Por Roberto García Hernández *
Los males que afectan a la sociedad estadounidense, en particular el deterioro de la situación económica, y una crisis sin precedentes de los valores morales, impactan de forma significativa en los jóvenes.
El nivel de desempleo, que alcanza casi un ocho por ciento entre la población económicamente activa en Estados Unidos afecta en particular a la juventud, pues según un informe de enero del Buró de Estadísticas 21 por ciento de las personas entre 16 y 24 años no tienen trabajo.
Alrededor de 12 por ciento de quienes terminan sus estudios universitarios, no logran un empleo fijo tras terminar sus carreras respectivas.
Pero en realidad para los jóvenes graduados la tasa es más alta, acota un informe especializado del Fondo Monetario Internacional, porque muchos de ellos terminan sus estudios y se van a otros países a impartir clases de inglés o realizar trabajos de menor envergadura porque no encuentran empleo en la nación norteña.
En cuanto a la deserción escolar, solo en el estado de Nueva York 12 por ciento de los estudiantes abandonan las escuelas secundarias antes de terminar, lo cual contribuye a que 20 por ciento de los jóvenes entre 17 y 24 años estén fuera del sistema educacional y además sin trabajo, afirma un estudio reciente de la Unesco.
Según un artículo publicado a principios de febrero en el diario USA Today, los jóvenes estadounidenses viven hoy en un ambiente de incertidumbre y violencia por los efectos del colapso económico, las bajas norteamericanas en las guerras en Medio Oriente y los tiroteos fatales en las escuelas.
La actual generación sufre una afectación significativa por su papel directo o indirecto en los conflictos en ultramar, que provocaron en los últimos años más de seis mil muertos y 50 mil heridos, en particular en las contiendas en Irak y Afganistán.
Entre otros eventos traumáticos para la juventud en los últimos años, el rotativo citó los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, que ocasionaron unos tres mil muertos, y el huracán Katrina de 2005, que provocó más de mil 800 víctimas fatales.
La publicación compara los traumas actuales con las tensiones similares que enfrentaron los jóvenes estadounidenses en las décadas de los años 60 y los 70 en torno a la posibilidad de un holocausto nuclear y su participación forzosa en la guerra de agresión contra Vietnam.
La masacre en un cine de Aurora, Colorado, en julio de 2012, que provocó 12 muertos y 58 heridos, y un crimen más grave en Newtown, Connecticut, con un resultado de 26 víctimas fatales, son algunos de los incidentes que marcan las vidas de los adolescentes norteamericanos.
Los niños de hoy son más agresivos, como resultado directo de la violencia constante observada en las noticias y en los programas televisivos que muestran personas con esas actitudes, señalan especialistas.
Los medios de difusión son un arma de doble filo, porque pueden ayudar a aliviar el efecto negativo de sucesos violentos, pero a la vez traumatizan a los niños y adolescentes que están expuestos de forma continua a esas acciones.
El flagelo de las drogas es otro mal que corroe a los jóvenes del país norteño, y de acuerdo con la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, Estados Unidos encabeza la lista de naciones consumidoras de drogas, debido a que sus ciudadanos usan por año entre 150 y 160 toneladas de cocaína. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, 41 por ciento de los jóvenes norteamericanos que asisten a las escuelas secundarias y 47 por ciento de los preuniversitarios consumen estupefacientes.
Unos 17 de cada 100 mil jóvenes en el país norteño son víctimas de hechos violentos ocasionados por el consumo excesivo de drogas y alcohol.
Revelaciones recientes señalan que en las escuelas militares la situación es preocupante, como ocurre en la Academia Naval con sede en Annapolis, estado de Maryland, donde tras una investigación de 11 meses, las autoridades expulsaron del centro a 27 cadetes.
Al respecto, el diario Stars and Stripes refiere que los estudiantes consumen marihuana sintética en la escuela, cocaína, mefedrona, mescalina y hongos que producen efectos psicodélicos.
La mefedrona es similar al éxtasis o la cocaína y en ocasiones se vende como sales de baño en Estados Unidos, según dijeron los investigadores, quienes señalaron que más de 500 alumnos del centro utilizaban sustancias de este tipo de una u otra forma.
Algunos estudiantes tenían botellas de refrescos con compartimentos secretos donde escondían sus drogas, y disponían de métodos para alterar las pruebas de orina que se les realizaban habitualmente con el fin de detectar el consumo de estupefacientes.
Todo esto ocurrió en una institución de enseñanza militar que se fundó en 1845 y se considera una de las más prestigiosas de Estados Unidos.
Por otra parte, los delitos sexuales constituyen otro mal que afecta a la juventud estadounidense, y en los últimos meses hubo un incremento sustancial en ese asunto.
Según la organización no gubernamental Red contra los Abusos de Género (RAG), más de 200 mil mujeres son violadas cada año en Estados Unidos, 80 por ciento de ellas tienen menos de 30 años, y una entre cinco víctimas son estudiantes universitarias.
Los jóvenes dentro de las instituciones armadas sufren también los efectos de conductas sexuales inapropiadas.
Un informe reciente del Pentágono reconoce que la mitad de las mujeres militares norteamericanas enviadas a Irak o Afganistán fueron víctimas de acoso sexual y 23 por ciento de ellas dijeron haber sido violadas.
Además, una treintena de instructores de la Base Aérea de Lackland, en el estado de Texas, fueron detenidos durante un proceso investigativo en el que 54 mujeres reclutas se reportaron como víctimas de diferentes modalidades de acoso sexual, incluyendo la violación, en esa instalación militar.
Estos y otros males mantienen a la juventud en un estrés constante, pues una investigación publicada a principios de febrero por la revista Time mostró que los estadounidenses entre 18 y 33 años sufren los niveles más altos de tensiones emocionales.
Alrededor de 40 por ciento de este segmento poblacional reportó que su nivel de estrés se incrementó en los últimos 12 meses y que las causas principales estuvieron relacionadas con problemas en sus puestos de trabajo, el dinero y la amenaza del desempleo.
El incremento de la violencia, la incertidumbre sobre la economía familiar, el desempleo y las consecuencias de la participación de Washington en conflictos en otros países es probable que se mantengan en los primeros planos de las causas de la frustración entre los jóvenes norteamericanos en el futuro previsible.
*Periodista de la redacción Norteamérica de Prensa Latina.
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