CONTRA LA CULTURA LIGHT
HACIA UNA ÉTICA MUNDIAL CONTRA LA CULTURA LIGHT
Dra. Phil. Irma Becerra
Vivimos en un mundo amenazador que atenta contra la vida sana de los seres humanos. Es la era del capitalismo globalizador, que, con todos sus aspectos absolutizantes, se alza por encima del humanismo y la humanización de las sociedades para englobarlas en el mercado total. Por mucho tiempo, la iglesia ha permanecido observando esas amenazas sin reaccionar ante ellas y sólo proclamando la sumisión, la resignación y el conformismo ante los terribles problemas que se acrecientan agobiando la existencia humana. Por años, la iglesia, sea cual sea su tendencia, ha proclamado que la vivencia de la fe debe realizarse a través de la obediencia, la sumisión y la resignación. Esto ha llevado a la enseñanza de los principios bíblicos a través del temor y la legitimación del poder y no a través del amor mutuo[1].
El temor ha prevalecido como principio básico sobre toda la vida, enseñando que es la muerte en tanto vida eterna algo más importante que el sentido de justicia en el presente. Es tiempo ya de que esto cambie. Los seres humanos estamos siendo bombardeados con el culto de lo ligero, lo pasajero y lo desechable y, ante ello, es preciso superar las actitudes de resignación e indiferencia que han prevalecido. La llamada cultura light se impone como valor absoluto a las nuevas generaciones, que ven en los valores morales solamente una excusa para responsabilizarse lo menos posible ante los hechos. Dejar hacer, dejar pasar, es el lema que rige a todas las concepciones, incluso las religiosas.
Como señala el Padre Antonio Rivero, el nuevo estilo extremado del culto a lo ligero y lo rápido se sostiene en los siguientes pilares:
- 1. “Permisividad: la que señala que lo importante es siempre hacer lo que uno quiera, en todos los campos. Rige el todo me es permitido; basta que yo pueda hacerlo. Todo lo damos por bueno y le restamos importancia...
- 2. Relativismo: Se desprende del punto anterior. Nada es absoluto, sino que todo depende en última instancia del propio punto de vista, de lo que a uno le parezca. Esto se desliza en una desembocadura muy concreta: el escepticismo, la desvalorización del conocimiento, que se torna incapaz de acceder a sus cimas más altas. Si todo es relativo, si todo es bueno y malo, si nada es definitivo, ¿qué más da? Lo importante es hacer lo que quieras, aquello que te apetezca o dicte el momento. El relativismo es ese dios moderno y poderoso que reclama un punto de vista subjetivo para todo, ya que no existe una verdad absoluta. Defiende la utilidad, lo práctico, la idea de que el fin justifica los medios. El relativismo supone entrar en la incoherencia, y ella es causa de muchas rupturas, de biografías ilógicas, sin argumentos irreconciliables. La abrupta altanería del relativismo tiene un tono devorador que afecta a los sentimientos quitándoles solidez. Su lema es: “Según desde el punto de vista que se mire”.
- 3. Hedonismo y sexualidad rebajada y trivializada: es decir, lo fundamental es pasarlo bien sin restricciones. El placer por el placer; disfrutar sin privarse de nada...
- 4. Consumismo galopante: hijo directo del hedonismo. Nos lleva a acumular más y más cosas, más y más experiencias placenteras. Compra, usa, goza, tira. El ideal del consumo no tiene otro horizonte que la multiplicación o la continua sustitución de unos objetos por otros mejores. Este consumismo se traduce en el viejo dicho de “tanto tienes, tanto vales”. Su lema es: “compra, usa, tira”.
- 5. Materialismo: El ser humano se va convirtiendo en objeto, en materia; va dejando de ser alguien para ser algo. Y ese vértigo de sensaciones placenteras tienen un tono devorador...se trata de vivir sin ideal y sin objetivos trascendentes...
- 6. Religión y espiritualidad a la carta: ofrecidas por las innumerables sectas que están pululando por doquier. Religión y espiritualidad que nos están conduciendo a un nuevo paganismo, con la aparición de dioses de la historia universal que conviven con otros nuevos dioses, como el sexo, el dinero, el poder y el placer. Su lema es: “Toda religión es buena”.
- Medios de comunicación social: como fábrica de mentiras, que tergiversan la verdad, distorsionan la realidad, inculcan una cultura superficial, barata, chata, que da rienda suelta a los instintos animales que tenemos, que destruyen los valores humanos y cristianos que nos alimentaban y formaban. Estos medios de comunicación social están promoviendo al hombre light, ese personaje sin mensaje interior, vacío. Tomen, por ejemplo, las telenovelas, las revistas del corazón. En esas parejas todo está preparado para la ruptura. Y todo es presentado con risas, sin seriedad, de manera superficial, de tal forma que no tengamos que pensar o reflexionar mucho. Se presenta el modelo light sin drama y sin compromiso. Lo importante es disfrutar, pasarlo bien y sortear cualquier sufrimiento, porque para esta sociedad que quieren ellos proponer el sufrimiento es un sinsentido, es más un atentado al hedonismo” (Rivero, 2009: 1-2. Documento de Internet)
Ante lo anterior se vuelve necesario crear una ética mundial que ayude a controlar los extremismos y absolutismos de una era de mundialización entre los países y sociedades. Esta ética mundial debe tener como principio absoluto la protección de la vida en todas sus manifestaciones contra la violencia y la discriminación y deberá estar centrada en establecer la autonomía de la conciencia y la voluntad decidida de todas las personas.
Tomando en cuenta que la nueva constelación mundial de la posmodernidad establece cambios profundos como los siguientes:
l “Desde el punto de vista geopolítico, nos hallamos ante una constelación posteurocéntrica: se acabó el dominio del mundo en manos de cinco Estados europeos rivales (Inglaterra, Francia, Austria, Prusia/Alemania, Rusia). Ahora nos enfrentamos a una constelación policéntrica de diversas regiones del mundo, en primer lugar, Norteamérica, Rusia, la Comunidad Europea y Japón, y luego, también China y la India.
l Desde el punto de vista de la política exterior, hemos de contar con una sociedad mundialpostcolonialista y postimperialista. En el mejor de los casos, ello supondría una cooperación internacional y unas verdaderas Naciones Unidas.
l Desde el punto de vista de la política económica, empieza a desarrollarse una economíapostcapitalista y postsocialista. Podríamos llamarla, con cierto derecho, economía de mercado ecológico-social.
l Desde el punto de vista de la política social, se halla en creciente ascenso una sociedadpostindustrial. Estamos progresando hacia una sociedad de servicios y comunicaciones.
l Desde el punto de vista de la convivencia, se perfila un sistema postpatriarcal en la relación de los sexos. En la familia, en la vida profesional y en la pública se camina claramente hacia una relación más participativa entre hombre y mujer.
l Desde el punto de la cultura, nos movemos hacia una orientación postideológica. El universo cultural del futuro estará marcado por el pluralismo.
l Desde el punto de vista religioso, se prepara un mundo postconfesional e interreligioso.Empieza a desarrollarse, a paso lento y penoso, una comunidad mundial multiconfesional y ecuménica”(Küng, 1992: 36).
...deberemos adoptar principios reafirmantes de la ética intercultural con la finalidad de ayudar a las sociedades actuales a superar el fragmentarismo y la disgregación política de sus fundamentos.
Se vuelve indispensable el desarrollo de una conciencia ciudadana autónoma en los individuos que conforman las sociedades del planeta que forje un conglomerado mundial basado en la colaboración y el respeto mutuo. Es indispensable que cada persona despierte de la indiferencia y aprenda a pensar por sí misma para actuar participativamente en sociedades que ya avanzan hacia la producción del conocimiento y el saber, y no únicamente hacia la propagación de la información. La autonomía de la conciencia implica que las personas actúen sabiendo lo que hacen, conociendo plenamente las consecuencias de sus acciones, y se responsabilicen por ellas. Implica que pierdan el temor ante los avatares de la vida, y renuncien a ser siempre dirigidas por otros, a otorgar la dirección de sus vidas a una autoridad superior que las exima de la responsabilidad de tomar las riendas de su propio camino vital. Es decir, una conciencia que cree relaciones de sentido para tener siempre una sana orientación ante los problemas que se presenten en el transcurso de la vida en todas las distintas etapas del crecimiento personal. Necesitamos personas que realicen en la práctica la autoafirmación de su carácter sin volver la fe en una ciega reproducción de vicios y ausencia de valores, porque hayan renunciado a la vivencia consciente de la existencia humana.
Sin embargo, ante los nuevos desafíos que plantea la globalización de la economía mundial a través de la tecnología de la comunicación están surgiendo además nuevos fenómenos de conversión y necesidades de la espiritualidad y lo intelectual como los siguientes:
- “Necesidad de interioridad, de espiritualidad para el alma.
- Necesidad de amor y afectividad para el corazón.
- Necesidad de principios sólidos, estables y duraderos para la mente.
- Necesidad de motivaciones convincentes para la voluntad.
- Necesidad de una justicia largamente esperada, de una política que busque el bien común, de una economía que no desvista a unos para enriquecer a unos cuantos privilegiados.
- Necesidad de volver a sostener nuestra sociedad sobre esos valores humanos y sociales que soñaron nuestros próceres: amor a la patria, religiosidad, educación, respeto, etc.” (Rivero, 2009: 3. Documento de Internet).
Podemos, entonces afirmar que está surgiendo una amplia necesidad mundial de colaboración, unidad y coalición entre todos los actores sociales hacia una ética planetariaque pretende enfrentar los siguientes retos-problemas más graves de la incultura del vacío:
- “El riesgo de un vacío de sentido, de valores y normas amenaza igualmente a creyentes y no creyentes. Deberemos, pues, afrontar en común la pérdida de las viejas tradiciones e instancias orientativas, con sus fatales crisis de sentido último.
- Una democracia carente de consenso prejurídico adolece de falta de legitimación. Si bien, un Estado democrático libre ha de ser neutral en su cosmovisión, no puede prescindir de un consenso básico con respecto a determinados valores, normas y actitudes, ya que, de otro modo, resultaría imposible una convivencia humana digna.
- La supervivencia de la comunidad humana no es, por consiguiente, posible sin una actitud ética: imposible la paz interna sin una voluntad común de resolver sin violencia los conflictos sociales; imposible un ordenamiento económico y jurídico sin la voluntad de atenerse a un orden y unas leyes concretas; imposibles unas instituciones sin un consenso, al menos implícito, del conjunto de ciudadanos y ciudadanas” (Küng, 1992: 58).
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