Frederick Douglass: De esclavo a líder a abolicionista

Es más fácil construir niños fuertes que reparar hombres rotos.

rederick Augusto Washington Bailey, nació bajo la condición de esclavo en 1818, en Tuckahoe, Maryland. Por ello fue tratado como una propiedad más del amo, siendo apartado de los brazos de su madre de forma prematura. Ésto podemos verlo como una aberración, pero hay que tener en cuenta que, si ya de por sí los derechos humanos de los esclavos ni siquiera existían, la libertad de vientre de las mujeres atadas a la esclavitud era impensable.
Las mujeres y hombres esclavos estaban sujetos a la voluntad del propietario; de esta forma, podían disponer, no sólo de mano de obra, si no también de cuerpos, de los cuales abusaban y eran tratados como parte del apero de labranza, incluso en el plano de la intimidad. Es así como la mujer esclava perdía todo derecho sobre sí misma, sobre su cuerpo y sobre su descendencia, siendo las criaturas nacidas de ellas consideradas como mano de obra latente, de la cual podían disponer desde el mismo momento de su nacimiento.

Frederick nació de una mujer esclava y un padre blanco; se desconoce la identidad de ambos ya que, habiendo nacido de una madre esclava, fue enviado a una plantación de Maryland junto con su abuela, la cual lo crió hasta los ocho años. Nunca fue consciente siquiera de su propia edad, ya que este derecho era negado u obviado por los amos. Fue enviado como sirviente de la familia Auld. La señora de la casa, saltándose las restricciones de las leyes de la época, se esforzó por enseñar a Frederick y ofrecerle cierta cultura, algo prohibido en ese momento. No obstante, tras la muerte de su amo fue trasladado a una plantación distinta, y luego a los astilleros.
En 1833, tras un primer intento fallido, Frederick decidió que ya era suficiente, perpetrando su intento de fuga. Sería la segunda vez que lo intentara, pero en esta ocasión consiguió llegar a New Bedford, Massachusetts, donde adoptó el nombre de Douglass y se ganó la vida trabajando como jornalero desde 1838 hasta 1841.

Frederick Douglas se apuntó a exponer su caso en una convención antiesclavista celebrada en Nantucket. Los movimientos antiesclavistas alrededor del mundo estaban teniendo mucho impacto. La sociedad estaba cambiando y muchos intelectuales de la época consideraban la esclavitud como un mal y una aberración de su tiempo. Con el apoyo de los círculos feministas de la segunda ola y con la convicción de que la esclavitud iba en contra de los derechos fundamentales de las personas, Frederick relató su experiencia como víctima de la esclavitud. Fue tal la elocuencia y el sentimiento con el que relató su vida, que el público quedó tremendamente impactado e impresionado.

Frederick era un gran orador y por ello se ganó el puesto de orador delegado de la Liga Antiesclavista de Massachusetts, dedicando a partir de entonces toda su vida a la actividad abolicionista. En 1845 terminó su primera versión de su autobiografía, Vida y tiempo de Frederick Douglass, el cual fue completado en 1882, convirtiéndose en un clásico de la literatura norteamericana.

El movimiento abolicionista, como hemos comentado, estuvo muy apoyado por el movimiento feminista de la segunda ola. Las mujeres, tras luchar por la independencia de Estados Unidos, se vieron obligadas a pelear por la erradicación de las injusticias que se daban a su alrededor, ya sea con las propias mujeres o con la causa esclavista. La cabaña del tío Tom, obra clave de la literatura, fue escrita por una mujer. Las mujeres se vieron obligadas a participar en el movimiento antiesclavista que se alzaba en Europa y América; esto les ayudó a comprender cómo se realizaba la lucha civil y a comparar la situación de la esclavitud con la suya propia. Mientras en el protestantismo se animaba a las mujeres a aprender a leer y a escribir, para una mejor comprensión de la biblia, el analfabetismo en Estados Unidos se reducía, y las mujeres comenzaron a percatarse de su propia capacidad, negada durante siglos.

En 1840 se convocó el primer Congreso Antiesclavista Mundial, donde a las mujeres delegadas de Estados Unidos se les prohibió el acceso, las cuales tomaron conciencia de su propia desventaja y de la necesidad de pelear por sus derechos. 1848 fue un año revolucionario. Con la publicación del Manifiesto Comunista y la réplica que le continuó, la Declaración de Sentimientos en Seneca Falls, primera convención de los derechos de la mujer basado en la declaración de Independencia de los Estados Unidos de América, un documento que empleaba los argumentos del texto original en favor de las mujeres, dándole un calado racional asentado en el texto fundacional del nuevo gobierno.

Pero volvamos a Douglass: este viajó a Europa, apoyando los movimientos abolicionistas, estableciendo lazos con instituciones y diferentes humanistas, relacionando muy estrechamente la pelea antiesclavista con los derechos de la mujer. A su regreso fundó North Star , un periódico que se mantuvo hasta 1860; también durante ese periodo entabló contacto con Harriet Tubman, célebre abolicionista. Su estela comenzaba a proyectarse, sirviendo durante la Guerra de Secesión como consejero de Lincoln, defendiendo los derechos de la población afroamericana a portar armas, y tras la guerra se centró en su labor a los reconocimientos civiles de los esclavos liberados, desempeñando cargos diplomáticos en el exterior.

Frederick fue de los pocos hombres que asistieron a la Convención de Seneca Falls, cuna del feminismo norteamericano y, aunque se vio envuelto en las raíces racistas de algunas mujeres que permanecían dentro del círculo, -mujeres blancas de clase media que pedían el voto de la mujer blanca antes que el de la población afroamericana-, Frederick no se vio afectado, manteniendo sus creencias y activismo hasta su muerte en 1895. Frederick Douglass afirmaba que si no podían votar las mujeres tampoco quería el voto para los negros, asumiendo esta realidad como una amputación, un sesgo que se mantenía sobre el gobierno.


“En esta negación del derecho a participar en el gobierno, no solamente la degradación de la mujer y la perpetuación de una gran injusticia que pase, pero la mutilación y el repudio de la mitad de la fuerza moral e intelectual del gobierno del mundo.”

Douglass intervino con un discurso poderoso que reclamaba de forma conjunta la abolición de la esclavitud y los derechos de la mujer. Pero en 1866, el Partido Republicano presentó las enmiendas XIV y XV a la Constitución, donde se negaba explícitamente el voto a las mujeres, insistiendo en conceder el derecho al voto a los esclavos varones liberados.
El Movimiento Antiesclavista no las apoyó en esta ocasión ya que temía poner en peligro la enmienda, y las sufragistas se sintieron traicionadas por el colectivo al que habían estado apoyando. Si bien, Frederick nunca las dejó en la estacada. Compartió militancia con Sojourner Truth, mujer abolicionista, negra y activista por los derechos de las mujeres, la cual dio su famoso discurso “Ain´t I a woman”.


“En una época en la que la mayoría de los estadounidenses consideraban a los esclavos como hombres y a las mujeres como blancos, Truth encarnaba un hecho que todavía merece ser repetido: entre los negros hay mujeres; entre las mujeres, hay negros”.Nell Irvin Painter

En 1877, siendo ya mariscal para Columbia, toda su familia se involucró en el movimiento. Su hijo, Frederick Douglass Jr. Y su hija Rosetta Douglass Sprague, junto a su yerno, Nathan Sprague, firmaron la petición al Congreso pidiendo el voto para la mujer.

Tras asistir el 20 de febrero de 1895 a la reunión del Consejo Nacional de las Mujeres en Washington, donde recibió una gran ovación de los presentes, se encaminó hacia su casa y allí sufrió un ataque al corazón, quizás un derrame, que lo llevó a la muerte. Es hora de comprender que la lucha feminista no concierne sólo a las mujeres, es una lucha por la justicia y los derechos sociales, negados u oprimidos. Los hombres del pasado comprendían esto y los hombres feministas de ahora también. Gracias a todxs los que apoyaron la causa, por ellos hoy estamos donde estamos; gracias a todxs los que continúan peleando, juntos conseguiremos que mañana la historia sea distinta.

Inma Vela

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