martes, 7 de abril de 2020

El ñame, una vianda de contingencia

Aplicando la ciencia, Raidel se ha convertido en el mejor productor de ñame de Cuba. Foto: del autor
Camajuaní, Villa Clara.–En la finca Providencia, ubicada en las cercanías del central José María Pérez, de este municipio, vive y trabaja Raidel García Díaz, más conocido por Roly, un labriego que no es segundo de nadie en el país cuando de aportar comida para el pueblo se trata; más ahora que el país lo necesita como nunca.
«Para salir adelante redoblo el esfuerzo y me baso en la ciencia y la técnica, única manera de obtener buenas cosechas y altos rendimientos», refiere Roly, quien es líder en la producción de cultivos varios en Villa Clara.
Para tener una idea de la magnitud de sus sembradíos, basta decir que allí hay plantados más de 140 000 montículos de ñame de diversas variedades, además de decenas de hectáreas de yuca, fruta- bomba, plátano y malanga, entre otros cultivos, pues se trata de un productor integral.
Respecto al ñame, explica que se trata de una planta muy noble, capaz de sobreponerse a los vaivenes de la naturaleza, en especial a la sequía, además de cosecharse en los meses en que más escasea la yuca, dice el recio productor, quien también alaba la durabilidad de la vianda una vez cosechada, la que puede llegar a perdurar hasta cinco meses.
Por sus plantaciones, Roly es considerado el mayor productor de ese tubérculo en Cuba, y según el doctor en Ciencias Sergio Rodríguez Morales, director del Instituto Nacional de Investigaciones en Viandas Tropicales (Inivit), resulta muy difícil que en el mundo haya alguien que individualmente tenga más ñame sembrado que el campesino camajuanense.
Para lograr esa proeza, él tuvo que desmontar esas llanuras que estaban plagadas de marabú, hasta llegar a convertirlas en el oasis de los cultivos varios que es hoy; además de acercarse a los científicos del Inivit y de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, quienes lo han asesorado de manera sistemática, y le aportan las semillas de calidad que él necesita.
«El guajiro que no aplique la ciencia está embarcado. Los cambios climáticos son una realidad, además del incremento de plagas y enfermedades que antes no se veían», asegura Raidel García, quien repite una y otra vez la idea que le inculcó hace mucho tiempo el director del Inivit: el 50 % de los rendimientos dependen de la calidad de las semillas. 
Recomendaciones del Inivit acerca del cultivo del ñame
El doctor Sergio Rodríguez Morales y su colectivo del Inivit son incansables propagadores del cultivo del ñame en nuestro país, una planta muy noble, que es capaz de aportar comida para las personas y también a los animales.
«En Cuba existe mucha cultura del consumo de ese tubérculo en las regiones oriental y central, en especial en las zonas más montañosas y, no es porque en el resto del territorio nacional no guste, más bien porque no se siembra en las cantidades suficientes para crear esa tradición alimentaria», reflexiona el científico.
Entre sus bondades, destaca que es una reserva alimentaria de incalculable valor, debido a que, una vez sembrado, puede ser cosechado lo mismo a los ochos meses que a los dos años, y es una comida que está ahí en caso de sequía, ciclones y otros efectos del cambio climático, señala Sergio Rodríguez.
Otra de sus características es que constituye una planta rica en carbohidratos, la cual puede ser consumida hervida o en frituras, el llamado buñuelo; además de no requerir frío para su conservación, lo que hace que consiga durar en condiciones naturales seis o siete meses una vez extraído de la tierra, y permite establecer una estrategia escalonada de cosecha.
Reconoce, asimismo, que el ñame, mientras más tiempo tiene de cosechado, más calidad muestra, porque va perdiendo humedad, solo que debe cortársele el brote que va saliendo, precisa el director del Inivit, quien destaca también la resistencia de ese cultivo a plagas y enfermedades, virtud que no poseen otros como el boniato, que es muy afectado por el tetuán.
Algo muy importante es sembrarlo en montículos, de lo cual dependen la calidad de la cosecha y la dimensión del ñame recolectado. El rendimiento que puede obtenerse es de unas 30 toneladas
por hectárea, un cálculo conservador, porque algunos productores, como Raidel García, han llegado a alcanzar hasta 50 en igual superficie.

Una sugerencia para cosechar
Sugiere cosechar el ñame Belep, una variedad de extraordinaria calidad traída por el Inivit de la isla de Guadalupe, que tiene entre sus ventajas el hecho de producir bulbillos aéreos que pueden ser utilizados como semilla, sin tener que recurrir al tubérculo más grande que está debajo de la tierra.
De igual manera, el doctor Rodríguez Morales expone como primacías del cultivo la característica de no requerir tanta agua, porque al sembrarse en marzo y abril se facilita que con la lluvia de la primavera, él logre resolver la demanda del vital líquido para todo el ciclo productivo. De esta forma, asimila muy bien las materias orgánicas, sin tener que acudir a costosos fertilizantes y plaguicidas.
A fin de facilitar su comercialización, Sergio Rodríguez aconseja sembrarlo a poca distancia entre un montículo y otro, para que los ñames producidos no sean tan grandes, lo que permite ser más asequible a cualquier tipo de bolsillo.
En Cuba ya existen unas 130 variedades introducidas por el Inivit; sin embargo, el director de la prestigiosa institución recomienda el Belep y el Blanco o de Guinea, y en un futuro propone incorporar dos que van ganando adeptos, sobre todo en la zona oriental, que son el amarillo blanco y el llamado ñame papa.
El directivo del Inivit dijo que es tan bueno como la yuca y el boniato, y tiene la ventaja de que, al ser más tolerante al impacto de los vientos, en caso de producirse algún huracán, está en condiciones de garantizar la comida de los cerdos.

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