ARTE CONTEMPORÁNEO:GERTRUDE STEIN VANGUARDISTA DEL SIGLO XX


ARTE CONTEMPORÁNEO
Pierre Tal Coat. Gertrude Stein, 1935. Pablo Picasso. Retrato de Gertrude Stein, 1906. Francis Picabia. Retrato de Gertrude Stein. Man Ray. Gertrude Stein, 1922 
Gertrude Stein
¡Primera madrina  y provocadora de las vanguardias del siglo XX!
Escrito por: AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ
El poder económico; el dinero como alarde del máximo bienestar material; los procesos de liberación social y de  “ruptura epistemológica”; los des-equilibrios emocionales, pasionales y pulsionales; los ritos del deseo; la libertad, el amor y la creación como búsquedas espirituales; los placeres del saber-la lectura, el diálogo y la “conversación de arte”- se tornan  cuestiones  axiales  y fascinantes en la vida de  Gertrude Stein (1874-1946), sin dudas, la más célebre, poderosa y carismática mecenas de las primeras vanguardias  estéticas del siglo XX, así como figura clave en la historia de la literatura y la cultura visual de la modernidad.
Gertrude Stein nace en Allegheny, Pittsburg, dos años después que  su hermano Leo (1872-1947). Su padre, Daniel, de origen bávaro,  y su madre, Amelia Keyser, se habían establecido en Baltimore en 1841, obteniendo una gran fortuna con la venta de uniformes militares durante la “Guerra de Secesión”. En Pittsburg también nacen sus hermanos mayores, Michael, Simon y Bertha. En 1876, Daniel  decide vender la empresa a su hermano y parte hacia Viena, Austria, con toda la familia. Luego se establecen durante un año en París y en 1879 retornan a los Estados Unidos, fundando una empresa ferroviaria con igual fortuna que con los uniformes.
En 1878  muere su madre y su padre le seguirá en 1891. Michael, hermano mayor, queda al cuidado de la herencia y en lo adelante la familia podrá vivir de las rentas. Interesado en el arte, Leo estudia en Berkeley University, mientras Gertrude inicia estudios de  Medicina y asiste a los cursos de psicología experimental con William James. Al terminar sus estudios, Leo viaja a Japón, China y Singapur; recorre Europa y en 1900  llega a París con Gertrude. Pasan el verano en Florencia, donde Leo se interesa por la pintura italiana del primer Renacimiento, conoce a Roger Fry y Bernard Berenson, quienes influirán en su capacidad de apreciación  estética y crítica.
En Florencia, Leo accede a  la colección de Charles A. Loeser, contempla los primeros cuadros de Cézanne y advierte la relación entre la “Escuela de París” y la tradición italiana: “A mis ojos, la Crucifixión de Mantegna anunciaba en algún sentido a Cézanne”. Este descubrimiento resulta deslumbrante y entre 1902-03, los Stein se establecen en París, instalándose en el número 27 de la rue de Fleurus. Leo ingresa a la Academia Julian y juntos recorren galerías y  museos.
En la galería del  famoso marchand Ambroise Vollard adquiere el primer Cézanne de su colección. En 1904, le siguen Michael, su esposa Sarah y su hijo Allan. Sarah, hija de un rico comerciante judío, había estudiado música y arte. De inmediato se suma a los recorridos de Leo y Gertrude. En marzo de 1905, compran al marchand Sagot sus primeros “Picassos”-dos obras del período rosa-; junto al escritor Henri Pierre Roche, visitan el “Bateau Lavoir” y conocen personalmente al gran artista español, que todavía vivía en la pobreza.
 En su libro “Picasso y sus amigos” (1930), Fernande Olivier, compañera y musa del artista en ese entonces,  registra la impresión ante la inesperada visita de “esos ricos americanos que entendían la pintura moderna, su valor artístico y la influencia que podía llegar a tener. Eran  admiradores de los artistas de vanguardia y de sus obras, sentían con inteligencia y tenían lo que puede llamarse “olfato”. Estaban “a la page” y desde su primera visita compraron pinturas  por ochocientos francos”...
La amistad y confraternidad de los Stein con Picasso  y los artistas franceses fue tan efusiva como efectiva. En el Salón de Otoño de 1905, Leo adquiere “La femme au chapeau”, de Henri Matisse, obra que había provocado escándalo en la primera exposición de los “Fauves”.  En pocos meses, habían reunido en su casa de la rue de Fleurus las obras pictóricas más novedosas de la época. En una carta de este mismo año, Leo Stein apunta que Matisse, Renoir, Gauguin,  Cézanne y Maurice Denis -de quienes ya han adquirido obras-, junto a Manet, Edouard Vuillard, Edgar Degas, Pierre Bonnard y Vincent van Gogh, “constituyen lo más interesante del nuevo movimiento”.
Pero, la debilidad de Gertrude Stein siempre fue por Picasso y el acto fundador de  su fructífera relación fue el retrato que le hiciera el genio  malagueño  en 1906. Inspirado en las primitivas esculturas ibéricas, este retrato antecede a “Les demoiselles d` Avignon” (1907),  considerada la  obra seminal del Cubismo. Ante  las acusaciones de ausencia del parecido, Picasso contestaba: “Con el tiempo se parecerá”. Gertrude se entusiasmó tanto con su retrato que le apoyó decididamente, comprándole varios bocetos de los primeros estudios de “Les demoiselles”...
Durante la primera década del siglo XX, los sábados por la noche,  los Stein abren su “Salon” con exposiciones, tertulias, veladas y cenas a las que asisten asiduamente  grandes artistas, músicos, escritores, editores e intelectuales del momento: Picasso, Matisse,  Braque, Juan Gris, Apollinaire, Max Jacob, Marcel Duchamp, Man Ray, Robert y Sonia Delaunay, Alice B. Toklas, Francis Picabia, André Derain, Marie Laurencin, Matthew Prichard, Virgil Thomson, Mina Loy, Djuna Barnes, Ernest Hemingway, Sherwood Anderson, F. Scott Fitzgerald, André Salmon, Agnes Meyer, Alfred Stieglitz y Edward Steichen, quien organizaría  las primeras tres exposiciones de Matisse en los Estados Unidos (Galería 291) en 1908, 1910 y 1912.
Lúcida, sensible, provocadora, arbitraria, autorreferente, judía, risueña, sensual, lesbiana, confidente, innovadora y epicentro de un instante cultural de alteridad y transgresión inagotables; segura de sí misma y demoledora en sus adhesiones y rechazos, además de  coleccionista pionera y contextualizadora de las prácticas pictóricas  paradigmáticas de la modernidad, Gertrude Stein fue también madrina visionaria de escritores norteamericanos fundamentales del siglo XX, “bautizados” en su tertulia parisina como “The lost “Generation”-la generación perdida-, entre ellos, F. Scott Fitzgerald, John Dos Passos, Ernest Hemingway, William Faulkner y John Steinbeck, cuyos textos reflejaban  el desencanto existencial posterior a la Primera Guerra  Mundial.
La colección de los hermanos Stein, donde las obras posimpresionistas de Cézanne, Renoir y Van Gogh, alternaban con los primeros trabajos de Matisse y Picasso, que habrá de ser clave en la proyección de las vanguardias europeas de la primera mitad del siglo XX y que había quedado dispersa hasta el pasado año (2011), constituye un testimonio invaluable de la importancia extraordinaria que tuvieron  Gertrude, Leo  y Michael en el desarrollo histórico del mecenazgo, así como en la siempre dialéctica e inefable relación entre práctica creativa,  poder económico y contexto social: “El dinero siempre está ahí, sólo cambian los bolsillos”(GS).  “Este acercamiento sin duda inspiró a los jóvenes pintores que frecuentaban los sábados, dándoles materia de reflexión sobre las nuevas formas pictóricas a ser inventadas”, sostiene la curadora Valérie Loth, en el catálogo de la exposición titulada “Matisse, Cézanne, Picasso.  La aventura de los Stein”, presentada en el  Museo de Arte Moderno de San Francisco (mayo-setiembre-2011);  en el Grand Palais de París (octubre-2011-enero-2012) y en el  Metropolitan Museum of Art de Nueva York (febrero-junio-2012).
De esta manera, gracias a los esfuerzos combinados de  los museos señalados, por primera vez ha sido posible reunir uno de los testimonios plásticos más impactantes de la modernidad.

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