Científicos argentinos pudieron "conversar" durante 20 minutos con un fantasma...
Un equipo de investigadores logró "conversar" veinte minutos con el fantasma de un castillo argentino, que se comunicaba mediante luces. La charla culminó cuando varios equipos dejaron de funcionar y pudo verse la silueta de un niño moviéndose junto a una puerta.
A 280 kilómetros de la capital argentina, camino a Tandil, se encuentra el Castillo de Egaña, un lugar hasta el que llegó el equipo de Crónica Fenómenos Paranormales, parte de Crónica, por supuesto.
Esta enorme edificación de tres pisos fue construida por pedido de Eugenio Díaz Vélez, entre 1918 y 1930, con 77 habitaciones. Funcionó como un orfanato hasta la década del 70, cuando se produjo un asesinato. El tiempo pasó y en la actualidad la bella construcción está semiderruida.
El equipo comenzó la investigación pasadas las dos de la madrugada, recorriendo el castillo para efectuar mediciones y marcar lugares peligrosos de transitar. Utilizaron grabadores digitales, cámaras de fotos, medidores de temperatura, sensores de movimiento y luz, sensores de movimiento con alarma sonora, cámara de video con infrarrojos, linternas, medidores de campos electromagnéticos y un péndulo de cuarzo. Fundamental el péndulo de cuarzo.
Primero se eligió el tercer piso, cubierto en dos grupos. Se hicieron preguntas, invocando respuestas de entidades que pudieran ser capturadas por cámaras o grabadores de audio especiales. Según la crónica de ídem, comenzó una conversación con una entidad, que duró cerca de veinte minutos.
A través de la manipulación de luces, se le preguntó si era un niño, pero lo negó. Luego dio a entender que se trataba del antiguo director de lugar, Eduardo Daniel Burg, quien murió cerca de ahí. Cuando se le preguntó si estaba contento con que su hijo luchara por conservar el lugar a través de una fundación, las luces se encendieron a pleno.
De paso, le preguntaron por la historia del asesinato, que supuestamente habría sido por haber visto una violación. Las luces se detuvieron, o sea que la respuesta fue "no". Sí confirmó que fue la muerte de un joven que se negaba a irse del orfanato.
Se le pidieron más muestras de presencia al fantasma, algo que nunca hay que hacer y ellos deberían saberlo. Una de las cámaras que filmaba se detuvo y el camarógrafo divisó la figura de un niño moviéndose cerca de la puerta. Gritó a los demás que lo fotografiaran, pero las cámaras de fotos también fallaron.
"Cuando las entidades pueden manipular el campo electromagnético, las ondas de audio o la temperatura, también tienden a alimentar su energía de los dispositivos que se utilizan, y cuando uno de estos o varios empiezan a fallar al mismo momento, se sabe que algo va a suceder", explicó Jorge Fernández Gentile, integrante del equip.
La investigación continuó en el piso central y la planta baja, pero en un clima "diferente, más límpido, sin tanta carga, como aliviado". Habrá un informe con los resultados definitivos, pero mientras tanto publicaron un adelanto.
A 280 kilómetros de la capital argentina, camino a Tandil, se encuentra el Castillo de Egaña, un lugar hasta el que llegó el equipo de Crónica Fenómenos Paranormales, parte de Crónica, por supuesto.
Esta enorme edificación de tres pisos fue construida por pedido de Eugenio Díaz Vélez, entre 1918 y 1930, con 77 habitaciones. Funcionó como un orfanato hasta la década del 70, cuando se produjo un asesinato. El tiempo pasó y en la actualidad la bella construcción está semiderruida.
El equipo comenzó la investigación pasadas las dos de la madrugada, recorriendo el castillo para efectuar mediciones y marcar lugares peligrosos de transitar. Utilizaron grabadores digitales, cámaras de fotos, medidores de temperatura, sensores de movimiento y luz, sensores de movimiento con alarma sonora, cámara de video con infrarrojos, linternas, medidores de campos electromagnéticos y un péndulo de cuarzo. Fundamental el péndulo de cuarzo.
Primero se eligió el tercer piso, cubierto en dos grupos. Se hicieron preguntas, invocando respuestas de entidades que pudieran ser capturadas por cámaras o grabadores de audio especiales. Según la crónica de ídem, comenzó una conversación con una entidad, que duró cerca de veinte minutos.
A través de la manipulación de luces, se le preguntó si era un niño, pero lo negó. Luego dio a entender que se trataba del antiguo director de lugar, Eduardo Daniel Burg, quien murió cerca de ahí. Cuando se le preguntó si estaba contento con que su hijo luchara por conservar el lugar a través de una fundación, las luces se encendieron a pleno.
De paso, le preguntaron por la historia del asesinato, que supuestamente habría sido por haber visto una violación. Las luces se detuvieron, o sea que la respuesta fue "no". Sí confirmó que fue la muerte de un joven que se negaba a irse del orfanato.
Se le pidieron más muestras de presencia al fantasma, algo que nunca hay que hacer y ellos deberían saberlo. Una de las cámaras que filmaba se detuvo y el camarógrafo divisó la figura de un niño moviéndose cerca de la puerta. Gritó a los demás que lo fotografiaran, pero las cámaras de fotos también fallaron.
"Cuando las entidades pueden manipular el campo electromagnético, las ondas de audio o la temperatura, también tienden a alimentar su energía de los dispositivos que se utilizan, y cuando uno de estos o varios empiezan a fallar al mismo momento, se sabe que algo va a suceder", explicó Jorge Fernández Gentile, integrante del equip.
La investigación continuó en el piso central y la planta baja, pero en un clima "diferente, más límpido, sin tanta carga, como aliviado". Habrá un informe con los resultados definitivos, pero mientras tanto publicaron un adelanto.
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