente su profesor de Matemáticas lo llamó nada más y nada menos que “perro vago”. Fue el último de su promoción y, cuando terminó los estudios, se convirtió en el único que no recibió una oferta de empleo.

Con 23 años, dos años después de graduarse, sus amigos le encontraron un trabajo en la oficina de patentes de Berna (Suiza). Un puesto ideal para dar rienda suelta a su amor por la ciencia, ya que hacía las tareas diarias en apenas dos horas y dedicaba el resto de la jornada a este menester. Gracias al tiempo que le dedicaba, en apenas tres años formuló su famosa teoría de la relatividad especial, que entre otras muchas cosas demuestra que la relación espacio/tiempo no es constante en todo el universo, como se expone en la paradoja de los gemelos.

Sin embargo, este es uno solo de los muchos descubrimientos que hizo. Para entonces, ya no no tenía nada que ver con el bebé vago que se negaba a andar. Una brújula, la animadversión hacia la educación reglada y la curiosidad lo convirtieron en todo un genio. Ya lo decía él: “No tengo ningún talento especial. Solo soy especialmente curioso”.


Mitomanía: Cuando mentir es una enfermedad



Muchas veces los demás saben que es una mentira, pero la persona insiste en seguir con su cuento. De hecho esto podría ir más allá que una simple “mala conducta”, hasta los extremos de una enfermedad psicológica conocida como mitomanía.
La mitomanía es un trastorno de la personalidad donde el paciente presenta una tendencia compulsiva por la mentira. Esta enfermedad también recibe el nombre de “mentira compulsiva”. Contrario a lo que se piensa, esa tendencia a la mentira tan característica del “mitómano” no se practica con el fin de obtener beneficios o favores externos. Realmente es una mentira patológica y está relacionada con factores de índole psicológico.

El mitómano es ese individuo que miente de forma compulsiva. Algunas veces no pasan de mentiras pequeñas, mientras que en ocasiones resultan pintorescas y tan elaboradas a detalle, que llevan al propio mentiroso a creer en ellas. Las mentiras pueden constituirse de los temas más diversos, y muchas veces el individuo miente de forma discrepante en relación con su realidad, citando sucesos exageradamente impactantes o irreales, habilidades de las que no dispone y sucesos que claramente nunca experimentó.

La mitomanía es causa de sufrimiento y prejuicios en la vida de la persona que la sufre y de aquellos que conviven con ella. Sin embargo, en algunos casos este comportamiento se hace tan habitual, que quien lo practica deja de reflexionar al respecto y disminuye la crítica sobre sus actos. De esta forma, pasa a mentir cada vez más.

Causas y tratamiento.
Las causas de la mitomanía no están del todo claras pero se sabe que existen múltiples factores psicosociales involucrados en la enfermedad. Se cree que una baja autoestima y el intento de protegerse de situaciones incómodas marcan el inicio de la mitomanía.

El tratamiento de la mitomanía puede hacerse mediante medicamentos y sesiones psiquiátricas, pero este comportamiento patológico se convierte en un estilo de vida difícil de controlar como cualquier otra enfermedad psicológica. Durante el tratamiento es importante la colaboración de amigos y familiares para aumentar la autoestima del paciente, ofreciéndole todo el amor y la comprensión que necesita para hacerle frente a la enfermedad.

TOMADO DE ADICTAMEN

Hay 13 países del mundo donde ser ateo puede costar la vida


Según el informe Libertad de Pensamiento, elaborado por la Unión Internacional Humanista y Ética, si vives en estos 13 países puedes ser condenado a muerte simplemente por no creer en Dios.


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El atentado en París contra la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo; el tiroteo en el centro cultural Krudttønden de Copenhague durante el seminario Arte, blasfemia y libertad de expresión; el asesinato a machetazos de cuatro blogueros laicos en Bangladesh; los decapitados, torturados o encarcelados por el DAESH, o las sentencias a muerte por declararse apóstata en Arabia Saudí y Mauritania: 2015 ha sido un año negro para ateos, humanistas y para todos aquellos que creen que la libertad de pensamiento y expresión son derechos fundamentales de las personas. Y como todo derecho, estos deben ser respetados sin que tu vida corra peligro por el simple hecho de ejercerlo.

Recientemente se ha presentado el informe Libertad de Pensamiento, elaborado por la Unión Internacional Humanista y Ética (IHEU, por sus siglas en inglés), que refleja el nivel de discriminación y persecución de los no creyentes por todo el mundo.

Como explica el presidente de la institución, Andrew Copson, “ El informe provee antecedentes, contextos, detalles específicos y casos relevantes sobre la situación actual de los no-religiosos alrededor del mundo. Es de vital importancia y relevancia para todos aquellos preocupados por los derechos humanos, y una parte indispensable de la libertad de pensamiento, conciencia, religión o creencia y la libertad de expresión”.

El documento también incluye un mapa en el que se detallan los 13 países del mundo donde las personas pueden ser castigadas por ateísmo o blasfemia: Afganistán, Catar, Arabia Saudita, Sudán, Irán, Malasia, las Maldivas, Nigeria, Pakistán, Mauritania, Somalia, Emiratos Árabes Unidos y Yemen. Además la lista crece hasta los 19 países si hablamos de los ciudadanos que pueden ser castigados por apostasía.

Para elaborar el informe se asignó un valor de "libertad de pensamiento" a cada país, diferenciando entre aquellos países "libres e igualitarios", aquellos en los que la libertad de pensamiento es "Mayoritariamente satisfactoria", o aquellos en los que se sufre "Discriminación sistemática" y "Violaciones graves". 

Según el documento, en 55 países se considera delito ofender los sentimientos religiosos y en 39 de ellos el delito está penado con la cárcel. Además, hay numerosas leyes que afectan a los no religiosos. Entre ellas, la obligación de identificar una religión mediante el documento nacional (identificarse como no creyente está prohibido) o la prohibición de ocupar cargos públicos si no eres religioso.

Frente a esas regulaciones, los ateos, humanistas y todos aquellos que no se consideran religiosos, son una población creciente en el mundo. Mientras que la religión cae un 9%, el ateísmo crece un 3% entre 2005 y 2012, según un informe de la asociación internacional WIN-Gallup. Si la proporción sigue creciendo, quizás algún día el ateísmo deje de ser un delito.

TOMADO DE ADICTAMEN

"Cómo funciona el capitalismo"

"Cómo funciona el capitalismo"

(Documental que revela sus leyes interna...