SALVANDO NUESTRA MEMORIA HISTÓRICA MODERNIZANDO EL ARCHIVO GENERAL
El Archivo General Ahora está al nivel de los
más reputados del mundo
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La búsqueda de información del ayer resulta ahora una tarea grata, en confortable ambiente con aire acondicionado, perfecta iluminación y facilidades para vaciar el dato en una computadora portátil, disco o memoria
Para quienes conocieron el Archivo General de la Nación antes de 2004, lo que ven hoy “es un milagro”, no sólo al apreciar la remodelada estructura física sino por la existencia y el funcionamiento de controles administrativos, exquisita atención al público y sobre todo actualización, automatización y eficiente entrega al investigador de lo que era un patrimonio abandonado, casi convertido en trizas, empolvado, incompleto por el saqueo y el maltrato.
La búsqueda de información del ayer resulta ahora una tarea grata, en confortable ambiente con aire acondicionado, perfecta iluminación y facilidades para vaciar el dato en una computadora portátil, capturarlo en cámara digital, grabarlo en disco compacto o transferirlo en dispositivos de memoria para seguir viendo el acopio en la comodidad del hogar.
Al margen de esos servicios y avances que lo ponen a nivel de los más actualizados centros documentales del mundo, el AGN desarrolla incansable labor de rescate, conservación y restauración de inmensidad de legajos, libros, manuscritos, revistas, periódicos y otros fondos que ha ido agregando a los que ya existían gracias a un intenso trabajo de búsqueda que se ha traducido en recepción de ricas colecciones familiares, empresariales, privadas, unas donadas y algunas compradas.
Ha digitalizado 148 títulos de revistas, 356 de periódicos, 12,971 libros imposibles de encontrar porque son ediciones agotadas. A estos se agregan 22,442 documentos en películas, programas y otros acontecimientos del pasado, así como variadas canciones de todas las épocas. Posee, en total, 13,742 imágenes digitalizadas.
Las máquinas mecánicas con que contaba el organismo fueron sustituidas por 220 computadoras, no sólo para uso del personal, en la sala de investigación hay 12 para usuarios.
Sorprende la cantidad de fotografías rescatadas, la mayoría originales, que ofrecen una idea de lo que ha sido Santo Domingo en sus momentos de esplendor o ruina, reflejado en sus aspectos sociales, urbanísticos, políticos, de guerra, de paz.
Del Palacio Nacional. Atrae la voluminosa reserva que son los expedientes trasladados allí desde el Palacio Nacional, un tesoro al que únicamente tenían acceso privilegiados funcionarios y que hoy puede ver el interesado salvando requisitos institucionales.
Desfilan a diario cantidad de personas en busca de certificaciones para reclamar pensiones, jubilaciones, herencias, que antes no obtenían con la prontitud y el carácter jurídico que hoy le imprime el AGN.
Tal es la riqueza documental del Archivo que fue preciso ampliar la edificación construyendo un espacioso anexo, próximo a inaugurarse, porque ha sido necesario resguardar en furgones muchos documentos. Los que están en su sede se preservan con materiales y procedimientos especiales y vigilan con cámaras de seguridad y celosos guardianes distribuidos por todas las áreas de sus amplios pisos y parqueos.
La vigilancia es estricta. Uno de los escollos iniciales de este archivo modelo que dirige el prestigioso historiador Roberto Cassá, fue precisamente vencer la resistencia de un público que no quería sujetarse a los procedimientos de entrega de identificación en la recepción y de no entrada al recinto de específicos instrumentos.
Es voz, orientación, guía, a través de dos programas: “Una peña con la historia” y “La voz del Archivo General de la Nación” que graba en su propio estudio “Carlos Larrazábal Blanco”, y que difunde por CERTV y Radio Educativa Dominicana. En ellos participa su equipo de historiadores como Alejandro Paulino Ramos, subdirector del AGN; Raymundo González, Ana Félix, Ángel Hernández, Ramón Paniagua, Quisqueya Lora, Yunier González, entre otros.
Otra forma de dar a conocer la historia nacional, son sus publicaciones, que desde que Cassá asumió la dirección, hasta el presente, ha dado a la luz 135 libros, aparte de sus 18 boletines. La Biblioteca cuenta con 46,741 ejemplares y en la hemeroteca existe un fondo de 10,231 volúmenes de periódicos y 56,933 ejemplares de revistas.
El Archivo tiene un organigrama que describe jerarquías y responsabilidades de los diferentes departamentos, alarmas contra incendios, robos, terremotos, extintores de fuego, acondicionadores de aire centrales, página web. Para cualquiera, estas facilidades no constituyen novedad, pero es porque desconocían la antigua precariedad de AGN de puertas desvencijadas donde el investigador sudaba por el calor o era víctima de alergias por el comején y el polvo. Hoy se entregan mascarillas y guantes a consultores de documentos aún sin digitalizar. Trabaja con un personal impresionante, lo que mayor satisfacción genera en Cassá. “Se ha mantenido una mística de trabajo que es la clave de los logros, y ha perdurado, a pesar de ciertas dificultades que enfrentamos”, significó este conductor de la entidad que ha dedicado completamente los últimos siete años de su vida al levantamiento de esta obra que agonizaba.
Ese personal, agrega, se ha cualificado y relacionado con los sistemas de archivos modernos, el precio ha sido una labor ya normal, rutinaria. Pero pensaba que resultaría menos difícil, comenta. El gran problema fue la necesidad de ajustar el trabajo a las labores de la Institución. No fue fácil debido a los hábitos laborales y la falta de personal cualificado en archivística. Pero se ha conformado un equipo humano responsable, aunque hemos debido hacer algunos despidos masivos por necesidades imperantes, manifestó.
Dijo que se ha logrado gracias al apoyo material del Gobierno. “El Presidente Leonel Fernández ha comprendido cuál es la misión de un archivo general, y ha estado de acuerdo con los lineamientos establecidos”, expresó.
Pese a los escollos, es hoy cuando el AGN puede considerarse una institución. Y no cualquiera. Asombrados por los progresos algunos han llegado a exclamar que “esto no parece una institución pública” o que cuando están allá se sienten “como en el extranjero”.
Escrito por: ÁNGELA PEÑA (a.pena@hoy.com.do)
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