ORLANDO DICE Las interioridades del PRD
Orlando Gil
orlandogil@claro.net.do/@orlandogildice
LA ESPINA.- Me dio buena espina que los dirigentes del PRD del Este, en momentos en que estaban reunidos con Miguel Vargas, aplaudieran de manera espontánea y entusiasta cuando se informó de la renuncia de Tony Peña Guaba del PRM. Fue un pequeño humo blanco como la fumata que anuncia nuevo Papa, pero que dejaba claro que el fogón estaba encendido, aunque no se supiera cuál sería el cocinado. Ahora se produce el sacrificio de Junior Santos y se da como hecho que Peña Guaba ocupará su posición. La de secretario general del PRD. Puede decirse que el buen hijo a su casa vuelve, y que ese retorno significa una victoria política para Vargas. Peña Guaba no solo es hijo de José Francisco Peña Gómez, sino uno de los principales gestores del PRM, el potencial refugio de los perredeístas insurgentes. De los que siguen a Hipólito Mejía y a Luis Abinader. La baja tiene que ser sensible, aun cuando Mejía estaba hasta la coronilla de Peña Guaba y Abinader no necesitaba de ese ruido entre los dos. Aunque sí, tal vez, la impetuosidad y bravura de su exjefe de campaña. Mejía actúa como un peso y Abinader no sería el contrapeso que si es Peña Guaba…
LOS LLEVA Y TRAE.- Si los dirigentes del PRD en el Este reaccionaron de esa forma ante una información que primero circuló por las redes, era porque estaban orejeados de lo que había o venía. La gente ve a los perredeístas con espadas en las manos, y chocando los filos durante las batallas, pero no sabe que en los momentos de tregua se hablan sin alterarse el ánimo. Que cada perredeísta sabe en lo que está el otro. Las dificultades en uno u otro bando. Los Correveidile o los Llevaitrae son comunes entre los perredeístas, y esa comunicación permanente es lo que no permite que cierren las puertas e inicien un camino sin cruces. Se juntan Mejía y Vargas, y lo mismo Vargas y Abinader, y no se diga de Abinader y Mejía. Las diferencias existen, y ellos son los primeros en reconocerlas, aunque las expliquen de manera contraria. De ahí la cuestión: divididos, pero no divididos. Unos necesitan que vayan a buscarlos, pero otros regresan por su sola voluntad. Peña Guaba es el último, pero no el único. Entre perredeístas, como viven de guerrilla en guerrilla, el olvido es eterno y el perdón infinito…
EL BALANCEO.- Los perredeístas cuentan entre risa esa suerte de balanceo y contrabalanceo en que se debaten actualmente. Con decir que llaman despatillados a los compañeros que tienen un pie en el PRD y otro en el PRM, y que no saben qué hacer y se preocupan al pensar en qué podrían quedarse fuera de contienda. El PRD luce más atractivo para los aspirantes a puestos de elección, y no solo porque es una casa conocida, sino porque el PRM hasta ahora es un solar sin dueño. Los promotores del Partido Revolucionario Moderno creen que esa situación desaparecerá a partir del domingo, cuando la organización será oficializada y los dudosos sabrán a qué atenerse. Entonces, y es lo que esperan, los compañeros vendrán en tropel. Aunque tienen problemas con los espacios o con los rangos, pues todos se sienten capitanes y muy pocos soldados. Mejía ni Abinader pueden hacer lo que Vargas: recibir con ascensos, como será el caso de Tony Peña Guaba. Alfredo Pacheco, por ejemplo, anda con maletas, y ya en el andén, solo que al parecer no quedan asientos en tren y él no aceptará ir de pie…
LA EXHIBICIÓN.- Ahora vendrá la etapa de la exhibición, en que cada grupo presentará sus mejores ejemplares, aunque sean caballos viejos y cansados. Luis Abinader, por ejemplo, mostró a Vicente Sánchez Baret en su acto del pasado domingo, y tal vez de esa manera pudo echar guararé a Hipólito Mejía, pero esa salida no fue bien recibida. “¿Vicente moderno?”, se preguntó más de uno. Aunque todo diablo es candela. También se comentó con ironía que el joven José Ignacio Paliza se refiriera a Abinader como “candidato del futuro”, cuando se le supone del presente. Mejía todavía no da cuenta de su estado mayor, aunque no se esperan sorpresas. Sin embargo, hace amarres por fuera que lucen interesantes, y hasta de provecho. En Mao, población que visitó el pasado fin de semana, barajó fórmulas que van más allá del PRD y del PRM. Se mencionó a Felipe Rodríguez –El Chino--, reformista que en el 2010 fue en la boleta del PLD, como parte de una alianza, y que ahora, al parecer, haría tratos con Mejía y el PRM. Miguel Vargas, por su parte, tiene a Tony Peña Guaba como su buque insignia…
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