No te prives de abrazar frecuentemente a las personas que amas e incluso a aquellas que solo te simpatizan. Las consecuencias para tu salud y la del abrazado son muchas y todas muy positivas.
Te hacen sentir mejor La ciencia descubrió que un abrazo es el detonante para que el cerebro produzca más oxitocina, la denominada hormona del cariño. Este compuesto es generado en el hipotálamo cerebral y es enviado a la circulación por conducto de la glándula pituitaria. El neuropéptido promueve los sentimientos de confianza, apego y unión, según una investigación de la Universidad DePauw, Indiana, conducida por el doctor Matt Hertenstein.
Reducen la tensión arterial y ayudan al corazón La cadena de eventos microquímicos que desencadena un abrazo es fascinante. El contacto de piel con piel activa de inmediato los Corpúsculos de Pacini. Estos son receptores sensoriales de la piel que entran en actividad por la simple presión mecánica del abrazo. Las señales de estos receptores son enviadas al cerebro, disminuyendo la presión arterial. Una investigación de la Universidad de Carolina del Norte encontró que las personas poco propensas a los abrazos tienen un ritmo cardíaco promedio que supera en 5 latidos por minuto al de las personas que dan y reciben abrazos con frecuencia.
Reducen los temores El contacto físico permite ganar confianza a la persona que da el abrazo. La persona que es abrazada también puede aliviar sus miedos y ganar en autoestima; esto ocurre incluso en los casos en que los contactos interpersonales son fugaces y triviales, según un estudio de Sander Koole publicado por la Asociación de Ciencia Psicológica.
Alivian el estrés Un estudio conducido por el psicólogo Ene Astrom, publicado en la revista Psicología Integral, estableció que con los abrazos tiene lugar una serie de reacciones bioquímicas y fisiológicas que disminuyen el estrés y reducen la fatiga. Estas reacciones también estimulan el sistema inmunológico, por lo que estamos mejor preparados para afrontar infecciones y otras enfermedades.
Fundamentales para el sano desarrollo del niño La neorobiólogo Maria Carlson condujo un estudio en Rumania sobre la salud física y psicológica a largo plazo de los bebés y niños que crecen en los orfanatos, lugares donde el contacto físico amoroso es mucho menor que en los hogares. La investigación concluyó que la falta de contacto afectó severamente el comportamiento en la edad adulta.
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