EL MOMENTO QUE VIVÍ
Por Francisco Moya Henríquez.
Periódico Patria. Pág. 2, del día 30 de mayo 1965.
Hay alrededor de 3,800 presos de ambos sexos en la penitenciaría nacional de La Victoria, soportando toda clase de vejaciones y torturas físicas y morales.
Ayer me soltaron, pero en lo que estuve allí, vi más cosas horripilantes que las que los yanquis enseñaron a cometer a los nazis, antes de que estos últimos tuvieran ocasión de aplicarlas en la segunda guerra mundial.
A las mujeres se las tiene hasta tres días sin comer, en solitarias inmundas; de vez en cuando las sacan, las maltratan y luego las llevan al llamado Canal Siete, donde los prebostes son el asesino Balá, el torturador Pechito y un tipo a quien llaman El Avión, que ultimó a un dentista de apellido Pou, cuando el Consejo de Estado.
El día que caí preso, me hicieron levantar a las 6 de la mañana en paños menores. Unos vente policías rompieron el armario de mi casa y me ordenaron salir fuera, donde, según me dijeron, me fusilarían junto con otras personas, mas.
Echaron toda mi ropa fuera, como buscando armas. Le dieron un bofetón a mi esposa, quien les grito criminales. De allí fui sacado y subido en un camión junto con otros como 200 hombres que tenían presos en el callejón. Nos llevaron al cuartel de la Transportación y allí nos dieron muchos golpes. Dos presos murieron en esta golpiza colectiva.
Sacaron los muertos, los pusieron en yaguas y les pegaron fuego, al tiempo que nos decían: ¨así les pasara a todos los constitucionalistas¨.
En seguidas se nos ordenó salir de tres en fondo para fusilarnos. Cogieron un tanque y dispararon hacia arriba. La fuerte explosión casi nos deja locos o todos.
De ahí nos llevaron al estadio de béisbol y se nos ordenaron acostarnos boca abajo. En el suelo se nos apuntaba con ametralladoras en la cabeza.
¨Constitucionalistas¨ -gritaban- ustedes serán fusilados¨.
Montaron una ametralladora calibre 30 y dispararon hacia la pared. Si hay periodistas pueden ver los agujeros en la verja del play.
Nos tuvieron el día entero al sol, de 8 de la mañana a 3 de la tarde. A esa hora cayo un aguacero fuerte y largo que nos caló a todos.
Del play pasamos esa noche a la Victoria, recibiendo golpes sin compasión. Dos compañeros más murieron en esta nueva golpiza.
En total, metieron en la solitaria donde yo estaba 397 hombres y mujeres, quienes tuvimos tres días sin comer ni hacer nuestras necesidades fisiológicas, porque no podíamos casi ni respirar. Se nos sacaba de la celda para maltratarnos de palabras y golpearnos.
Un día sacaron a una muchacha, la desnudaron y en presencia d todos los presos, le dijeron que en las partes genitales era donde las mujeres guardaban los revólveres.
A las demás mujeres las sacaron al patio y luego de despojarlas de sus vestidos, un policía ordeno que las encerraran, al tiempo que decía ¨esas me las voy a tirar yo, que con ella voy a hacer un sancocho¨.
Después de cinco días en solitaria los interrogaron a casi todos, y les dijeron que los iban a fusilar porque formaban parte de un Comando.
El día del interrogatorio, los oficiales hablaron de una lista que tenían, lograda en el barrio donde resido. Al otro día sacaron al patio a once muchachas y les cayeron a golpes.
De la comida, debo decir que nos daban casi nada. La cuarta parte de un pan viejo era la ración de un preso. El agua es similar a la que queda cuando una mujer lava una pieza de ropa.
A veces llevan un caldero de comida a una celda con 300 presos dentro. Los primeros que llegan al caldero son los que alcanzan y los únicos que comen.
Cuando los prisioneros pelean por el poco de agua salada que les dan, son llevados a obscuras celdas solitarias sin ventilación de ninguna especie. Eso reaccionarios son más bárbaros que Trujillo y todos los tiranos juntos
Tomado del portal de Tirso Medrano
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