El sacerdote Julio Soto con la juventud
El sacerdote Julio Soto, una vida dedicada a la
obra de Don Bosco
De niño se inclinó por la vocación viendo al padre Andrés Nemeth jugar trompo con un niño
Por:Yanet Féliz
Invitado al coloquios del día,al sacerdote salesianos
Julio Soto/foto Jose de Leon
Santo domingo.-Al padre Julio Alberto Soto, aunque nació
en la Zona Colonial, bien podría bautizársele como un
“ciudadano del mundo”, dadas sus vivencias religiosas
en la congregación salesiana en distintos países.
Por esa razón, en ocasiones hasta sus allegados lo dan como español, italiano y de otras nacionalidades, pero lo cierto es que desde su origen ha estado ligado a otras culturas.
Su madre era hija de español y su padre era de origen judío.
El sacerdote, que cumplirá 80 años en enero, lleva 66 de estos en la misión salesiana y tuvo la bendición de oficiar su primer culto religioso debajo del altar de confesión de San Pedro, en Roma.
Dirigió en el país la obra de Don Bosco por décadas, y sigue de administrador general honorífico del Instituto Técnico Salesiano. Celebró por 21 años la misa de RTVD. Estuvo en Cuba, México, varias ciudades de Italia, además, en la parroquia Port Chester de Nueva York, donde trabajó a favor de los inmigrantes. Su satisfacción es servir al Señor en los muchachos.
Vocación
Vivió parte de su niñez en el Centro Histórico, y al poco tiempo sus padres y tres hijos más pasaron a la parte alta Capital, justo por el entorno donde se construía la iglesia San Juan Bosco, que asiduamente visitaba su madre, más religiosa que él en ese entonces.
“Así fue como desde pequeño la leche que bebí fue la salesiana”, rememora sonriente Soto, quien se ordeno en Roma como sacerdote en 1963 en esa hermandad.
Cuenta el religioso, que sus años mozos los pasó “maroteando” en la calle Duvergé, y descubrió la vocación yendo a la iglesia con su madre y admirado por el trato que el padre Andrés Nemeth dispensaba a uno de los niños que jugaba con un trompo.
Al culminar el sexto curso en la escuela Don Bosco fue a parar al Seminario Salesiano de Jarabacoa. Al papá no le gustó la idea, su mamá asumió que había que dejarlo. Con 15 años lo enviaron al Seminario Salesiano de Guanabacoa, Cuba.
“En ese entonces aquí ni en otras partes del mundo la gente estaba acostumbrada a ver a los sacerdotes jugar con los muchachos y esa es una realidad de Don Bosco que me gustó y motivó a trabajar con los niños y jóvenes”.
Golpe de Batista
Soto afirmó que al llegar a Cuba vivió el golpe de Estado de Batista y después de transcurrir diez meses fue a México, donde hizo el noviciado y Filosofía, pasando al “tiro sirio práctico”, que le dio la oportunidad de aprender latín-griego.
Por esa facilidad del idioma fue escogido más adelante y se mantuvo oficiando la misa a través de Radio Televisión Dominicana durante 21 años, condición que le dio oportunidad de servir.
De Cuba volvió a Jarabacoa, y allí vivió las convulsiones de la invasión de Maimón, Constanza y Estero Hondo, en esos tiempos de dificultades lo enviaron a Roma, estudiando en Turín y Castellammare de Italia.
Se ordenó en Roma
Fue ordenado sacerdote por un obispo que había sido expulsado de la China en época de Mao tse Tung en 1963. Allí duró cuatro años.
“Cuando salí del país quien gobernaba era Trujillo, la ciudad era chiquita y limpia; no se viajaba con la facilidad de ahora, por eso mi papá y mi mamá no fueron porque era muy caro.
La primera misa que ofrecí fue debajo del altar de la confesión, donde está la tumba de San Pedro, mientras el papa Juan XXIII la celebraba arriba y eso para mí fue una bendición de Dios”, narró con júbilo al remembrar que poco después fue cerrado ese lugar.
Al concluir su periplo regresó al país, en 1966 pasó a dirigir la escuela y obra de Don Bosco, siempre ligado a niños y jóvenes. Le tocaron los tiempos difíciles de la post revolución.
Además , tuvo en la Escuela Agrícola de Moca, donde cumplió una misión en 1951, centro que en 1968 pasó a La Vega, oportunidad que lo relacionó y ayudó a comprender a los campesinos, agricultores, obreros y los académicos.
“Llegué con ideas nuevas, y en Moca hubo una huelga de trabajadores y allí gobernaba una derecha que casi llegaba a izquierda y se corrió la voz que había un padre revolucionario- comunista”, recordó. Sin embargo, dice que lo único que hacía era hablar de la encíclica del Papa.
Desde 1986 asumió la dirección del Instituto Técnico Salesiano, guiado por la pastoral de Don Bosco.
A través de esa dinámica, su más reciente satisfacción fue la terminación del edificio.
En 1998 lo nombraron como administrador general de Los Salesianos, su mayor gozo es el gesto de agradecimiento que les dispensan los egresados.
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