La Fuerza del Pueblo en la política dominicana




Leonel Fernández
Santo Domingo, RD

En medio de grandes esperanzas y desbordantes expectativas, ha emergido, en el ámbito nacional, una nueva organización política: la Fuerza del Pueblo.

Esta nueva organización es el resultado de la ruptura ocurrida dentro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), así como de la fusión que ha tenido lugar, en forma generosa y solidaria, con el Partido de los Trabajadores Dominicanos (PTD).

Al nacer, la Fuerza del Pueblo se inspira en el gran legado histórico dejado por los Padres de la Patria, Duarte, Sánchez y Mella; por la acción heroica de los próceres de la Restauración, liderados por el insigne Gregorio Luperón; por los patriotas que pusieron en alto la Bandera Nacional al enfrentar la ocupación norteamericana de 1916-1924; por los luchadores antitrujillistas; por los combatientes de la Revolución de Abril; y por el pensamiento y conducta patriótica del profesor Juan Bosch.

Pero, además, al surgir como nueva entidad en el horizonte político dominicano, la Fuerza del Pueblo lanza una mirada hacia el futuro. Parte de la premisa de que durante las últimas dos décadas ha habido una aceleración del crecimiento económico, de la modernización y del progreso en la República Dominicana.

Al mismo tiempo, sin embargo, reconoce que, a pesar de los esfuerzos realizados, aún persisten graves problemas en la sociedad dominicana que impiden su tránsito definitivo hacia una sociedad próspera y desarrollada. Entre esos problemas se encuentran, entre otros, el de los todavía significativos niveles de pobreza y marginalidad; el de las altas tasas de desempleo y bajos salarios; el de la falta de oportunidades; el de la baja calidad de la educación; el del acceso inequitativo a los servicios de salud; el de la carencia de agua potable; el del déficit habitacional; el del tráfico ilícito de drogas; el de la inseguridad ciudadana; el de la falta de justicia; y el de la debilidad democrática institucional.

Todo ese conjunto de problemas nos indica que hay espacio suficiente de participación política para todos aquellos ciudadanos sensibles que deseen formar parte del proceso de transformación, en todos los órdenes, que requiere la República Dominicana. En tal virtud, la Fuerza del Pueblo estará integrada por hombres y mujeres provenientes de los más diversos sectores de la vida nacional. Sus filas estarán conformadas por obreros y campesinos; por jóvenes y ancianos; por mujeres; por estudiantes; por profesionales de distintas ramas; por artistas e intelectuales; por deportistas; por altos, medianos y pequeños empresarios; y, en fin, por todos aquellos que sientan el llamado de la historia para desempeñar con dignidad su papel de ciudadanos responsables en hacer realidad el sueño de una República Dominicana democrática, moderna, próspera, justa y solidaria.

Complejidad de la época
Al irrumpir en el escenario político nacional, la Fuerza del Pueblo se adhiere a un conjunto de valores y principios. Entre esos figuran su defensa de la independencia, soberanía y autodeterminación de la nación dominicana. Además, considera que la democracia, en la época actual, constituye la mejor forma de convivencia civilizada. Esto así, primero, porque permite el acceso al poder por vía de la expresión de la voluntad popular; y, segundo, debido a que proporciona garantías al ejercicio de la libertad individual.

Advierte, sin embargo, que no es suficiente que la democracia se limite al ámbito político e institucional. Requiere que esta promueva la igualdad, la solidaridad y la justicia social, con lo cual mejorarán las condiciones económicas, sociales y culturales de toda la población.

La Fuerza del Pueblo cree en la supremacía de la Constitución como norma sustantiva en la organización del Estado Social y Democrático de Derecho; en el rechazo a la dictadura y a todo tipo de autoritarismo; en el respeto y observancia de la ley; en el establecimiento de la división y límites al ejercicio de los poderes públicos; y en la protección de los Derechos Humanos.

Promueve la igualdad entre el hombre y la mujer; el cuidado del medio ambiente y los recursos naturales; el combate al cambio climático como forma de salvar nuestro planeta de su posible extinción; la transparencia y rendición de cuentas; y la educación de calidad como la manera más idónea para el desarrollo de las capacidades individuales y el avance de la sociedad en su conjunto.

La adopción de esos valores y principios resultan fundamentales para que como pueblo podamos enfrentar y salir victoriosos ante los inmensos desafíos que tenemos por delante en esta etapa inicial del siglo XXI.

La Fuerza del Pueblo está consciente del gran esfuerzo que hay que realizar para fortalecer el Estado nacional, al tiempo que nos insertamos en la globalización. Que esto último implica formar parte de la situación de interdependencia que hoy prevalece a escala planetaria y que nos conduce, necesariamente, al fortalecimiento de organismos multilaterales, como el sistema de Naciones Unidas.

Pero el gran reto, para alcanzar el desarrollo sostenible, será el de cómo, en calidad de país, nos incorporamos a la gran Revolución Tecnológica, que ahora entra en una nueva fase, a través del avance de la inteligencia artificial, el internet de las cosas, la bioingeniería, la robótica, la ciencia de la data y el blockchain.

En síntesis, cómo seguir avanzando como nación, en una época compleja, con demandas sociales insatisfechas del pasado y los retos de una sociedad del conocimiento que se proyecta hacia el porvenir.

En lo inmediato
Pero la Fuerza del Pueblo tiene tareas de corto plazo que cumplir. En lo inmediato, prepararse para participar en dos torneos electorales. Primero, el de las elecciones municipales, programadas para el mes de febrero del 2020; y segundo, el de las presidenciales y congresuales, previstas para el mes de mayo.

Son dos grandes desafíos para una organización que recién se crea para participar en el ámbito político nacional. Sin embargo, es un partido en el que la mayoría de sus miembros tiene una larga experiencia de participación electoral, y, por consiguiente, estará en condiciones de presentar un plan de batalla victorioso en el plazo conferido.

Además, es una fuerza que acaba recientemente de exhibir su potencial. Desafió todo el furor y embestida de una diabólica maquinaria de poder del Estado, el cual, para imponerse, tuvo que recurrir a diversas modalidades de fraude. Todo eso ocasionó que en diversos sectores de la opinión pública nacional su candidato haya sido calificado de ilegítimo.

Así las cosas, la Fuerza del Pueblo ha venido tejiendo una red de alianzas con el Partido Reformista Social Cristiano, el Partido Revolucionario Moderno, el Bloque Institucional Social Demócrata, la Fuerza Nacional Progresista, el Partido Quisqueyano Demócrata Cristiano y el Partido de Unión Nacional.

En adición, ha concitado el apoyo de diversos movimientos populares y de una enorme cantidad de prestigiosos ciudadanos independientes.

Estos últimos estaban más que deseosos de que surgiera en el firmamento político nacional una nueva organización con el potencial de la Fuerza del Pueblo, para incorporarse a sus filas y desde ahí aportar a la democracia, el progreso y desarrollo de la Republica Dominicana.

Más allá de sus retos inmediatos, la Fuerza del Pueblo se organiza para, en el largo plazo, ser una institución relevante y trascendente, que se consolida en el tiempo, para de esa manera, constituirse en un instrumento de paz, prosperidad y bienestar de la familia dominicana.

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