¡Con todo honor, Comandante!

COMANDANTE  DELIO  OCHOA  
Oscar Medina

Delio Gómez Ochoa nació en Holguín, provincia de Cuba, hace ya mas de 80 años. Pero desde muy joven sus inquietudes revolucionarias lo llevaron a enlistarse en las luchas libertarias de su país y de los pueblos de América.

Por eso se enroló en la expedición de Cayo Confites, y aunque no pudo venir a Santo Domingo, años después se unió a Fidel Castro en Sierra Maestra a luchar contra la dictadura de Batista, donde dirigió tres columnas en el frente de batalla y se ganó la categoría de comandante.

Tras el triunfo de la Revolución Cubana, en Gómez Ochoa prevalecía el mismo sueño del Che de internacionalizar la lucha. Conocedor de la satrapía que dominaba por aquel entonces el país, llega a Constanza el 14 de junio de 1959 al mando de 54 mártires, encabezando junto a Enrique Jiménez Moya, una expedición que encendió la llama que en menos de dos años descabezaría la dictadura trujillista.

Fue de los últimos en ser capturados por las fuerzas leales al régimen. Conducido a la 40, torturado y vejado, fue usado como trofeo de guerra y “prueba del delito” ante la prensa internacional. Y casi un año después repatriado a Cuba en medio de la enorme presión internacional sobre Trujillo.

Desde entonces se ha dedicado a vivir una vida digna y a servir a sus dos naciones: Cuba y Republica Dominicana .

Aquí obtuvo la condición de Héroe Nacional. Y los dominicanos tenemos el privilegio de compartir con este gigante de las luchas libertarias de nuestros pueblos no sólo la nacionalidad que adoptó por voluntad propia, sino también su valioso tiempo que reparte entre su país natal y el que decidió adoptar como suyo.

Sentí rabia, indignación y hasta deseos de llorar cuando vi la pasada semana en “Hoy Mismo” a este hombre, que ha dado tanto por este país, tener que justificar en televisión nacional el apoyo brindado a su amigo el ex presidente Leonel Fernández, y decir que no se debe a privilegios recibidos, como el otorgamiento de la nacionalidad dominicana, una pensioncita, un apartamentico o un carro que le asignó la Dirección de Aduanas cuando era dirigida por Miguel Cocco...y tener que aclarar que ese apoyo se debe a que cree en Leonel; en sus obras y en su condición de estadista.

Todo esto porque el Comandante Delio Gómez Ochoa hizo un ejercicio elemental en la democracia, como es practicar la libre expresión de su pensamiento. El cual fue tergiversado, manipulado y descontextualizado por una pandilla de intolerantes que desde sus estercoleros digitales y a través de algunas redes sociales, intentan denostar y desconsiderar a un hombre cuya dimensión y dignidad pretenden reducir esos canallas.

¿Pero qué otra cosa esperar de gente que tiene como líder a un confeso trujillista? Un individuo que aún en la pasada campana reivindicaba “al Jefe”, como le llama cariñosamente. Quien en su paso por el poder levantó un monumento para homenajear a los soldados caídos en Constanza durante la expedición del 14 de junio. Y permitió que el comandante Gómez Ochoa fuera desconsiderado por la gusanería del exilio cubano en medio de un acto conmemorativo de un aniversario del Manifiesto de Montecristi.

Delio Gómez Ochoa no llamó delincuentes a los jóvenes que protestan pacíficamente, sino a los revoltosos que hacen desórdenes y a quienes insultan la figura de un ex presidente. Que es su amigo, y con quien tiene todo el derecho de sentirse identificado políticamente.

Pero si lo hubiera dichoÖ ¿No tiene Delio Gómez Ochoa el derecho a expresar sus ideas en democracia? ¿O es que la verdad absoluta la tiene la canalla mediática?

Daría la impresión de que estamos convirtiendo la Republica Dominicana en una especie de Mundo Bizarro, donde todo ocurre al revés: Delio Gómez Ochoa es denostado e insultado por el simple hecho de exponer sus ideas. Mientras exaltamos a periodistas cobardes, mandaderos de la Embajada y empleados de la USAID, así como extranjeros ---entre ellos cubanos y cubanas---, que nunca han hecho nada por este país, más que utilizarlo como plataforma para su proyección personal. Y que hacen galas de la mayor irreverencia ante los símbolos patrios, entre los que se encuentra la figura del Presidente de la Republica, a quien todas las noches, inmancablemente, llaman con todos los epítetos y calificativos inimaginables.

¡Si se lo hubieran hecho a Fidel... de cuántas canalladas nos habríamos librado!

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