REFLEXIONES EN CAMPAÑA #6: La resiliencia del León
Acostumbrado a las luchas fratricidas en el PRD, que terminaron suscitando una suerte de fatalismo demencial que muchos de los críticos de la izquierda de entonces entendían como un “karma”, algo que tenían que pagar “los blancos” por no haber honrado la memoria de tantos hombres y mujeres que habían abonado con su sangre el camino hacia el poder del Partido Revolucionario Dominicano.
Y todo por traicionar al partido del “jacho prendió”,asumiendo políticas conservadoras y de alianza con quienes habían masacrado a este pueblo en los oscuros doce años, por haberse olvidado de quienes lo dieron todo por “el Buey que más jala”, como se le conocía en aquel entonces al partido de la esperanza nacional
Fue como una maldición que, con furia infernal, se entronizó y les cobró a todos su olvido, terminando el PRD esa parte de su historia con el suicidio de un presidente en ejercicio, otro expiando sus errores en la cárcel y los que no pudieron llegar, devorados, corroídos por el cáncer con apenas un poco más de 60 años, comoJacobo Majluta y mi padre, la única víctima verdadera de los desaciertos y ambición de los demás.
Creí que solo vería en el PRD estas cosas. Jamás se me ocurrió que esto pasaría en el PLD, una organización que por formación y disciplina se presentó como un proyecto “diferente”, que si bien no tenía los méritos del “glorioso”,era un partido construido organizado a la hechura de Bosch, con mando centralizado.
Creí que solo vería en el PRD estas cosas. Jamás se me ocurrió que esto pasaría en el PLD, una organización que por formación y disciplina se presentó como un proyecto “diferente”, que si bien no tenía los méritos del “glorioso”,era un partido construido organizado a la hechura de Bosch, con mando centralizado.
Cuando Leonel entregó el poder a Danilo en el 2012,donde él hizo el mayor esfuerzo para ganar las elecciones, se sabía de las diferencias entre ellos desde 2008, ya que Danilo había decidido disputarle la candidatura Presidencial a Leonel. Muchos creímos inocentemente que Leonel había pagado su deuda con Danilo y que este diferendo llegaba a su fin. ¡Qué equivocados estábamos quienes así pensamos!
Nunca nos imaginamos que lo primero de lo que se le acusaría es de haber dejado las arcas del gobierno vacías, a sabiendas que si un pecado cometió Leonel fue ampliar las obras para fortalecer la imagen del gobierno para ayudar a Danilo a ganar las elecciones. Después llegaron las declaraciones del 12 años ministro en sus 3 gestiones y hoy presidente de facto del PLD, de que Leonel era culpable del mayor déficit fiscal. ¡Un acto innoble de su parte!
Desde el Palacio apoyaron las campañas contra el que los había llevado ahí, sus “bocinas”, en acuerdo con críticos de la sociedad civil de entonces, desplegaron acciones para desprestigiar al líder de los morados. Auspiciaron las protestas contra él en todos lados, algo que debió entristecer a alguien acostumbrado siempre al respeto y al cariño de la gente. Esa política apadrinada desde la cúpula palaciega inició los llamados “juicios populares”, acusándolo de todo para sepultar su carrera y su popularidad, para darle paso a la repostulación del actual presidente.
Lo aplastaron dentro del partido. Llevaron al Comité Político (CP) a sus acólitos, muchos de ellos sin mérito alguno; iniciaron la persecución contra los propios dirigentes y ex funcionarios que habían sido claves en la victoria del 2012, poniendo uno al frente de la organización y otro al frente de la búsqueda de los recursos para garantizarles el triunfo. ¡Qué paradojas del destino!
Pero no contentos con todo lo sucedido, tratando de terminar de dañar la imagen internacional de Leonel, le trajeron a un confeso narcotraficante para que le acusara sin prueba material alguna.
Pusieron a los miembros del CP a que le faltaran el respeto a su Presidente en Juan Dolio, persiguieron a todos los colaboradores económicos para cercarlo, hasta obligarlo a que le cediera a Danilo su derecho a repostularse. Como quien esto escribe fue intermediario principal del acuerdo del 2015, puedo asegurar que todo cuanto se hizo contra Leonel era innecesario. Él sabía de los buenos números que tenía Danilo y si con respeto y consideración le hubieran hablado sus compañeros del CP, él hubiera pospuesto su legítima aspiración para el 2020.
Pero cómo tampoco en el fondo se querían comprometer para lo del cuatrienio venidero, después de lograda la reelección de Danilo en el 2016, esto en vez de amainar ahí fue que se radicalizó, porque creyeron que podían hacer pasar nueva vez otra postulación presidencial. Pero esta vez los cálculos no se les dieron y desde el Norte se le puso un freno decisivo a sus irrefrenables ambiciones.
Cuando vieron que no pudieron doblegar la voluntad de los legisladores y que el proyecto de reforma constitucional no pasaría, trazaron “la raya de Pizarro”, decidieron que a Leonel le cobrarían cara la afrenta de haberlos enfrentado y vencido pese a contar con todo elpoder y el dinero.
Decidieron que le ganarían a Leonel las primarias, haciéndose aprobar una Ley de Partidos hecha a su imagen y beneficio; presionaron a la militancia y gastaron una millonada en recursos para impedir que el León de Villa Juana ganara la contienda interna. Cuando se dieron cuenta que como quiera ganaría Leonel, por lo que decidieron hacer uso de los mecanismos más antidemocráticos, de unos que creíamos ya superados. Nada los detuvo, reapareció el fantasma del fraude e igual que en el 90 y en el 94, torcieron momentáneamente la voluntad popular.
Barrieron con todo lo que olía a Leonel en el gobierno y persiguieron a sus potenciales colaboradores económicos,a través de los medios persuasivos de la revisión fiscal,¿Su objetivo? ¡Ganarle y quebrarle para, sin recursos, humillarle!
El colmo del irrespeto y de esa actitud pérfida fue colocar a su esposa como candidata vice-presidencial, ¡compañera de quien le escamoteó el triunfo! Por supuesto, ese acto hablar peor de ella, que lo aceptó, que de quienes se lo propusieron.
Todos los días esa cúpula palaciega lo persigue, ahora nocejan en su intento de impedir que Leonel clasifique y pase a la segunda vuelta electoral. En este momento estoy más que convencido de que todo lo que tengan que hacer, lo harán contra Leonel; tal vez ellos crean que, al igual que el pasado, un Presidente amigo creyó que tal vez le iría mejor con el contrario que con uno de su partido pero… ¡hubo de terminar en la cárcel y aporreado por sus propios compañeros!
Leonel tiene una extraordinaria capacidad de aguantar golpes, los soporta con estoicidad, aunque sé, porque lo conozco, que le duele en el alma encontrarse a sus 67 años en una situación que ni un a enemigo se les desea. Pero ese es Leonel, impasible y prudente, un líder que demuestra su resiliencia proverbial y saca fuerzas cada día para, con garras, construir el camino seguro.
El final ya está preparado. Leonel, con el apoyo de todos nosotros, resistirá los embates de las batallas que nos quedan por venir. De él sabemos que le ocurre lo que citaba el gran filósofo alemán Friedrich Nietzsche: “Lo que no me mata, me hace más fuerte.”
REFLEXIONES EN CAMPAÑA #5: ¡Las dos verdaderas razones del Dr. Balaguer!
Por José Fracisco Peña Gómez
¿Por qué le impidió la llegada a la Presidencia al Dr. Peña Gómez?
Quienes conocimos la forma de actuar del Dr. Joaquín Balaguer sabíamos que era un fino caballero en la paz, pero que era un cruento mariscal en la guerra. Durante sus 22 años en el ejercicio del poder lo demostró. Aunque Balaguer fue Presidente en plena “Era de Trujillo”, sus acciones cuentan sólo en función de sus ejecutorias después de la salida del país de Ramfis, hijo del ajusticiado “perínclito varón de San Cristóbal.”
El Dr. Balaguer conocía como nadie a los dominicanos, hacía suya la máxima trujillista de que nuestros ciudadanos estaban siempre “o detrás de un cheque o delante de un chucho”. De esa forma gobernó, dando participación junto a él a todos cuanto así lo entendieron, llegando a comprar sus voluntades cuando hizo falta o utilizando métodos represivos para acallar a quienes se le opusieron.
Cuando volvió a la silla de alfileres en 1986, el hijo más reconocido de Navarrete ya sabía que no podía usar los mismos métodos para conducir el Estado, como lo hizo en sus nefastos doce años, donde las huestes de incontrolables llenaron de luto a miles de hogares en toda la República.
En esta ocasión, en su segunda etapa, el Dr. Balaguer se mostró dispuesto a participar con las nuevas reglas del juego democrático. A causa del cambio en los tiempos se vio forzado a ser más tolerante, sabedor de que el pueblo no soportaría más otra dictadura. Este cortesano de la era del Jefe, como el mismo se auto- denominó, antes de las elecciones se caracterizaba por un proceder manso y hasta agradable con sus opositores pero, llegada la campaña para mantenerse en el poder, hacia cuanto hubiese que hacer para lograrlo. Le hizo fraude en el 90 a Bosch y en el 94 uno muchísimo mayor a mi padre, fraude éste que no terminó en un baño de sangre por la capacidad de sacrificio y bondad de mi progenitor cuando llamo a orar a las iglesias y nos dijo que “él había llamado a una revolución, pero no podía llamar a dos”. Con ese sentido de la historia el líder prefirió no ser Presidente a llenar nuestras calles de sangre en la guerra civil que nos esperaría.
La mayoría de los dominicanos piensa que el líder negro de alma blanca no llegó al poder por su color. Sin embargo, creo que fue más por sus ideas: si él le hubiese servido a los intereses de los poderosos y oligarcas y no al pueblo, lo hubieran llevado de brazos al Palacio, pero ellos sabían que el Dantón de Mao nunca traicionaría ni sus principios ni a los humildes que lo llevaron al pináculo del liderazgo.
Balaguer conocía muy bien a Peña Gómez y sabía que en un gobierno suyo no le tocarían ni con el pétalo de una rosa, porque papá, como político tenía más condiciones humanas que un cura en su oficio. En una de las conversaciones que sostuve con el Dr. Balaguer después de la muerte de mi padre me expresó que, la propuesta del dos y dos fue sincera, que él la quería, pero que fue mi padre quien la desechó. Esa decisión creó en el Dr. Balaguer profundo desconcierto, pues este hombre, al rechazar un acuerdo de este tipo para llegar al poder, impedía la exculpación histórica que buscaba el viejo zorro, quien veía con agrado esa forma de terminar su vida y carrera, con un acuerdo con Peña Gómez. Pero papá pensaba lo contrario, que no podía terminar la de él por una ambición de poder ni llegar al Palacio de la mano del Dr. Balaguer. Aunque José Francisco Peña Gómez era de los seres humanos que perdonan y olvidan, ¡sabía que los pueblos y la historia no!
El Dr. Balaguer no perdonó ese desaire que la Dr. Peña Gómez le hizo, porque él sabía que eso le exculparía su pesada carga histórica.
La segunda razón fundamental es que el Dr. Balaguer recelaba de que el líder del PRD llevara como compañero de fórmula al Licenciado Fernando Álvarez Bogaert, “Fernandito”, quien durante años fue el segundo a bordo del PRSC. Este se había convertido en una piedra en el zapato del líder de los coloraos, en un momento en que el Dr. Balaguer conocía muy bien, por el control absoluto de los resortes del Poder, la delicada situación de salud del Dr. Peña Gómez: si llegaba a Presidente el cáncer no le permitiría terminar su mandato, cayéndole el poder en las manos a Fernando Álvarez, en su calidad de Vicepresidente. De instalarse en la Presidencia, él le llevaría todo el reformismo, hasta la franquicia misma.
Por si fuera poco, algunos miembros del anillo palaciego del Dr. Balaguer pensaban que estaban en deuda por el trato inmerecido que dieron a Fernando, al que en una ocasión habían obligado a la fuerza a renunciar a ser compañero de fórmula del Dr. Balaguer.
Eran tales las diferencias con él, que Balaguer, ante declaraciones inesperadas, en un momento le hizo a Fernandito una amenaza velada: “Si toca esa tecla, se hunde.”
El frente patriótico se creó a efectos de esa circunstancia. No era Leonel su preferido en ese momento. Lo admitió porque había ganado arrolladoramente la candidatura presidencial del PLD, pero favorecía claramente a sus aliados en el partido morado, grupo que encabezaba en ese entonces el ex comandante de abril, Norge Botello, a quien con sus votos en el Congreso el reformismo había hecho Presidente de la Cámara de Diputados.
El Dr. Balaguer llegó a enviarle emisarios de su mayor cercanía al Dr. Peña Gómez, para que, de su parte, le pidieran quitar al Lic. Álvarez Bogaert de la candidatura Vicepresidencial como forma de dejarlo pasar a ser Presidente. Desconocían esos mensajeros la reciedumbre de mi padre, quien al efecto, en una de sus alocuciones, afirmó que prefería ser mil veces traicionado, pero que nunca sería traidor.
El Dr. Peña Gómez y Fernandito fueron amigos desde niños, ambos eran originarios de Mao, la familia de Álvarez Bogaert lo apoyo, lo protegió y le dispensó siempre profundo afecto. El agradecimiento de mi padre, que algunos pragmáticos de hoy pueden considerar anti-político, signó su destino poniéndole un muro insalvable en su camino a la Presidencia.
En estos días en que es tan escasa la virtud de ser agradecido y devolver favores realizados, sobre todo en ocasión del mensaje que con su actitud contraria se le envía desde el Palacio a todo un pueblo, hoy más que nunca debe actuarse en dirección diferente a la señalada por ellos. El pueblo debe hacer honor a las palabras de Marco Tulio Cicerón, el más grande retórico romano, quien expresó: “Tal vez la gratitud no sea la virtud más importante, pero si es la madre de todas las demás.”
REFLEXIONES EN CAMPAÑA #4: El dilema de los aguacates
No sé a quién se le ocurrió la singular idea de llamar“aguacates” a los leonelistas que se quedaron en el PLD. Cuando escuché cómo los denominan, vino a mi memoria que a ciertos perredeistas, cuando se hicieron pasar por reformistas, en el folklore político se les bautizó “rábanos” (rojos por fuera y blancos por dentro).
Los dominicanos solemos ponernos cualquier ropaje para garantizar la subsistencia, más en países como el nuestro, donde el partido de turno en el gobierno es dueño absoluto, por cuatro años, de la nómina pública.
No sé cuántos aguacates hay en la ensalada del PLD. Sé qué hay muchos, unos cuidando su empleo o su tarjeta de los programas asistenciales, que son la mayoría y otros que no podían irse, ya que tenían candidaturas ganadas en las primarias del PLD del 6 de octubre.
En el país hay 20 variedades de aguacates, siendo uno de los mayores productores y exportadores de dicho fruto. Según la información ofrecida por el clúster de aguacates (asociación de productores), la variedad más productiva es el aguacate con la cascara morada, porque la producción se reparte o distribuye a lo largo del tiempo: mientras hay una cosecha lista para corte, la planta tiene otra a un 50% y un remanente a un 25% floreciendo. Ese tipo de aguacates es, como se dice, de producción continua.
Pareciera que la naturaleza hace causa común con la política vernácula, porque los tiempos, porcentaje y producción cumplen con los periodos de la temporada de campaña.
Hay aguacates que están “de corte”: son los que cada día se suman a la Fuerza del Pueblo; otro 50% esperarán su tiempo, el momento adecuado, por lo menos para cobrar los salarios de mayo y junio y así llegar al 5 de julio más comprometidos con el color verde de adentro que con la piel morada de afuera. Pero según el clúster de productores de tan consumido fruto, existe un 25 % de remanente que son quienes llegarán al color verde entre el 5 de julio y la segunda vuelta, a celebrarse ese mismo mes.
Dado que seguirán floreciendo, estos apetecidos aguacatesllegarán después de las elecciones a la Fuerza del Pueblo,buscando estar bajo la sombra del líder real de las bases del PLD. Para esas mismas fechas se espera que habrá una fuga sin precedentes de los morados hacia los verdes.
“Existen aguacates, entre ellos algunos de sus íntimos, que Leonel en su nobleza les permitió se quedaran en el PLD,sobre todo aquellos que tienen candidaturas, esperando que cuando ganen las mismas vuelvan al redil del León.”
Hay cierta preocupación general por las declaraciones altisonantes de algunos de esos aguacates, porque se piensa que van a pertenecer más a la cáscara que a la masa, pero, esos aguacates gotearán en su momento. Ahora no están de corte, pero saben que no puedenmadurarse en la mata ya que, si se pudren, no le servirán a ninguno de los comensales: ni a los morados, ni a los verdes.
La corriente danilista sabe quiénes son esos aguacatespero, no puede hacer nada contra ellos, al menos no por pura presunción, pues necesitan sus votos. Peor aún, si los presionan los pueden hacer madurar antes de tiempo.
Hay aguacates que no son morados porque están en la obligación de ser verdes por fuera y por dentro y sólo porque están obligados por una candidatura se han tenido que quedar en el PLD, por lo menos temporalmente y,sobre todo, porque su líder les pidió que así lo hicieran.
Hay aguacates en este país que nadie les puede creer lo que dicen, como algunos senadores que dicen ser que no son del León, pero de ellos sabe todo el mundo que son de su círculo más íntimo. Además, han de suponer que del lado en que hoy están nunca los admitirán como si fueran propios.
El dilema de una parte importante de los aguacates es que les toca el corte el mismo día, el 5 de Julio y habrá que partirlos por la mitad, porque tienen que sacar sus candidaturas en la boleta morada y tienen que votar por su líder por la boleta verde. Saben que la Fuerza del Pueblova a votar por ellos y ellos, calladamente, harán su trabajo para que las bases voten por Leonel.
Sé del nerviosismo que produce ese fruto porque al parecer está en todas las comidas, las de las bases, las de los dirigentes intermedios y hasta en las de la alta dirección. A todos les gusta su sabor y saben que en ese plato está el arroz blanco del BIS, las habichuelas rojas del PRSC, su amarillento maíz del PQDC y los suculentospostres de diferentes sabores y colores del FNP Y PUN.
Para complacer a los aguacates hubo que dejar desierta casi 80 boletas en las elecciones municipales recién pasadas, por lo cual en la boleta de los morados, por más que presuman de los resultados obtenidos, en la mismahay cientos de miles de votos de las fincas leonelistas: ¡el propietario nos hizo ver a sus aliados que tenía compromisos desde el 6 de octubre con ese pedido, que esos comensales lo estaban esperando!
Los aguacates tuvieron que estarse tranquilos porque estaban en las primarias, a 10 meses del corte, pero en julio estarán a un solo mes y ya no les importará nada,¡están listos para exportación! Y por supuesto, queda claro que estos aguacates al final volverán a las manos de quien los sembró.
Los que esperan que los aguacates sólo por fuerza y por presión se van a quedar en manos de quien no los injertó, ni mucho menos los cuidó, entonces tendrán que aprenderse la frase siguiente: “Es triste amar sin ser amado, pero más triste es saber que había aguacate…después de haber almorzado.”
Por: José Francisco peña Guaba
Hace pocos días publiqué un artículo titulado “Desiderata de un artesano del poder, por qué Danilo se resiste apoyar a Leonel”, en el que establecí mis criterios sobre las razones que, considerando el prisma por el que miran el Presidente y su círculo más cercano de colaboradores, les impedirían dar paso a alguna posibilidad de apoyo a Leonel.
La cúpula palaciega, en este momento, tiene centradostodos sus esfuerzos en tratar de hacer ganar a Gonzalo Castillo y pretende hacerlo contando con los programas asistenciales “Progresando con Solidaridad”, “Quédate en casa” y uno de nuevo cuño llamado “Pa ti”, mecanismos que buscan garantizar los votos dándole apoyo económico directo a sectores vulnerables. Total, Danilo sabe que el partido más grande del país es el “LMA” (lo mío alante).
Pero la falta de miras los hace creer que los ciudadanosno saben que esas acciones son meramente electoralistas y que después que voten, los beneficiarios de los mismos no lo volverán a cobrar. Por supuesto, la principal razón es que el gobierno no cuenta con recursos para financiar indefinidamente esos programas, menos en un contexto económico en el que se han caído los ingresos, parte de las secuelas que en el orden económico internacional está dejando la pandemia.
La forma unilateral con la que se están escogiendo losbeneficiarios viola las leyes de Régimen Electoral y la de Partidos Políticos, leyes especiales que versan sobre derechos constitucionales y que ocupan, por ello, rango superior a las leyes ordinarias.
Sin embargo, nuestra JCE hace mutis sobre las violaciones a las leyes Electoral y de Partidos, si bien sabe que la forma en que se utilizan esos programas sociales afecta la equidad y las posibilidades de competencia electoral de la oposición. Después que los ciudadanos protestan, después de que en las redes se evidencia la parcialización, entonces surge alguna que otra acción esporádica, si surge. Y eso lo decimos quienes, como el suscrito, queremos defender la institucionalidad, pero su inacción los hace ver comprometidos.
Danilo tendrá todas las razones que él en su intento de justificarse quiera hacer valer, pero la verdad es solo una, Leonel lo dejó en el 2012 en la Presidencia de la República y no escatimo esfuerzo para ello, pero también en el 2016, cedió para que pasara la repostulación presidencial. Esos son hechos y no palabras, están ahí y son innegables para las bases del PLD y el pueblo, no importan las excusas baladíes que se quieran interponer. ¡No encontraran defensa alguna para un accionar tan innoble!
Cómo nadie fui testigo fiel de la voluntad del entonces Presidente Leonel de apoyar a Danilo, para cumplir con su partido y con la palabra empeñada. Me llamó a Palacio,tarde en la noche, a la tercera planta. Me sorprendí de que me esperara con la primera Dama a su lado, porque nunca habíamos tratados temas políticos en su presencia. En esa ocasión las encuestas daban como seguro ganador de los comicios a Hipólito Mejía, que al grito de LLEGÓ PAPÁ había vuelto a encandilar al electorado.
Leonel, con la delicadeza que le caracteriza, sabiéndome comprometido sólo con él ‒pese a que en múltiples ocasiones le razoné que lo correcto y conveniente era apoyar a Danilo, porque no quería que cometiera el error de los Presidentes que en pasado tuvo el PRD‒. Se me acercó y me dijo: “José Frank yo quiero que tú me ayudes a hacer a Margarita Vicepresidenta”. Ahí entendí, de inmediato, el mensaje: él apoyaría a Danilo y, para garantizar la unidad, sería su esposa la compañera de fórmula.
Con ese pedido Leonel me comprometía a seguir apoyando al PLD, cosa que como quiera haría. Aunque siempre tuve buenas relaciones con Danilo, sabía que él estaba molesto porque yo había apoyado a Leonel en el 2008, en su tercera postulación, posibilidad electoral surgida por el interés del PRD de restaurar la reelección presidencial para presentar a Hipólito en el 2004. Como lo hacen los amigos, no actúe a sus espaldas sino por el contrario, fui a ver a Danilo a su oficina de la Lincoln, que nunca deje de visitar, manifestándole que apoyaría aLeonel.
Danilo me hizo hacer entender, o así lo intuí, que Leonel tenía un compromiso con él de cederle el espacio en el 2008. En verdad no sé si existió o no ese acuerdo. Lo que sé es que si lo hubo, Leonel lo cumplió en el 2012.
Algunas veces pienso que el amigo Presidente Medina cree que las deudas son eternas, porque de ser así Leonel le pago dos veces.
Por ejemplo, si Hipólito tuviera algún resentimiento con Leonel, pudiese tener alguna razón, porque si Leonel no asume directamente la campaña del 2012 y compromete al Bloque Progresista otra hubiera sido la historia. No hubo puerta que Leonel no tocase para buscar los votos de Danilo, como se buscan los votos, no con argucias sino sumando apoyos. Viene a mi mente el caso del patriarca de Higuey Amable Aristy, que se le negó aLeonel en eso de apoyar a Danilo y que ahora, atinadamente está saltando del barco del oficialismo, que está haciendo agua.
Leonel sabía, en el fondo, lo que le esperaba. Pero, con valentía espartana, fue a duelo con el destino porque para él pesaba más su partido, las bases y el correcto proceder histórico. Eso valía para Leonel más que todo lo que le vendría si Danilo tomaba las riendas del Gobierno.
Críticos de Danilo se lo dijeron mil veces. Él no les hizo caso pero lo intuía: sabia que en el círculo del hoy presidente habría funcionarios que le odiarían con frenesí, tanto que al día de hoy prefieren “que entre el mar” y no el expresidente Fernández. Los resentimientos de esa cúpula contra Leonel no tienen límites. Son los mismos que nunca nos perdonaron, ni a los Castillo, ni a Elías Wessin, ni a Pedro Corporán ni a quien esto escribe, nuestros profundos vínculos con Leonel. Si no salieron del BIS antes fue porque de alguna manera sabían de los servicios brindados a ellos, en el acuerdo del 2015.
Pero yo veo la política de forma diferente. Siempre he dicho que Danilo ha hecho una buena gestión. Él sabe que yo no le hago caso a pequeñeces. La salida de nuestro partido del gobierno era de esperarse y no le pusimos importancia alguna a la misma. Pero creo que es Danilo a quien le conviene repensar, quizás hasta rectificar, buscar fórmulas que permitan restañar heridas con Leonel, puesto que por más que se usen los recursos del Estado, el PLD va a perder las elecciones. Si no las gana Leonel, las ganará Luis Abinader.
Las bases peledeístas serán borradas de la nómina pública y la desgracia de la estrella amarilla será su obra. Serán sus propios compañeros de hoy quienes lo cuestionaran y lo harán culpable de cuanto pase.
Eso, Presidente Medina, eso es peor que lo que puedan hacer y harán a fuerza del circo, que por falta de pan,tendrá que montar si llega la oposición. No le hablo de la historia porque a los pragmáticos no les importa eso, pero verá, cuando la calentura del poder se baje, cuando los agravios estén a la luz del día, cuando la incomprensión se apodere de sus compañeros y no haya indulgencia algunapor parte de ellos, ahí se sabrá que el mal menor que como decisión inteligente, necesaria y honorable debió ser:¡Apoyar a Leonel! A fin de cuentas, era una obligada reciprocidad.
REFLEXIONES EN CAMPAÑA #2: La fragilidad de la vida y el poder, lección que nos deja la pandemia
Por José Francisco Peña Guaba
El coronavirus, “Sars-cov-2” o “Covid 19” nos ha cambiado la vida a todos, a nivel planetario; es como si de golpe todos fuéramos ciudadanos de iguales mundos porque esta pandemia no clasifica, no distingue nirecrimina. Es un “virus democrático”, que no distingue etnias, ni color, ni condiciones económicas, ni figuraciones, ni castas, ni ciudadanos de a pie, ni ricos, ni líderes, ni presidentes y, aunque puede cebarse con los de mayor edad, parece que es algo benévolo con los jóvenes e infantes.
En los Estados Unidos, Francia, España, Reino Unido e Italia reside parte importante de la diáspora dominicana, que hoy vive angustiosamente. Nos deja un gran pesar y dolor el sufrimiento de tantos dominicanos en esas naciones, por los vínculos históricos de nuestros países. Y nos obliga a plantearnos una gran interrogante: ¿qué pasó en esas grandes potencias que teniendo tan inmensos recursos no se prepararon para tan fatídico pero posible escenario?
A pesar de contar con los mejores centros de pensamiento del globo terráqueo, a fuerza de tener que darle alguna respuesta a los indignados ciudadanos residentes de tan modernas urbes que confiaron en que sus gobiernos estaban preparados para una pandemia de este tipo ‒porque ya la comunidad científica había realizado ingentes esfuerzos para controlar otros virus, como en el caso del ébola, el SARS y el VIH‒ tuvieron que aceptar las mentes iluminadas de hoy y coincidieron en admitir que es el capitalismo salvaje el gran culpable, porque él mismo se olvidó cómo sistema político y económico de cuidar lo más preciado: la salud y la protección de vida de sus ciudadanos.
Es que un orden que privilegia el capital ante los seres humanos no puede generar verdadero bienestar. Cómo puede ser que se inviertan cientos de miles de millones de dólares en armas y ejércitos, en mecanismos para auto destruirnos y en esa enloquecida carrera tecnológica imperial con la que se quiere controlar hasta el espacio, pretenden colonizar Marte… pero, y esto es paradójico, no tenían suficientes camas ni respiradores en las “uci” (unidades de cuidados intensivos) de sus sistemas de salud, ni podían garantizarle a su población contagiadaque se les salvaría la vida.
Es que las grandes potencias, en este demencial carrusel de la búsqueda de poder total, de aumentar sus riquezas promoviendo una economía de la intermediación que auspicia el agiotismo y la especulación, que prefiere colocar sus recursos para bienes de consumo ante que promover la pequeña y mediana producción.
Es en ese mundo que hemos vivido, en el del consumismo incomprensible, que busca acumular bienes, lujos y servicios que, por inercia de la globalización,también le ha llegado a las capas altas y medias de nuestras pobres naciones.
¡Qué incautos fuimos los ciudadanos del mundo al creer que tanta tecnología y recursos de nuestras grandes y desarrolladas naciones estaban a nuestro servicio! A la fecha de escribir esta reflexión tenemos caso 5 millones de infectados diagnosticados y más de 315 mil fallecidos en todo el mundo. De repente, como expresa “la canción del elegido” del cantautor cubano Silvio Rodríguez, “supo la historia de un golpe, sintió en su cabeza cristales molidos y comprendió que la guerra era la paz del futuro: lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida.”
De repente, como dice esta canción, nos damos cuenta que lo único de valor que tenemos es la vida, que todo lo material cuando nos toque irnos de esta tierra se queda aquí, que tanta preocupación por tener tanto dinero y poder, ¿ahora para que le sirve al que tiene tanto, si el confinamiento es igual para todos? Claro está, unos tienen mayores facilidades que otros, pero no lo duden, en esta prisión domiciliaria a la que nos ha enviado el temor al contagio, con todo y las privaciones, con las limitaciones que tienen los desheredados de fortuna, ellos pueden ser más felices que quienes detentan grandes fortunas porque en su pobreza económica, aprendieron a ser alegres en lo poco, al son de un merengue o una música urbana, de un juego de dominó o un locrio de pica–pica en familia, el amor los une en las casas de los desprovistos de bienes materiales es mayor porque no tienen intereses que los divida sino la complacencia de una convivencia de pródigo cariño de los hijos, de la entrega total de los padres y de la solidaridad de los hermanos.
Los poderosos no saben disfrutar sin un harén o grupos de amigos de ocasión, sin sus yates, aviones o mansiones que son casonas pero no hogares, porque en la mayoría falta comprensión, porque muchos no pueden vivir sin una corte de serviles para que satisfagan sus egos personales.
Esta lección que nos está dando el Covid 19 viene al caso de nuestra nación, donde el poder y el dinero tienen enloquecida a nuestra sociedad y, peor aún, a nuestra clase política.
Hoy a los dominicanos no nos impresiona nada, nada nos asombra. El boato y la pompa está a la luz del día, por el poder y el dinero estamos dispuesto a todo. No hay límites en la guerra sin cuartel por quien llegue más alto.
Se nos olvida que mientras mayor altura más catastrófica es la caída, porque aquí hay personas tan mareadas por el poder que estarían dispuestas a meter al país en una crisis político-social de insospechadas consecuencias, sólo con el fin de lograr mantenerse en él.
Se les olvida a lo que así actúan, qué más temprano que tarde volverán a ser simples ciudadanos, que no escucharán el taconeo febril de un oficial a su servicio, que le diga ¡ordene señor! Se les hará difícil la vida porque se acostumbraron tanto y tanto al poder, que creyeron que no se irían nunca. Por eso les será difícil y traumático volver a su vida de antes.
El 5 de julio, para las elecciones, el coronavirus estará en varios escenarios en la vida de los dominicanos, en el de los electores resueltos a enfrentar el contagio como soldados espartanos para salir del cáncer palaciego que los acogota, los que obligados por un empleo o una tarjeta sin emoción ni apego al candidato oficialista tendrán que ir a las urnas como toreros enfrentando tan mortal virus. Por eso lo denomino el voto de la sobrevivencia, el de los ciudadanos que se quedarán en casa porque entienden que ni los políticos ni los partidos nos merecemos que ellos arriesguen su salud por nosotros. Desencantados estos ciudadanos con una clase política irresponsable, que prefirió realizar unas elecciones en tan peligrosa situación sanitaria para la población antes que ponerse de acuerdo en buscar una salida en unidad, que hubiese permitido un gobierno provisional que no expusiera a nuestra población a ser infectada en un proceso comicial, pero más ha podido el interés de los que ansían el poder a toda costa que el acto patriótico de la espera prudente.
Habrá elecciones el 5 de julio, no lo duden, parece irremediable. Sólo espero que esta etapa en que la debilidad emocional nos encuentra por tan largo encierro, tomemos la decisión que más le convenga a nuestro sufrido país, que la Democracia es diversidad y que todos tenemos derecho a creer en nuestra verdad y votar por ella.
Pero sepamos al elegir que a quien le toque gobernar recibirá una nación en crisis. No vendrá a administrar flores sino espinas y deberá estar preparado para ello. Lo que nos toca a esta media isla son momentos difíciles, ya que la base de esta economía son las remesas de nuestra diáspora, el turismo, las zonas francas y los servicios. No es cosa pequeña lo que nos espera. Mi interés no es desalentar a nadie, sólo entender que debemos convertir esta patria en una nación resiliente para salir de la crisis que a efectos de la pandemia tendremos.
Como decía mi general Torrijos “el que se aflige se afloja”. Vamos a salir todos unidos como pueblo de esto, claro con la buena fe y la dedicación patriótica de los que salgan electos por la voluntad libérrima del soberano. A fuerza de la voluntad impertérrita de nuestra sociedad, reconstruiremos desde las cenizas como el ave Fénix nuestra economía y la normalidad de nuestras vidas yentonces haremos nuestras las palabras de Mario Benedetti: “No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque cada día es un comienzo nuevo, porque esta es la hora y el mejor momento.”
Por José Francisco Peña Guaba
Desde hace tiempo sentía la necesidad de escribir sobre mi relación con Leonel Fernández, ante todo porque todavía hay personas que se sorprenden porque un hijo del Dr. José Francisco Peña Gómez, sea tan ardoroso defensor de quien compitió por la Presidencia contra su padre y le ganó con el apoyo del Dr. Balaguer.
Para iniciar quiero decir que conocí a Leonel al final de los años ochenta. Nos presentaron los mutuos amigos Radhamés Jiménez Peña y Tomas Méndez, el primero un peledeista bisoño, inquieto y desbordante en su pasión por su partido y su líder Juan Bosch; el otro, un joven abogado que abrazó la causa del Dr. Peña Gómez, con una profunda relación de amistad con toda mi familia. Gracias a él conocí a varios dirigentes del PLD, durante años de difícil interacción entre los blancos y los morados, pero, como el que me conoce bien sabe que nunca circunscribí mis relaciones de amistad a la adhesión partidaria, me honra tener buenos amigos en todos los litorales de la política.
Con Tomás y Radhamés nos reuníamos a conversar de Leonel. Llegue a ir al bufete de abogados del buen amigo Dr. Abel Rodríguez del Orbe, con quien trabajan casi todos, alegrándome conocer a jóvenes profesionales tan comprometidos en la causa de su partido, tal vez con un poco de envidia por esa pasión y entrega, en razón de las lacerantes secuelas que nos dejara la división del PRD. Incluso, en esos momentos ya habíamos perdido el gobierno a causa de las luchas intestinas.
Pese a las diferencias políticas existía entre nosotros una admiración recíproca por nuestros líderes, algo que ni las contradicciones entre ambos mellaron. De mi parte, porque había heredado de mi padre el respeto a Don Juan, que había sido su guía y mentor; de ellos hacia mi padre, porque reconocían en él condiciones excepcionales, incluso como el discípulo más aventajado de su querido Profesor Bosch.
Desde que conocí a Leonel la empatía fue mutua e inmediata. Yo, deslumbrado por la brillantez de ese joven letrado; él, interesado en el crecimiento espiritual que produce ser el hijo primogénito de un hombre tan inmenso como José Francisco Peña Gómez. Su brillantez era y es evidente. Nuestro fácil trato condujo a que nos reuniéramos con cierta frecuencia, incluso en tertulias políticas-culturales. Saliendo de una de esas reuniones comenté a papá sobre Leonel. Me preguntó que dónde lo había conocido y le respondí. Me dijo que él también tenía referencias de Leonel e hizo un comentario positivo sobre él, diciéndome que “¡Ojalá ese brillante joven viniera al PRD!”. Le respondí que eso era imposible, pues Leonel era un peledeista ortodoxo, de esos que admiraban con pasión desenfrenada al Prof. Juan Bosch.
Llegada la década de los 90 la dedicación a la campaña no nos permitía compartir con la frecuencia de años anteriores, además de que Leonel tenía responsabilidades de primer orden en la campaña de Don Juan. No obstante, con el afecto de siempre, conversábamos ocasionalmente, por lo general a iniciativa de Radhamés, quien organizaba encuentros en los que se ratificaba, en cada ocasión, nuestro mutuo y recíproco sentimiento de amistad.
En esos momentos ya yo sabía que su cercano círculo de amigos había visto en Leonel condiciones excepcionales, tanto como para que, llegado el momento, ante el obligado retiro biológico de su líder, presentara su candidatura presidencial. Cuando el Dr. Jiménez Peña me lo comento le dije de inmediato: “¡Estás loco, Radhamés!” Lo dijo con evidente actitud de negación, no porque Leonel no tuviera las condiciones, que le sobraban pese a su juventud, sino porque sustituir a Bosch para mí era algo impensable, menos para alguien que fuera del PLD no era tan conocido todavía. Sin embargo, fue una lección para mí. Subestimé en ese momento a este humilde amigo abogado de Villa Juana. En poco tiempo habría de dar la razón a los osados vaticinios del Doctor Jiménez Peña.
Ya en el año 1994, Leonel era el candidato Vicepresidencial del Profesor Bosch. Su estrella comenzaba a descollar, a irradiar luz por todas partes. En esas circunstancias me tocó, por pedido expreso de mi padre, ir a buscar a Leonel y llevarlo donde el buen amigo Don Manolo Salcedo para reunirnos con el Lic. Fernando Álvarez Bogaert, compañero de fórmula de mi padre. Eran momentos aciagos, se había reeditado nueva vez el fraude electoral y estábamos en medio de una crisis que podía llevar al país a una confrontación sangrienta, que sólo la bonhomía de mi padre impidió.
Cómo siempre escuchamos de Leonel su reiterado compromiso con la democracia, su respeto por la voluntad popular. Lo sabía, de Leonel no se podía esperar menos.
Entendimos que algunos compañeros de su partido estaban haciéndole la corte al Dr. Balaguer, de manera que no actuarían como Leonel, quien había denunciado el escamoteo del triunfo a Bosch en el 90 por parte de los reformistas.
Mi padre sabía de la amistad y afecto entre nosotros. Lo primero que hacía Leonel cuando se veía con papá era preguntarle por “José Frank”, como me llamaban en mi casa. Mi padre no permitía en ese entonces que los dirigentes del PRD hablaran mal de Leonel, mucho menos frente a mí. Decía a mis espaldas: “No critiquen a Leonel que a José Frank no le gusta.” Papá protegió esa amistad con celo y, siendo ya Presidente, cuando Leonel convocó el diálogo nacional, mi padre me pidió que fuera a la residencia de Cambita para decirme allí que el PRD había declinado la invitación, pero que fuera el BIS. Ahí me di cuenta que él estaba de acuerdo en mis vínculos con Leonel.
Sólo hubo una baja en nuestra relación con Leonel. Fue en el 96, por un término que usó en el fragor de la campaña. Se lo reclamé y con humildad nos pidió disculpas, ratificando su respeto al Líder, como denominaba a mi padre.
En enero del 1997, ya habían operado nueva vez del cáncer a mi padre y Hatuey Decamps y Leonel coordinaron la visita de Juan Bosch al hospital en New York donde todavía estaba recluido papá. Ese fue un regalo infinitamente noble de ambos. Para mi progenitor fue uno de sus momentos más felices, en medio de la angustia por tan terrible enfermedad. Me di cuenta del profundo amor que aún tenía mi padre por su maestro.
Después el mismo Leonel lo fue a visitar durante su estadía en Estados Unidos, siendo Presidente. No estuve presente. Lo primero que hizo papá fue preguntarme donde estaba, “el Presidente me pregunto por ti”, me dijo.
Luego me enteré a través de Peggy Cabral, que Leonel le había pedido permiso a mi padre para designarme en un cargo público. Su ofrecimiento, que yo no conocía, sin duda fue para agradarme, pero, como era natural, estábamos en la oposición y se podía mal interpretar su ofrecimiento así que mi padre se opuso de inmediato.
En 1998 el cáncer devoraba el cuerpo fuerte de mi padre, aunque resistía como titán herido, estoico, sabiendo que él era ejemplo de firmeza y valentía para cientos de miles de dominicanos y de líderes internacionales que lo admiraban con especial devoción.
Era el quien nos daba ánimos aunque las cosas empeoraran, nos advertía la necesidad de unirnos cuando él cerrara los ojos, que era la forma de mi padre decir que viajaría pronto al mundo de lo ignoto.
Papá me conocía muy bien. Sabía de mis críticas, de lo afectados que estábamos todos por la constante y permanente división en el PRD. Entendía el desafecto generado por tanta confrontación realmente innecesaria, originada en intereses e individualismos contraproducentes, pues no se trataba de una pugna por sustituir su liderazgo -¡todos sabíamos que ninguno tenía las condiciones para calzarse esas botas, que a cualquiera quedarían muy grandes!- sino que el problema era la candidatura presidencial.
Aunque molesto porque el PLD había cooptado dirigentes del PRD en la campaña, él sabía, por mi actitud, que yo no me quedaría en el PRD. Las hienas circundaban la carroña del poder y no le daban paz a este prócer, ¡ni siquiera sabiendo que caminaba con rapidez a los brazos de la muerte!
No le vi condiciones de líder a ninguno en el PRD, pese al cariño que siempre le tuve y le tengo a Hipólito, a quien serví de puente para construir una relación de cercanía con mi padre; ni a Hatuey, para quien conservo inmenso agradecimiento por la forma en la que se comportó durante esos aciagos momentos de la enfermedad de papá. Se portó como un verdadero amigo. Sin embargo, también sabía del daño que le causó a su imagen el estelarísimo papel que jugó durante la gestión de Salvador Jorge Blanco, algo que había afectado, injustamente, su brillante carrera política.
Cansado de tantas luchas intestinas, después de la muerte de mi padre decidí asumir a Leonel como mi jefe político, porque sólo tendré un líder y es mi padre.
Reconozco que quizás no fue el momento adecuado para irme del PRD, a finales del año 99, cuando, a través de Leonel terminé apoyando a Danilo, con tan buena estrella que los casi 50 mil votos del BIS lograron ser la diferencia para que el PLD se colocara en el segundo lugar, dejando en el tercero al 7 veces presidente de la República, el Dr. Balaguer.
Me sabía comprometido con la carrera que de ahí en adelante le tocaría a Leonel. Por entonces fungía como diputado, Pero el 16 de agosto del 2000 fui directo donde Leonel y le dije: “he venido a bajar contigo al Congreso a que entregues el poder a Hipólito; me voy contigo ahora a la oposición.” Tenía la satisfacción de saberme comprometido con una causa, al final para mí la oposición era mi estado natural, solo tuve fugazmente en el gobierno de mi estimado Salvador (EPD) cuando le serví como ayudante, Subsecretario de Estado y cónsul en Panamá.
No lo negaré: en ese momento creí que mis antiguos compañeros y casi familia en el PRD no harían buen gobierno. El germen de la intriga, los pleitos, las ambiciones desmedidas harían zozobrar ese barco y, ante todo, sin la presencia física del líder sería como repetir los errores nueva vez. La reintroducción de la funesta reelección fue un ejemplo de eso. Algo contra lo que había luchado con tanta tenacidad el Danton de Mao, como llamara el Chino Ferreras a mi padre; algo tan nocivo y perverso para la República como la reelección, que incluso había llevado a auténticos seguidores de mi padre a abjurar de la bandera de su partido… fue instituida, aunque terminara dividiendo al país y al partido.
Lo que no calcule jamás es que el fracaso llegaría tan rápido: ya a los tres años era Leonel, otra vez, opción de poder. Iniciamos la construcción del Bloque Progresista, del que formaron parte la FNP, el partido de lo Castillo, con quienes ya habíamos establecido relaciones a través de Pelegrín, mi colega en la Cámara de Diputados como a través de mi estimado Vinicito, quien fue uno de los que más auspició mi apoyo a Danilo en el 2000.
De manera que al día de hoy tengo 21 años de vínculo político con Leonel, desde la muerte física de mi padre él pasó a ser mi mentor. Para mí es el cuarto Líder del país, aunque reconociendo que Bosch y mi padre se forjaron en dificilísimas condiciones, en las que arriesgaron su vida por construir la democracia. Después de ellos instaurarla, ha sido LEONEL quien más ha aportado para fortalecerla. La inmensa labor del Dr. Fernández habrá de reconocerse algún día. Le debemos la nueva Constitución y la creación de los órganos garantes de la democracia que con ella se crearon, por decir poco.
Debo agregar que, ante la crisis de las primarias del PLD, nunca le dije a LEONEL que se fuera de su partido. Pero, como siempre, sí le dije que, de hacerlo, contara conmigo. En él veo, casi como ocurrió con Papá, una víctima de lo que él mismo construyó: como cuervos, sus compañeros de ayer quieren sacarle los ojos.
Mi lealtad a Leonel no viene de ventaja económica alguna. Viene de empatía, admiración, de mutuo respeto y del trato humano exquisito que me ha prodigado, siendo o no Presidente de la República.
Pese a los múltiples servicios que le brindé a Danilo nunca hice compromiso de adhesión a su equipo. Él siempre supo de mi afiliación a la causa del expresidente Fernández y lo respeto. Se lo agradezco.
Hoy reitero que estoy con Leonel porque veo en él condiciones innatas. Acostumbrado a las de mi padre, sabía que yo no seguiría a un simple mortal. Para mí la admiración es muy importante, y admito a Leonel. Cuando entro a su inmensa biblioteca, cuando veo su amor por el conocimiento y el aprendizaje constante me recuerdo de papá. Su pasión por los temas internacionales, su fidelidad a la causa ideológica de su partido -que le hizo traer a Fidel Castro y a Hugo Chávez a sabiendas de que le crearía resquemores con los amigos del norte-. Lo percibo como líder cuando veo su comportamiento leal para con sus amigos y compañeros pese a que, en la generalidad de los casos, no recibe de ellos similar reciprocidad. Cuando noto su compromiso con los valores democráticos que defendió con vigor ante la alta dirección del PLD; su alto sentido histórico -que lo hace abrazar causas justas y loables y reconocer los límites del poder- todas son razones de peso que me impulsan a continuar al lado de Leonel.
Es un hombre noble, que no le guarda a nadie, ni mantiene resentimientos por agravios inmerecidos. Aunque se moleste, al final se le olvida. Ese es Leonel, definitivamente, libra por libra, hoy por hoy uno de los políticos mejor formados y de mayores condiciones en el mundo político nacional e internacional, para orgullo de los dominicanos. De hecho, junto a Peña Gómez y Bosch, Leonel uno de los tres líderes políticos dominicanos internacionalmente más reconocidos.
Lamentablemente, hoy Leonel es aporreado por quienes llevó al poder. Mantiene una lucha desigual, en difíciles condiciones, contra un gobierno que él como nadie ayudó a conquistar. Porque no hay duda de eso, ninguna duda: Danilo llegó a ser Presidente en el 2012 por la voluntad de Leonel, que no escatimó esfuerzos para dejar su partido en el Gobierno y siendo factor decisivo, junto a las bases de su partido, en las reiteradas victorias electorales que ha protagonizado durante los últimos 20 años.
Lo que se ha probado en los últimos años es que Leonel no tiene fortuna. Aunque algunos le critican por una supuesta permisividad hacia algunos funcionarios, es un hombre honesto. Su pasión por la enseñanza le llevó a crear FUNGLODE, una fundación que es hoy el centro de pensamiento más importante del país y uno de los más reconocidos de América Latina, donde miles de jóvenes han bebido de la fuente inagotable de una educación de alto nivel para el Servicio de la nación. Las edificaciones e inversiones allí realizadas no son patrimonio familiar, son herencia del pueblo dominicano.
Leonel sabe que soy un libre pensador, alguien que externa lo que cree. Sobre mi adhesión a su proyecto, él sabe que no compromete mis pensamientos. Al contrario, él sabe cómo es José Frank y comprende mi forma de ser.
En estos momentos de crisis por la pandemia del coronavirus, Leonel encarna el liderazgo adecuado para la nación. Debe ser electo presidente y trabajamos en ello. Ignoro si las circunstancias y la obsesión palaciega de impedirlo nos permitan llegar a la meta en julio, pero no cejaremos en nuestro empeño. El país lo necesita. Si tuviéramos conciencia de lo que nos espera durante los próximos meses, por las consecuencias y las graves secuelas sociales y económicas que está dejando este mortal virus, votáramos todos por él, por su capacidad y experiencia para dirigir en momentos de crisis y porque es el líder que puede inducir un gobierno de unidad nacional.
Hace 21 años sigo a Leonel y no importa que los beneficiarios de sus gobiernos, para complacer al césar de turno, abjuren de su amistad y que hasta su esposa le dé la espalda. Pero si algo está claro y él lo sabe, es que quien esto escribe no saltará del barco que el timonea.
Para beneficio del pueblo dominicano quiero que gane Leonel, que lleguemos al gobierno. Reconozco que de tanta oposición y abajismo aprendí cómo ganar. Son muchas las derrotas recibidas en el pasado, pero si nos toca seguir en ella (la oposición) el último que le tocará salir de esta obra, el último en acompañar al actor protagonista que es Leonel seré yo, aunque me toque apagar las luces del teatro.
Al finalizar, hago mías las palabras de Martin Lutero: “cuando la batalla se recrudece, se prueba la lealtad del soldado.”
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