Felix Servio Ducoudray y su historia


he expresado que si la tecnología de la computación hubiese desarrollado en los años 70 en mundo no fuera el que hoy es, porque solo imagínense a seres humanos como Felix Servio Ducoudray con una computadora, laptop o tableta al “cinto”.

Un Juan Bosch sentado frente a un teclado y un monitor “pariendo” ideas, o por esas cosas de la vida, ver a Pedro Mir dibujando sueños convertidos en poesía. 


LUIS BEIRO

SANTO DOMINGO.- Doña María Ugarte tiene un nuevo motivo para su orgullo intelectual. La recopilación de los artículos publicados por Félix Servio Ducoudray en el suplemento sabatino del periódico El Caribe entre 1978 y 1989 y publicados en forma de libro por el Grupo León Jimenes bajo el título de “La naturaleza dominicana”, constituye también otro triunfo de su visión como gestora y difusora del pensamiento dominicano. 

Debo ser justo al recordar al lector que la mayor satisfacción para el editor de un suplemento cultural es ver la trascendencia en el tiempo de los materiales que alguna vez pasaron por sus manos como ofertas de sabiduría para la gran masa de lectores. 

Me estoy refiriendo concretamente a esa labor cotidiana del editor que a veces no se toma en cuenta y que tiende a perderse entre las insatisfacciones del diarismo. 

Esa labor, a veces traspasa los raros espacios del tiempo sin que el mismo editor se dé cuenta, ni trabaje con ese propósito. 

En el caso de Félix Servio Doucudray, su libro es un tratado de dominicanidad que doña María supo descubrir primero, y procesar después, con sus ojos llenos de esplendor y sus manos bendecidas por los ribetes más suaves de la brisa caribeña. 

“La naturaleza dominicana”, colección de artículos medio ambientalistas de Félix Servio Ducoudray ha llenado de asombro y admiración a los dominicanos. 

Asombro, porque una vez reunidos, se puede apreciar la profundidad de una labor fundadora y sistemática de su autor en beneficio de la nación. 

Admiración, porque estos son textos muy bien escritos, donde se percibe la presencia de un poeta que va al encuentro del alma de un país que no quiere perder sus riquezas naturales a pesar de ciertos vaivenes y caídas del destino, durante los últimos cuarenta años. Y además, porque dentro del poeta vivió también un profesional de la fotografía que, sin ocuparse mucho de detalles tecnológicos, supo captar el discurso de sus textos a través de su ojo de artista. 

Pero además del autor y de los patrocinadores, este libro es un derroche de belleza y buen gusto gracias a la labor de sus editores, Blanca Delgado Malagón y Arístides Incháustegui. Y gracias t también a la impecable impresión de la Editora Corripio.

Detalles

La obra fue publicada en edición de lujo con portada en tapa dura y satinado mate 80 (con una extensión que oscila entre 340 y 600 páginas cada uno), como corresponde a un autor de su importancia y a un tema tan vital para nuestro desarrollo ecológico que sirve, en muchos casos, como punto de partida para entender las peculiaridades y misterios de nuestra flora y nuestra fauna. 

El conjunto lleva el sello de la colección “Centenario” del grupo León Jimenes, empresa editorial que ha enriquecido la historia del libro dominicano tanto por la calidad intelectual de las obras incluidas en la misma, como por la impecable factura técnica de cada uno de los volúmenes que la integran. 

Y ya dentro del libro, después de las palabras introductorias de don José León, se incluye la visión de María Ugarte, donde ella explica las circunstancias en que conoció al autor y la forma en que enfrentó el trabajo de edición de esos escritos durante ocho años consecutivos. 

Un lector sensible a los problemas de la cultura dominicana puede descubrir en sus palabras, la enorme satisfacción que ha sentido ante este proyecto que, por otra parte, también le rinde tributo. Ante sus reflexiones y memorias sobre este episodio editorial se descubre a una profesional que puso cuerpo y alma para sacar adelante el trabajo que en aquel momento se le encomendó por la dirección del periódico El Caribe.

En esas reflexiones de Ugarte se halla la verdadera dimensión del trabajo del editor cultural, a veces no muy comprendido por muchos colaboradores y colegas de otras secciones del periódico.

María Ugarte vuelve a aporta la gran vigencia a esta profesión. Con estos 6 tomos de “La naturaleza dominicana”, le dice a la sociedad dominicana, con humildad y grandeza, que la verdadera magia de un periódico no está ni en la sonoridad de las firmas ni en la inmediatez de la noticia, sino en las perfectas manos del editor, quien hace posible que esa noticia llegue limpia, correcta, “perfumada” y con todos los ingredientes técnicos indispensables para su pleno disfrute lectivo.

El autor

Según María Ugarte, Felix Servio Docudray: “era un hombre de más de 50 años: alto, de fuerte complexión, de abundante y canosa cabellera, poblado bigote y una sonrisa que, aunque no frecuente, era amplia y abierta”. 

Ella lo conoció a mediados de 1978, en la oficina de Germán Emilio Ornes, cuando fue a llevarle su primera colaboración de esta serie. Ornes la mandó a llamar a su despacho y le entregó su artículo. A partir de esa fecha, y de manera ininterrumpida, sucedieron las colaboraciones, siempre llenas de vida, y fruto de la experiencia personal del autor quien recorría de manera permanente el país de punta a cabo en busca de sus tesoros ecológicos.

Todo eso ocurrió durante la última etapa de la vida de este gran dominicano, un intelectual como pocos que, desde su primera juventud se vinculó a las luchas por los mejores intereses de su país, decisión que le valió un largo exilio y persecuciones.

Félix Servio Doucudray es un patrimonio de la República Dominicana. Un hombre al que siempre habrá que acudir cuando el pecho se nos cierre y la razón se nos nuble. Ahora, el Grupo León Jimenes ha hecho realidad su tratado ambientalista. En pocos años, otras instituciones patrocinarán otros de resultados intelectuales.

PALABRAS
Don José León

“(…) Por eso, cuando hace algún tiempo mi amigo Hugo Tolentino Dipp me sugirió la recopilación de los artín culos de Félix Servio Doucudray en El Caribe, para rescatarlos en una obra que formara parte de la Colección Centenario (…) acepté sin reservas la propuesta suya, por la afinidad del contenido de ese material con muchos de los principios que han servido de base a la labor que viene realizando el Grupo León Jiménes, orientada a la preservación, valoración y promoción de los recursos naturales del país (…) Los depositarios de la obra de Félix Servio Doucudray (…) son merecedores de todo nuestro agradecimiento por la generosidad y el desprendimiento con que han contribuido a hacer posible esta publicación que habrá de perpetuar en sus páginas el pensamiento del gran nacionalista que fue Félix Servio Doucudray, quien en la última etapa de su vida dedicó todos sus esfuerzos a la defensa de los recursos naturales del país (…)”.

Fuente: Listín Diario 

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