UCRANIA, ANTE LA AMENAZA DE LA DIVISIÓN
Ucrania, ¿a qué conducirá la revolución?
Las agrupaciones de extrema derecha, más comunes en círculos marginales e incluso delictivos, han tomado voz y presencia en Ucrania. Sin embargo, ciudadanos ucranianos advierten que estos radicales desconocen los horrores de la II Guerra Mundial.
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Dmitri Yárosh, uno de los líderes del Sector Derecho ucraniano, es el mejor ejemplo de este ascenso de los radicales. Refrendado por Maidán, ha sido propuesto para cargos de gestión de seguridad local. Además, líderes como Alexánder Muzychko, que hizo un llamamiento a luchar contra los judíos y los rusos en Ucrania, o Ígor Mosiichuk, encuentran ahora eco y respaldo en las calles de Kiev.
Sin embargo, la región de Crimea ya conoce estas amenazas. Ocupada por las tropas de Hitler durante 900 días, fue un punto clave en la victoria soviética sobre los nazis. El horror de la Segunda Guerra Mundial asoló a una comunidad donde convivían judíos, rusos, ucranianos y tártaros.
"Los que están despertando el extremismo de estas ideologías no saben nada, es gente que no tiene experiencias en la vida, no conocen el hambre, no saben lo que es no tener casa o familia", señaló en RT Alexandra Mijáilovna, que trabaja de profesora.
Alexandra conserva en su memoria capítulos que no quiere describir y asegura haber entrevistado a decenas de testigos de los horrores del nazismo. Por eso, no entiende cómo precisamente Ucrania está reviviendo esta pesadilla.
"Todos reaccionaron, los tártaros escondían a niños judíos en sus casas para que los nazis no se los llevaran. También los rusos, los armenios y los ucranianos lo hacían. Desaparecieron más de 17.000 judíos en aquel entonces", explicó un historiador del museo de Simferópol, la capital de Crimea.
La historia de este historiador es común en Crimea: su padre luchó contra los nazis y él se crio solo junto a madre. Enseñar la historia es su homenaje a los desaparecidos. Sostiene que la debilidad del poder da pie al caos y del caos llega el sinsentido de los movimientos neonazis de hoy día.
Crimea es un lugar que la historia ha convertido en un mosaico de mestizaje. Convivir es aquí una condición. Sin embargo, cuando la violencia estalló en Maidán, la onda expansiva llegó también hasta esta república autónoma.
"Son precisamente provocaciones como estas las que se quieren evitar en la península de Crimea, un lugar donde la historia no solo está en sus museos o en sus libros, sino también inscrita en sus paredes, una historia vinculada al nazismo, que ahora, quieren mantener a raya", lamentó un vecino de Simferópol.
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