ANÁLISIS: Tira y hala, mal del PRD
Parece claro que Vargas Maldonado no llegaría a un acuerdo con el expresidente Hipólito Mejía y que casi seguramente el PRD concurrirá dividido a las elecciones del 2016
Guarionex Rosa
Santo Domingo
El rechazo del ex presidente Mejía a la propuesta “verbal” que le formulara su adversario, Miguel Vargas Maldonado, aborta definitivamente toda posibilidad de que los dos políticos se entiendan, cuando está de por medio la candidatura presidencial en las elecciones del año 2016.
Parece claro que Vargas Maldonado jamás llegaría a un acuerdo con el ex presidente Mejía y que casi seguramente el PRD concurrirá dividido a las elecciones del año 2016, con las siglas en manos de su presidente actual y algún nuevo partido que herede las fuerzas del viejo PPH.
La candidatura, tema que no discute Vargas Maldonado, quien tiene ahora empuñada la presidencia del PRD, es el punto de mayor conflicto en la propuesta rechazada por Mejía, que además le dejaría al proponente el 50% de cargos públicos en un virtual gobierno de ese partido.
Origen de la diferencia
La propuesta atribuida a Vargas Maldonado le daría a Mejía el poder de designar al candidato vicepresidencial y 30% de los cargos públicos, en tanto que se dejaría un 20% para negociar con partidos aliados que pudieran apoyar al PRD en los comicios venideros.
Esos arreglos que habría sugerido Vargas Maldonado, según el documento de rechazo del ex presidente Mejía, es lo más parecido a un acuerdo de aposento solo que bastante bien anticipado por los rumores que especulaban sobre un término cercano del conflicto.
Con bastante tiempo como para tomar distancia de un arreglo semejante, el ex presidente del PRD, doctor Emmanuel Esquea se opuso a una solución de aposento entre los dos líderes del PRD, alegando que debían cumplirse los procedimientos y las consultas con las bases. Se diría al revisar los otros puntos de la propuesta “verbal”, como la celebración de la convención ordinaria en febrero del 2014 y a mitad de ese año la de elegir los candidatos municipales y congresuales, que la convención para escoger el candidato presidencial sería protocolar.
Al proponerle a Mejía un acuerdo que lo dejaría disminuido ya que le impondría reconocer su expulsión y esperar hasta el año que viene para beneficiarse de una amnistía, Vargas Maldonado plantea al ex presidente un arreglo que es humillante desde el principio.
Vargas Maldonado no quiere perder tiempo y por ello, mientras los partidarios de Mejía le respondían a la supuesta propuesta, él almorzaba con el general retirado José Miguel Soto Jiménez, que dirige Quinta República e Ismael Reyes, del Partido Demócrata Institucional, PDI.
Abinader se acomoda
El licenciado Luis Abinader, tenido como el principal emergente de los líderes del PRD para la candidatura presidencial del 2016, pareció bien acomodado en la mesa de prensa en la cual se anunció que el ex presidente Mejía rechaza la propuesta de Vargas para superar la crisis en el PRD.
Abinader aparentaba alejado de Mejía cuando anunció hace días sus propias pretensiones para la candidatura presidencial, quizás estableciendo frente a los electores una diferencia con Mejía y Vargas Maldonado, en representación de lo nuevo y no conflictivo.
Algunos consejeros le habrían sugerido al joven Abinader que es mejor estar cerca de Mejía, quien pudiera eventualmente decidir salirse del ruedo por la candidatura presidencial y darle todo su apoyo, o al menos el de los fieles seguidores de la antigua tendencia llamada PPH. Abinader sabe que no tiene ningún futuro con Vargas Maldonado, quien está convencido que solamente él pudiera ser el candidato con posibilidades de enfrentar al que postule el PLD en el 2016, que según muchos entendidos y politólogos podría ser el ex presidente Fernández.
Un acérrimo crítico de la gestión del doctor Fernández, el periodista Miguel Guerrero, quien publicó hace días El Rugido del León, los Excesos del Poder, tras analizar el futuro del ex gobernante concede que el ex presidente podría retornar, pero alega que un regreso suyo a la Presidencia dejaría a la República a merced de una dictadura de partido.
La posibilidad de la dictadura de partido a partir del 2016 ha sido manejada por los politólogos y adversarios pero acariciada por los amigos de Fernández que le escucharon anticipar hace poco que su partido, PLD, estaría en el poder por los próximos 20 años. Ni esos supuestos, que son algo más que premoniciones dadas las circunstancias políticas dominicanas, han convencido a los líderes principales del PRD, Mejía y Vargas Maldonado, de ponerse de acuerdo para preservar las posibilidades de su partido, que está ahora desplomado.
Abinader-Moreno
En una situación de división como la que se anticipa, el ex presidente Mejía pudiera echarse a un lado y aupar una fórmula independiente que podría ser la de Abinader con el doctor Guillermo Moreno quien ha presentado una querella por corrupción contra el doctor Fernández.
El viernes pasado se conocería en el Juzgado de Instrucción del Distrito Nacional la querella que busca mandar a juicio al ex gobernante y líder del PLD. Un apagón del servicio eléctrico impidió el conocimiento de la audiencia la cual fue postergada.
El doctor Guillermo Moreno fue candidato de Alianza País en las pasadas elecciones y obtuvo un tercer lugar tras los bloques PLD-aliados, PRD-aliados, lo que causó una sorpresa. Alrededor suyo se han aglutinado grupos de jóvenes indignados que han hostilizado bastante al ex presidente Fernández y gente de la llamada sociedad civil.
Los que especulan sobre la posibilidad de que la fórmula Abinader-Moreno pudiera salvar la situación del PRD, creen que el sector de Vargas Maldonado es minoritario y que si bien mantendrá las siglas del partido no tendría el apoyo popular para ganar unas elecciones.
Si esa percepción creciera en el PRD la situación del ex presidente Mejía sería muy incómoda porque se sabe que él no apuesta a ningún otro para la candidatura presidencial sino a sí mismo. Mejía fue presidente en el cuatrienio 2000-2004 y conserva una legión de dolientes y seguidores.
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