El cambio climático acabó con la civilización egipcia


Excavaciones aseguran que el cambio climático afectó la región del Nilo.

Las primeras civilizaciones urbanas (y casi todas las contemporáneas) han buscado estar cerca de cuerpos de agua: Mesopotamia buscó los ríos Tigris y Éufrates mientras que los olmecas buscaron las desembocaduras de los ríos que bañan la cuenca del Golfo de México. Esta dependencia se explica por la necesidad de una ciudad por mantener un flujo constante de alimentos, que se logra sólo por la explotación permanente de tierras para sembradíos y que a su vez necesitan un suministro estable de agua.

Uno de los mejores ejemplos de esta dependencia fue la cultura egipcia, cuya subsistencia dependió por miles de años de las inundaciones del río Nilo y que permitió la construcción de las pirámides y monumentos que aún hoy admiramos.

Sin embargo, esta relación se rompió varias veces en el pasado, precipitando el colapso de la civilización egipcia, por lo menos en una ocasión.

Una investigación realizada por científicos en la Universidad de Pennsylvania y el US Geological Survey excavó en el lecho del lago Burullus, ubicado en la desembocadura del río Nilo, cerca de la población de Rosetta.



Dicha excavación buscó variaciones en la concentración de polen de cipreses (árboles abundantes en la región) en el subsuelo, lo que proporcionaría a los investigadores información sobre la fertilidad de la zona circundante. Como resultado, encontraron que en las capas del subsuelo que correspondían a los años 4000, 3500, 2900, 2100 y 900 antes de Cristo la concentración de polen disminuía hasta casi desaparecer.

Más enigmático aún, los análisis encontaron altas concentraciones de partículas de carbón vegetal en las capas sin polen de cipreses. Más aún, se halló que los períodos sin polen de cipreses correspondían a décadas enteras de sequía que arrasó una y otra vez los bosques de la zona.

En cuanto a la capa de carbón, al parecer ante la disminución de las reservas de leña para cocinar por la sequía, los bosques fueron arrasados y convertidos masivamente en carbón, lo que habría causado una mayor deforestación y la aparición de un círculo vicioso que pudo haber ayudado a la destrucción del imperio antiguo de Egipto, un reino que floreció entre el 2700 y el 2200 antes de Cristo y cuya desaparición es al día de hoy materia de debate entre antropólogos y científicos de diversas disciplinas.

De comprobarse en otras regiones de Egipto este descubrimiento, el cambio climático sería el responsable de la probable destrucción de por lo menos 2 civilizaciones, una en África y la otra en América, donde algunas evidencias indican que la civilización maya habría colapsado alrededor del año 1000 de nuestra era debido a una sequía causada por la sobreexplotación de la selva yucateca.

Lecciones del pasado que hay que tener muy en cuenta para el presente.


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