Mi colección de “Duartes” (Novela de una chica ilusa, cap. 1)




Me gusta perseguir a Duarte por la ciudad y por los pueblos. Tengo una colección enorme porque, por suerte,está en todas partes. En los pueblos es más fácil encontrarlo: todos los parques principales de las comunidades del país se llaman Duarte, y todos tienen un busto o una estatua de él. 
El más lindo es el relieve del patio de la universidad Apec,y el relieve de Rodríguez Urdaneta que está en el patio del Instituto Duartiano. La escultura más linda es, me parece, la que simboliza a la libertad en el parque Duarte de la Zona Colonial. En el busto que está en el pico Duarte parece que estuviera guapo. No digo yo. Son pocos los que lo visitan ahí, a 3,087 metros sobre el nivel mar. 
Si el rostro no me queda muy lejos, me gusta acercarme y ver sus rasgos –todos parecidos y todos diferentes– y luego hago que María –otro montero si María no está me tome una foto dándole un beso. Casi nunca hay problemas pero una vez, en el parque de Jarabacoa, las señoras que en ese momento salían de la iglesia nos miraron medio raro y hasta la policía echó una ojeada de advertencia. Luego alguien me dijo que eso está prohibido. Qué exagerados son. Yo dudo que la gente ande por ahí dándole besos a las estatuas. Por lo menos nadie que esté en su sano juicio lo haría. Yo, gracias a…, siempre he estado mal de la cabeza…

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