Juan Alfonseca Giner,Acreditado sociólogo con visión del exilio
Juan Alfonseca Giner de los Ríos, reputado sociólogo que hasta hace poco presidió la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación. Escrito por: ÁNGELA PEÑA |
Juan Alfonseca Giner de los Ríos contó en un libro la historia de uno de sus abuelos, un reconocido diplomático y arquitecto español al que Trujillo conquistó por intereses políticos pero al año le destituyó obligándolo a un destierro donde acabaron sus días.
Tiene pendiente publicar también la ejemplar vida de Juan de la Cruz Alfonseca (Niño), el abuelo paterno participante en uno de los primeros complots contra el tirano, apresado y torturado en las ergástulas de Nigua e igualmente condenado al exilio.
Y otro de sus proyectos bibliográficos es dar a la luz el martirologio de su tío Augusto Juan Alfonseca Espaillat, expedicionario de 1959, que vino por Constanza donde fue salvajemente asesinado tras crueles tormentos físicos y psicológicos.
Pero a pesar de tan meritoria obra y planes editoriales para los cuales cuenta con las bibliotecas y archivos personales de sus antepasados y el testimonio de sus padres y otros parientes que sufrieron tan traumáticas experiencias, Alfonseca es, por la propia existencia que le obligaron a vivir las circunstancias, por la superación personal y profesional y los reconocimientos que su trabajo intelectual, sociológico y magisterial le han merecido en la tierra en que reside, México, el personaje ideal para un profundo estudio socio-político en el que detalle cómo pudo sobreponerse a las situaciones tan complejas de su infancia y adolescencia.
Emparentados con rancias familias aristocráticas, ligados a la oligarquía tradicional y sin embargo, los Alfonseca fueron rechazados por esa parentela rica por su oposición a Trujillo y su condena al Golpe de Estado contra Juan Bosch del que su padre fue servidor cuando retornó al país tras el ajusticiamiento de Trujillo. Murieron pobres. Nunca tuvieron techo propio aunque vivieron en sectores exclusivos de la capital.
Juan nació en Venezuela y no conoce ese país porque al mes los padres se trasladaron a México. Reside en esa nación pero sus nacionalidades son la española y la dominicana. México, empero, lo ha acogido como su hijo. Vive allí desde 1977 cuando concluyó el Colegio Universitario en la UASD, pero “el semestre se perdía a cada rato” por la situación política y entró a la Universidad Nacional Autónoma de México. Es sociólogo, con maestría en ciencias sociales, politólogo y graduado en Estudios Latinoamericanos.
Su esposa María Bertely es mexicana, como su hija, Elisa. Juan viene con frecuencia a Santo Domingo porque así como investiga la historia de los mexicanos se interesa por la de españoles y dominicanos. Es profesor e investigador del Instituto de Ciencias de la Educación y autor de varios artículos en editoriales mexicanas. Es un acreditado investigador de la educación posrevolucionaria mexicana y ha escrito sobre la educación dominicana durante los años de la ocupación militar norteamericana de 1916.
Presidió hasta hace unos meses la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación, de la cual es ahora vicepresidente, distinción poco común para un extranjero porque los mexicanos son muy nacionalistas.
Viaja al país porque a pesar de las deudas pendientes con sus ancestros Alfonseca, el tema del exilio español le apasiona. Su libro “El incidente del trasatlántico Cuba, Una historia del exilio republicano español en la sociedad dominicana, 1938-1944”, es el primer fruto de una labor de búsqueda incansable de nuevos datos.
Rechazados por la propia familia. Nació el 14 de enero de 1957, hijo de Juan Augusto Alfonseca Espaillat y Elisa Bernarda Giner de los Ríos Morales, madrileña. El abuelo materno, Bernardo Giner de los Ríos, contratado por Trujillo para levantar un plano de reorganización urbana, trajo con él en 1939 a su esposa, Elisa Morales Veloso, y a tres hijos, entre ellos la madre de Juan. Giner se relacionó con los Alfonseca por la familiaridad con la familia Espaillat. “Ahí conoce a Andrés Pastoriza, casado con Matilde Espaillat que era la cuñada de Juan de la Cruz Alfonseca por su esposa Felicia Espaillat”.
Los padres del reputado sociólogo se enamoraron justo cuando Trujillo destituyó a Giner. Unos dicen que por sus relaciones con los Alfonseca, otros, porque se enteró del mal uso que daba Trujillo a los recursos depositados por el gobierno español para que vinieran sus refugiados. Giner estuvo en “Ciudad Trujillo” solo desde noviembre de 1939 hasta octubre 1940. Ese año abandonó su vivienda en la avenida Bolívar, de Gascue. Con él salieron los Alfonseca.
A su retorno, en 1962, Juan Augusto Alfonseca Espaillat fue director del Invi y dirigió Radio Televisión Dominicana donde le sorprendió la guerra de 1965, año en que falleció su padre. Giner, el otro abuelo de Juan murió en 1970.
Los primeros estudios de Juan Alfonseca Giner de los Ríos fueron en el colegio “Madrid”, de México; “Luis Muñoz Rivera” y “Santa Teresita”, de Santo Domingo hasta 1967, en que volvió al “Madrid” para hijos de refugiados españoles. Hizo bachillerato en el “Santa Teresita” en un nuevo regreso.
Del país recuerda la casa de la “Presidente González”, en Naco, a la que asistían Miguel Alfonseca, Ada Balcácer, Cestero, Silvano Lora, Humberto Soto Ricart, Rafael Molina Morillo y otros amigos de su padre.
Evoca la playa de Güibia, donde “surfeaba”, y el jazz que escuchaba con un grupo de amigos en una vieja casona de la calle “Duarte”. Pudo ir a México gracias a que representaba libreros mexicanos de la editorial “Siglo 21” y reunió el pasaje con la venta de obras de Carlos Fuentes, Octavio Paz, Juan Rulfo…
Su madre murió en 1999 y su padre en 2007. El hermano de Elisa, nacida en Quito; Laura, venida al mundo en Nicaragua y Mercedes, que vio la luz primera en México, es entusiasta genealogista que maneja con precisión ascendencias, descendencias y otras parentelas familiares. Algunas situaciones parecen haber marcado a este modelo de profesional que dice tener “una raíz familiar muy fuerte” en México donde vivieron y murieron sus abuelos maternos y formó amistades desde la niñez.
“Hay algo que afecta a todos los que tenemos que ver con los exilios y es la sensación de que uno tiene que ver con un espacio amado, anhelado, y no estar en él. Yo me considero y me siento dominicano”, declaró. Agregó que permanentemente siente nostalgia y “recuerdo cosas que me tocaron vivir: la Guerra de Abril y como mi familia siempre estuvo al lado de Juan Bosch, había una sensación de ser una familia rechazada por los propios familiares… cuando el Golpe de Estado hubo una ruptura entre mi papá y sus primos de Santiago, hubo tensión”, manifiesta.
Para el consagrado investigador, “el exilio es una identidad llena de nostalgias por cosas buenas del pasado que se perdieron”.
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