ORLANDO DICE... El problema Haití-RD
Orlando Gil
orlandogil@claro.net.do/@orlandogildice
LA VERDAD.- No hay dudas que de a poco muchos caerán en zanjas creyéndolas trincheras de una guerra imposible entre Haití y República Dominicana. Además, cuando se fuerza un conflicto, la primera baja tiene que ser la verdad. Llamar un embajador a consultas y retirarlo son dos acciones distintas, pero igualmente legítimas. Si por la posibilidad de que un gobierno llame a consultas o retire al embajador acreditado, un Estado va a someterse a los intereses de otro, o el país dejará de tener Constitución o hacer leyes, e igual sus tribunales de fallar de acuerdo a su legislación, la diplomacia no existiera desde hace tiempo. Las autoridades dominicanas no tienen que reaccionar a titular de periódicos, ni a rumores. Solo observar y esperar. La histeria no puede ser suya, sino de los afectados y sus solidarios, que son una minoría, como puede comprobarse en las consultas que se hacen a cada momento. Lincoln, que luchó contra la esclavitud, lo tuvo claro: No se puede engañar a toda la gente todo el tiempo...
LOS INFORMES.- El cuco es la ONU, pero solo en el caso de la migración haitiana, puesto que muchas normativas o recomendaciones del organismo internacional no son atendidas. Si se hubieran acogido como buenos y válidos los informes del PNUD, el desarrollo social y económico del país fuera ejemplar, todo un modelo a seguir por otras naciones. Sin embargo, no. Fuera del debate ocasional que provoca, cada uno de estos estudios va a parar a la gaveta más olvidada de la administración de que se trate. Es más, los gobiernos ven a sus representantes como agentes de la oposición, y hay que se pasan de la raya y se convierten en procónsules. Era un polo permanente en la dilucidación de asuntos que eran de competencia nacional. Con la Junta Central Electoral no se llevaba ni se llevó nunca. Incluso, al momento de las despedidas, fue la única institución que no le rindió homenaje. De tan lejos que llegó el rencor o lo agrio del conflicto...
AMPARO.- El acorazado a temer es la Corte Interamericana, que es un reducto de la lucha de los haitianos ilegales y ante la cual, de seguro, se recurrirá. Bien, ya hubo condena, por lo que no hay dudas de que funciona, y en los términos que se quiere y espera. Aunque queda lo de Narciso González, Narcisazo, un hecho que el Estado dominicano no tiene medios de resolver satisfactoriamente. La demanda, el reclamo, se reiteran, pero las autoridades dominicanas tienen las manos vacías. Si los procedimientos no pudieron antes ¿por qué ahora? De manera que la hoja de débitos con la Corte Interamericana seguirá con números rojos. Y no hay que llegar al extremo de abandonar el órgano como hizo Venezuela, sino tener buenos abogados que lleven juicios entretenidos o que sepan dar el corte adecuado, pues allá todavía mueven expedientes que aquí fueron solucionados, o por lo menos superados en su estado originario. Aunque hay algo más interesante. La OEA en su conjunto no ampara, pero una parte, la Comisión o la Corte, sí...
LOS AHUIZOTES.- El fallo del Tribunal Constitucional, por mucho que aleguen sectores ahuizotes, es una causa de la diáspora haitiana que pierde espacio en su propósito de imponerse como una autoridad delegada. Los haitianos se desparraman por todas partes, y dentro de poco lo que hoy es problema dominicano, será problema del continente. ¿Acaso no se les están metiendo a los norteamericanos vía Puerto Rico? Llegará el momento en que o grita Estados Unidos o el propio Puerto Rico. Incluso, cuando sea, el país tendrá su parte de culpa, pues no importa el destino, siempre viajan desde territorio dominicano. No hace mucho fueron retornados a Dominicana un grupo de haitianos que había ido a parar a Brasil. El caso fue raro, pero más por las implicaciones, pues lo correcto hubiera sido devolverlo a Haití, país con el que Brasil tiene relaciones y encabezado en ocasiones sus fuerzas de seguridad, o de intervención. Esto es, que Haití no cuenta a la hora de dar la cara por los haitianos. Sus problemas siempre son problemas dominicanos...
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