Expertos presagian una crisis alimentaria dramática
Alfredo Zaiat
Economista argentino
La desigualdad entre países en la pandemia es calamitosa. Los pobres y muy pobres casi no tienen vacunas para frenar la expansión del virus, el sistema sanitario para atender a la población es muy frágil y el acceso a los alimentos es todavía más restringido.
Si se le suma que varios de esos países están atravesados por conflictos armados, enfrentamientos internos o guerras externas, y padecen emergencias climáticas el cuadro global es catastrófico.
Las debilidades estructurales de los países pobres se han profundizado con el COVID-19. El hambre alcanzó a más personas y las perspectivas son sombrías.
Los precios internacionales de los alimentos han iniciado un intenso sendero de suba desde mediados del año pasado y que continúa en lo que va de éste.
Si antes la situación era muy mala para ese grupo de países hoy, con pandemia y alza de los precios internacionales, el resultado es un desastre humanitario.
Las cifras de población padeciendo hambre son trágicas. La Red Mundial contra las Crisis Alimentarias (GNAFC, por sus siglas en inglés) informa que hacía cinco años que los niveles de hambre no eran tan graves en los 55 países analizados en 2020.
Alcanza los 155 millones de personas lo que supone un aumento de unos 20 millones con respecto al año anterior con tendencia a incrementarse en 2021. Esto refleja una situación preocupante: la inseguridad alimentaria aguda ha mantenido su incesante aumento desde 2017, según el Global Report on Food Crises 2021.
Círculo vicioso
Los países de África siguen sufriendo de forma desproporcionada la inseguridad alimentaria aguda. Los conflictos armados y civiles empujaron a casi 100 millones de personas a esa vulnerabilidad extrema, seguidos por los shocks económicos (40 millones) y las emergencias climáticas (16 millones).
"Los conflictos y el hambre se complementan entre sí. Tenemos que abordarlos conjuntamente para resolverlos. Debemos hacer todo lo posible para poner fin a este círculo vicioso. Resolver el problema del hambre es la base para la estabilidad y la paz", dijo el Secretario General de la ONU, António Guterres.
El hambre en todas sus manifestaciones se encuentra hoy en niveles inaceptables. Si bien la asistencia humanitaria es fundamental no resulta suficiente para sacar a las personas de la inseguridad alimentaria aguda.
La ONU convoca a abordar las vulnerabilidades estructurales y las causas principales de las crisis alimentarias al mismo tiempo que se satisfacen las necesidades inmediatas.
Para ello, plantea que es imprescindible que exista una mejor articulación y coordinación de intervenciones humanitarias y acciones preventivas y orientadas a impulsar capacidades para adaptarse a situaciones adversas.
Inseguridad alimentaria
El último Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias ha dejado en evidencia los elevados niveles de hambre aguda existentes. Esta categoría implica amenaza de vida o medios de vida para la población.
Partiendo de la escala de inseguridad alimentaria aguda de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases, el estudio de la Red reveló que los países más afectados en 2020 fueron Burkina Faso, Sudán del Sur y Yemen.
En 55 países relevados por el informe, unas 133 millones de personas sufrieron el nivel más alto de inseguridad alimentaria y necesitaban una acción urgente para evitar muertes y colapso de medios de vida.
Al menos otros 28 millones de personas se encontraban "a un paso de la inanición" en 38 países, donde la acción urgente salvó vidas y medios de subsistencia y evitó la propagación de la hambruna.
Cerca de 98 millones de personas que sufrieron esta carencia alimentaria en 2020 —dos de cada tres— vivían en el continente africano. Otras partes del mundo que resultaron gravemente afectadas fueron Yemen, Afganistán, Siria y Haití que figuran entre las diez peores crisis alimentarias del año pasado.
En Centroamérica más de 11,8 millones de personas sufrieron crisis alimentaria.
La tormenta perfecta
La intensidad de la pandemia de COVID-19 desencadenó la peor crisis económica mundial desde la Segunda Guerra Mundial, perjudicando de manera desproporcionada a las economías de los países pobres y exacerbando sus condiciones sociales ya frágiles.
Decenas de millones de personas vulnerables no pudieron pagar alimentos en cantidad suficiente debido a que sufrieron pérdidas de empleo e ingresos acompañadas de un aumento abrupto y sostenido de los precios de los alimentos.
"Desde la década de los noventa ha habido una disminución gradual del fenómeno de las crisis alimentarias agudas, pero en los últimos cinco años la situación ha empeorado debido a una mezcla de factores, como las guerras, las crisis económicas, el cambio climático y ahora el COVID-19", afirmó Orazio Ragusa, portavoz de la ONG Acción contra el Hambre, una de las signatarias de la Carta Abierta de ONG y organizaciones humanitarias en la que insta a los Estados a tomar medidas urgentes para prevenir el hambre.
En 2020, los shocks económicos (incluidos los del COVID-19) fueron el principal impulsor de la inseguridad alimentaria aguda en 17 países, lo que representa más de 40 millones de personas en crisis o peor en relación con ocho países en 2019 con alrededor de 24 millones de personas.
Eventos extremos meteorológicos agravaron los problemas de acceso a alimentos y sumaron alrededor de 16 millones de personas en crisis o peor en 15 países.
En 2020, lluvias e inundaciones excepcionalmente intensas causaron estragos en muchas partes de África, Oriente Medio y Asia meridional. En América Central (Guatemala, Honduras y Nicaragua) las tormentas tropicales, los huracanes y las inundaciones contribuyeron a un aumento vertiginoso de la inseguridad alimentaria aguda, que afectó a zonas donde los hogares experimentaron sequías prolongadas en años anteriores.
América Central
Como se mencionó, en Centroamérica creció sustancialmente la inseguridad alimentaria en 2020, con 11,8 millones de personas en crisis, cuando un año antes eran 8,1 millones menos.
El informe mundial sobre las crisis alimentarias expresa un marcado pesimismo para este año, pues proyecta una agudización de la crisis alimentaria en Haití, Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua.
El reporte no se ocupa de países América del Sur ni de México por considerarlas en mejores condiciones en general, pero la situación también es complicada por el alza de los precios de los alimentos e ingresos de la población que no acompañaron la suba de productos de consumo básicos.
17 de abril 2020, 19:27 GMT
Se advierte que en Haití alrededor de un millón de personas estaban en serias dificultades alimentarias en 2020, lo que además no era solo un problema de las zonas rurales sino también de áreas urbanas.
En Guatemala más de 3,7 millones de personas padecían crisis alimentaria, mientras unas 500.000 estaban aún en peores condiciones, es decir en emergencia.
En Honduras, 2,9 millones estaban en crisis y más de 600.000 en emergencia.
En El Salvador, unas 684.000 personas estaban en crisis alimentarias y 95.000 en emergencia.
Conflictos
En marzo de 2021, el Secretario General de la ONU estableció un grupo de trabajo para la prevención de la hambruna, dirigido por el jefe de ayuda de emergencia de la ONU, Mark Lowcock, junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, el Programa Mundial de Alimentos y el apoyo de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios y otras agencias de la ONU, así como ONG asociadas.
El grupo de trabajo tiene como objetivo prestar una atención coordinada para la prevención de la hambruna y movilizar el apoyo a los países más afectados.
"Es necesaria una transformación radical de nuestros sistemas agroalimentarios para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible", afirmaron en un comunicado la Unión Europea, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, el Programa Mundial de Alimentos —miembros fundadores de la Red Mundial— junto a la agencia estadounidense de desarrollo internacional USAID.
Durante los cinco años de informes de la Red Mundial contra las Crisis Alimentarias 39 países sufrieron crisis alimentarias. Entre 2016 y 2020, la población afectada por altos niveles de inseguridad alimentaria aguda aumentó de 94 a 155 millones.
Además, en los 55 países en crisis alimentaria que abarca el informe, más de 75 millones de niños menores de cinco años sufrieron retraso en el crecimiento (demasiado bajos) y más de 15 mostraron signos de emaciación (demasiado delgados).
El documento de la Red indica que "la pandemia del COVID-19 ha puesto de manifiesto la fragilidad del sistema alimentario mundial y la necesidad de contar con sistemas más equitativos, sostenibles y resistentes para alimentar de forma nutritiva y constante a 8500 millones de personas de aquí a 2030”.
En un mensaje desesperado advierte que, aunque los conflictos seguirán siendo el principal motor de las crisis alimentarias durante 2021, el COVID-19 y sus medidas de contención, así como los fenómenos meteorológicos extremos, seguirán agravando la inseguridad alimentaria aguda en las economías frágiles de decenas de países pobres.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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