“Debate Bosch-Isa Conde: El problema de las alianzas”
Néstor Arroyo | 30 junio, 2020
(2)
A la “Declaración conjunta Bosch-Balaguer”, firmada el día 5 de mayo de 1983, le responde al día siguiente, 6 de mayo, el Secretario General del Partido Comunista Dominicano, Narciso Isa Conde, con un artículo titulado: “Carta Abierta a Juan Bosch y Joaquín Balaguer. Desde otro ángulo opositor”.
A la “Declaración conjunta Bosch-Balaguer”, firmada el día 5 de mayo de 1983, le responde al día siguiente, 6 de mayo, el Secretario General del Partido Comunista Dominicano, Narciso Isa Conde, con un artículo titulado: “Carta Abierta a Juan Bosch y Joaquín Balaguer. Desde otro ángulo opositor”.
Inicia Isa Conde distanciándose cualitativamente del tipo de oposición que hacen estos dos partidos “del sistema”, de las que realiza un partido de izquierda, como el PCD. Dice que el PLD se acerca demasiado a la “derecha política” y a las posturas del Partido Reformista, y que ambos partidos “se esfuerzan por salvar del deterioro la economía capitalista dominicana y por reducir las tensiones sociales dentro del sistema...”, mientras la fuerza política que él representa lucha “por abolir este sistema, por promover la acción de los trabajadores y de las masas pobres contra las causas y los efectos de la crisis coyuntural y estructural del capitalismo vigente en nuestro país, por reemplazarlo por un nuevo sistema económico-social”.
Para el Secretario General del PCD la interpretación de la crisis que hacen en su comunicación conjunta “encubre las raíces estructurales de la crisis (…) exculpa al régimen de Balaguer de sus responsabilidades (…) y evade el enjuiciamiento de la participación de los políticos, tecnócratas y empresarios que sí han querido y sabido trazar planes, para favorecer determinados intereses que han devenido en hegemónicos dentro de la economía dominicana”.
Luego habla de crisis estructural vinculada al capitalismo internacional, y que “la acumulación en América Latina y el Caribe descansa en una despiadada explotación de la clase trabajadora...” y que “el capital extranjero ejerce verdaderas funciones de dominación sobre las exportaciones y sobre todo el proceso económico, siendo de los principales expropiadores de beneficios en el interior de nuestros países”.
En la “Carta abierta” procede entonces a dar cifras sobre el “índice de inflación” (8.5 por ciento en 1972), el desempleo, el aumento de la deuda externa (que aumentó en 628 millones de dólares desde 1966 al 1975). El déficit en “cuenta corriente de la balanza de pagos”, con un “balance negativo en el período 1966-74 (que) ascendió a los 935 millones de dólares”. Todo esto dentro del período de los doce años del doctor Joaquín Balaguer (1966-1978), por lo que consideraba que solo “manejo del lenguaje y de la política con una alta dosis de cinismo permite hoy hablar de la crisis sin reconocerlo”.
Sin dudas una gran comunicación escrita por Isa Conde. Por un lado, dice hacer oposición real y distanciarse cualitativamente de los partidos encabezados por Balaguer y Bosch, advirtiendo, según sus argumentos, una complicidad entre estos y el partido gobernante. Por otro lado, estima que Bosch se ha dejado arrastrar a posiciones conservadoras propias del Partido Reformista y, que la crisis económica inicia y se expande en los doce años de gobierno del doctor Balaguer. Finalmente, dentro de su lógica ideológica, afirma que la crisis es sistémica, de un modelo agotado y que se debe superar.
Bosch le responde más tarde, bajo el título: “La retranca de las izquierdas”.
“Debate Bosch-Isa Conde: El problema de las alianzas” (3)
La respuesta del profesor Juan Bosch está fechada 6 de mayo, el mismo día de la “Carta abierta” de Isa Conde, pero aparece en el no. 395 de Vanguardia del Pueblo, del 11 de mayo de 1983, pág. 4, y la tituló: La retranca de las izquierdas.
El artículo del profesor Bosch, en sus primeros dos párrafos, inmediatamente argumenta que “nuestra izquierda” se dedica “a frenar el desarrollo político de nuestro pueblo”, según él siendo una “retranca”, creando “obstáculos mentales para que una persona o un pueblo no pueda desarrollar su capacidad de enjuiciamiento de los hechos sociales o políticos”. (21).
Establece que la invitación a participar en una discusión sobre la crisis económica nacional, donde participaran solo los partidos mayoritarios (PR, PRD y PLD), había generado un gran interés nacional, por lo que era políticamente correcto asistir y fijar posturas. Además, allí no se iba a hablar “de programas o medidas socialistas, únicas que a ellos les interesan” (22).
Luego, critica duramente a los “marxistas-leninistas dominicanos” que entienden la actividad política como una religión con leyes inmutables, lo cual objeta pues “la política tiene sus propias leyes como las tienen todas las actividades humanas, y en consecuencia tiene su propia moral, que no es la que rige las funciones de agrupaciones u organizaciones no políticas” (23).
Luego, critica duramente a los “marxistas-leninistas dominicanos” que entienden la actividad política como una religión con leyes inmutables, lo cual objeta pues “la política tiene sus propias leyes como las tienen todas las actividades humanas, y en consecuencia tiene su propia moral, que no es la que rige las funciones de agrupaciones u organizaciones no políticas” (23).
Argumenta que la política es bastante parecida a la guerra, y como en esta, lo que se procura es vencer: La actividad política se lleva a cabo no para hacer a los miembros de un partido esclavos de los principios sino para que les sirvan a esos principios a fin de que los principios acaben imponiéndose en la sociedad, y por tanto es una tontería insigne e inexplicable negarse, alegando el respeto a los principios, a hacer lo que sea necesario para que se alcance la victoria de tales principios” (23). Sin dudas, este párrafo muestra un realismo político que muchos niegan en la práctica del profesor Bosch, pero, obviamente, sustentado en “principios”, palabra que aparece 5 veces en el párrafo, nunca buscando el poder por el poder.
Luego de describir un hecho en la vida de Lenin, vuelve a su argumento central, la participación del PLD en el cuentro, servía para fijar posturas y crear “conciencia acerca de los problemas que afectan a las mayorías dominicanas (además) es una de las maneras de ir educando políticamente a las grandes masas (…) para proporcionarle a nuestro pueblo una conciencia política de la cual carece, y como carece de ella, es una víctima fácil de los logreros, oportunistas y charlatanes políticos que tanto abundan en el país” (24-25). Por eso, argumenta, no ir a la reunión sería una conducta política desfavorable para el pueblo.
Entonces, directamente, acusa a los llamados “marxistas-leninistas” dominicanos de querer “confundir a las masas”, y que eran “líderes de grupos que se aíslan de la realidad social dominicana”, incluso que sus “palabras (eran) huecas que suenan muy bonitas detrás de las cuales lo que hay es la práctica de la competencia capitalista disfrazada de marxismo-leninismo” (26).
La respuesta del Secretario General del PCD, llegaría unos días después.
Comentarios
Publicar un comentario