martes, 28 de abril de 2020

La ONU alerta de una hambruna de “proporciones bíblicas”

 La ONU alerta de una hambruna de “proporciones bíblicas” que podría matar a 300.000 personas diarias
Un alto funcionario de la ONU llama a actuar rápidamente para evitar una hambruna de “proporciones bíblicas” y proporcionar ayuda a los países que pueden resultar más afectados por la crisis humanitaria.
La sala de emergencias de un hospital en Sanaa, Yemen, 29 de marzo de 2020.

El mundo se enfrenta no solo a “una pandemia mundial de salud, sino también a una catástrofe humanitaria global” que requiere de medidas urgentes para evitarla, aseveró el jefe de la agencia de ayuda alimentaria de la ONU.
“Si no nos preparamos y actuamos ahora para asegurar el acceso, evitar déficits de fondos e interrupciones en el comercio, podríamos enfrentar múltiples hambrunas de proporciones bíblicas en unos pocos meses”, advirtió el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, David Beasley.
El alto funcionario estima que el número de personas que enfrentan hambre llega hoy a 135 millones, a los que se suman otros 130 millones adicionales que están al borde de la inanición provocada por el coronavirus. “Eso es un total de 265 millones de personas”, dijo Beasley en un comunicado destinado al Consejo de Seguridad.
De acuerdo con un nuevo informe sobre las crisis alimentarias mundiales, los más vulnerables son los habitantes de 10 países afectados por conflictos, crisis económica y cambio climático, entre ellos Yemen, la República Democrática del Congo, Afganistán, Sudán del Sur, Siria y Haití.
Según Beasley, para millones de civiles en las naciones afectadas “la hambruna es una posibilidad muy real y peligrosa”. “Si no podemos llegar a estas personas con la ayuda vital que necesitan, nuestro análisis muestra que 300.000 personas podrían morir de hambre cada día durante un período de tres meses. Esto no incluye el aumento de la inanición debido al covid-19″, sostuvo.
El alto cargo subrayó que el tiempo juega en contra, así que “hay que actuar sabia y rápidamente”. “Creo que con nuestra experiencia y nuestras asociaciones, podemos reunir los equipos y los programas necesarios para asegurarnos de que la pandemia de covid-19 no se convierta en una catástrofe de crisis humana y alimentaria“, señaló.
Previamente, Arif Husain, economista principal del PMA, anunció que la agencia estima que necesitará entre 10.000 y 12.000 millones de dólares para sus programas de asistencia este año, lo que supera el récord de 8.300 millones del año pasado.

Prensa Rusa se hace eco 55 aniversario invasión yanqui RD


Por 

La historia de las intervenciones estadounidenses es larga. EEUU dedicó una parte considerable de su existencia a injerencias en los asuntos de países extranjeros. El principal objeto de interés siempre ha sido su 'patio trasero': América Latina y el Caribe. El 28 de abril de 1965 el foco de atención se centró en la República Dominicana.
Las causas de la intervención estadounidense en la República Dominicana pueden parecer banales. A Washington no le gustó la revuelta de los rebeldes constitucionalistas liderada por el coronel Francisco Caamaño. Los rebeldes reinstauraron la Constitución de 1963 y exigieron el regreso del expresidente Juan Bosch que había sido derrocado en 1963 por un golpe de Estado militar. Entretanto, Caamaño fue proclamado presidente interino.

No obstante, una parte del Ejército dominicano, que estaba en desacuerdo con las acciones de los rebeldes constitucionalistas, resistió. En el norte del país se formó una nueva junta militar y así arrancó la guerra civil. El entonces presidente de EEUU, Lyndon Johnson, bajo el pretexto de la necesidad de evacuar a sus ciudadanos, envió tropas a la República Dominicana dando inicio a la Operación Power Pack.

Inicialmente se habló del envío de unos 500 efectivos de la Infantería de Marina, sin embargo, para el 1 de mayo la cantidad de soldados norteamericanos en la república alcanzaba 12.000. El Gobierno de la URSS exigió convocar una sesión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU. Entretanto, el presidente Lyndon Johnson declaró abiertamente que su país logró impedir la llegada de los comunistas al poder en la República Dominicana.

Sputnik cuenta los pormenores de aquella intervención estadounidense que se cobró más de un millar de vidas. 
La motivación estadounidense

La intervención en la República Dominicana es un ejemplo emblemático de la injerencia estadounidense en los asuntos internos de un país soberano en la época de la Guerra Fría. En ese caso, la política intervencionista de Estados Unidos no solo se manifestó en el envío de las unidades militares, sino también en la campaña propagandística y la involucración directa de la inteligencia estadounidense.

La intervención estadounidense en la República Dominicana de 1965 no fue la primera en la historia de este país caribeño. En 1916 Estados Unidos ya realizó una campaña militar en la parte este de La Española. La ocupación que siguió a la intervención duró ocho años y allanó el camino al ascenso al poder de Rafael Trujillo quien tuvo las riendas del país durante décadas. Trujillo se caracterizó por su anticomunismo por lo cual su Administración convenía a los intereses de Estados Unidos. 

Cuando asesinaron a ese dictador en 1961, el país por primera vez en muchos años tuvo la oportunidad de elegir su propio destino y en 1962 se celebraron elecciones democráticas en las que ganó el demócrata de la izquierda Juan Bosch. El nuevo líder prometió redistribuir las tierras entre la población del país, luchar contra la corrupción y nacionalizar ciertas compañías, lo que evidentemente no le convenía a Washington.
Bosch esperaba que Estados Unidos no permitiría que lo derrocasen, pero se equivocó y en septiembre de 1963 se produjo un golpe de Estado encabezado por el general dominicano Elías Wessin y Wessin, y Washington no movió ni un dedo para impedir el derrocamiento del presidente democráticamente elegido. El nuevo Gobierno del país no se preocupó por las reformas ni por la corrupción.

Entonces, cuando un grupo de jóvenes oficiales liderado por Francisco Caamaño llamó el 24 de abril de 1965 a reinstituir a Juan Bosch, la población en su mayoría lo apoyó.

Esta rebelión fue bastante inusual para América Latina porque los rebeldes simplemente pedían restaurar el orden constitucional que estuvo en efecto antes del golpe de 1963. Los constitucionalistas tomaron la capital del país, Santo Domingo, al día siguiente.

Wessin y sus militares partidarios trataron de retomar el control sobre la ciudad con los tanques, pero se enfrentaron a una dura resistencia no solo de los militares partidarios de Juan Bosch, sino también de los miles de civiles armados. 

Así comenzó la guerra civil en la República Dominicana. Los primeros días de los combates demostraron que los constitucionalistas tuvieron una ventaja estratégica y que ellos con toda probabilidad iban a ganar lo que preocupó muchísimo a Estados Unidos que no pudo permitirse perder la influencia sobre el país que estuvo dentro de su esfera de interés. 
La injerencia y su desenlace

La embajada norteamericana en Santo Domingo diariamente enviaba informes sobre la rebelión poniendo de relieve que estaba encabezada por los comunistas y partidarios de la Revolución cubana lo que condujo al envío de las tropas por parte de Estados Unidos a este país caribeño el 28 de abril de 1965. Pero Washington tuvo que actuar rápidamente porque los eventos se desarrollaban de manera rauda y de hecho tomaron desprevenida a la gestión militar de EEUU.

apoyaron a Juan Bosch porque creían que él era proestadounidense. Pero el presidente Lyndon Johnson y su Administración creían que él simpatizaba con los comunistas y por eso no pudo permitir que los constitucionalistas triunfaran.

La meta oficial del envío de las tropas fue evacuar a los ciudadanos estadounidenses del país caribeño y EEUU no tuvo ningún problema en cumplir este objetivo, no obstante, una vez hecho el trabajo, Washington tuvo que buscar otro pretexto para dejar sus tropas en la República Dominicana. El 2 de mayo de 1965 se dirigió a la nación y dijo que los Estados americanos no permitirían la instalación de otro Gobierno comunista en el hemisferio occidental. 

La invasión en la República Dominicana no fue una simple intervención militar. EEUU empleó todos los recursos disponibles para operar efectivamente en el país. Incluso la CIA llevó a cabo varias operaciones en su territorio con tal de debilitar a los rebeldes. Pronto EEUU presionó a la Organización de los Estados Americanos para formar una fuerza militar y enviarla al país.


© WIKIPEDIA / USMC

Para mediados de mayo de 1965 la cantidad de efectivos estadounidenses en la República Dominicana y cerca de sus costas alcanzaba las 24.000 personas. Sin embargo, los constitucionalistas todavía no se rendían. En los meses siguientes hubo varios intentos de negociaciones, pero la mayoría de ellos fracasó. También hubo intentos de lanzar ofensivas contra los constitucionalistas, pero tampoco tuvieron éxito.

En agosto, diferentes bandos del conflicto alcanzaron una tregua. El 1 de junio de 1966, durante la ocupación militar estadounidense, se celebraron las elecciones en las que ganó Joaquín Balaguer, que gobernó la República Dominicana en los periodos 1960-1962, 1966-1978 y 1986-1996. Su llegada al poder marcó el regreso del país caribeño al autoritarismo patrocinado por Estados Unidos.
Luego, Lyndon Johnson admitió que sus temores en cuanto a la amenaza comunista en la República Dominicana fueron exagerados. Años después, en junio de 2016, la Organización de los Estados Americanos votó a favor de una declaración de "desagravio", en la que pedían perdón a la República Dominicana por la agresión estadounidense de 1965.

Pablo Neruda Versainograma a Santo Domingo

A 55 anos de la intervención militar de Estados Unidos a indefensa patria de Duarte, Luperon y Bosch, las tres raíces del árbol de la patria  




Pablo Neruda fue un poeta combativo; revolucionario y una parte de su poesía la dedicó a temas sociales, como la guerra; claro, también le cantó al amor, a la naturaleza, a la mujer, y a la belleza. Vivió con intensidad; fue diplomático, político; estuvo exiliado y perteneció al Partido Comunista de Chile. Su obra es vasta y eso lo atestigua alrededor de 50 títulos publicados en vida.

A nuestro suelo le dedicó su Versainograma a Santo Domingo, un poema escrito con motivo de la ocupación militar de Estados Unidos en 1965, pero que es una radiografía de lo que hemos vivido desde que Colón llegó. Finaliza así: “Me gusta en Nueva York el yanqui vivo/ y sus lindas muchachas, por supuesto, /pero en Santo Domingo y en Vietnam /prefiero norteamericanos muertos”.

Versainograma a Santo Domingo

A propósito de la Revolución del 24 de abril de 1965 y la invasión de nuestro territorio el 28 con el propósito de sofocarla, por parte del gobierno norteamericano, el laureado poeta chileno Pablo Neruda escribió este poema del cual les diremos una parte.

Santo Domingo con su pueblo armado borró la imposición de los violentos: tomo ciudades, campos y en el puente, con el pecho desnudo y descubierto, aplastó tanques, desafió cañones. Y corría impetuoso como el viento hacia la libertad y la victoria, cuando el tejano Johnnson, el funesto, con sangre de muchos en sus manos, hizo desembarcar sus marineros.

Cuarenta y cinco mil hijos de perra bajaron con sus armas y sus cuentos, con ametralladoras y napalm, con objetivos claros y concretos: “poner en libertad a los ladrones y a los demás hay que meterlos presos.

Y allí están cada día disparando contra dominicanos indefensos. Como en Viet Nam el asesino es fuerte pero a la larga pero a la larga vencerán los pueblos.

Es tan sólo una parte ínfima que refleja el pensar del ganador del Premio Nobel de Literatura del año 1971 que además de su brillantez en la poesía era un ferviente militante de izquierda, les invito a que busquen y lean este versainograma a Santo Domingo.

lunes, 27 de abril de 2020

57 Instantáneas Vintage Que Marcaron La Historia



Descansando con Raquel Welch (1967)Trading Blvd

Silvio, el capitalismo ha quedado desnudo ante esta pandemia.

De aquel encuentro, surgió un compromiso. Otorgar una entrevista para la agencia rusa de noticias Sputnik.
La pandemia de la COVID-19 brindó un marco de oportunidad propicio para explorar los tiempos que transita la humanidad y los retos colectivos que enfrentamos.


El cantautor cubano Silvio Rodríguez: "La herramienta estratégica del porvenir es el humanismo"
© Sputnik / José Negrón Valera
ENTREVISTAS
Hace dos meses, en La Habana, conocí a Silvio Rodríguez por segunda vez. La primera fue hace veinte años, cuando me regalaron un casete con su música. Ese 1999, coloqué la cinta en el reproductor y apreté el botón.
A partir de ese momento, no pasa un día en que no escuche, cante, recuerde, recomiende, toque en la guitarra una canción suya. Cecilia Todd, la maga, obró el milagro.
La historia de cómo se organizó el encuentro podría dar para una larga crónica, pero me conformo por ahora con comentarles que tuve el privilegio de asistir al concierto de su esposa, la flautista Niurka González, y de allí, a que me guiara por las calles de La Habana Vieja, la catedral sumergida en su baño de tejas. De que me dijese, señalando el letrero de Floridita, "tú que eres escritor, aquí es donde Hemingway gustaba tomar su trago de ron".
Fuimos al Museo Nacional de la Música y disfrutamos de la maravillosa voz de Cecilia. Luego cenamos, hablamos de la victoria del pueblo sirio, de la lucha que se libra en Chile. Tuve la dicha de que se uniera a la conversa, Vicente Feliú. Contó del abrazo colectivo que sentía cada vez que iba a Argentina. De cuando Vicente se comió, él solo, una inmensa torta de chocolate, cosa que aún recuerda la mamá de Silvio.
Vi sus ojos humedecerse al relatar la historia de un guerrillero nicaragüense, cuyo último aliento fue para evocar una de sus canciones. Luego, como si aquello no hubiese sido suficiente, me llevó a través de la noche habanera y vimos el malecón. Hablamos sobre el significado de Casiopea y le expuse la teoría que tenía.
"Me gusta cuando la gente interpreta como quiere mis canciones. No busco explicarlas. Ellas son lo que la gente quiere que sean", dijo.
Cecilia bromeaba con él y decía que Silvio era el unicornio. Él reía también y daba detalles de cómo se le ocurrió la canción.
Dejamos a Cecilia en su casa y luego seguimos hacia Marianao. Quería absorber todo lo posible, que la mente siempre tan traicionera tatuara en mi alma ese momento. Cuando me dejó frente a la puerta de la residencia, me dio la mano y me dijo "te voy a leer". Yo solo pude mirarlo, darle las gracias y repetirle "eres la banda sonora de mi vida".

De aquel encuentro, surgió un compromiso. Otorgar una entrevista para la agencia rusa de noticias Sputnik.
La pandemia de la COVID-19 brindó un marco de oportunidad propicio para explorar los tiempos que transita la humanidad y los retos colectivos que enfrentamos.
— Silvio, el capitalismo ha quedado desnudo ante esta pandemia. Se ha visto impotente para dar respuesta a millones de mujeres y hombres alrededor del mundo. Ahora son Cuba, China, Rusia quienes salen de sus fronteras para dar una mano a la humanidad. ¿Estamos en presencia de un cambio de época o de un reacomodo? ¿Crees que como en tu canción, la era está pariendo un corazón?
— Al menos yo, me siento en presencia de una gran incógnita.
El corazón que paría la era a la que canté hace más de medio siglo era el descubierto por hombres que, después de ganar una guerra revolucionaria, renunciaron a sus cargos y comodidades para, con una humildad desconcertante, volver a situarse en primera fila, otorgándole a la lucha armada virtudes que la realidad después mostró como circunstanciales.
Cuando el Che y sus compañeros se fueron yo estaba pasando mi servicio militar. En aquellos momentos (1964-1965) yo no entendí la idea del internacionalismo. Me parecía que en Cuba había demasiado que hacer y consolidar para marcharse, aunque fuera con tan elevados propósitos. Sin embargo, el fracaso de la experiencia boliviana y la muerte de tantos buenos hombres, me hizo querer ser como ellos. Así es, a veces, la juventud: capaz de sacar lecciones de las hormonas, más que de los hechos.
— Se dice que los poetas, los músicos, escritores y artistas tienen la capacidad de adelantarse a los acontecimientos, por esa intuición que poseen. Muchas veces el tiempo termina dándoles la razón. ¿Cómo imagina el mundo postpandemia? ¿Qué debemos aprender de este momento que vivimos? ¿Podremos ser 'un tilín mejores'?
— Es obvio que la pandemia ha hecho aflorar deficiencias, a nivel humano, del sistema llamado liberal, cuya divisa es privatizarlo todo. Es obvio que en muchos aspectos le está yendo mejor a países con Estados fuertes. Pero no creo que esa reflexión vaya a cambiar las mentalidades y mucho menos los intereses creados que suelen mover al mundo. No es que niegue que vayan a quedar cosas positivas. Una fuerte corriente de pensamiento progresista se está manifestando en temas como la desigualdad, y el maltrato al planeta, lo que sin duda es positivo y espero que al final tenga su peso. Aunque sería bien raro que una pandemia lograra transformar el mundo. ¿Dónde quedarían tantos pensadores, tantas doctrinas, tantos ejemplos?

Yo creo que lo peor del mundo, resulte lo que resulte, va a tratar de seguir siendo como era. Falta por ver la conciencia, la fuerza que van a generar las muy evidentes deficiencias de los sistemas.
— La guerra simbólica que Estados Unidos ha desatado durante el último siglo llevó a la gente a pensar que su sociedad y valores eran el modelo a seguir. Pero, a pesar de las pruebas, de las dolorosas imágenes que vemos por televisión y que reflejan a personas que no pueden pagar el tratamiento contra la COVID-19, parece difícil hacer despertar a la gente de este sueño donde Hollywood luce como gran altar intocable de las fantasías humanas. ¿Cómo podemos hacer frente a esta batalla por el imaginario colectivo? ¿Qué herramientas debemos utilizar los modelos distintos para no quedarnos rezagados en este nuevo siglo? ¿En qué hemos fallado, de ser este el caso?
— Nada y mucho menos nadie es lo suficientemente poderoso para enfrentar tantos retos solo. Diversos grupos y personas deberán seguir trabajando. Los complejos de superioridad y desmanes de algunos países son parte de una naturaleza, de una cultura. Nada de eso se va a abolir por decreto, porque no sólo creen en ello quienes mandan, también están convencidos muchos de los que son mandados.
Una pareja mexicana (imagen referencial)
© REUTERS / JOSE LUIS GONZALEZ
¿Evolución o crisis? El COVID-19 desafía al bienestar colectivo
Por otra parte, con la internet y la comunicación generalizada han aflorado opiniones que antes quedaban en los hogares, en las esquinas, en los vecindarios. Muchos jubilados, sobre todo los que ocuparon cargos de responsabilidad, están en el mundo virtual dando opiniones. A mí me abruma a veces tanta información, tantas personas diciendo cómo debieran ser las cosas. Ante esa avalancha incontenible me siento una partícula minúscula, un soplo de nada. Entonces tiendo a abrazarme a lo elemental, a lo esencial. Creo que debemos tratar a los demás como nos gustaría ser tratados. La herramienta estratégica del porvenir es el humanismo, no hay nada mejor. El fallo consiste en alejarse de las verdades elementales, que suelen ser útiles incluso para tratar temas complejos.
— ¿Cómo está sobrellevando Silvio Rodríguez esta Cuarentena? ¿Está leyendo algo? ¿Componiendo, quizá? ¿Tiene alguna recomendación literaria o musical a quienes nos leen? ¿Una película tal vez?
— Estoy como me gusta estar: en familia. Por supuesto que con muchas tareas pendientes. Estoy llevando al pentagrama alguna música. Eso es grato y es trabajo. Por supuesto que estoy leyendo cosas. Ahora mismo, "Algo más en el equipaje", unos cuentos de [Ray] Bradbury. Volví a ver una película profética de Steven Soderbergh: "Contagio". Es de 2013 y describe paso a paso lo que nos ha sucedido en los últimos meses. También riego las matas, trato de caminar lo más posible. Lo que más me angustia es que no seamos capaces de aprender. Una pieza triste con forma de rondó.
— Tal como se lo dije en la Habana, "eres la banda sonora de mi vida". Si ves los miles de comentarios que le escriben a tus videos en la red social Youtube, puedes darte cuenta de que podría ser esa una frase adecuada para millones de personas alrededor del mundo. Hay un comentario que leí en Youtube que quería transmitirte: "Me enamoré con los temas de Silvio, en los 80. En Valparaíso y Santiago de Chile eran casetes de oro. Estaban prohibidos por la dictadura, pero igual los escuchábamos, los regrabábamos. Silvio nos acompañaba en nuestras limitaciones juveniles bajo un régimen fascista. ¡Cuántas vivencias hermosas, asociadas a vuestra compañía!". ¿Qué sientes cuando alguien se te acerca y te dice que su música le ha cambiado la vida? ¿Cuál es la historia que más te ha marcado en este sentido?
— Lo primero que hay que comprender es que cuando alguien lleva más de medio siglo en un oficio, es difícil no tener algo que contar… En eso, la música es una privilegiada, por los acercamientos que propicia. No me ha sido posible guardar todo lo que recibo, pero tengo cartas, fotos, dibujos, libros y un largo etcétera afectivo que la generosidad humana me ha ido obsequiando a lo largo de la vida.

​La canción es una de las artes que más vínculos logra, por ser capaz de acompañar en cualquier circunstancia: un viaje, una enfermedad, un amor, una pérdida, un miedo, una felicidad… Las canciones tienen esa virtud, y además pueden ser reproducidas, si no en la voz, sí en la memoria de cualquiera. Ese don vincula a los autores con historias personales y colectivas de diversas magnitudes. Es milagroso ser parte de la vida de tanta gente, es un obsequio lleno de significados.
— Eres un latinoamericano de alcance mundial. En tu recorrido has conocido a otros personajes con alcance

semejante. Le preguntaré por dos: Hugo Chávez y Fidel Castro. ¿Qué recuerdas de ellos?

— Desde los 90 he sido cada vez más reacio a salir. Conocí a Chávez porque Fidel me convenció de ir a Venezuela a hacer un concierto. Recuerdo que se lo dije a Amaury Pérez y a Carlos Varela, que se sumaron con entusiasmo. Chávez tuvo la gentileza de recibirnos, e incluso se sentó a comer con nosotros. Tuvo el detalle de invitar a unos músicos que cantaron con arpa, cuatro y maracas, recordándome una antigua mañana en que estuve en San Fernando de Apure, en casa del Indio Figueredo. Aquella noche en Miraflores nos sirvieron hallacas, que yo no había comido, y me gustaron tanto que me serví de nuevo. Llegué vivo al día siguiente de milagro. Deshecho en menudos pedazos participé de aquel concierto. Fue un infortunio.
La segunda vez que estuve por allá, fue durante un revocatorio. Había gente de muchos países; recuerdo a mi amigo Roy Brown, cantor puertoriqueño. Esta vez me cuidé de comer hallacas y pude cantar algo mejor. Hasta que el mismísimo Chávez se subió al escenario y dijo que, aunque la gente no lo sabía, él y yo teníamos un duo —Silvio y Hugo, dijo—, y que allí íbamos a hacer nuestra rutina. Me miró y empezó a recitar un hermoso poema sobre [Simón] Bolívar, y yo a seguirlo con la guitarra, acompañándolo como podía, y así continuamos durante un largo rato. La gente estaba enloquecida.
Chávez, además de su corazón generoso, tenía un gran talento histriónico. Era un hombre muy carismático. Lo de aquella tarde fue uno de los eventos más insólitos que me ha tocado vivir sobre un escenario; rotundamente inolvidable.
— Su producción creativa, poética y musical, está marcada por los momentos históricos. Pueden verse retazos en ellos que nos hablan de los acontecimientos vividos en Latinoamérica y el mundo. Las denuncias imperialistas en países como Nicaragua, Chile y la propia Cuba. Pienso en su canción 'Cita con Ángeles' que parece ser un compendio de sus angustias, pero también de admiración por personajes que lucharon por el bienestar de la humanidad. ¿Cuál sería la canción de estos tiempos?
— Eso mismo me gustaría saber a mí.
— Se suele marcar el martes 13 de junio de 1967 como su 'debut musical', en el  programa de televisión Música y estrellas. Cincuenta años después a usted se le sigue escuchando, recomendando, así como se hace con Los Beatles. Personas de 70 y 80 años lo escuchan con la misma pasión que estudiantes universitarios de 20 años. ¿A qué cree que se deba este fenómeno?
— Efectivamente, yo debuté un martes 13 (ni te cases ni te embarques, dicen en Cuba sobre ese día). Yo iba a ser dibujante. A los 15 años empecé a trabajar en el semanario Mella, inicialmente órgano de la Juventud Socialista, y hasta los 20 estuve dibujando en las revistas Venceremos y Verde Olivo, publicaciones militares. Pero me encontré con la guitarra y me enamoré. Lo cierto es que el instrumento me entretenía más que la gráfica. Era un mundo que me tentaba desde niño; de pronto se me abrió la oportunidad y me perdí en él.
Yo también me pregunto el porqué de esa secuencia temporal; para mí también es un misterio. Pero viendo cómo se comportan esas cosas, recuerdo que nunca me interesó hacer canciones muy a la moda; es decir, para hacerme fácilmente de un público. Algunos de mis contemporáneos me veían raro, y no me lo decían para herirme sino porque les llamaba la atención que me aferrara a aquella forma personal, pudiendo ser más popular de otra manera… Lo cierto es que cuando empecé a tocar la guitarra ya yo leía literatura, tenía nociones de historia del mundo y del arte, precariamente, pero manejaba algunos criterios. También era un adicto a la música llamada clásica. Puede que todo esto haya tenido que ver con la decisión de explorar caminos propios, con intentar no ser mimético, con la disciplina de escuchar la música con sentido crítico, incluída la propia, y con el deseo de no parecerme a nadie, ni siquiera a mi mismo.
— ¿Hacia dónde va Silvio Rodríguez? ¿Hay algún país al que desee volver? ¿Algún proyecto del que pueda darnos un atisbo?
— Tengo la tentación de responderte que no me queda más remedio que ir hacia la cuarta edad… Si no te parece demasiado humor negro (aunque a mí me gusta el humor, sea del color que sea)… Sinceramente, es formidable viajar, ver el mundo; se adquiere un tamaño de bola, se aprende mucho. Aún me gustaría ver Grecia, Egipto, Japón, al menos un pedacito de India; me gustaría ver Madagascar y pasar por el Cabo de Buena Esperanza.  Me gustaría ver Perito Moreno. Me gustaría —mucho— ver Machu Picchu, el Gran Cañón, las cataratas del Niágara (aunque estuve en Iguazú). Pero me temo que no me va a alcanzar el tiempo para ver todo lo que me gustaría. Y no es que sea conformista, pero me parece que soy un afortunado que ha podido ver mucho. Así que mi más preciado proyecto ahora mismo es poder seguir trabajando en el estudio cuanto antes, para terminar algunos discos que tengo empezados. Entre ellos, uno con el grupo Diákara, de hace casi 30 años. Y otros muchos temas que he estado grabando después y que tengo que terminar de mejorar y/o editar. Sin contar los que se me ocurren constantemente.

Ahora mismo, en la pandemia, pienso sacar un disco virtual de canciones a guitarra: diez u once temas que, en conjunto, se va a llamar Para la espera. Habrá una canción dedicada a mi amigo Eduardo Aute: Noche sin fin y mar.
— ¿Hay algo de lo que se arrepienta? ¿Algo que haría distinto de poder volver el tiempo atrás?
— Es curiosa esa pregunta, porque me hace recordar que cuando joven analizaba mis etapas anteriores con mucha severidad, dando por sentado que no iba a volver a incurrir en tal o más cual defecto… Es bueno ser autocrítico, y hacer retrospectivas ayuda mucho, aunque también debiéramos ser capaces de anticiparnos, de asumir valores sólidos como espina dorsal de una conducta deseable.
Jamás me arrepentiré de haber tenido sentimientos de piedad, de comprender que cada ser humano puede sufrir las mismas angustias y tragedias. En consecuencia, no me es posible renunciar a la defensa de mi conglomerado humano, o sea, mi país.
Por ser parte de ese todo, cualquier impertinencia extraña me ofende el albedrío, mi soberanía, que tampoco es magnífica, porque somos un pueblo que a duras penas se  ha podido desarrollar en algunos sentidos. Si yo tuviera alguna diferencia con quienes me gobiernan, sería entre ellos y yo. Nadie tiene derecho a meterse en eso. Mucho menos quienes van por el mundo como si todo les perteneciera. No soporto a los hipócritas que afirman que las sanciones a Cuba son contra su gobierno. Ahora, durante la pandemia, cubanos incluso de Estados Unidos les han pedido que tengan piedad con el pueblo de Cuba. Pero son sordos al dolor ajeno los que tanto hablan de Dios.
Ellos saben que si un gobierno se mantiene es porque un pueblo lo permite —es imposible de otra forma—, por eso llevan 60 años haciéndonos la vida imposible, para que sepamos el precio. Es un tópico del humanismo universal estar contra la tortura. Pues todo un pueblo, el cubano, lleva más de seis décadas siendo torturado por un vecino poderoso y abusador. Aclaro que aunque tenga opiniones, aunque puntualmente esté a favor de unas cosas y rechace otras, nunca he tenido la más mínima tentación de dedicarme a la política. Y que no soy nada complaciente con nuestra realidad.
— ¿Cuál es su mensaje para el mundo, para quienes resisten a esta pandemia, y también a las amenazas de un sistema que no permite que los pueblos decidan su propio destino?
— Mi mensaje es como el montuno de los sones: reiterativo. Tratemos al prójimo como queremos ser tratados. Si no respetas, no rezongues cuando no te respeten. Como dicen por allá, por Mayarí: que lo que me deseas tengas.
Decirlo así es mi forma de mirar al futuro con optimismo.

"Cómo funciona el capitalismo"

"Cómo funciona el capitalismo"

(Documental que revela sus leyes interna...