¿A DONDE VAS ANDRES MANUEL?
A la mitad
del foro
El muro de
las impugnaciones
Criminalidad
rampante, aquí donde impera la impunidad. Hay en nuestro sistema electoral más
candados que en las puertas del imperio ante las que llegaron los bárbaros. La
reforma política dejó incólume la no reelección de gobernadores, diputados,
senadores y presidentes municipales. Manlio Fabio Beltrones reivindicó la tarea
legislativa, los ajustes al presidencialismo y las previsiones para el caso de
ausencia temporal o definitiva. Qué hacer señores en caso de un litigio
interminable, de un proceso que gira en torno a sí mismo; una espiral en fuga;
vueltas a la noria, en espera de tener una segunda vuelta, de un mandato
inapelable, del sufragio efectivo que ya era nuestro y lo dejamos ir.
¿Dónde vas
Andrés Manuel? Ya nadie se acuerda del gallo al que no le han quitado ni una
pluma. Hay nostalgia y desconsuelo en la izquierda que alguna vez persiguió la
equidad y la justicia social: ¿Dónde quedó la proclama de primero los pobres? No
ha concluido el proceso electoral. Votaron más de cincuenta millones de
mexicanos; contaron los votos y hubo recuento en los comités distritales. Los
concesionarios de la televisión y la radio acataron lo dispuesto por la reforma
del 2008; ningún particular puede comprar tiempos y espacios en medios que son
bienes públicos. Ya hace mucho que el Congreso nada califica. Un tribunal
juzga, decide y dictamina. Y logramos también el portento de trasladar el acto
soberano del mandato a la ventanilla de un juzgado.
Hay
sorprendente solemnidad en las imágenes de los dirigentes partidistas y el
abogado Jaime Cárdenas Gracia, que aparecen al lado de Andrés Manuel López
Obrador en las páginas de la prensa escrita y las pantallas del ágora
electrónica. Sobrios, vestidos de gris y con corbatas de seda. Al centro, el
tabasqueño que proclamó la república amorosa para responder al miedo sembrado
por los dueños del dinero; el que predica virtudes del individuo y valores de
la familia; la ética tomista con un toque de humildad franciscana. Seis años en
el desierto de la presidencia legítima; profeta airado que volvió al templo
para conciliar a los mercaderes y la feligresía. Nada puede diluir la desmesura
tropical. Peina canas y habla pausadamente, pero a la hora de rendir cuentas,
cita a Yogi Berra: Esto se acaba cuando se acaba.
Jesús
Zambrano dejó atrás las experiencias guerrilleras. Dirigente del PRD y creyente
en la democracia sin adjetivos. El solemne líder de la izquierda da conferencia
de prensa conjunta con el dicharachero conductor de la derecha: con Gustavo
Madero, de Chihuahua, de los descendientes del apóstol de la democracia. Las
ideologías han muerto, sentenciaron tras la caída del muro. Está en juego la
supervivencia de los conferencistas, líderes dependientes, cuyo mando proviene
de un poder superior. Y ambos al borde del abismo, sostenidos por la voluntad
de Felipe Calderón y de Andrés López Obrador. Los une el enemigo común. No un
adversario, un enemigo: el eterno PRI, anciano juvenil en estos tiempos de
confusión y litigios.
Nombre es
destino, decían los clásicos. Madero es Gustavo, no Francisco. Y Felipe
Calderón sabe de dónde vino y dónde quiere llegar. El PAN es partido de la
brega de eternidad. Si se hubiera sembrado la semilla de la reelección, la
tozuda resistencia de Andrés Manuel López Obrador, las campañas de
concientización sobre la defensa de la democracia, que seguirán al litigio en
tribunales, pudo haber reverdecido la higuera de la permanencia; el secretario
de Gobernación, Alejandro Poiré, protestaría como presidente interino,
convocaría a elecciones y tendríamos, por fin, segunda vuelta. Tras larga
espera, pero segunda vuelta: Felipe Calderón Hinojosa versus Andrés
Manuel López Obrador. Voto por voto, casilla por casilla. Mano a mano; cara a
cara. Y sin la amenaza del PRI que no acaba de morir. Las cuentas que hoy
impugnan dan la victoria a Enrique Peña. Y volver a empezar.
Milenio que
empieza con el voto útil de los impacientes a los que convenció Vicente Fox que
él sí podía sacar al PRI de Los Pinos; Cuauhtémoc, no: la derecha al poder. En
2006 fueron los dueños del dinero, los empresarios desilusionados del gobierno
de gerentes que tan malas cuentas rindió. Y los del federalismo feudal,
amenazados por la ambición desaforada de Roberto Madrazo, escucharon la flauta
de lamaestra milagrosa. Y Felipillo Santo recibió la bendición de los fariseos
del priato tardío. Y la izquierda, esperanza de un gobierno popular, se refugió
en la nostalgia de las barricadas, trató de impedir que el del PAN rindiera protesta
ante el Congreso de la Unión. Doce años en el desgobierno.
Es
indispensable preguntar, ¿adónde vas Andrés Manuel? Porque el litigio ante el
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tiene plazo fatal; su
resolución en el juicio de inconformidad será inapelable. Y Cecilia Romero,
secretaria general del PAN, es voz de Casandra: Enrique Peña Nieto será el
presidente de México el 1º de diciembre. Largo interregno de cinco meses
entre elección y toma de posesión; tiempo para confusión y conflictos entre el
que entregará el poder y quien todavía no puede ejercerlo. En la agenda del PRI
está reducir a dos meses la transición para que el 1º de septiembre asuma el
cargo el nuevo mandatario. El vacío de poder convoca al caos anarquizante.
El juicio de
inconformidad ha de ser resuelto a más tardar el seis de septiembre. Y el 1º de
ese mes ha de instalarse el Congreso de la Unión, asumir sus cargos de elección
los diputados federales y senadores ante los que deberá rendir protesta quien
haya sido declarado presidente electo y cuyo nombre aparezca en el bando
solemne que así lo acredite. En Inglaterra, el primer ministro deja la casa de
10 Downing Street al día siguiente de haber perdido las elecciones
parlamentarias; en Francia, después de la segunda vuelta, en cuanto se anunció
al vencedor, Nicolás Sarkozy dejaba el Elíseo y Francois Hollande entraba al
patio y a la residencia sobre el mismo tapete rojo. Aquí, el litigio, la
incertidumbre.
La reforma
política permitirá que en el futuro ningún presidente tenga que pasar (el)
bochorno de haber entrado por la puerta de atrás, asegura Manlio Fabio
Beltrones. Aclaró que no es el caso de Enrique Peña Nieto, por lacontundencia del
triunfo que le dieron diecinueve millones de mexicanos el 1º de julio. En sus
casi seis años de gobierno, Felipe Calderón nunca pudo ingresar a la sede del
Poder Legislativo. Hoy podría darse una protesta protocolaria ante el
presidente de la Suprema Corte de la Unión. Si eludimos la espiral del caos una
vez resuelto el litigio de la impugnación. López Obrador convoca a mujeres
y hombres de buena voluntad, a demócratas, estén donde estén (...) a actuar
siempre por la vía pacífica.
En España
las multitudes protestan la austeridad impuesta por la política económica de la
derecha heredera del falangismo; en Chile los estudiantes reclaman educación
superior laica y gratuita; en el mundo entero se alzan las voces de mineros,
trabajadores agrícolas, empleados públicos, marginados y condenados al
desempleo.
Aquí, el
litigio en la disputa por el poder, la denuncia y el escándalo como método. Y
Felipe Calderón celebra sus logros todos los días. Ya nadie protesta, quizás en
espera de la erección de arcos triunfales. O agradecidos por el término fatal
del sexenio. O por esperar que López Obrador diga adónde va y hasta dónde se
propone ir.
León García
Soler (JORNADA)
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