OPOSITORES CUBANOS EN ESPAÑA:LA DURA REALIDAD DEL "MUNDO LIBRE"
La nueva vida de los opositores cubanos en España
Desde hace 3 meses, ex “prisioneros políticos” cubanos realizan una sentada ante… el ministerio español de Relaciones Exteriores. El profesor Salim Lamrani analiza esa protesta, poco mencionada en la gran prensa occidental, a la luz de las promesas españolas que alimentaron los sueños y ambiciones de esos profesionales de la disidencia.
RED VOLTAIRE | PARÍS (FRANCIA)
- En julio de 2010, los primeros disidentes cubanos llegan a Madrid llenos euforia como puede verse en esta foto publicada en primera plana por el diario monárquico ABC.
En 2010 y 2011, todos los denominados presos “políticos” cubanos fueron liberados tras la mediación de la Iglesia Católica cubana y del gobierno español. La mayoría de ellos eligió instalarse en España con sus respectivas familias y empezar una nueva vida. Pero el soñado Eldorado europeo no existe en una Península Ibérica golpeada por una grave crisis económica. Algunos incluso quieren volver a Cuba.
A petición del Vaticano y del gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero, la Iglesia Católica cubana, bajo la dirección del cardenal Jaime Ortega, sirvió de mediadora ante las autoridades de La Habana, lo cual que condujo en 2010 y 2011 a la liberación de 127 presos, de los cuales 52 eran considerados “políticos” por Amnistía Internacional [1]. Según esa organización de defensa de los derechos humanos, no hay actualmente ningún preso de conciencia en Cuba [2]. La Iglesia Católica cubana comparte ese punto de vista [3].
Algunos sectores acusaron al gobierno cubano, a la Iglesia Católica y al gobierno de Zapatero de obligar a esas personas a exilarse. Varios medios informativos occidentales difundieron esa versión [4]. El Partido Popular español (de derecha) denunció “el destierro” de los opositores cubanos [5].
Esa versión no resiste el análisis. En efecto, de las 127 personas liberadas en el marco del acuerdo entre La Habana, el Vaticano y Madrid, 12 eligieron quedarse en Cuba. Laura Pollán, entonces vocera del grupo opositor “Las Damas de Blanco” y acérrima detractora del gobierno cubano, fue muy clara al respecto: “Nadie ha obligado a ningún preso a abandonar el país. Quien diga lo contrario está mintiendo”. Del mismo modo, varios disidentes declararon que en ningún momento las autoridades cubanas les habían pedido que abandonaran el país como condición previa para su liberación [6].
Fernando Ravsberg, corresponsal de la BBC en La Habana, también desmintió esa afirmación. Varios opositores que eligieron dejar el país le confesaron que “podrían haberse quedado en la isla de haberlo querido. Aseguran que en ningún momento se les impuso la salida al extranjero como condición para ser puestos en libertad” [7].
La dolorosa realidad española
Lejos de encontrar una nación próspera, los disidentes cubanos fueron golpeados con toda fuerza por la crisis económica que afecta a España. La mayoría de ellos se encuentran sin trabajo, sin recursos y a veces hasta sin techo, siendo los centros de acogida de la Cruz Roja los que se encargan de ellos. Según la prensa ibérica, “pasado un año de su llegada, los exiliados han ido perdiendo las ayudas del Gobierno y se están quedando sin recursos, ya que la inmensa mayoría no ha logrado empleo estable” [8].
El nuevo gobierno español de derecha ha decidido eliminar la ayuda otorgada a los disidentes cubanos un año después de su llegada y se ha negado a prorrogarla por 12 meses, como estaba previsto al principio, por razones económicas [9]. En efecto, España ha gastado un promedio de 2 000 euros mensuales por persona, o sea más de 18 millones de euros, para cubrir durante un año las necesidades de los 115 opositores acompañados de 648 familiares. Ese costo se ha considerado demasiado elevado en un país que cuenta con 5 millones de desempleados, es decir alrededor del 25% de la población activa [10].
No obstante, el Partido Popular (PP) no ha vacilado en usarlos en su guerra política contra La Habana y llevó a cuatro de ellos a Bruselas para que testificaran y defendieran la necesidad de mantener la Posición Común de la Unión Europea con respecto a Cuba (medida que limita las relaciones políticas, diplomáticas y culturales. Sin embargo, el PP se ha mostrado poco agradecido al suprimir las ayudas, dejando así a los opositores cubanos la amarga sensación de haber sido utilizados [11]. Desde su llegada a España, estos últimos no habían dejado de expresar constantemente su apoyo al PP y de criticar al PSOE de Zapatero, que en definitiva fue el que contribuyó a su liberación [12].
Así que los disidentes cubanos han decido recurrir a una huelga de hambre para protestar contra la decisión del PP y expresar su “total desamparo”. “Es la única alternativa que nos queda”, declaró uno de ellos, instalado en una tienda frente al ministerio español de Relacones Exteriores [13].
- Dos años más tarde, aquellos mismos disidentes muerden la mano que ahora se niega a seguir alimentándolos y emprenden una huelga de hambre contra el Estado español.
Lejos de ser atendidos por las autoridades españolas, la policía desalojó “brutalmente” a los huelguistas y les ordenó abandonar el lugar [14]. Dawuimis Santana denunció la violencia policial de la que fueron víctimas: “Nos arrastraron por el suelo, nos golpearon en la cara y los brazos y a uno le rompieron la nariz”. Cuatro de ellos fueron detenidos [15]. En España, las fuerzas del orden se muestran generalmente severas con los manifestantes de todo tipo y no hicieron excepciones con los opositores cubanos. Varios observadores señalaron que el Partido Popular, usualmente tan dispuesto a salir en defensa de los disidentes cubanos y a denunciar la “opresión” de la que eran víctimas en la isla, se mostró muy discreto en relación con la actuación de la policía municipal de Madrid contra ellos [16].
José Manuel García Margallo, ministro español de Relaciones Exteriores, reconoció que el caso de los cubanos no es “sencillo” y que estos se encuentran “en una situación difícil”. Pero rechazó la idea de prorrogar las ayudas financieras debido a la crisis económica que azota el país y sólo se comprometió, cuando mas, a acelerar el proceso de validación de los títulos universitarios [17].
El desamparo al que se enfrentan los opositores cubanos en España toma a veces giros trágicos, como en el caso de Alberto Santiago du Bouchet, instalado en las Islas Canarias desde su liberación, que se suicidó el 4 de abril de 2012 porque no soportaba que las autoridades españolas lo abandonaran a su suerte eliminando la ayuda financiera mensual que le concedían anteriormente [18]. El gobierno español rechazó, sin embargo, todo “vínculo directo” entre el suicidio y la decisión de poner fin a la ayuda financiera. No obstante, la familia de Alberto Santiago du Bouchet y varios de sus amigos señalaron que su precaria situación económica fue la principal causa del drama [19].
¿Volver a Cuba?
Contra todo pronóstico, varios disidentes han expresado su intención de volver a Cuba, a falta de poder viajar a Estados Unidos, acusando a España de abandono [20]. “Es mejor estar en Cuba que aquí en la calle”, declaró Ismara Sánchez [21]. “Desde el 31 de marzo estoy en la calle”, se quejó Idalmis Núñez señalando que no tiene cómo pagarse una vivienda. “Ahora es difícil: hemos arrastrado a nuestras familias lejos de casa y no podemos darles de comer. Por primera vez en mi vida tengo cargo de conciencia. Tengo miedo”, admitió otro opositor [22]. “Los niños no tienen comida ni tienen leche. Los niños ya no pueden ir a la escuela porque no tienen dinero para el transporte”, expresó el opositor Bermúdez [23].
Del mismo modo, Orlando Fundora y su esposa, tuvieron que enfrentar condiciones de vida tan difíciles que hasta añoran su tierra de origen. En una entrevista a la BBC, Fundora confesó algo inesperado: “Comíamos mejor en Cuba” [24].
En realidad, la decisión de regresar a Cuba no es tan sorprendente. A pesar de los limitados recursos de la nación caribeña, las dificultades y vicisitudes cotidianas que engendra el estado de sitio económico que Estados Unidos impone a Cuba desde 1960, y que afecta a todos los sectores de la población y constituye el principal obstáculo al desarrollo de la nación, el gobierno de La Habana ha edificado un sistema de protección social relativamente eficaz que satisface las necesidades básicas de la población. A pesar de los pesares, el 85% de los cubanos son propietarios de su vivienda. Del mismo modo, todos los cubanos tienen acceso gratuito a la educación, a la salud y a las actividades culturales. La libreta de abastecimiento les permite recibir cada mes, además de su salario, una alimentación de base suficiente para dos semanas. De esa manera, nadie queda abandonado a su suerte y el Estado se encarga de las categorías más vulnerables de la sociedad. Es por eso que, a pesar de sus límites en términos de recursos naturales, no hay en Cuba personas sin techo ni niños desamparados en las calles. Por otra parte, con respecto a la infancia, según la UNICEF, Cuba es el único país del Tercer Mundo donde no existe la desnutrición infantil [25].
A fin de cuentas, Europa no ha sido el Paraíso Terrenal para los opositores cubanos. Estos han tenido que enfrentarse a la brutal realidad económica de la Península Ibérica y han descubierto que allí los más vulnerables se ven rápidamente abandonados a su suerte. También han podido darse cuenta finalmente de que, a pesar de los problemas cotidianos, su Isla no es la antesala del infierno y de que el sistema de protección social se encarga allí de proteger a los más débiles.
TOMADO DE RED VOLTAIRE
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