Centenario de un Romántico bajo la Luna



Corrían los años 50 del siglo pasado. Desde La Voz Dominicana -cuya imagen y sonido llegaban al hogar a través de la magia del tubo televisivo- un elegante y juvenil Lope Balaguer nos encandilaba con los requiebros amorosos y aires flamencos del bolero moruno Egoísmo de Moisés Zouain, salido como de una zarzuela con todo y orquestación. Un tema que se aposentó como un estándar en la programación de esa planta tele radiodifusora en versiones de la mulata virtuosa Milagros Lanty, el trovador Alejandro Dandrades, un talentoso tenor Arístides Incháustegui en los inicios de su carrera como cantante popular. Con la presencia veterana de Armando Recio y Teté Marcial. "Yo quiero que me jures por la virgen/ que tu amor eternamente/ me lo brindarás a mí".
En el disco que abastecía la radio y las velloneras barriales, junto a Lope y Aníbal de Peña, sonaban Bienvenido Granda (El Bigote que Canta), Orlando Contreras -uno de sus grandes éxitos-, quienes hicieron su agosto con Egoísmo. El cantante lírico y popular colombiano Víctor Hugo Ayala, en su mejor momento, lo hizo un hit continental. En 1959 Gilberto Monroig obtuvo su primer disco de oro con este tema que le dio título a un LP del sello Tropical. "No quiero ni que el viento te me toque/me nubla de egoísmo tu dulzura/ Cariño que por grande me disloca/ forzándome a enclaustrar tu corazón". Simbiosis metafórica de léxico ortopédico con apremios de monja de clausura, una innovación en el lenguaje poético. "Mis ojos no se cansan de mirarte/ ni mis labios de besarte/ y así lo espero de ti".
En nuestro registro, la orquesta del venezolano Chucho Sanoja, cantando Chico Salas. El ídolo de la tv boricua Tito Lara. El brasileiro Raúl Gil en portugués. Los venezolanos Miguel Itriago, Emilio Arvelo y la compositora y actriz Adilia Castillo. El trío azteca Los Galantes, el dúo cubano Cabrisas Farach, Alfredo y sus Guajiros. El grupo mexicano Súper Show de Los Vaskez (1994). Jorge Torres y Los Escogidos. El último, el salsero colombiano Charlie Zaa en su CD Bohemio (2009) en un mosaico de boleros.
En la flamante pista bailable del Hotel Jaragua la orquesta del maestro Alberti nos embrujaba con una canción, filtrada en el gorjeo melódico veterano de la Espiga de Ébano Rafael Colón. Llegaba el momento de apretar a su pareja y rozándole con los labios susurrarle al oído: "Qué raro es tu mirar bajo la luna/ su lumbre y tus pupilas van rimando/ El mar va tejiendo encajes de blanca espuma/ y yo a ti te estoy queriendo/ como a ninguna/ Paisaje hecho de luna, amor y besos…". Me fascinaba la lírica propiciatoria de Romance bajo la luna conjugando imágenes para fraguar el feliz enlace sentimental. Con un rugir de olas en rompiente haciendo fondo, el salitre cómplice humedeciéndonos los labios y ese casabe de queso iluminándonos tenue desde el cielo. Si por alguna razón la luna no estaba, uno perfectamente se la podía imaginar.
Otra vez El Tenor de la Juventud, Lope Balaguer, con el respaldo de la Súper Orquesta San José dirigida por Papa Molina, cuadró en cilindro sonoro su timbre repleto de modulaciones diestras para eternizar este Romance que cantaba en los espacios del complejo cultural de LVD. Que también sonaba en las velloneras. Fernando Casado, con esa maravillosa voz de seda, lo grabó en el LP Recuerdos, con arreglo de Bertico Sosa. Expedy Pou plantó su huella sobre el tema en versión y orquesta de Rafael Solano. Desde Venezuela la Billo's Caracas Boys, en interpretación magistral del dominicano Alcy Sánchez, prodigó el mensaje romántico de Zouain por América, con el sello inconfundible del maestro Frómeta, siempre atento a incorporar la dominicanidad de calidad en sus producciones. Mención especial merece Fernando Fernández, cantante y actor de más de 60 películas mexicanas, quien grabó este tema, al igual que Peregrina sin amor de Brens, Carita de ángel de Bullumba Landestoy, entre otras composiciones dominicanas, algunas llevadas al cine.
Como un soplo fresco de pinares primaverales nos llegó Serrana en la voz de Lope Balaguer -Sánchez Acosta compuso en los 40 en San José de las Matas, en el corazón de la Sierra, su Maribel, inspirado el médico pasante en la belleza juvenil de María Szabó. "Entre las montañas serrana te vi/ luciendo en tu rostro/ un suave jardín/ Y tus grandes ojos abiertos allí/ piden a la vida /amor sin sufrir/ Tu reír de niña confiesa alegría/ en cambio en tus ojos/ hay melancolía/Con amor serrana /acaricia el viento todas las mañanas/ Tus frescas mejillas/ tus labios de grana/ Y entre tus recuerdos/ mi linda serrana/ surgen grandes celos/ que enlutan mi vida/ cual tu terciopelo/Celos de la brisa/ celos negros /que hieren mi calma/ Celos que de prisa/ hondas huellas/ dejan en el alma/ Pues hasta el arroyo/ al sentirse dueño/ te cogió en su espejo/ Mi linda serrana/ de marfil y grana". Una joyita.
En 20 Boleros Quisqueyanos (1998) figura Serrana con Juan Luis Guerra en la guitarra y Tito Delgado en el piano, junto a los grandes compositores Lockward, Kalaff, Yabra, Cabrera, Rivera, Sagredo, Landestoy, Gómez, Silva.
Cuarto éxito de Zouain filtrado por Lope fue Terneza -igualmente pluralizado el título. Nos dice el bardo: "Hoy miro brotar el alba/ llena de lindos colores/ como bordada por ti/ Y sus trinos y las flores/ envenenan mi nostalgia/ y me hacen sentir feliz/ Hoy le pido a las ternuras/ de tus manecitas blancas/ que cuiden de mi cariño/ que me quieran como a un niño/ hijo de la soledad". Camboy Estévez y Primitivo Santos lograron una versión delicada del tema, con introito de bordoneo de guitarra evocativo del origen de esta pieza memorable de las serenatas de la ciudad corazón (LP de Montilla Primitivo en Washington). De su traslado a las pistas de baile, resuena en el oído el lamento anhelante de su texto: "Ay, si la luna conversara/ cuántas cosas te contara/ de este pobre corazón." Víctor Víctor registró Ternezas en su compilación Alma de barrio (1994). "Muy cruel es pensar que en tu alma/ no anida un cariño/ Cariño que sólo te pido con gran devoción/ Ay, si Dios quisiera que un día/ te antojaras de mi vida/ cuánto quisiera yo a Dios". Casi sacrílego.
La obra autoral de Moisés Zouain es vasta. Alejandro Dandrades -uno de los valores de La Voz Dominicana-, ya en el Trío Los Juglares o como vocalista de la San José, grabó el bolero No me has querido, el bolero chacha Óyeme y Ternezas. La Soberana Casandra Damirón, con la Súper San José, puso salpimienta al bolero rítmico Para que hablemos de amor. De etiqueta, el tenor Jesús Faneyte dio vida a Mi trópico, una composición que combina las cálidas condiciones climáticas con el embrujo sentimental tropical. Luis Vásquez, El trovador de las damas, incluyó en su repertorio Nadie más que tú. Más cercanos, Omar Franco con Tu recuerdo, Francis Santana, Henry Ely, Niní Cáffaro, Luchy Vicioso, Ramón Leonardo. Instrumental, piano solo de Solano en Egoísmo. Así como arreglos del maestro Solano en Boleros Dominicanos en Concierto, colección E. León Jimenes. Fuera del territorio, Fernando Albuerne, John Pazos y la Orquesta de Boleros.
En la voz afinada del poeta que fue Zouain -un trovador que compartía jubiloso noches de bohemia santiaguera con Lockward, Sánchez Acosta, Sánchez Correa, Lope Balaguer, como nos comunicara este último- han quedado a cappella o acompañado, Las mujeres de mi tierra, Melancolía, Te besé, Tu recuerdo, Nunca desesperes, Para amarte, Para que hablemos de amor, Sólo te amaré, Te encontraré en el camino del amor, Vive la vida, Toda corazón. Un muestrario del fino talento que alentó su obra exquisita.
Poco antes de su fallecimiento en 2004, acudí a su morada en compañía de Manuel Sánchez Acosta -quien había condicionado una invitación a pasar un fin de semana en mi casa de Jarabacoa a que lo llevara a visitar a su viejo amigo de bohemia. Allí, sereno, en su mecedora, Moisés, ya afectado por la muerte de su adorada esposa Lola, musa inspiradora de Romance bajo la luna. En otra, el ingeniero Sánchez Correa, con los años a cuesta. Todo organizado por los familiares de ambos, entre ellos el maestro Jochy Sánchez. Una escena surrealista. Manuel se movía solícito entre Moisés y Sánchez Correa, leyéndoles/cantándoles las canciones de su autoría que había llevado compiladas en un libro que me legó. Esta jornada llenó de satisfacción al médico-compositor santiaguero-vegano. Varias semanas después se produjo el deceso de Moisés y Sánchez Correa. Desde Nueva York, una madrugada fría, me llamó Sánchez Acosta a mi hogar y sin mayor preámbulo, en un estilo muy suyo me espetó: "José, anduvimos a tiempo". Un ciclo se estaba cerrando, que incluiría también al compositor de Paraíso soñado y Papá Bocó.
Se podría decir en este centenario del natalicio de un hijo pródigo de la colonia libanesa aposentada en Santiago -que tantos frutos positivos ha aportado a esta comunidad en el comercio, la industria, las profesiones liberales, la milicia, la política, el periodismo y la cultura- que Moisés Zouain, al igual como sucediera con su tocayo el profeta bíblico y las famosas tablas de conducta reveladas por Dios en el Monte Sinaí, nos legó sus propios mandamientos. Útiles para ensamblar y recorrer los caminos del amor con éxito. Para descifrar sus misterios y columpiarnos entre los pliegues de sus carnes seductoras y sabrosas. Para tensar las cuerdas claves del sentimiento que debe fructificar en "luz, amor y besos". Como nos dice poéticamente su afamado Romance bajo la luna que me atrapó hace más de cincuenta años en la pista esplendorosa del Patio Español del Hotel Jaragua. Y de cuya magia no he podido ni querido desprenderme.
¡Que su nombre, que designa el Bar del Gran Teatro Cibao, suene y resuene junto a sus canciones en los oídos de las nuevas generaciones! Ahora que conmemoramos otros tres centenarios: el del poeta Héctor Incháustegui Cabral, el patriarca del periodismo Rafael Herrera Cabral y la diva del cine María Montez. Loor a los buenos.
JOSÉ DEL CASTILLO

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