Bolivia
antes y después de Evo
Ángel Guerra Cabrera
En Bolivia
una exigua minoría opulenta oprimía y negaba sus derechos humanos básicos a
aymaras, quechuas, guaraníes y otros pueblos originarios que forman la mayor parte
de la población. Mucho menos les reconocía sus derechos colectivos a la
identidad cultural, la autonomía y el territorio. 90 por ciento de la población
rural vivía en la pobreza y el país disputaba a Haití y Honduras el peor
desempeño en la región por su índice de desarrollo humano. Las empresas
públicas creadas por la revolución de 1952 fueron privatizadas a precio de
remate en cumplimiento de las directivas del Consenso de Washington mediante
disposiciones anticonstitucionales y escandalosos negocios armados entre la
oligarquía y las trasnacionales. Valga este ejemplo para ilustrar el saqueo:
sólo el presidente neoliberal Gonzalo Sánchez de Lozada(1993-97; 2002-03) hizo
una fortuna superior a los 250 millones de dólares a expensas de las
privatizaciones, del desempleo ocasionado por estas a decenas de miles de
trabajadores, de la entrega de los recursos naturales y la soberanía nacional y
la sangrienta represión contra los movimientos que rechazaban estas políticas.
Sánchez de
Lozada y su sucesor fueron derrocados por rebeliones de los pueblos indios e
interculturales, que en 2005 lograron alzar a la presidencia a uno de los
suyos, el aymara Evo Morales, con un alud de votos. Entonces se inició la
profunda transformación social que vive hoy Bolivia. ¿Quién podía imaginar
entonces los extraordinarios logros conseguidos en los siete años transcurridos
hasta la actualidad?
Los pueblos
de Bolivia, ya con el timón del gobierno en sus manos, iniciaron el rescate de
la independencia, la soberanía y el desarrollo de una política exterior
independiente, de unidad e integración latinocaribeña y de solidaridad con los
pueblos de la región y con todos los que bregan por un mundo mejor. Desafiando
los ataques de la oligarquía y del imperialismo Evo luchó a brazo partido por
convertir en realidad las demandas de los movimientos indígenas y populares.
Convocó a la Asamblea Constituyente, reclamo muy sentido de los pueblos
originarios que permitió proclamar la nueva Constitución y el nacimiento del
Estado Plurinacional de Bolivia, enterrar la República oligárquica y con
aquella arma jurídica acometer el rescate de los recursos naturales, las
empresas privatizadas y redoblar la larga lucha por la descolonización y la
trasformación de las conciencias en lo que ha sido calificado acertadamente por
el líder boliviano como la Revolución Democrática y Cultural.
En siete
años Bolivia erradicó el analfabetismo, su economía ha crecido a un promedio de
4.7 por ciento anual, casi sextuplicó sus reservas internacionales de divisas,
duplicó el PIB por habitante y dejó de ser aquel Estado mendicante, calificado
de fallido, que dependía de la ayuda internacional hasta para pagar a sus
empleados públicos, conquistas de las que no pueden presumir muchos países en
medio de la megacrisis económica internacional. Extendió considerablemente los
servicios de salud a millones que no los recibían y abrió miles de escuelas. Es
un prestigioso miembro de la Alba y Unasur y seguramente pronto ingresará al
Mercosur, un paso que añadirá fortaleza geopolítica a la aportada por Venezuela
a ese bloque de formidable proyección internacional pues Bolivia, sin contar
sus recursos energéticos, mineros y de biodiversidad, goza de una ubicación
geográfica crucial en el área.
No es
fortuito que el gobierno de Bush hiciera todo lo posible por impedir la llegada
de Evo a la presidencia ni que Washington, también con Obama, haya mantenido
una persistente política subversiva para derrocarlo al extremo de que el estado
mayor de la contrarrevolución radique en la representación diplomática yanqui
en La Paz. Estados Unidos ha ido modificando sus tácticas subversivas en la
medida que le fracasan una tras otra. Últimamente ha recurrido a estimular y
hacer ruido mediático con demandas de sectores populares, entre ellos el tema del
Tipnis, cuyos dirigentes defienden intereses particulares y ahora se oponen al
referendo que decidirá sobre la carretera propuesta por el gobierno ya que
saben que la abrumadora mayoría de la población del territorio indígena en
cuestión la apoyará. Bolivia brilla con el liderazgo de Evo antes los pueblos
indios y no indios como un faro de dignidad y construcción nacional en armonía
con la naturaleza, tema en el cual es líder mundial.
TOMADO DE LA JORNADA
comentar la poitica de Evo Morales
ResponderEliminarfaustino ambrosio dijo:
Ya quisieramos en México Que nuestros conciudadanos,la inmensa mayoría apoyara a Amlo para corregir el Mal rumbo que lleva nuestro país,por el saqueo que hacen los gobiernos priistas y panistas pero veo que no tienen memoria y ni por sus hijos ,las nuevas generaciones,no tienen dignidad y venden su voto al mejor postor egoistamente ,
México antes y despues
ResponderEliminarDaniel dijo:
Y? por que en mexico n o exigios y hacemos algo parecidoa o los indios de bolivia? Claro siempre y cuando los gringos no se metan???. Hasta cuando nos dejaran en paz? Espero y el movimiento yo soy 132 y los que no somo tambien para que EPN no llegue al poder y en su lugar este AMLO. por que tengo mis dudas y por que personas de su gabinete no más no me cuadra y quiero brindarle el beneficio de la duda. Ya estubo bueno de tantos mendigos rateros y oportunistas. para que queremos tanto mendigo ratero en el poder. Pero seguimos votando!! Ya deben de estar fuera y entre más pronto mejor.