52 AÑOS DEL AJUSTICIAMIENTO DE TRUJILLO

           Complot contaba con apoyo de “flota americana”

                      EXPEDIENTES DE LOS HÉROES DEL 30 DE MAYO
Conjurado. Huáscar Tejeda Pimentel conducía uno de los carros la noche del ajusticiamiento del dictador Trujillo.


Fernando Quiroz
fernand.quiroz@listindiario.com
Santo Domingo
Huáscar Tejeda Pimentel, quien condujo uno de los dos carros en el complot contra el dictador Rafael Leonidas Trujillo el 30 de mayo de 1961, dijo en el interrogatorio que Antonio de la Maza, uno de los principales conjurados, le había informado que contaban con el apoyo “de la flota americana”, la cual llegaría al país a restablecer el orden una vez se hubiera efectuado el golpe de Estado.

Igualmente, dijo que el presidente Joaquín Balaguer continuaría en el poder porque había demostrado su inconformidad a un amigo de quien no supo el nombre. 

Los primeros diez días de mayo, contó, parte de las armas para el plan habían sido entregadas a De la Maza por un señor con el seudónimo de Plutarco Acevedo, quien servía de intermediario con el señor Wallace Berry (a) “Wimpy” y el consulado de los Estados Unidos. 

Tejeda declaró que De la Maza le expresó su inconformidad con el régimen de Trujillo, por lo que consideraba necesario eliminar a “la persona del benefactor de la Patria” con el fin de que hubiera un cambio en el gobierno, pero sobre todo motivado por la muerte de su hermano Octavio de la Maza, dispuesto por el dictador. 

Ponía como ejemplo que el estado deplorable económico en que se encontraba el país, era causado por Trujillo y que la muerte de las hermanas Mirabal había afectado la moral del país, así como que el divorcio entre la iglesia Católica y el Estado era causa de la corrupción. 

Trujillo dispuso la muerte de Octavio de la Maza, hermano de Antonio de la Maza. 



HUÁSCAR TEJEDA DECLARÓ QUE DE LA MAZA Y PASTORIZA ENTRARON EL CADÁVER DE TRUJILLO EN BAÚL DE CARRO

“Procuraduría Fiscal del Distrito Nacional. En Ciudad Trujillo, Distrito Nacional, Capital de la República Dominicana, a los dos días del mes de junio del año mil novecientos sesenta y uno, siendo las once de la mañana, fue conducido a nuestro Despacho el nombrado Huáscar Antonio Tejeda Pimentel, dominicano, de 35 años de edad, natural de Yaguate, Prov. Trujillo, casado, ingeniero civil, cédula Personal de Identidad No. 46272, serie 1ra., con domicilio y residencia en la calle Arístides Fiallo Cabral No. 36, de esta ciudad, quien al ser cuestionado por nosotros en relación al atentado criminal en el cual perdió la vida el Generalísimo Dr. Rafael Leonidas Trujillo Molina, la noche del treinta de mayo de mil novecientos sesenta y uno, nos declaró lo que a continuación se expresa: “En relación a las preguntas que me han hecho por ante este Despacho, debo declarar que hace aproximadamente dos o tres meses fui invitado a participar en un complot criminal contra la vida del Generalísimo Doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina, por el nombrado Antonio de la Maza, encontrándonos los dos en la casa de Juan Tomás Díaz. Antonio de la Maza me expresó su inconformidad con el régimen del Generalísimo Trujillo me señaló que era necesario eliminar la persona del Benefactor de la Patria con el fin de que hubiera un cambio en el gobierno, que él consideraba que el estado deplorable económico en que se encontraba el país, eran causados por el Generalísimo Trujillo y que la muerte de las Mirabal había afectado la moral del país y el divorcio entre la iglesia Católica y el Estado era causa de corrupción y que la ruptura de relaciones diplomáticas con los otros países latinoamericanos eran causados por el mismo motivo y que positivamente el atentado contra la vida del presidente Betancourt había sido la causa de dichas rupturas. Que él estaba seguro que la muerte de su hermano Tavito había sido ordenada por el Jefe por puras razones políticas sin ser necesario. Además me señaló Antonio de la Maza que ellos contaban con el apoyo de la Flota Americana la cual llegaría al país a restablecer el orden una vez se hubiera efectuado el golpe de Estado, en el cual estaban envueltos el general Pupo Román Fernández; el general García Urbáez, un alto oficial de apellido Valdez y que se contaba con el general Guarionex Estrella, pero que el propio hermano del general Estrella no se atrevió a abordarle el tema porque no lo encontró en estado de ánimo para abordarle ese tema y además que el Generalísimo le había hecho un obsequio de $2,000.00 en esos días y era inapropiado hablarle en esos días.

Ya me habían informado tanto el señor De La Maza como Juan Tomás Díaz, que el general Román Fernández, había expresado que él estaba en disposición de tomar parte activa, debido a los vejámenes e insultos que él había sufrido de parte del Jefe, que cuando se diera el “golpe”, se haría cargo de la fuerza militar y ocuparían el Palacio Nacional, que él se haría fuerte y dominaría el país con el apoyo que ya ésta tenía pactado con el Gobierno americano, pacto que se hizo a través del Cónsul Americano en esta ciudad quien se había comunicado con el señor Wallace Berry (a) “Wimpy”, quien era íntimo amigo de Antonio de la Maza.

Se comentó entre nosotros, además, que el presidente Balaguer continuaría en el Poder pero atribuyéndole el mando. Se llegó a esta conclusión en razón de que Antonio de la Maza nos informó que el presidente Balaguer había demostrado su inconformidad a un amigo a quien no supe el nombre, pero al Presidente no se le pudo abordar porque estaba siempre ocupado.

Esto que señalo que sucedió en curso de algunos meses. Yo al oír estas cosas pensé que era un asunto de envergadura y me dejé arrastrar por la corriente en la seguridad de que podría tener éxito.

También me conversó además que tan pronto sucediera la trama criminal, se le mostraría el cadáver del Jefe al general Román para convencerlo de que debía actuar. Debo señalar que se había comentado en el grupo el que el general Román se había expresado en el sentido de que solamente él se podía lanzar a actuar con Juan Tomás Díaz.

El plan que escogieron fue el siguiente: aprovechar el conocimiento que tenían de que el Generalísimo en determinadas ocasiones vestía un uniforme militar que solamente utilizaba para ir a San Cristóbal, de esto se conversó hace un mes. En esos mismos días Antonio de la Maza fue a mi casa una mañana y sentados en la sala, él me mostró los planos que habrían de servir para realizar el atentado, los planos eran dos y tenían por objeto acorralar el vehículo en que viajaba el Generalísimo mediante un bloqueo de automóviles en la autopista que conduce de Ciudad Trujillo a San Cristóbal.

Convenido el plan de actuar, en relación a la adquisición de armas, debo declarar que las mismas la suministraron Antonio de la Maza y el Consulado Americano en el país, de acuerdo al siguiente detalle: De la Maza, escopetas y pistolas y el Consulado Americano tres (3) fusiles automáticos M-1, los cuales fueron suministrados por un señor con el pseudónimo de Plutarco Acevedo, quien servía de intermediario con el señor Wallace Berry (a) “Wimpy” y el Consulado americano.

Las escopetas fueron recortadas por Antonio de la Maza y el ingeniero Pastoriza. Debo señalar que a este último lo atraje yo al grupo ya que él mismo se convenció de las ideas que me había expuesto Antonio de la Maza al yo exponérselas. Habíamos convenido que tan pronto el Jefe viniera vestido de militar a la avenida y me pasaran a buscar, sería consumado el hecho. Las armas ya le habían sido entregadas a Antonio de la Maza por el Cónsul Americano, por intermedio de “Wimpy” y el tal Plutarco Acevedo dentro de los primeros diez días del mes de mayo.

El plan consistía en bloquear el vehículo del Generalísimo en la autopista y un carro perseguidor detrás. En caso de que fallara el carro perseguidor en razón de la velocidad del Jefe, debían actuar los ocupantes de los dos automóviles que bloqueaban la autopista. Después de reunirnos en varias oportunidades en esos días quedó concluido el que mi automóvil sería uno de los que bloquearían la autopista, quedando convenido que iría como acompañante mío Pedro Livio Cedeño, quien también formaba parte del grupo. La noche del hecho siendo las 8:00 p.m., pasó Antonio de la Maza acompañado de Pedro Livio Cedeño a recogernos a mí y a Roberto Pastoriza quien ya había sido avisado de que el Jefe bajaría a la avenida vestido de militar, el aviso no sé si fue Miguel Ángel Báez Díaz quien formaba parte del grupo o si fue observado por Antonio y Salvador, los que fuimos a la avenida fueron Antonio de la Maza en el automóvil Chevrolet, Mod. 1960 acompañado de Antonio Imbert, Salvador Estrella y el 1er. Tnte. Amado García Guerrero; la misión de este carro era perseguir el automóvil del Generalísimo y darnos la señal de que venía, apagando las luces. El carro Mercury color zapote propiedad de Salvador Estrella, conducido por el Ing. Pastoriza y ocupado por él solamente debía bloquear el lado Sur de la autopista, para impedir el paso del carro perseguido y el Oldsmobile Mod. 1960, conducido por mí y teniendo como acompañante a Pedro Livio Cedeño, debía bloquear la autopista, tratando de unirse al otro carro para impedir que el vehículo perseguido continuara la marcha y obligarlo a detenerse; minutos después de las 8:00 p.m., emprendimos la marcha hacia la autopista a esperar la llegada del carro del Jefe.

En la autopista esperamos más de una hora, el ingeniero Pastoriza en su sitio y yo en el mío, cuando vimos dos vehículos que se acercaban pero el vehículo de atrás no me dio la señal convenida que era la de apagar las luces para yo saber cuándo debía partir a formar la barrera por lo que no llegamos a formar la barrera. Entonces al pasar el carro del Generalísimo perseguido por el carro de Antonio de la Maza, que era conducido por Antonio Imbert al rebasar el vehículo perseguido llegó a colocársele al lado, oyendo yo entonces los disparos que considero eran de una escopeta viendo al mismo tiempo el fogonazo. Inmediatamente mi vehículo que tenía el frente hacia el este, lo maniobré dando la vuelta para perseguir y darle alcance al vehículo perseguido. Entonces yo pasé al lado del carro del Jefe el cual se había desviado hacía la grama en posición Este-Oeste; mientras tanto el vehículo conducido por De la Maza ya había dado la vuelta e intercambiaba disparos.

Después de yo pasar, di la vuelta, arrojándose de mi vehículo Pedro Livio Cedeño quien de inmediato comenzó a cambio de disparos. Yo mismo me di cuenta que debía realizar este viraje para colocar a Pedro Livio Cedeño en posición favorable en el atentado. Al yo pasar con mi carro pude observar al Generalísimo quien disparaba a los ocupantes del carro Chevrolet. El Jefe estaba de pie y al lado de su vehículo en actitud defensiva, debo señalar además que el Generalísimo estaba de frente hacia la costa. No pude ver si el capitán Zacarías de la Cruz, tomó parte en la balacera porque yo estaba cegado. A seguidas hice un viraje con mi vehículo, dando otra vuelta para ir a buscar al Ing. Pastoriza quien como a un kilómetro del lugar donde ocurrieron los hechos, pudiendo observar que el Jefe estaba tendido en el pavimento y que a su lado estaban Antonio de la Maza, Salvador Estrella y presumiblemente Antonio Imbert. A Cedeño no lo vi. De la Maza tenía en su mano derecha una pistola observando el cadáver y Salvador Estrella quien llevaba un revólver en la cintura se paseaba nervioso y vigilante en ese tramo donde ocurrieron los hechos; Antonio de la Maza trajo el carro Chevrolet al lado del cadáver y entre él y el Ing. Pastoriza arrojaron el cadáver en el baúl con el fin de llevárselo al general Pupo Román para convencerlo a actuar, de acuerdo a lo que me había informado Antonio de la Maza.

De inmediato, Antonio de la Maza se me montó en su carro, el cual transportaba el cadáver del Generalísimo y convinimos llevarlo a casa de Juan Tomas Díaz. Ellos iniciaron la marcha delante y yo detrás. En el carro conducido por De la Maza iban Antonio Imbert, De la Maza, Salvador Estrella y Pedro Livio Cedeño; en el carro guiado por mí íbamos el teniente García, el ingeniero Pastoriza y yo. Yo entré a la casa de Juan Tomas Díaz por la parte sur y De la Maza entró por la parte norte. Yo vi el carro entrar a la marquesina, pero no al garaje.

Ahí alguien me informó que Juan Tomás estaba en casa de su hija Marianela; yo inmediatamente partí con los mismos que habían venido conmigo, es decir, con el ingeniero Pastoriza y con el Tnte.

García, hacia la calle Leopoldo Navarro, donde vive Marianela, la hija de Juan Tomás Díaz. Allí me desmonté y penetré a la casa, estando allí reunidos Juan Tomás Díaz, Modesto Díaz y Luis Amiama Tió. Enteré a Juan Tomás y a los demás, de que el grupo había cumplido su misión y de que el cadáver estaba en la casa de Juan Tomás, refiriéndome el cadáver del Generalísimo.

Modesto Díaz, al enterarse de la noticia, conservó su serenidad habitual y noté en él una expresión de quietud imperturbable; Juan Tomás Díaz se mostró preocupado, pero sereno y Luis Amiama Tió presentó un rostro de incertidumbre. Juan Tomás me ordenó que me fuera a mi casa a acostar, lo cual yo hice.

Con la preocupación que tenía y con la repugnancia que me causó el hecho en el cual yo participé, ya en mi casa, sentí náuseas por la parte que a mí me tocó desempeñar en esos hechos. No podía dormir, y muy preocupado le confesé lo ocurrido a mi señora, quien se alarmó en tal forma, que a seguidas se sintió mal. En la mañana tomé mi automóvil, acompañado de mi esposa y mis hijos, fui a la casa de mi amigo Manuel Tavárez, situada en la calle Plinio Pina, y allí estuve un rato (más de una hora) conversando con éste quien me preguntó si yo sabía sobre el rumor callejero del asesinato del Generalísimo. Éste me señaló que no lo creía. Minutos después, Manuel Tavárez fue a su fábrica, según me dijo, pidiéndome que lo esperara que regresaría seguido; en el trayecto de su casa a la fábrica, éste vio personas civiles con armas en mi casa y al regresar me preguntó qué había pasado conmigo y yo le conté mi participación en los hechos. Inmediatamente, éste alarmado y espantado me dijo que me saliera inmediatamente de su casa, ya que mi presencia podía ocasionarle algún problema, Pastoriza y yo, en las primeras horas de la mañana, quedamos de juntarnos en la casa de Manuel Tavárez, y mientras éste y yo conversábamos llegó Pastoriza. Minutos después fue cuando llegó Manuel Tavárez y tanto Pastoriza como yo le confesamos los hechos. Pastoriza salió en su carro y yo en el mío, frente a la actitud de Manuel, y yo dejé abandonada a mi mujer, donde Manuel, porque ella me dijo que iba a pedirle el carro prestado a aquel, para visitar a una amiga, de cuyo nombre no me enteró.

Las personas que yo entiendo formaban parte del atentado son Juan Tomás Díaz, Modesto Díaz, Antonio de la Maza, Miguel Báez Díaz, Roberto Pastoriza, Salvador Estrella, Antonio Imbert, Pedro Livio Cedeño, Luis Manuel Cáceres hijo (a) “Tunti”, 1er. Tnte. Amado García Guerrero, A.M., Ernesto de la Maza, Luis Amiama Tió. Debo agregar además, que quince días antes del atentado, estuve en casa de Juan Tomás Díaz, Bibín Román, hermano del general Román”.

(Firmado) Huáscar Antonio Tejeda Pimentel,
Declarante

(Firmado) Dr. Teodoro Tejeda Díaz,
Procurador Fiscal del Distrito Nacional

(Firmado) Enriquillo García,
Secretario 


TOMADO DEL LISTIN DIARO

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