Rafael Correa: ¿Quiénes mandan en la sociedad?
Por Harald Neuber *
Berlín (PL) El presidente de Ecuador, Rafael Correa, fue entrevistado en su visita a Alemania -del 15 al 18 de abril- por el corresponsal de Prensa Latina sobre la eurocrisis, la emancipación de América Latina, el proceso en Venezuela, el poder mediático y los derechos humanos. He aquí la exclusiva.
Harald Neuber: Presidente, miles de ciudadanos europeos -sobre todo en países como Chipre, Grecia o España- sufren en este momento las consecuencias de la crisis. Por otra parte, su gobierno prosigue el concepto de Buen Vivir. La pregunta que se hacen muchos ciudadanos europeos en este momento es: ¿cómo se vive bien? ¿cómo un gobierno puede garantizar en buen vivir?
Rafael Correa: Bueno, no lo puede garantizar, puede dar las oportunidades. Pero no es un concepto de mi gobierno, sino de nuestros pueblos ancestrales. El pueblo Aimara de Bolivia, pero también el pueblo Quichua de Ecuador.
Para el pueblo Quichua, el concepto del Buen Vivir es el Sumak Kawsay. Dice que hay que vivir con dignidad, no buscar cada día tener más, sino vivir en armonía con la naturaleza y con los demás seres humanos. Por ello, es una crítica al modelo consumista del occidente.
Y eso es lo que buscamos, ¿no? Que nuestra gente viva dignamente, no teniendo más cada día, pero obviamente sin las carencias gravísimas que hoy sufre gran parte de la población ecuatoriana y latinoamericana. El fin es que viva en armonía con otras culturas, con la naturaleza y consigo mismo.
HN: Durante una conferencia magistral en la Universidad Técnica de Berlín, usted dijo que lo que está viviendo Europa en estos momentos América Latina lo sabe de sobra. Entonces, ¿qué puede aprender Europa de América Latina?
RC: Depende de si quieren salir rápidamente de la crisis sin mayores costos. En vista de una tal crisis por supuesto se responsabiliza a ciertos gobiernos por los errores que se cometieron, por ejemplo, en la adopción del euro, con ciertos diferenciales de
productividad y salarios.
Pero dada la crisis, si lo que buscamos es salir lo más rápido de ella sin un mayor costo para los seres humanos, para los ciudadanos de los países europeos que están en crisis, bueno, entonces se puede aprender mucho de América Latina.
Básicamente para no hacer lo que nosotros hicimos. Porque las medidas que se tomaron en América Latina prolongaron y profundizaron la crisis. Lamentablemente eso es lo mismo que se hace aquí en Europa.
HN: ¿Tiene usted la impresión de que Alemania, de que Europa está dispuesto a escuchar las sugerencias de América Latina?
RC: Yo por lo menos no acostumbro a dar sugerencias que no me han pedido. Pero en la Universidad Técnica de Berlín nos propusieron como título para la conferencia "Caminos para salir de la crisis". Y lo que hicimos fue hacer una analogía entre algunas de las crisis que ha sufrido América Latina, y lo que está pasando en Europa. Y las similitudes son impresionantes.
En los inicios de los años 80 tuvimos también una crisis de deuda, en la cual por conveniencia del capital internacional financiero, por exceso de liquidez, hasta imponían créditos a nuestros países. Pero, por supuesto, cuando vino la crisis, se enfrentó el problema del over-borrowing (sobreendeudamiento).
Prestamos demasiado, además prestaron demasiado de forma oportunista, irresponsable a gobiernos, a dictaduras militares sin ningún control social, sin ninguna legitimación democrática. Todo es un problema de over-borrowing. Y después vinieron los paquetazos del Fondo Monetario Internacional, las cartas de intención. ¿Para superar la crisis? ÂíNo! Para pagar la deuda, para garantizar el pago de la deuda.
Y la crisis se demoró en ser superada 10 años. Es lo que se llama hoy la década perdida para el desarrollo de América Latina. Ecuador llegó a los años 90 con los mismos niveles de ingreso per cápita que en 1976.
Por eso, insisto, estas medidas prolongan la crisis, porque no buscan proteger el ser humano sino garantizar el retorno del capital financiero, el pago del capital financiero. Y vemos que los mismos errores se están cometiendo en Europa.
HN: Entonces, ¿hace falta un nuevo diálogo norte-sur? ¿Cuáles serían los foros adecuados?
RC: El caso de Europa lo solucionan los europeos. Pero eso es un problema de la economía política, es un tema político, no técnico, como decía en la Universidad de Berlín. De quiénes mandan en la sociedad. Y no nos engañemos: En Ecuador también mandaba el capital y sobre todo el capital financiero, como manda hoy en casi todo el mundo.
Yo creo que ese es el gran desafío de la humanidad en el siglo XXI: lograr la supremacía del ser humano sobre el capital. Pero el ser humano se ha convertido en un instrumento más de la acumulación del capital y particularmente del capital financiero.
Mire como es la cosa: Ya no hay países sino solamente mercado. Y todo en función del capital. Yo lo que veo en el manejo de la crisis europea es lo que sucedió en América Latina en los 80, o que sucedió en Ecuador en el 99 con la gran crisis que tuvimos. Todo en función del capital y no de los seres humanos.
HN: En América Latina han surgido nuevos organismos regionales como la Celac y el ALBA. ¿Cómo han cambiado la geopolítica y cómo pueden cambiar la arquitectura financiera internacional?
RC: Eso puede cambiar muchísimo. Pero tenemos que avanzar paso por paso. Ya hemos avanzado mucho. Lo que ha logrado Unasur, por ejemplo, en estos años de creación desde 2008 es mucho más de lo que avanzó en el mismo tiempo la Unión Europea. Vamos más rápido, pero tenemos que ir más rápido aún.
De hecho, es sorprendente cómo 27 países con diferentes temas y culturas políticos, religiones e idiomas pudieron integrarse. Entonces, se puede hacer mucho. Por ejemplo, la nueva arquitectura financiera regional que ya estamos discutiendo y ojalá pronto estemos construyendo.
Ya se empezó con el tema de la compensación. Es absurdo utilizar una moneda extranjera para nuestro intercambio. Solo por eso se transfiere riqueza al emisor de la moneda, por lo que se llama impuesto por señoreaje. Si yo vendo una silla ecuatoriana a Venezuela y utilizamos dólares para estas transacciones, los Estados Unidos ganan un
porcentaje de eso.
Ya estamos creando un sistema de compensación. Si yo le vendo 500 millones de dólares y ellos nos venden 400 millones de dólares, ¿tenemos 900 millones de dólares? No. Se cruzan cuentas y solo utilizamos 100 millones. Pero eso es una parte.
En estos momentos en el sur tenemos otro fenómeno absurdo. En el caso ecuatoriano ya no, ya corregimos eso. Pero uno de los instrumentos eran los mal famosos bancos centrales autónomos que mandaban los fondos de la región fuera. Estamos hablando de 400 mil millones de dólares para financiar países más ricos que nosotros. Allá nos pagan 0,5 por ciento de intereses, tal vez hasta un por ciento. Y nosotros prestamos este mismo dinero después por seis, siete por ciento. Es un absurdo.
Si dejamos esta plata en la región, nosotros mismos podemos utilizarla. Además vamos uniendo reservas. Se requerirían menos reservas y las reservas se quedarían en la región para financiar proyectos regionales. Entonces, eso son cosas obvias de hacer. Estamos en eso y son problemas más bien de coordinación.
También estamos trabajando en el Banco del Sur, un banco de desarrollo para prestar dinero en condiciones adecuadas para proyectos sobre todo de infraestructura para el desarrollo de Sudamérica.
HN: Hubo un golpe de Estado en Honduras, un golpe de estado parlamentario en Paraguay, intentos de golpe de Estado en su país, pero también en Venezuela y Bolivia. ¿Puede, señor Presidente, la nueva izquierda lograr un consenso en sus sociedades?
RC: ¿Pero cómo puede haber un consenso si estamos rompiendo la estructura
de siglos? Usted ha enumerado los cinco intentos de desestabilización, dos de ellos exitosos, de gobiernos en América Latina en lo que va de este siglo. Los cinco contra gobiernos progresistas. Jamás contra un gobierno de derecha. Eso muestra claramente lo que está pasando.
Nosotros somos el peligro. La democracia es buena hasta que está en riesgo de ser cambiada. Con las nuevas democracias latinoamericanas, con gobiernos progresistas con un inmenso apoyo popular, las cosas por fin están cambiando. No es que América Latina era un paraíso, un ejemplo social y económico. Ha habido injusticia y explotación. Por fin está cambiando, pero obviamente eso nos crea grandes enemigos.
Cuando les conviene a ellos, son grandes defensores de la democracia, pero cuando democráticamente estamos cambiando las cosas, no dudan en asesinar presidentes, de tratar de tumbarlos. Eso son los poderes que tenemos que enfrentar y derrotar en Nuestra América. Eso mucha gente en Europa y en los Estados Unidos no lo entiende, que evalúan la situación en América Latina desde el punto de vista de sus países.
Si estoy en conferencias en los Estados Unidos siempre les digo, para que tengan un mejor contexto, un mejor enfoque para entender lo que está pasando en América Latina, que se imaginen la lucha por los derechos civiles en los años 60. Como se mataba, como se asesinaba a estos líderes. O la lucha por la liberación de los esclavos. Esto generó hasta una guerra civil que casi destruía a los Estados Unidos. Es un mejor contexto para entender lo que está pasando en América Latina.
HN: Dice usted que los cambios políticos le han creado grandes enemigos. ¿Así se puede explicar también lo que hemos visto en los últimos días en Venezuela?
RC: Siempre ha sido la estrategia de la derecha venezolana, con respaldo de grupos nacionales y extranjeros, que se gane con poco margen para cuestionar las elecciones y crear inestabilidad. Acuérdense que lo intentaron con Hugo Chávez. Felizmente los resultados eran tan amplios que fracasaron estos planes.
Siento la pena por la muerte de Hugo Chávez porque obviamente es un querido amigo que se fue, no solo el presidente de Venezuela. Pero fallece. Se tienen que realizar nuevas elecciones. Y nuevamente la oposición trata de lograr su objetivo, que el margen no sea tan amplio.
En las elecciones presidenciales se ha ganado con más de 200 mil votos. Pero en términos porcentuales eso es entre uno y dos por ciento. Entonces, eso es un escenario que les permite crear inestabilidad, lo que siempre buscaron.
Tenemos una posición muy firme por parte del gobierno ecuatoriano: que revisen lo que hay que revisar, esa es la decisión de los venezolanos, sus instituciones, pero para nosotros el ganador de las elecciones es Nicolás Maduro.
HN: Señor presidente, vamos a hablar sobre la prensa. De hecho, todos los gobiernos de la nueva izquierda latinoamericana están en un conflicto permanente con la prensa. ¿Por qué?
RC: ¿Pero quién es parte de estos poderes que acabamos de mencionar? Los principales desestabilizadores, golpistas. Vaya a ver lo que pasó en Chile en la época de Allende. ¿Quién fue el principal conspirador? ÂíEl diario El Mercurio! De eso no se habla porque, mire, eso sería un atentado contra la libertad de prensa.
Nosotros diferenciamos muy bien entre la libertad de prensa y ciertos negocios corruptos de las empresas de comunicación, que han sido instrumentos de poder para mantener el estatus quo.
¿Cómo no criticar la prensa burguesa si son los representantes de los poderes que han dominado y explotado nuestro país? Ahora, sinceramente creo que eso no es solamente un desafío para nuestros gobiernos, es un desafío a nivel mundial.
Imagínese que lo que conocemos y no conocemos, lo que creemos de personas que jamás hemos visto, depende de lo que nos digan negocios privados dedicados a la comunicación, pero negocios al fin y al cabo, que cuando tienen que escoger entre garantizar el derecho a la información y las utilidades por definición van a escoger mayor rentabilidad. Y eso es algo que tiene que discutir la humanidad.
Claro, el problema, esta contradicción de fondo, negocios privados con fines
de lucro proveyendo un derecho, se mitiga en países europeos o en los Estados Unidos, donde hay mucho profesionalismo, mucha ética, donde es antinatural mentir. Y donde hay una democratización de los medios de comunicación.
Pero eso no existe en América Latina, donde los medios de comunicación están concentrados siempre en la oligarquía, donde la estrategia era crear oligopolios económicos con bancos y luego poner un canal de televisión. ¿Para informar? No, Âípara defender el banco! Para defender el oligopolio económico. Allá no existe profesionalismo, no existe ética. Donde mentir por común se considera como normal.
Es terriblemente grave el efecto que hace una mala prensa para los propios derechos humanos, para la propia democracia. Eso es lo que denunciamos, eso es lo que enfrentamos y por eso, pues, el conflicto con la oposición y ciertos grupos mediáticos.
HN: Con eso se puede explicar la incomprensión en Europa de los procesos políticos que se están llevando a cabo en América latina.
RC: Claro, porque no informan, sino hacen propaganda. Y eso no solamente lo
decimos nosotros. Vaya a ver que dijo Mario Vargas Llosa, de la derecha, sobre el periódico El Comercio, de Lima. Gravísimo. Lo puso por escrito, renunció cuando eran las elecciones de Ollanta Humala y Keiko Fujimori en Perú. Que manipulaba, que despedía los periodistas que no seguían la línea editorial, que censuraba. Lo dice por escrito.
Pero, ¿qué pasó? Nadie hizo nada. A pesar de que esta denuncia de Vargas Llosa refleja bien el problema de la prensa latinoamericana. Pero todo el mundo tiene terror al poder mediático Cuando usted ataca el Fondo Monetario, todo el mundo va a aplaudir, porque lo odian por los paquetazos. ¿Por qué no tiene legitimidad acá y eso se cubre por la libertad de expresión?
Calificar la crítica contra los medios y a los negocios de las empresas de comunicación como ataque a la libertad de expresión es tan absurdo como decir que criticar al presidente está contra la democracia. La libertad de expresión es un derecho de todos los ciudadanos. No es un privilegio de aquellos que tenían plata para comprarse una imprenta.
HN: Vemos que hay dos discursos sobre los derechos humanos, sobre los derechos de libre expresión en América Latina y Europa. ¿Eso juega también un papel en el caso de Julian Assange?
RC: Antes de tocar el caso de Julian Assange, quiero agregar una cosa. Cuando ya no nos pueden criticar por cosas que son obvias tomando en cuenta la disminución de la pobreza, de la desigualdad, las elecciones ganadas, la democracia real, entran en conceptos medio intangibles como la libertad.
¿Cuántos crímenes se han cometido en el nombre de la libertad? La Revolución Francesa: tres mil cabezas decapitadas en el nombre de la libertad. Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, autor de uno de los documentos más bellos de la humanidad, la Declaración de Independencia, que en su párrafo segundo dice que todo el ser humano tiene el derecho a la felicidad, a la libertad, poseía 200 esclavos. Y no es que Thomas Jefferson era un hipócrita, sino había nacido con ello, no consideraba los esclavos personas, él hablaba solo para los blancos.
Y si esta gente habla de derechos humanos, se refiere a su libertad, a sus derechos. Cuando queremos crear los derechos humanos para todos, la libertad para todos, somos nosotros los que atentamos contra los derechos humanos. Y eso se ha vuelto un instrumento de persecución de los gobiernos progresistas y de desinformación. Hasta el punto de que en Europa deben creer que las cárceles en Ecuador están llenas de heroicos periodistas que denunciaban la corrupción del gobierno.
Vayan a ver qué periodista está preso por su opinión. Pero si alguien atropelló contra una persona, asesinó, está preso. Pero hasta eso se denuncia como atentado contra la libre expresión.
Aquí hace dos años se cerró una radio y se apresó a 23 personas porque esta radio era nazi. Pero aquí hay civilización. Allá no cerramos ninguna radio. Allá no se ha metido a ninguna persona presa por su opinión, pero si se enjuicia a un periodista por difamar, es barbarie. Aquí hay civilización, allá hay barbarie. Existe una gran doble moral y un gran eurocentrismo.
Volviendo a su pregunta sobre Julian Assange. Qué raro, no, que el defensor de la libertad de expresión haya escogido a un país para refugiarse que no respeta la libertad de expresión de acuerdo con cierta prensa. De todas maneras, Julian Assange sigue bajo la protección del estado ecuatoriano. Le hemos otorgado en ejercicio de nuestra soberanía asilo. Ya está en las manos de Europa resolver el caso de Julian Assange.
HN: Ecuador forma parte del grupo de estados que ya han firmado el protocolo facultativo del pacto internacional de derechos económicos, sociales y culturales. Alemania no es parte de este todavía pequeño grupo. ¿Fue ese un tema en las conversaciones a nivel gubernamental?
RC: No. Ni siquiera estoy muy enterado del mencionado tratado. Pero lo que sí le puedo decir, precisamente por el caso de Julian Assange: Antes de otorgarle asilo empezamos a revisar mucha legislación de derecho internacional. Y es impresionante: los países latinoamericanos hemos firmado todo. La Corte Penal de Roma, la Corte de La Haya, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, etcétera. Y los que más hablan de los derechos humanos no firman nada.
Ecuador es uno de siete países del sistema interamericano que ha firmado absolutamente todos los instrumentos de derechos humanos interamericanos. El Pacto de San José contra la tortura, contra la pena de muerte, todo.
También a nivel internacional hemos firmado casi todo. Yo diría todo hasta que
encuentro un tratado que todavía no hemos firmado. Y los países que más hablan de defender los derechos humanos y todo eso, no firman nada. O sea, es puro discurso, pero no firman nada para que decisiones de ciertas organizaciones no sean vinculantes. Es una doble moral muy grande.
*Corresponsal jefe de Prensa Latina en Alemania.
arb/hn
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