viernes, 31 de julio de 2015

Entendiendo el orgasmo femenino

Aunque el hombre y la mujer experimentan el orgasmo de forma diferente, ambos muestran la misma actividad cerebral durante el clímax. BBC Mundo
Para encender algunos lavarropas hay que presionar el botón de encendido por un cierto tiempo y con una cierta intensidad. Si la presión que le aplicas es muy suave, no pasa nada. Si es muy fuerte, la máquina empieza a quejarse con un pitido estridente.
Una vez que dominas la técnica todo es muy sencillo: se encienden las luces, arranca el ciclo hasta que llega a su punto más álgido y, al final del proceso, acabas con una montaña de ropa húmeda con olor a limpio.
Pero para quienes no están familiarizados con el aparato, su funcionamiento puede parecer un misterio.
Salvando las distancias, algo similar ocurre con el orgasmo femenino. Si la acarician de la forma correcta, una mujer puede alcanzar tal grado de éxtasis que, por unos segundos, el mundo deja de existir.
En el caso contrario, el resultado es dolor, frustración o sencillamente la nada misma. Esto representa un gran contraste con la experiencia masculina: si el hombre tiene una erección, una estimulación vigorosa durante unos pocos minutos generalmente resulta en una eyaculación.
¿Pero por qué los orgasmos son tan placenteros y cómo es posible que las mujeres experimenten múltiples orgasmos? ¿Y realmente existe el tan mentado punto G? En los últimos años se han hecho numerosos estudios y, finalmente, estamos obteniendo algunas respuestas.
Cerebro activo
Barry Komisaruk, de la Universidad Rutgers en New Jersey, Estados Unidos, se abocó a estudiar mediante imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf, por sus siglas en inglés) si las diferencias en el cerebro pueden explicar por qué hombres y mujeres experimentan el sexo de forma tan distinta.
Así, descubrió que pese a que las experiencias varían, ambos muestran la misma actividad neural durante el orgasmo.
“Las similitudes entre hombres y mujeres durante el orgasmo son mayores que las diferencias”, dice Komisaruk. “Lo que vemos es una activación generalizada del cerebro. Básicamente, todos los sistemas entran a funcionar”.
Esto puede explicar por qué los orgasmos consumen toda nuestra atención.
Sin embargo, después del orgasmo, surgen diferencias importantes, lo que puede explicar por qué hombres y mujeres reaccionan de forma diferente tras el clímax.
El investigador halló evidencia preliminar de que ciertas regiones específicas del cerebro masculino no responden a la estimulación de los genitales en el momento inmediatamente posterior al orgasmo, mientras que el cerebro de las mujeres continúa activo: esto puede explicar por qué las mujeres tienen múltiples orgasmos y los hombres no.
Anatomía del placer
El pene tiene solo una ruta para transportar sensaciones al cerebro, en cambio, el aparato genital femenino tiene tres o cuatro.
Uno de los centros clave de la sexualidad femenina es el clítoris: un cuerpo pequeño, carnoso y eréctil, que sobresale en la parte más elevada de la vulva.
No fue sino hasta el siglo XVI que el clítoris comenzó a ser descrito como una estructura física propia común a todas las mujeres, con la función de causar placer.
Pero, en los siglos siguientes el placer femenino pasó a un segundo plano y el clítoris quedó en el olvido (al menos para anatomistas y médicos), hasta que volvió a la palestra en el siglo XX, aunque muchos lo consideraban algo inferior.
Si bien Sigmund Freud reconocía al menos que las mujeres pueden experimentar orgasmos, él creía que los orgasmos vaginales sustituían a los alcanzados mediante la estimulación del clítoris en las mujeres maduras.
La incapacidad de experimentar orgasmos vaginales está asociada con la inmadurez psicosexual, escribió Freud.
Si eso fuese cierto, habría un montón de mujeres que no están desarrollando todo su potencial sexual: entre el 30% y el 40% de las mujeres dice no haber experimentado nunca un orgasmo sólo por penetración vaginal, y son muchas más las que aseguran que pueden alcanzar el orgasmo mediante la estimulación del clítoris.
Según Komisaruk, los nervios que transmiten al cerebro las sensaciones del clítoris son distintos a los nervios que hacen lo mismo desde la vagina.
Entonces, si distintos nervios se encargan de trasladar las sensaciones desde distintas regiones del aparato genital femenino, ¿son algunas zonas de la vagina más sensibles que otras?
¿Qué regiones deben investigar las parejas en la búsqueda del elusivo orgasmo vaginal?
El punto G
El famoso punto G fue, por mucho tiempo, el principal objetivo.
Descrito en 1950 como una zona erógena en la pared frontal de la vagina, estudios posteriores revelaron un complejo formado por vasos sanguíneos, terminaciones nerviosas y restos de la próstata femenina en la misma zona, y sugirieron que en una minoría de mujeres, su estimulación puede dar lugar a orgasmos y a la liberación de una pequeña cantidad de fluido de la uretra que no es orina.
Muchas parejas invirtieron tiempo y esfuerzo -por lo general sin obtener resultados- para hallarlo.
La evidencia para demostrar o refutar su existencia es precaria y, con frecuencia, exagerada.
No obstante, parece haber diferencias físicas entre aquellas mujeres que dicen tener orgasmos vaginales y las que no.
Escáneres de ultrasonido revelaron un área más gruesa de tejido en el espacio entre la vagina y la uretra en las mujeres que lo experimentaban.
Estructura compleja
Pero si no es una especie de botón, como la palabra punto parece indicar, ¿qué es entonces?
Para un número creciente de investigadores la respuesta es simple: el clítoris.
Aunque para la mayoría éste es un pompón con forma de arveja bajo la superficie de la piel, imágenes de resonancia magnética recientes revelaron una estructura grande y protuberante de cerca de 9 centímetros de largo, posicionada alrededor de la parte externa de la vagina y hacia arriba dentro de la pelvis al lado de la uretra.
Esta complejidad puede explicar por qué ha sido tan difícil probar o negar la existencia del punto G: no es fácil estimular de forma aislada la pared frontal de la vagina.
Es muy probable que al hacerlo se esté frotando también la parte interna del clítoris y la uretra.
¿El tamaño importa?
Rachel Pauls, uro-ginecóloga de Ohio, EE.UU., investigó si la ubicación y el tamaño del clítoris en mujeres saludables influyen en la facilidad para alcanzar el orgasmo vaginal durante el coito.
El equipo de investigadores liderado por Pauls descubrió que cuanto más pequeño y más lejos de la vagina está el clítoris, más difícil es alcanzar el orgasmo.
En su conjunto, los estudios mencionados anteriormente apuntan a que hay múltiples caminos para que las mujeres experimenten un orgasmo, ya sea a través de la estimulación vaginal, del clítoris o ambas a la vez.
Otros estudios llevados a cabo por Komisaruk revelaron que las proyecciones de diferentes regiones del aparato genital femenino convergen en la misma región general del cerebro pero en áreas diferentes.
“Hay una buena base neuro-anatómica para las distintas clases de orgasmos y los diferentes tipos de sensaciones”, dice el científico.
“Esto podría explicar por qué la combinación de la estimulación vaginal y de la cérvix y el clítoris parece producir estos orgasmos más intensos, complejos y placenteros que describen las mujeres”.
En cuanto a las mujeres a las que les resulta difícil alcanzar el clímax durante la penetración -o en general durante el contacto sexual- el mensaje de Pauls es simple: hay que experimentar.
“No hay nada malo (con las mujeres que no tienen orgasmos vaginales). Cada persona es diferente, así que algunas tendrán mucha estimulación del clítoris durante el sexo, mientras que para otras será más difícil, así que su pareja tendrá que recurrir a sus manos o a un juguete”.
“Pero las mujeres deberían saber que si no tienen orgasmos por penetración vaginal, eso es normal”
TOMADO DE LA BBC

domingo, 26 de julio de 2015

Viejo mi querido viejo

Viejo mi querido viejo

Dedico esta canción a mi padre y a todos los padres del mundo.
FELICIDADES A TODOS LOS PADRES¡¡¡     Esto va dedicado a ustedes. Por igual Agradezco mucho a dios que me dio este gran papel de ser también padre.

















viernes, 24 de julio de 2015

Antes de "50 sombras de Grey": 12 películas de alto contenido erótico.


El último tango en París (1972)


Bernardo Bertolucci propuso a Marlon Brando una película en la que se desnudara, en todos los sentidos, aunque el actor se negó a mostrar sus partes más pudientes por -dicho por él mismo- el escaso tamaño de su pene en el set de rodaje.

La España de final de la dictadura no pudo ver esta película por lo explícito de sus escenas, aunque los viajes a los cines franceses se popularizaron gracias a ella. Una de las tomas más famosas, la de la mantequilla, fue improvisada por Brando y Bertolucci sin consultar a Maria Scheider, como confesó ella misma años después.

«El último tango en París», además de conseguir dos nominaciones al Oscar, se convirtió en un fenómeno de taquilla y consiguió, pese a la censura en algunas naciones, multiplicar por 100 sus costes de producción.

El imperio de los sentidos (1976)


La película japonesa más explícita sobre el sexo, en la que se narra la historia de amor entre una exprostituta y un hombre casado, fue censurada en su propio país para poder ser mostrada en cines. Y pudo finalizar su rodaje al ser catalogada como una cinta francesa. También tuvo problemas de distribución en Estados Unidos, donde finalmente se exhibió sin cortes y cuentas las crónicas de la época que aumentó la venta de huevos sin causa aparente.

Fuego en el cuerpo (1981)

William Hurt y Kathleen Turner se desnudaron completamente para presentarse al equipo que rodaría las escenas de sexeo. Con esta manera tan explícita de romper el hielo, los cámaras no tuvieron ningún problema en recrear esta historia de atracción y venganza de una mujer y su amante. Alcanzó los 24 millones de dólares de recaudación pese a que su estreno solo llegó a 34 pantallas en todo EE.UU.

Nueve semanas y media (1986)

Aunque en los planos más cortos el cuerpo que se veía no era el de Kim Basinger (uso dobles para las partes más explícitas), la sensualidad que destila la cinta de Adrian Lyne ha quedado reflejada para siempre en el striptease de la protagonista en el que juega con las siluetas y la luz que entra por una persiana.

Átame (1989)

El cine español puede presumir de haber escandalizado a su público, desde el primer desnudo frontal que protagonizó María José Cantudo en «La trastienda» hasta Bigas Luna y cintas como «Las edades de Lulú».

Pedro Almodóvar también puso su granito de arena a subir la temperatura del celuloide nacional con «Átame», en la que Victoria Abril y Antonio Banderas mantienen una tórrida relación con algunas de las escenas de sexo mejor rodadas del cine español. La película tuvo un estreno limitado en Estados Unidos por su calificación no apta para menores, tal vez por la recordada escena del submarinista.

El amante (1991)


El amante es una película dramática franco-británica-vietnamita, producida por Claude Berri y dirigida por Jean-Jacques Annaud en 1991. La película muestra un amor ilícito en la Indochina francesa durante 1929, entre una adolescente francesa y un rico hombre chino.


En el guion de la película escrito por Annaud y Gérard Brach, la edad de la mujer es modificada de 14 y 1/2 a 18 años de edad, el personaje es representado por la actriz Jane March, quien cumplió 18 años al breve tiempo después de haber comenzado el rodaje.


La producción comenzó en 1989, mientras que la filmación recién comenzó en 1991. La película fue estrenada el 22 de enero de 1992. En general recibió críticas negativas de la mayoría de los críticos norteamericanos. Se dice que los protagonistas tenían sexo real y no ficticio en las tórridas escenas del filme.
Instinto básico (1992)

Paul Verhoeven escandalizó a todo Estados Unidos con el legendario cruce de piernas que dejó al descubierto el más íntimo secreto de Sharon Stone, una escritora deshinibida que en la película pone contra las cuerdas a Michael Douglas, picahielos en mano. Un icono del cine de los noventa que costó unos 49 millones de dólares y recaudó 352 en total.

Kids (1996)

Larry Clark se propuso retratar la vida en un día normal de niños habitantes de una gran ciudad norteamericana, que hablan sobre el sexo sin tapujos y lo practican ante la cámara. También fueron grabados borrachos, drogados, en escenas rodadas con independencia del guión que escribió Harmony Korine. Paradójicamente, la película que iba sobre niños no pudo ser vista en los cines de Estados Unidos por ninguno: fue calificada no apta para menores de 17 años, que tenían prohibida la entrada a las salas.

Lolita (1962 y 1997)

El texto más conocido de Nabokov, que narra la historia de amor entre una joven de 12 años y un adulto, tuvo que ser modificado ligeramente para no resultar tan escandaloso en pantalla. Kubrick tuvo que aceptar que el personaje tendría 14 años y que la actriz protagonista sería de 16 años. Fue elegida Sue Lyon debido al pequeño tamaño de sus pechos.

En la versión moderna, la actriz Dominique Swain tenía 15 años en el momento de rodaje y tenía que ponerse una almohada entre ella y Jeremy Irons para las escenas más íntimas. También se utilizó una doble adulta en las imágenes que recrean sexo explícito.

Eyes Wide Shut (1999)

El considerado por Stanley Kubrick como el mejor trabajo de su carrera, que no vio estrenado por fallecer poco antes, expuso a la pareja protagonista -Tom Cruise y Nicole Kidman, por entonces juntos en la vida real- a sus desnudeces más íntimas. La trama en la que se ven implicados en la secta fue alabada y denostada a partes iguales por la crítica. El público respondió de modo correcto a una cinta que costó 65 millones de dólares y recaudó 160 en todo el mundo.

Nymphomaniac (2013)

La última aventura cinematográfica del genial Lars Von Trier fue polémica desde su presentación: una joven ninfómana (Charlotte Gainsbourg) iba descubriendo diferentes caras del sexo a lo largo de su vida, en una narración descarnada y extensísima (el montaje final se tuvo que dividir en dos partes, y aún así sobró material) que tuvo malas críticas. Su lanzamiento a los cines un día tan familiar como el de Navidad no sirvió más que para avivar aún más la polémica.

La vida de Adèle (2014)

Abdellatif Kechiche puso su cámara a la altura de los ojos para contar una historia que tenía su centro en el corazón de Adèle y más abajo. Un trabajo que mereció la Palma de Oro en Cannes y que descubrió a una estrella, Adèle Exarchopoulos, con una prometedora carrera por delante aunque para ello tuviera que rodar largas escenas de sexo explícito con planos muy cortos junto a Léa Seydoux.




lunes, 13 de julio de 2015

ORIGEN DE LA PALABRA LESBIANA

La isla de Lesbos hoy. (Foto: Jesús Alberto Salazar Cabrera)
La isla de Lesbos hoy. (Foto: Jesús Alberto Salazar Cabrera)
 Este adjetivo, que se aplica a las mujeres homosexuales, nació a partir del nombre de la isla de Lesbos, en el mar Egeo, que fue un brillante centro de vida intelectual y artística en los siglos VII y VI a. de C. El nombre más destacado de la producción literaria de aquella época es el de la poetisa Safo, de la cual hoy se conservan algunos versos, pero cuya contribución fue tan importante en la formulación del género literario helénico de su época que se llegaron a acuñar monedas con su efigie.
En algunos de los versos más dulces y tiernos de Safo, se rinde homenaje a la belleza de las jóvenes de mayor hermosura de la isla, de donde se concluyó que la poetisa era homosexual, aunque, en realidad, poco se sabe sobre ella, y no hay ningún dato que permita afirmar esto en forma categórica.
En aquella época, las mujeres de las familias pudientes de Lesbos solían reunirse en sociedades informales para deleitarse en placeres como la composición y el recitado de poesías. Safo, inspiradora de uno de esos grupos, atrajo a un gran número de admiradoras de otras ciudades, que fueron a la isla a componer y a disfrutar poesías, cuyos temas principales solían ser los amores, odios y celos que surgían en aquella atmósfera.
Ocho siglos después de su muerte, sus trabajos fueron publicados por la biblioteca de Alejandría, pero no sobrevivieron a la Edad Media, y todo lo que hoy resta de su obra es un único poema completo de veintiocho líneas, además de numerosos fragmentos cuyo número aumentó con el descubrimiento de papiros (v. papiro), pero se considera que constituyen apenas una pequeña fracción del trabajo de Safo. En lo que quedó de su obra, no hay ninguna referencia a actividades homosexuales, pero la isla se convirtió en símbolo del amor entre mujeres, y el nombre de Safo perduró en la literatura como denominación de los versos endecasílabos, también llamados sáficos.
De La palabra del día, por Ricardo Soca

Jacobito de Lara, magnicida de “Lilís”, enfermo de amor

Por Ylonka Nacidit Perdomo
Virginia Elena Ortea, tal vez, quiso conocer al desdichado joven que intrépidamente había asesinado a Lilís - el ejecutor de su tío- el poeta Juan Isidro Ortea. Pero, ¡oh sorpresa!


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Foto: Ulises Heureaux (Lilís) muerto. Foto Frank Adrover Mercadell. Colección Orlando Inoa
El apuesto mocano Jacobito de Lara, robusto mozo, rico heredero, impetu


oso, desafiante, infortunado amante, desgraciado, atormentado porque así lo quiso o fue inducido, y diestro con las armas de fuego, recién llegado de Europa, tuvo un protagonismo de primer orden por azar o paradojas del destino en el magnicidio del 26 de julio de 1899 del arcángel del mal: Ulises Heureaux, alias Lilís, su padrino.

Lilís un tirano del siglo XIX al que las cosas, aparentemente, siempre le salían “bien” por medio de sus “órdenes superiores”, hasta tanto un grupo de jóvenes políticos de rancia estirpe, de familias distinguidas y tradicionales de Moca planifican, se unen en complot y conjurados coparticipan en su ejecución para ponerle fin a su abominable dictadura.

Jacobito de Lara. Magnicida de Lilís. Col. Ma. Elena Lara de Antuña. Copia del original de Barón Castillo.

De desconocido a héroe, de héroe a patriota de la República, Jacobito de Lara, cuya gloria a sus primaverales 17 años se quebró como el cristal, se convirtió en víctima de sí mismo cuando de manera irreflexiva asesina a su idolatrada prometida, la adolescente mocana de 16 años Emilia Michel (Millito) por celos, la noche del 29 de mayo de 1901.

Los sucesos que siguieron en la vida de Jacobito, luego del magnicidio de Heureaux y el asesinado de Millito, lo convirtieron en un espectro, y como tal murió: como un águila anónima, que de simbolizar la libertad se hizo desgraciada. Él mismo lo confesó a su entrevistadora en su celda de la cárcel, cito:

“Para todo tengo una actividad febril y el impulso de mi corazón me arrastra de tal modo, que jamás me he dado tiempo a pensar lo que hago. No sé cuantas veces he puesto mi vida en peligro con imprudencias en que no he puesto atención… Mis amigos por casualidad han podido librarme del suicidio (…)”.

Jacobito de Lara, el protagonista de la “Crónica puertoplateña” escrita por Virginia Elena Ortea, se quitó la vida con su propio revólver que mantenía junto a él en su celda, en la cárcel de San Felipe de Puerto Plata, la noche del 19 de diciembre de 1901. Reo de sí mismo, con su muerte dio final a su atormentada existencia y consumó su destino de suplicios. [1]

I. INTERVIEW DE VIRGINIA ELENA ORTEA A JACOBITO DE LARA 

Algunos historiadores han procurado darle cierta “maleabilidad” interpretativa a las circunstancias en las cuales se gestó el tirano Lilís; otros, prefieren hacer olvidar; otros reconstruyen cómo era la maquinaria represiva de ese régimen, y cómo sus emisarios destruían vidas.

Sin embargo, Virginia Elena Ortea, en la época de la dictadura de Heureaux, a “todos” vigilaba con sus ojos abiertos, buscando comprender dónde empezaban las líneas de la historicidad, y dónde la ficción armada desde la oralidad, cuyo evocación –en el presente- se bifurca entre el espasmo que provoca la voluntad que destruye, la alienación de las conciencias, y la sin razón enloquecedora que quiebra todo el yo-acuso.

Emilia Michel. Colección AGN.

La voz de Virginia Elena Ortea, en los fragmentos de la “Crónica-interview” [2] que presentamos realizada al prevenido Jacobito de Lara, uno de los magnicidas del dictador Ulises Heureaux, que siendo adolescente se enfrentaba a un destino incierto, en la cárcel de San Felipe de Puerto Plata, es la voz que narra; una voz que se re-informa, que se cruza y entrecruza con la del magnicida-homicida-suicida que irrumpe como protagonista del reportaje.

Al leerla pude comprender que me asomaba a un discurso que se alimentaba de memorias propias, y memorias activas, que deseaban sobrevivir, no como un simple rompecabezas sino como la consecuencia de la acumulación de hechos que muchos han querido lanzar al vacío, porque tienen en su piel un tatuaje hecho por la gobernabilidad autoritaria patriarcal.

La autora de esa “Crónica-interview” no quiso aparentar ser experta en asuntos políticos, ni de la psiquis humana, ni jugar a la anonimidad, por el contrario, revela su identidad al mundo, y escribe con la confianza de desterrar de su mente todos los malos presagios que traen las pasiones, viajando por los bordes de las contingencias.

Sacar del ámbito de la intimidad, hacer oposición a la introspección, hacer relatos con valor documental, sólo es posible si la periodista, se vincula de una manera fidedigna e inapelable con la vida cotidiana. De ahí, que el reportaje resulte ser una viñeta de un mundo que se vive a golpes como una pesadilla.

Virginia Elena Ortea (1866-1903), en la “Crónica-interview” realizada a Jacobito de Lara, que guardaba prisión por el homicidio de Emilia Michel, de la primera hasta la última página, se enfrenta a situaciones para las cuales se requiere experiencia de la vida.

La entrevista a Jacobito de Lara, enfermo de amor por Emilia (Millo) Michel, es de un penetrante análisis, de atinada observación, aguda; un estudio melancólico de la personalidad de un joven, cuya vida está dolorosamente marcada por la tragedia. ¿Por qué Virginia Elena publica esta entrevista? ¿Qué necesidad había de esto? ¿No era acaso inquietante dar a conocer la exposición de un reo sobre los razones de su crimen?

II. LAS DECLARACIONES DEL REO DEL POR QUÉ ASESINÓ A EMILIA MICHEL

La entrevista, realizada en 1901, está redactada en una prosa periodística de incomparable estilismo. Virginia Elena resucita a Jacobito de Lara a la vida pública, y comunica a sus lectoras, al inicio de la misma lo siguiente:

Parque Central de Moca, lugar donde ocurrió el homicidio de Emilia Michel.

“Acabo de conocer, mis queridas lectoras, al protagonista de aquel trágico drama acaecido en la plaza principal de la villa de Moca en los últimos [días] del mes de mayo próximo pasado; drama que conmovió profundamente a la sociedad dominicana, absorta ante el cadáver de la hermosa Emilia Michel, pobre niña cuyo pecho destrozado regó con sangre las flores que le sirvieron de poético lecho por un instante, al caer sin vida, muerta por las manos de un amante desesperadamente celoso.

“Le acabo de conocer a él… He ido a visitarle a su prisión acompañando a la hermana del desdichado joven, atribulada muchacha que en los umbrales de la vida aun, y bien necesitada de consuelos, ha dejado su hogar para venir a darle con su presencia, su simpatía y sus lágrimas a quien tanto necesita de la santa caridad del espíritu: la compasión.

“Es él un adolescente -no ha cumplido veinte años”.

No he dejado de preguntarme, ¿qué extraño conjuro hizo que Virginia Elena visitará a Jacobito en la cárcel? ¿Acaso, la caridad silenciosa, conocer qué fuerzas ocultas hacen que una persona acabe con la vida de otro?, por lo cual la periodista advierte de manera sentenciosa a sus lectoras que:

“La verdadera causa de los mayores males que lamentamos en la sociedad, es el afán que hay de repetir cuantose dice, sin tener en cuenta la gravísima consecuencia que puede aparejar una palabra imprudente, y la responsabilidad que nos cae al hacernos inconscientes cómplices del chismoso perverso, inventor de nuevas mal intencionadas. Gente hay que encuentra un extraño gozo, una cruel complacencia en dar malas noticias.

Puerto Plata- Fortaleza San Felipe, lugar donde Virginia Elena Ortea entrevistó a Jacobito de Lara. Colección Ylonka Nacidit-Perdomo. Cliche Puyans.

“Y hay que contar con quelas noticias muy repetidas, se corrigen, se aumentan, se desfiguran; hallan siempre una mano maestra que empuje la bola del enredo y le haga más denso y más funesto. (…) Pero mientras la envidia, la falta de conciencia o la intención perversa encuentra nuestro apoyo en la culpable frialdad con que las dejamos obrar, o la tolerancia con que las acogemos escuchando por mera distracción, aun repitiendo inoportunamente sus concitadoras noticias, tendremos que sufrir sus graves consecuencias sin queja; tendremos que morir conformes cuando nos arrastren a la muerte…”.

Diversas opiniones se han vertido del porqué Virginia Elena acudió a la cárcel de San Felipe de Puerto Plata a entrevistar a un homicida, que asesinó en un arrebato de celos y de locura a su indefensa novia, una adolescente igual que él, perteneciente a una distinguida familia de Moca, la adorable criatura: Emilia Michel. Esta historia parece una leyenda, y como tal se mantiene en secreto aún, y de ella se ha borrado todo rastro que la ate al pasado.

Sobre su primer encuentro con Jacobito de Lara, Virginia Elena escribe:

“La primera impresión que sentí al verlo fue sorpresa.

(…) Estaba tan predispuesta que, al llegar a las puertas de la prisión, mi pecho latía furiosamente, y temí cometer -llevada mi carácter impresionable y la aversión que me inspira toda injusticia y mezquindad- una indiscreción a la primera palabra inconveniente del joven.

“Pero no: el pobre muchacho apenas me vio, casi sin preámbulos, como quien se expansiona con anhelo, me dijo que deseaba conocerme y hablarme de esa desgracia; que yo le podía entender y juzgar y darle mi opinión. Pregúntome qué juicio había yo formado de él. No pude menos de sonreír con pena ante esta sinceridad efusiva y contestarle que le consideraba un niño desgraciado. Entonces me contó sus amores, tan trágicamente truncados. Recuerda los detalles con amargo placer. No atina a hablar de otra cosa; su pensamiento está fijo en esos recuerdos que evoca sin cesar. Piensa en su amada cual si viviera aun; el delirio de ese amor apasionado y vehemente no ha cesado. No siente remordimiento porque no sabe cómo pasó todo aquello de que tan lejana estaba su mente un momento antes, y todavía le parece mentira. Sólo siente dolor, dolor inconsolable de haberla perdido”.

Ejecutados del siglo XIX. Fotografía de Francois Aubert. Copia del original. Colección Ylonka Nacidit-Perdomo

En su máquina de escribir Remington, Virginia Elena llevó a cabo su trabajo de reportera en un moderno estilo del lenguaje de crónica.

Virginia Elena se familiarizó con el reo. Me atrevería a decir que al ir a visitarlo en más de una ocasión, y mirándolo de frente entre los muros de la prisión, escudriñó en sus mundos de obsesiones, en su irracionalidad y desvaríos, para hacer un perfil clave de él, que ha llegado a nosotros. Su temperamento no impulsivo –de Ortea-, permitió a la entrevistadora reflexionar en horas de la luz matinal sobre este joven fascinantemente hermoso, que no pudo impedir a su corazón ser cruel.

Quizás esta entrevista envuelve un misterio, y la providencia quiso que fuera Virginia Elena que la realizara, al adolescente mocano que unos veían como un desdichado que rugía de dolor, lleno de sombras enloquecedoras, que no pedía clemencia, que se había hecho enemigo de sí mismo, y era un sonámbulo solitario.

Virginia Elena, pienso, ayudó al atormentado Jacobito de Lara a cruzar con prontitud en una barca -como los antiguos griegos creían- “la laguna Estigia para entrar en los campos felices del Elíseo”. De ahí que su cadáver, luego de cometer el infortunio de su suicidio, fue colocado en el ataúd, rodeada su cabeza con ramos de rosas blancas por ser soltero.

No obstante, creo, temo, que Jacobito no ha encontrado al barquero Caronte. Jacobito, quizás, no tuvo en cuenta que “El primer impulso del amor es huir de lo que busca, segundo, sentir haber huido” como bien ha escrito Madame Girardin, y Emilia Michel (Millo) no tomó en cuenta que, es “Desgraciada la mujer a quien las distracciones hacen dichosa” (Goldsmith)).

Virginia Elena Ortea, tal vez, quiso conocer al desdichado joven que intrépidamente había asesinado a Lilís – el ejecutor de su tío- el poeta Juan Isidro Ortea. Pero, ¡oh sorpresa!, el destino de manera irremediable puso en su camino esta “historia novelesca”, que como ella misma confiesa es: “mi primera crónica, primer ensayo de este género de literatura que hacía, y sin la menor idea de qué clase de acogida podía darle el público”.

Las opiniones no se hicieron esperar: desde la Capital, las lectoras del Listín Diario, le escribían a Puerto Plata, alentándola a que continuara con la crónica, sin saber cuáles eran las reacciones en la familia de Millo.

Juan Isidro, tío de Virginia, fue fusilado en cumplimiento del controversial Decreto de San Fernando que condenaba a “a la pena capital” a “Todo ciudadano que fuera aprendido con las armas en las manos, [y] que “tratare de subvertir el actual orden de cosas político, legalmente establecido”.

Cesareo Guillermo, de pie, y Juan Isidro Ortea. Ponce, Puerto Rico, abril de 1881. Col. AGN

El decreto fue cumplido por el Secretario de Estado de lo Interior y Policía, Ulises Heureaux el 7 de septiembre de 1881. Junto a otros revolucionarios fue pasado por las armas Juan Isidro Ortea, ex vicepresidente de la República; Quintín Díaz, Vidal Méndez, Tomás Mercedes Botello, Juan Botello y Ricardo Lluberes. “Lilís” llegó a la Santo Domingo, con las loas de un héroe, el 2 de agosto, y en su honor se hizo un “Arco de Triunfo” en una de las esquinas de la Comandancia de Armas.

Juan Isidro murió a los treinta dos años de edad. Su sobrina Virginia Elena le dedica un poema, y un artículo en prosa.

El General “Lilís” declarado y saludado por la común de Santo Domingo como “Héroe del Cibao”, había sido vencido en 1889 por un “Héroe adolescente” de “barbilla alfonsina”, de “ligerísimo bozo”, “apasionado, y de genio irreflexivo”.

Fue a Jacobito de Lara, que al decir de él, todos querían con predilección, a quien el azar de la historia condujo a ser uno de los ajusticiadores de Ulises Heureaux.

La historia oficial relata que: “Lilís murió a tiros, y que Món Cáceres y Horacio Vásquez fueron que concibieron la conjura que acabó con el sanguinario tirano”. Al final de la dictadura de Heureaux se le llamó “revolución redentora” iniciada en Moca en Julio 29 de 1889.



III. ¿QUIÉN ERA EMILIA MICHEL? Joaquín Balaguer en su libro Los Carpinteros [3] hace una crónica que me resulta –guardando las distancias con el autor y su manera androcentrista de narrar- dolorosa, estremecedora y de gran pesadumbre, sobre aquella noche en que Millo fue asesinada en el Parque Central de Moca, por el Héroe adolescente, magnicida de Lilís, titulada “Enigma, 1899”. No lo voy a negar, leer este texto me llena de tristeza por los dos, por ella, Emilia Michel, y por Jacobito de Lara, y por nosotros, en el presente. Lamento tener que reproducir este pasaje, pero es como un adiós de corazón, para siempre, nada dulce, sino de desconcierto aún, a esos dos jóvenes.

Puerto Plata-Cementerio Católico. Cliche Puyans, circa 1901. Colección Ylonka Nacidit-Perdomo.

“La farolas de gas del Parque Central de Moca fueron encendidas desde las primeras horas de la tarde. Los domingos y los jueves, según una costumbre que se conservó hasta años recientes, eran días de retreta. La pequeña plaza cuadrangular, con paseos interiores cubiertos de matas de rosas y de árboles frondosos, cobró después extraordinaria animación. Un gran número de personas acudió a oír el concierto público ofrecido por la banda del ayuntamiento. Los mayores tomaron asiento en los bancos alineados en los paseos laterales. Los jóvenes de ambos sexos, en cambio, circulaban alrededor de la glorieta donde la pequeña banda interpretaba trozos de música clásica alternados con ritmos populares. Los novios caminaban en animada conversación, algunos con las manos entrelazadas. Los que no habían llegado aún a esa etapa del noviazgo circulaban a su vez en dirección opuesta, iniciándose entre ellos al encontrarse un diálogo de miradas expresivas. 

“Grupos constituidos por colegialas y adolescentes, llenaban la plaza con sus risas y otras manifestaciones de alegría bulliciosa. En el centro de uno de esos grupos se destacaba la imponente belleza de Emilia Michel. De tez blanca, de color castaño la cabellera ondulosa, de finas líneas el óvalo perfecto del rostro incomparable. Pícara, traviesa, envolvía a todos al pasar en la malla de su coquetería. Se sabía bella y le agradaba, como a todas las beldades, sentir a muchos admiradores a sus pies, cautivos de sus ojos, pendientes de sus gracias y rendidos a sus encantos. En una de sus vueltas alrededor de la glorieta, alguien se detuvo un instante ante ella y lanzó a sus pies un requiebro. Era un galán apuesto, fornido como un efebo circense, hermoso como un Apolo de piel morena. En los labios de ella traveseó una sonrisa y en sus ojos brilló un resplandor fugaz, parecido al del relámpago en el cielo de la noche.

“Nadie atribuyó importancia a esa travesura inocente. Pero de pronto, del seno de la semi oscuridad reinante bajo las arboledas del parque, surgió alguien que se plantó ante Emilia Michel. Hosco, inconocible [sic], amenazante. Se oyeron varios disparos y la joven, bañada en sangre, se desplomó en brazos de su amiga.

“Todavía muerta, su rostro sonreído parecía decir:

Jacobito de Lara, muerto rodeado de azucenas por ser soltero. Col. Ma. Elena Lara de Antuña

“-¿Por qué, amado mío? ¿Por qué hieres a quien tanto te ama?

“Varios hombres, salidos del público que asistió horrorizado a la escena, se abalanzaron sobre el agresor. Este, pálido, las facciones desencajadas, se entregó sin resistencia. La sorpresa de todos subió hasta el estupor cuando el asesino fue identificado: Jacobito de Lara, el mismo sujeto que algún tiempo antes disparó en la propia casa de su padre contra el presidente Heureaux. La misma arma que sirvió para batir al déspota, fue usada para rasgar el pecho de Emilia Michel.

“Toda la población de Moca, consternada por el crimen, se desveló esa noche entre dos interrogantes: es un criminal o es un héroe? ¿Qué fuerza misteriosa depositó en su cerebro el grano de locura que lo llevó a incorporarse en el último momento a los conspiradores del 26 de julio? ¿Qué lo impulsó a herir a Emilia Michel? ¿Los celos, la vanidad, la sed de sangre, la cólera, el despecho?”.

IV. UNA ÚLTIMA NOTA

…Y, como la crónica periodística y sus acercamientos a la historia canónica no es una manera dócil de contar “lo que yo quiero que se conozca”, puesto que cada texto trae su lectura propia, juicios, apreciaciones, interpretaciones distintas, ideologías, signos desde los cuales se construye una historia alternativa, en contrapunto, considero que:

Los estudios que se desarrollen sobre la crónica periodística decimonónica concerniente al magnicidio de Lilís, asesinado de Millo y posterior suicidio de Jacobito de Lara, pueden ser una especie de biografía que cuestione a la cultura patriarcal y a los estereotipos comunicacionales en torno a la mujer, proyectados por los medios androcéntricos del siglo XIX, para re-contextualizar y des-culturalizar el discurso mediático de los medios que proyectan un imaginario femenino.

Esta entrevista de Virginia Elena a Jacobito, muestra que la redactora desarrolló formulaciones discursivas que atraen a sus iguales, y a un público que se invita a sí mismo a la lectura, a un macro o micro mundo al cual podemos acercarnos a través de nuestras subjetividades.

Ser reportera, desde ese canon que enuncio, trae muchos obstáculos, porque la periodista se debate entre la re-construcción del pasado, la mutilación de la conciencia o de la memoria, la perturbación que le provoca la forma “extraña” en que recuerda el enmascaramiento de esos espacios y tiempos donde los espectros se comunican desde la oscuridad, el sueño o el vértigo.

Horacio Vásquez. Fotografía de Abelardo Rodríguez Urdaneta. Revista Ilustrada

Una reportera puede ser sitiada por las pluridentidades de sus personajes, lo que la coloca ante la agonía de “ver” cómo serán los desenlaces o finales de los personajes que se convierten en sonajeros, que desean “otra vida”, otro imaginario, y provocan desencanto; sin embargo, a veces, la reportera o articulista no quiere renunciar a sus sentimientos; su melancolía, angustia o dolor la hace descender al infierno, hacer de cada texto una cuidadosa historia no mediatizada o meta ficcional con sus claves de enunciación. La crítica norteamericana Mary Louise Pratt llama a esto “catálogos de hechos”.

De lo que sí estaba consciente Virginia Elena Ortea [4], y lo escribió en octubre de 1889 con fina ironía “pecaminosa” en un texto reflexivo y subversivo, que alienta a la mujer a salirse del ámbito de lo doméstico, es que hay que hacerle “¡Guerra, guerra a los tiranos!”.



Jacobito de Lara. Colección María Elena Lara de Antuña.

NOTAS

[1] A Jacobito de Lara lo velaron en la casa de la Familia Cocco en Puerto Plata. Su cuerpo inerte fue sepultado en el Cementerio Católico de esa ciudad.

[2] Este artículo lo escribimos a solicitud de nuestra amiga la periodista Elvira Lora, M. A., Directora de la Escuela de Comunicación Social de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), para ser compartido con la Asociación Dominicana de Escuelas de Comunicación Social, y se basa en la “Crónica-interview” realizada por Virginia Elena Ortea al prevenido Jacobito de Lara, en la cárcel de San Felipe de Puerto Plata, unos de los principales magnicidas del dictador Ulises Heureaux. La escritora puertoplateña inicia en el año de 1901, en el periodismo dominicano, la primera serie de artículos firmados por una mujer. Cinco entregas publicadas en elListín Diario desde el 21 de agosto, el 7, 18, 20 y 21 de septiembre).

Para leer la entrevista completa de Virginia Elena Ortea a Jacobito de Lara puede consultarse el libro de Catharina Vanderplaats de Vallejo, Ph. D., Virginia Elena Ortea. Obras (Santo Domingo: Centro de Solidaridad para el Desarrollo de la Mujer, 1997):203-214.

También puede leerse el reciente opúsculo editado por elMuseo Héroes del 26 de Julio, Publicación Núm. 1, “Crónica Puertoplateña. Interview Interesante de Virginia Elena Ortea” (Santo Domingo: Argos, 2015), que al final tiene el siguiente mensaje-nota de María Elena de Lara de Antuña: “Este libro se publica por el anhelo que tengo de que amores tan inmensos como el que sentía Jacobito por Millo no pasen al olvido sino, que lo perdonen a él por dejarse cegar por la pasión y los celos”.

Virginia Elena Ortea. Fotografía Ramón Mella.

[3] Joaquín Balaguer, Los Carpinteros (Santo Domingo: Editora Corripio, 2da. Edición, 1985): pp.255-256.

Se pude consultar, además, el libro de J. Agustín Concepción “Dos tragedias y una falsedad” (La Vega: Dominicana, 1983): pp.11-35, en especial la “Primera Parte: Muerte de Millito Michel”.

Tulio Manuel Cestero, a partir de la historia oral que le “llegó” sobre el ajusticiamiento de Lilís, narró en su novela La Sangre (1915), y recrea con detalles, este episodio de la historia nacional. Lo mismo hizo, a su vez, Luis Felipe Mejía en su libroDe Lilís a Trujillo (1944) recurriendo a lo mismo: a “contar” lo que le dijeron.

[4] Fue Virginia Elena Ortea (1866-1903) una mujer transgresora de su tiempo; ella tenía, gracias al señor Cisneros representante en Puerto Plata de la agencia de libros de N. Ponce de León, de New York, la posibilidad de acceder a un catálogo para escoger sus lecturas, además de que se informaba de los acontecimientos del exterior porque el vapor americano Tybee traía a su ciudad los periódicos extranjeros.

Ulises Heureaux. Fotografía de Julio Pou

La entrevista realizada por Virginia Elena a Jacobito es lo que en el siglo XIX se conoce como “escritura memorialista”. No olvidemos que nació en el seno de una familia que tuvo participación directa en la vida política del país desde mediados del siglo XIX. Su padre fue Gobernador del Distrito de Puerto Plata, además de ser descendiente del linaje de los Kennedy, y del patricio Mella.

Viajó en varias ocasiones a la metrópolis de New York. En compañía de su padre estuvo en el Teatro Olympia, en Broadway, y en 1883 en la Opera Metropolitana, a su inauguración con la presentación de Fausto, donde actuaba en el papel de Margarita, la prima donna, la soprano sueca Mademoiselle Christina Nilsson. Todo parece indicar que su educación primaria formal transcurrió en Puerto Plata. Hacía traducciones de cuentos del francés a español.

La “entrevista” a Jacobito de Lara inaugura en la República Dominicana la crónica periodística de género. Desde este punto de vista Virginia Elena, fue la primera mujer corresponsal de prensa delListín Diario en el siglo XX.

Cuando regresa a Santo Domingo en 1899, desde Añasco, Mayagüez, donde participaba en presentaciones musicales y recitaciones de poemas en el Teatro Yagüez de Puerto Rico en compañía del escritor Manuel María Sama, fue recibida con entusiasmo, y se organizaron veladas literarias para ella. Es probable que falleciera de pulmonía o de tuberculosis, que contrajera estando al lado de su padre, y a su cuidado en el sanatorio “French Benevolent Society”, según nota del diario La Correspondencia de Puerto Rico.

Murió como quiso, como había cantado en su poema “Puerto Plata”, escrito en Mayagüez en 1889: “A orillas del mar Atlante, / y por siempre acariciada/ por las ondas que se agitan/ cubiertas de espuma blanca/ (…) en las faldas de una hermosa, / esbelta y gentil montaña, que eleva orgullosa al cielo (…)”.

domingo, 5 de julio de 2015

El misterio del orgasmo femenino

Ciencia

BBC Mundo

Mujer con expresión de placer
“El cuerpo de una mujer es como un violón: se necesita un músico excelente para tocarlo bien”, aseguran que dijo el escritor estadounidense J. D. Salinger.
Para encender algunos lavarropas hay que presionar el botón de encendido por un cierto tiempo y con una cierta intensidad. Si la presión que le aplicas es muy suave, no pasa nada. Si es muy fuerte, la máquina empieza a quejarse con un pitido estridente.
Una vez que dominas la técnica todo es muy sencillo: se encienden las luces, arranca el ciclo hasta que llega a su punto más álgido y, al final del proceso, acabas con una montaña de ropa húmeda con olor a limpio.
Pero para quienes no están familiarizados con el aparato, su funcionamiento puede parecer un misterio.
Salvando las distancias, algo similar ocurre con el orgasmo femenino. Si la acarician de la forma correcta, una mujer puede alcanzar tal grado de éxtasis que, por unos segundos, el mundo deja de existir.
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Aunque el hombre y la mujer experimentan el orgasmo de forma diferente, ambos muestran la misma actividad cerebral durante el clímax.
En el caso contrario, el resultado es dolor, frustración o sencillamente la nada misma. Esto representa un gran contraste con la experiencia masculina: si el hombre tiene una erección, una estimulación vigorosa durante unos pocos minutos generalmente resulta en una eyaculación.
¿Pero por qué los orgasmos son tan placenteros y cómo es posible que las mujeres experimenten múltiples orgasmos? ¿Y realmente existe el tan mentado punto G? En los últimos años se han hecho numerosos estudios y, finalmente, estamos obteniendo algunas respuestas.

CEREBRO ACTIVO

Barry Komisaruk, de la Universidad Rutgers en New Jersey, Estados Unidos, se abocó a estudiar mediante imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf, por sus siglas en inglés) si las diferencias en el cerebro pueden explicar por qué hombres y mujeres experimentan el sexo de forma tan distinta.
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Komisaruk analizó el comportamiento del cerebro en el momento del orgasmo.
Así, descubrió que pese a que las experiencias varían, ambos muestran la misma actividad neural durante el orgasmo.
"Las similitudes entre hombres y mujeres durante el orgasmo son mayores que las diferencias", dice Komisaruk. "Lo que vemos es una activación generalizada del cerebro. Básicamente, todos los sistemas entran a funcionar".
Esto puede explicar por qué los orgasmos consumen toda nuestra atención.
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Las diferencias en la actividad cerebral de hombres y mujeres son más notorias después del orgasmo.
Sin embargo, después del orgasmo, surgen diferencias importantes, lo que puede explicar por qué hombres y mujeres reaccionan de forma diferente tras el clímax.
El investigador halló evidencia preliminar de que ciertas regiones específicas del cerebro masculino no responden a la estimulación de los genitales en el momento inmediatamente posterior al orgasmo, mientras que el cerebro de las mujeres continúa activo: esto puede explicar por qué las mujeres tienen múltiples orgasmos y los hombres no.

ANATOMÍA DEL PLACER

El pene tiene solo una ruta para transportar sensaciones al cerebro, en cambio, el aparato genital femenino tiene tres o cuatro.
Uno de los centros clave de la sexualidad femenina es el clítoris: un cuerpo pequeño, carnoso y eréctil, que sobresale en la parte más elevada de la vulva.
No fue sino hasta el siglo XVI que el clítoris comenzó a ser descrito como una estructura física propia común a todas las mujeres, con la función de causar placer.
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La vagina y el clítoris tienen distintas rutas para transportar las sensaciones hacia el cerebro.
Pero, en los siglos siguientes el placer femenino pasó a un segundo plano y el clítoris quedó en el olvido (al menos para anatomistas y médicos), hasta que volvió a la palestra en el siglo XX, aunque muchos lo consideraban algo inferior.
Si bien Sigmund Freud reconocía al menos que las mujeres pueden experimentar orgasmos, él creía que los orgasmos vaginales sustituían a los alcanzados mediante la estimulación del clítoris en las mujeres maduras.
La incapacidad de experimentar orgasmos vaginales está asociada con la inmadurez psicosexual, escribió Freud.
Si eso fuese cierto, habría un montón de mujeres que no están desarrollando todo su potencial sexual: entre el 30% y el 40% de las mujeres dice no haber experimentado nunca un orgasmo sólo por penetración vaginal, y son muchas más las que aseguran que pueden alcanzar el orgasmo mediante la estimulación del clítoris.
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Sigmund Freud creía que los orgasmos vaginales sustituían a los alcanzados mediante la estimulación del clítoris en las mujeres maduras.
Según Komisaruk, los nervios que transmiten al cerebro las sensaciones del clítoris son distintos a los nervios que hacen lo mismo desde la vagina.
Entonces, si distintos nervios se encargan de trasladar las sensaciones desde distintas regiones del aparato genital femenino, ¿son algunas zonas de la vagina más sensibles que otras?
¿Qué regiones deben investigar las parejas en la búsqueda del elusivo orgasmo vaginal?

EL PUNTO G

El famoso punto G fue, por mucho tiempo, el principal objetivo.
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El término punto G fue acuñado en los años 80 por el obstetra y ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg.
Descrito en 1950 como una zona erógena en la pared frontal de la vagina, estudios posteriores revelaron un complejo formado por vasos sanguíneos, terminaciones nerviosas y restos de la próstata femenina en la misma zona, y sugirieron que en una minoría de mujeres, su estimulación puede dar lugar a orgasmos y a la liberación de una pequeña cantidad de fluido de la uretra que no es orina.
Muchas parejas invirtieron tiempo y esfuerzo -por lo general sin obtener resultados- para hallarlo.
La evidencia para demostrar o refutar su existencia es precaria y, con frecuencia, exagerada.
No obstante, parece haber diferencias físicas entre aquellas mujeres que dicen tener orgasmos vaginales y las que no.
Escáneres de ultrasonido revelaron un área más gruesa de tejido en el espacio entre la vagina y la uretra en las mujeres que lo experimentaban.

ESTRUCTURA COMPLEJA

Pero si no es una especie de botón, como la palabra punto parece indicar, ¿qué es entonces?
Para un número creciente de investigadores la respuesta es simple: el clítoris.
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La búsqueda del punto G reveló que la estructura del aparato genital femenino es muy compleja.
Aunque para la mayoría éste es un pompón con forma de arveja bajo la superficie de la piel, imágenes de resonancia magnética recientes revelaron una estructura grande y protuberante de cerca de 9 centímetros de largo, posicionada alrededor de la parte externa de la vagina y hacia arriba dentro de la pelvis al lado de la uretra.
Esta complejidad puede explicar por qué ha sido tan difícil probar o negar la existencia del punto G: no es fácil estimular de forma aislada la pared frontal de la vagina.
Es muy probable que al hacerlo se esté frotando también la parte interna del clítoris y la uretra.

¿EL TAMAÑO IMPORTA?

Rachel Pauls, uro-ginecóloga de Ohio, EE.UU., investigó si la ubicación y el tamaño del clítoris en mujeres saludables influyen en la facilidad para alcanzar el orgasmo vaginal durante el coito.
El equipo de investigadores liderado por Pauls descubrió que cuanto más pequeño y más lejos de la vagina está el clítoris, más difícil es alcanzar el orgasmo.
En su conjunto, los estudios mencionados anteriormente apuntan a que hay múltiples caminos para que las mujeres experimenten un orgasmo, ya sea a través de la estimulación vaginal, del clítoris o ambas a la vez.
Otros estudios llevados a cabo por Komisaruk revelaron que las proyecciones de diferentes regiones del aparato genital femenino convergen en la misma región general del cerebro pero en áreas diferentes.
"Hay una buena base neuro-anatómica para las distintas clases de orgasmos y los diferentes tipos de sensaciones", dice el científico.
"Esto podría explicar por qué la combinación de la estimulación vaginal y de la cérvix y el clítoris parece producir estos orgasmos más intensos, complejos y placenteros que describen las mujeres".
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En cuanto a las mujeres a las que les resulta difícil alcanzar el clímax durante la penetración el mensaje de Pauls es simple: hay que experimentar.
En cuanto a las mujeres a las que les resulta difícil alcanzar el clímax durante la penetración -o en general durante el contacto sexual- el mensaje de Pauls es simple: hay que experimentar.
"No hay nada malo (con las mujeres que no tienen orgasmos vaginales). Cada persona es diferente, así que algunas tendrán mucha estimulación del clítoris durante el sexo, mientras que para otras será más difícil, así que su pareja tendrá que recurrir a sus manos o a un juguete".
"Pero las mujeres deberían saber que si no tienen orgasmos por penetración vaginal, eso es normal".

"Cómo funciona el capitalismo"

"Cómo funciona el capitalismo"

(Documental que revela sus leyes interna...