Inteligencia artificial
El 2014, dicen los gurús, será el año en que conoceremos la tecnología "wearable", la que llevaremos puesta. No sólo relojes con capacidades y herramientas asombrosas, sino ropa inteligente, dispositivos que controlarán el funcionamiento de nuestro cuerpo o gadgets que nos ayudarán a monitorear nuestra alimentación hora a hora.
Será prácticamente un exoesqueleto, dicen los más avezados, una extensión de nosotros mismos, sin la que no podremos vivir a partir de ahora. Somos más inteligentes, dicen desde Google, nuestro coeficiente intelectual puede ser hasta un 20% más alto por todo lo que nos aporta la tecnología.
Pero cuidado, alertan otras voces. Tanta pantalla nos está restando capacidad de concentración, de memoria. La adicción que se crea nos hace dispersos y poco productivos. Dependientes mentalmente (y físicamente) de todos los aparatos que necesitamos, que son a la vez más sofisticados y de más fácil uso, ya somos menos sociables, y vivimos aislados del entorno que nos es natural y próximo, encerrados por los audífonos y la pantalla, y pronto por las googleglass y similares...
Pero la brecha digital no la marcará la posesión o no de estas pequeñas maravillas. La diferencia será (como siempre) el uso que se haga de ella. Hay quien, cuando tuvo acceso a la biblioteca de Alejandría le prendió fuego, escolares que usan el whatsapp para acosar a los más débiles, y aprendices de agente secreto que tienen celulares para espiar.
La élite no será quien tenga los aparatos, sino quien sepa para qué usarlos.
IAizpun@diariolibre.com
Será prácticamente un exoesqueleto, dicen los más avezados, una extensión de nosotros mismos, sin la que no podremos vivir a partir de ahora. Somos más inteligentes, dicen desde Google, nuestro coeficiente intelectual puede ser hasta un 20% más alto por todo lo que nos aporta la tecnología.
Pero cuidado, alertan otras voces. Tanta pantalla nos está restando capacidad de concentración, de memoria. La adicción que se crea nos hace dispersos y poco productivos. Dependientes mentalmente (y físicamente) de todos los aparatos que necesitamos, que son a la vez más sofisticados y de más fácil uso, ya somos menos sociables, y vivimos aislados del entorno que nos es natural y próximo, encerrados por los audífonos y la pantalla, y pronto por las googleglass y similares...
Pero la brecha digital no la marcará la posesión o no de estas pequeñas maravillas. La diferencia será (como siempre) el uso que se haga de ella. Hay quien, cuando tuvo acceso a la biblioteca de Alejandría le prendió fuego, escolares que usan el whatsapp para acosar a los más débiles, y aprendices de agente secreto que tienen celulares para espiar.
La élite no será quien tenga los aparatos, sino quien sepa para qué usarlos.
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