Mi Bandera
Julio César Castaños Guzmán
Hoy rinde tributo a la Bandera Dominicana esta Suprema Corte de Justicia. ¡Cómo no amarte Bandera nuestra, si amándote a ti estamos amando a la República Dominicana!
Por eso para ti hoy, Divisa Gloriosa, van estas palabras:
Crucificando el cielo y la sangre una cruz que por demás es blanca, sugiere la paz y el sacrificio de los dominicanos.
Libre, majestuosa. Deja ver todo el reposo que de suyo le es propio. Exaltada en sí misma ya en la driza, ya en el tope.
Alégrase cada mañana con el clarín que la saluda en los cuarteles, con la formación escolar que la distingue.
Contrapunteando los crepúsculos se deja llevar del asta que la baja, que la sube; y que a veces, de luto y crespón la señala a medias.
Frente a ella tiembla la mano que la asiste, porque la emoción de toda una nación está contenida. Resumida en tanta historia, en tantos hechos que nos cuenta.
Ha resuelto llevar una cruz que rompe en cuatro el mar y el fuego, en cuatro cuartos perfectos. Y no la contiene nadie en su pregón infinito de imponerse en Paz. Cruz de paz; de océanos y estrellas.
Pabellón que rematado en el centro por un cuadrilongo en armas anuncia la Buena Noticia de que conoceremos la verdad y la verdad nos hará libres. Noticia venturosa flanqueada de palma y laurel.
El pregón de una República consagrada a la Augustísima y Santísima Trinidad de Dios Omnipotente.
Anhelo de Trinitarios de Dios, Patria y Libertad.
Sábana de mártires. Mortaja histórica de María Trinidad Sánchez, émula en el sufrimiento ñporque la metralla te atravesó el almaóde quien en vida vivió en Nazaret la vida oculta, a pesar de que siendo Arca de la Nueva Alianza fue templo de la Trinidad.
Princesa de la Educación, capaz de sellar un torin de pencas y yaguas con piso de tierra y convertirlo en una escuela. Desbastando la oscuridad de la ignorancia. Imponiendo el respeto de los santuarios.
Destino de Cantos y Versos, donde más de una lira ha despejado mil requiebros de quienes con prosa impropia se han perdido, en el vano afán de alabarla de palabras, y renegar de ella con los hechos.
Sudario de patriotas que expresa en el azul ultramar los sueños de nuestros hombres buenos, y con el rojo bermellón, la sangre, o el inevitable fluido carnado con que se acompasa la historia. Identidad no traicionada por la tremolina del azar de la República.
Pabellón tricolor que distingue al ciudadano: inspiración de bandas y fajas insignes. Consuelo de mar. Viva llama de luz.
Insignia que no conoces el repliegue de los ejércitos. Pendón que no compartes tu gloria con banderolas; ni se te iza de sesgo como señal oblicua.
Ni te ha visto nadie ondeando en bandolera.
Es que se te concibió con mucho amor para grandes cosas.
Mi bandera dominicana. Hoy que te dedicamos estas humildes líneas, vuelvo a repetirte lo que te dije el día que me enseñaban en la Escuela a izarte, a respetarte, lo que te reiteré mil veces cuando cubriste el catafalco de mi Padre, antes de sepultarlo en el “Cristo Redentor”.
¡Seas por siempre bendita, Bandera Dominicana!
Comentarios
Publicar un comentario