¡El invento por poco termina a rabazos!



César Medina
lobarnechea1@hotmail.com

No hay que cruzar el Atlántico para saber en qué paró el invento... Bastaría leerse, aunque sea en la distancia, las barbaridades que dicen contra Miguel Vargas los escribidores de Hipólito Mejía, el vocabulario agresivo que utilizan, los insultos, las descalificaciones...

Hasta el más despistado puede sacar por ahí el curso que han tomado los acontecimientos después del almuerzo aquél en la casa solariega de Soto Jiménez.

Este fin de semana fue todo un primor. Quedó en evidencia que después del aniversario de la muerte de Peña todo lo que se iba a hablar en el PRD, se habló ya. Y que la concertación no es posible... Claro, todo esto tiene su historia: La gente de Vargas se enteró a tiempo que se proyectaba llevarlo a una encerrona de donde no tendría escapatoria porque iba a ser apabullado “por el poder de las masas”.

Iba a ocurrir en el cementerio, después de la Santa Misa y del abrazo de la paz ante el Señor Crucificado. Todo había sido preparado para que Vargas fuera rechazado por una claque bulliciosa ante la tumba del líder acusándolo de “traidor”.

Y después nadie sabría predecir lo que pudo haber pasado... Porque Miguel no anda solo ni iba a estar solo en aquel momento... Y las intenciones no eran las mejores.

Cada uno por su lado
Fue en este escenario que el PRD institucional decidió que cada uno hiciera la conmemoración por su lado. Hasta a Neney con su grupito le salió colita, aunque lejos, en la Loma del Flaco, donde nació Peña.

Y hasta allá se fue con su nuevo alter ego, Eligio Jáquez.

Hipólito tuvo que quedarse solo en el cementerio, rodeado de su gente, uno de ellos, Andrés Bautista, expulsado como él del partido, y otros dos, Orlando y Geanilda, suspendidos por dos años. Los demás eran los demás.

Junto a Vargas estuvo Peggy, la viuda de Peña Gómez, y algunas de sus hijas y su nieto mayor, el hijo de José Frank que administra la Lotería.

Por supuesto, es lógico que el hijo de José Frank estuvo junto a Miguel en la misa de su abuelo porque así lo dispuso su padre, que es presidente vitalicio del BIS. Lo que implícitamente lo coloca en uno de los bandos.

El otro hijo de Peña de la misma camada, Tony, se fue a la Loma del Flaco con Neney y Eligio... O sea, que en el PRD no sólo están divididos sus dirigentes. También la familia más allegada del extinto líder, la esposa, los hijos, los nietos...

Hatuey con los suyos...
Hatuey se fue con los suyos a llevarle flores y palabras abundantes y grandilocuentes al líder que dejó en sus manos el partido y del que Hipólito, ahíto de poder, lo echó cinco años más tarde.

Eso sí, Hatuey esperó que transcurriera un tiempo prudente después de la actividad de Mejía.

Y luego llegó con sus palabras bonitas ante la tumba de su compañero y amigo.

Ni por asomo le recordó a Peña que él anduvo caravaneando con su verdugo en la pasada campaña.

O sea, que lo que Peña Gómez dejó hace 15 años como partido fuerte y unido, llegó en cuatro pedazos a ofrecerle “cariño, respeto y veneración eterna...” Y faltaron Abinader y su grupo, que ese día andaba en el Palacio como lazarillo de un líder español del PSOE. Tampoco fue Johnny Ventura, que está cerca del PLD; ni fue Antonio Marte, que formó su propio partidito... Y otros “honorables” ni siquiera se recordaron ese día de su ilustre muerto.

Mientras el PLD se ríe con la muela de atrás. Y ya va diciendo...

¡La Sexta pela va! 

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