viernes, 18 de enero de 2013

ORLANDO DICE:En congreso del PLD nadie osaría enchinchar las avispas


Orlando Gil
orlandogil@claro.net.do


CASI UN BOSTEZO.- El Congreso del PLD debiera ser un estallido de ideas encontradas, pues tanta unanimidad regurgita y deja mal parado al propio colectivo. La pobreza conceptual se hace evidente, y la razón es muy simple: falta debate. La cúpula tiene tanto control de los organismos, y la disidencia luce más celofán que regalo, que la impresión es que por el momento nada pone en peligro lo que más que proceso, es rutina. Si se observa bien, parece un bostezo. No puede negarse que una que otra voz se levanta, pero --a la verdad-- con tanta vergüenza que no hacen ruido suficiente y mucho menos se constituyen en reales oponentes al designio de los liderazgos establecidos. Los propios peledeístas se preguntan qué representa Euclides Sánchez, y solo recuerdan su afán por desplazar a Reinaldo Pared de la secretaría general. E igual de Minou Tavárez, y no ven más que una rosa o un clavel de una sociedad civil que no puede florecer dentro del PLD. Y qué de Melaneo Paredes, a quien sienten arrogante después de haber sido ministro...

LIGERAS SEóALES.- Estas voces podrían ser golpes de tambor, pero si la selva no está en peligro ¿por qué alertar a las tribus? O parecerse a ese humito que sale de las balsas de carbón y que significa que la candela quema por abajo. Los peledeístas siguen igual de cerrados, pero ya no son herméticos. La sábana con que se arropan ahora cubre mucho, pero por lo menos los pies quedan al descubierto. Se sabe que Franklyn Almeyda hace unas consultas con el liderazgo superior, y que uno de sus interlocutores fue Leonel Fernández, el presidente del partido. Si habló con Fernández, lo más natural que también con Danilo Medina, el presidente de la República, o que lo tenga en agenda. Aunque ser ideólogo es una cosa y otra muy diferente árbitro o proveedor de consenso. En este caso un consenso nuevo, con sentido de futuro y sobre la base de un programa, o de nuevas relaciones con la sociedad, y que supere el actual entendimiento de poder. ¿Conseguirá Almeyda su cometido, sabiendo que más que espíritu de cuerpo, hay intereses de candidaturas?...

EL ESPEJO ROTO.- Los perredeístas de uno de los bandos se afanan en exorcizar los demonios de la división acusando a los peledeístas de ser culpables de sus desgracias. Nadie entiende el sortilegio, pero como todos son blancos, con el refrán se bastan a sí mismos: Ellos son blancos y se entienden. Porque la verdad, a la verdad, es otra. Los peledeístas, como si fueran seguidores de Mao, aplican una de sus fórmulas: sacar de una cosa mala, una buena. La lucha de los perredeístas es el espejo roto en que se ven los peledeístas, y la imagen es tan mala, tan aterradora, que se cogen miedo y no se atreven a enchinchar las avispas. Los riesgos en su caso son reales, pues lo lógico es que si tienen el poder, lo pongan bajo techo y no lo dejen a la intemperie. Si el calor de la chimenea no alcanza a todos, el frío será menos inclemente que si estuvieran sin cobija. Así, los liderazgos no tienen que aleccionar, y se pueden permitir esas pequeñas disidencias, pues el contagio será mínimo. El PLD vivió en el pasado momentos de aventura, y que no solo superó, sino que aprendió, y parece que tan bien, que no los olvida...

LAVAR EN CASA.- El Congreso del PLD seguirá su senda como fue trazada y se mantendrán los mismos ascendientes, pues los peledeístas están conscientes de que si se sueltan, se pueden caer, y que las circunstancias nacionales podrían cambiar y no ser las más apropiadas para levantarse. Lo mejor, por tanto, es no inventar, y continuar por el camino real y olvidarse de la vereda. No hay dudas de que en el trayecto habrá quejas, pero de seguro que no querellas, a menos que se origine un clima de desafección extrema que saben no les conviene. Es verdad que hay fuerzas internas que pugnan, pero ninguna en capacidad de desbordarse y afectar al partido. Además, están libres de influencias extrañas, y lo que suceda, sucederá entre ellos. De ahí que puedan reunirse como si nada estuviera pasando, e incluso reírse delante de las cámaras, enviando un mensaje que llega a los niveles medios y bajos. Unas veces se acabó el jabón, y en otras no se prestó la batea, pero a la hora de lavar, y por muy sucia que estuviera la ropa, por lo menos la enjaguaron en casa...

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