Con Venezuela un cordón invisible


Alfredo Freites
afreites.listin@gmail.com

No he encontrado explicación a los vínculos entre nuestro país y Venezuela. Me han contado que los aborígenes aquí asentados procedían de esos litorales. Después de la época colonial, cuando Duarte viajaba con pasaporte haitiano, los más adultos se querían unir a los esfuerzos de Bolívar. Mi abuelo plus altura, Buenaventura Freites, el venezolano que estuvo con las tropas de Mella en el trabucazo, era un armador que hacía negocios con los Duarte. Cuando las cosas se complicaron se llevó a Juan Pablo, llevándolo a vivir a Vela de Coro, Venezuela. 

Las relaciones han surcado los tiempos y se han mantenido, se han ensanchado algunas veces también se han complicado. Aquí y allá vivieron los exiliados huyendo a dictaduras, como Rómulo Betancourt y Bosch. Los nacionales de uno y otro país involucrados en las luchas libertarias han encontrado apoyo en nuestros países. En la actualidad vivimos una mezcla de simpatías políticas sobre Venezuela y también un crecimiento inversiones económicas aquí por ciudadanos de ese país. El presidente del grupo Banesco en el país, Jesús Benedicto Díaz, me puso a pensar en los orígenes de la familia. Mi padre murió exiliado en Venezuela y otros venezolanos entregaron aquí su sangre. Hay un cambio. La vida democrática impulsa el apoyo por la vía comercial, como también hace Hugo Chávez. Seguimos vinculados, pero aún ignoro cómo se ha mantenido este contacto con un país de Suramérica.

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