El deber nos llama
MARGARITA CEDEÑO DE FERNÁNDEZ
Al concluir esta semana el período electoral y llegado el día de las elecciones, el llamado día “D”, la ciudadanía asiste a la gran fiesta de la democracia, una frase que refleja el verdadero sentido de un certamen electoral.
Si bien es cierto que el voto es un derecho, también es un deber; y en la sociedad en que vivimos, cada vez adquiere mayor importancia el sufragio, es decir, el deber de asistir al colegio electoral para ejercer el derecho al voto y cumplir con este mandato constitucional.
Una democracia como la nuestra, con una muy alta incidencia y penetración de la política en la vida diaria de los dominicanos y las dominicanas, goza de niveles de abstención relativamente moderados, que no llegan a ser preocupantes.
Sin embargo, al compararnos con la realidad de otros países, se puede observar que existe una disminución constante en los niveles de participación del electorado en los certámenes, por considerar que su voto en nada cambia un resultado previsible.
Permitir que se siembre un sentimiento de apatía hacia el deber del voto, es un signo preocupante en cualquier sociedad, puesto que la representatividad y legitimidad de quienes ocupan puestos públicos, se valida en tanto los ciudadanos y ciudadanas acuden a los centros electorales.
Las autoridades electorales enfrentan, entonces, el gran reto de mantener los niveles de participación en constante crecimiento e integrar y motivar a los diversos grupos para que sean parte de la vida democrática.
En ese tenor, la ejecución de una política amplia de formación e información al ciudadano y ciudadana, es esencial en los procesos electorales; una tarea que corresponde tanto al órgano electoral, como a los partidos y la sociedad civil. Lo mismo en cuanto a la implementación de estrategias para facilitar la participación de personas vulnerables, discapacitadas o incapacitadas, tal y como lo ha hecho el órgano electoral para estas elecciones con medidas como el voto en casa.
De igual manera, facilitar la participación de las minorías, promover la equidad de género e implementar soluciones tecnológicas que garantizan el ejercicio de un voto informado, son medidas que debemos aplaudir en el actual proceso electoral.
Para los próximos certámenes electorales, resulta importante que el órgano electoral exija a los Partidos Políticos la implementación de campañas de concienciación sobre el derecho y el deber que constituye el voto, en especial hacia una juventud que comienza a mostrarse insatisfecha con ciertos modelos políticos vigentes.
Hay señales en el panorama electoral de América Latina que indican que el abstencionismo y el ausentismo electoral, podrían amenazar el éxito de los certámenes electorales. Es por ello que se requiere el concurso de los actores del sistema político, tanto para aumentar en cantidad la participación electoral, como en calidad, para que las elecciones continúen cumpliendo su función legitimadora del poder político.
Ahí entra en juego una función importante del liderazgo político, que tendrá que ser abordada pasado este proceso electoral. Los partidos políticos debemos retomar la labor de formación electoral de los ciudadanos y ciudadanas, para que su participación en el sistema político sea constante.
Para este momento, solo nos queda invitar a toda la población a ejercer su derecho y su deber al voto, con conciencia y responsabilidad, porque es una de las formas como pueden moldear un mejor país.
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