lunes, 1 de julio de 2013

Mi querido amigo Hipólito

César Medina
Lobarnechea1@hotmail.com

Alguna gente no lo sabe, tal vez otra lo ha olvidado, y al resto le resulta indiferente... Pero Hipólito Mejía y yo somos amigos viejos... Lo conocí en Agricultura, le serví con entusiasmo y le proyecté una imagen que años después lo llevó al poder.

Sé que él no me odia, porque Hipólito no odia a nadie... Pero cada vez que puede él mismo se ocupa de poner mayor distancia entre nosotros, como si disfrutara haciéndolo.

Y como sabe que no soy un maíz, provoca respuestas para mí nada agradables...

Porque aunque nadie lo crea, siento por él gran cariño y le guardo una perenne deuda de gratitud porque estando a su lado hizo posible que me fuera a estudiar al Ecuador.

El problema es que Hipólito no alcanza a entender mi actitud hacia él... Porque no es asunto personal. Mi problema con Hipólito es que como lo conozco mejor que nadie, sé que Hipólito no puede volver jamás a la Presidencia de la República.

No debió haber sido nunca Presidente porque nunca se preparó para serlo. Por eso cuando llegó hizo un gobierno tan malo... Justo el gobierno que yo sabía que haría. Se lo advertí a la gente antes de votar, y cuando ganó en el 2000 predije un gobierno de locurasÖ ¡Este país no sabe lo que le espera!, dije.

¿Acaso ocurrió algo diferente...? Tuvimos justamente eso, un gobierno de locuras.

Lo sigo queriendo mucho...
A Hipólito Mejía lo seguiré queriendo, aunque él no quiera. Ese es un matrimonio sin divorcio.

Él fue en estos días a un programa matutino que nadie ve, y me trató mal... Me atribuyó ser el vocero de Miguel y de Leonel al mismo tiempo.

Eso para mí no es una acusación, pero tampoco un elogio... Es simplemente una mentira.

De esas mentiras que Hipólito suele soltar cuando actúa como el alcatraz --algo tan común en él--, que embarra mientras vuela sin importarle dónde caiga la caca.

No voy a negar nada... Más bien afirmaré algunas cosas.

La primera de ellas es que Hipólito tiene el honor de ser el único político de quien he sido vocero, y en esa época no era político. Fue en el ’78, cuando le di una mano en Agricultura...

Y lo otro es que a Leonel no lo veo desde el 16 de agosto cuando abandonó el poder y después del traspaso de mando fui a saludarlo a casa de doña Yolanda, cosa que hago siempre y que repetiré el 16 de agosto de 2020.

... Y lo de Miguel Vargas
Todo el mundo en este país sabe que Miguel es mi hermano, que no tengo dos caras, y que mis afectos primarios anteponen cualquier interés secundario.

Ya quisiera yo poder ayudar a Miguel a salir de este lío en que está en ese PRD que sólo sabe devorar hombres buenos... Pregúntenle a Peña, a Jacobo, a don Antonio, a Miolán...

Pero con mi independencia no puede nadie... Algo que Hipólito tiene bien sabido.

No escribo ni digo nada para satisfacer megalomanías ni para agradar el oído de líderes de ocasión... Pero tampoco traiciono mis convicciones.

Cuando Miguel fue candidato en 2008 contra Leonel apoyé a Leonel pero no “desapoyé” a Miguel. Lo hice con conciencia, y se lo dije a MiguelÖ Le expuse mis razones, y él las comprendió.

Ahora mismo está otra vez bravito conmigo porque escribo las cosas que escriboÖ Me dicen que también lo está Leonel... Y hasta intuyo que Danilo también tiene sus cositas...

¡Soy como soy. Y ya no cambiaré... Lo que no tengo, no lo necesito!

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