El cardenal López ejercer un liderazgo como exige la Iglesia en estos tiempos
¡Duos habet et bene pendentes...!
César Medina
La frase en latín parece mandada a hacer para describir al cardenal López Rodríguez: ¡Tiene dos y cuelgan bien...!
La expresión nació en el seno de la Curia Romana en el año 885, luego de la falsa historia de la “Papisa Juana”, que habría calzado las sandalias de Pedro haciéndose pasar por hombre.
Desde entonces, cuenta la leyenda, el Vaticano confirma con tan pintoresca frase la hombría de cada nuevo papa antes de su coronación.
Aquí, en esta pequeña isla caribeña, el cardenal López ha tenido que volver a demostrar que posee valor y calidad moral para ejercer un liderazgo como exige la Iglesia en estos tiempos.
Es decir, que se requiere del material necesario ñ¿es preciso decir cuál?ñ para encarar esta vocinglería mediática...
Aunque necesariamente no sea la posición de la Iglesia ñAgripino pide que el proyecto se mande a vistas públicasñ, las palabras de López Rodríguez recordando que “el crimen no tiene edad”, es un valladar ante la embestida de los grupos que se oponen al endurecimiento de las penas a los menores de edad que reinciden en el crimen.
Es una aspiración legítima de la sociedad dominicana que se ponga fin a la puerta giratoria en que devino la lucha contra la criminalidad viciosa ejercida por menores al amparo de un estatuto que en diez años de vigencia no ha hecho ninguna otra cosa que demostrar su ineficacia. Y en el aspecto regenerativo, ni se diga...
Es un estímulo
El Código del Menor fue un engendro de las llamadas ONG que dicen luchar a nivel internacional por los derechos de los niños, pero se le impuso como traje a la medida sólo a algunos países de marcada debilidad institucional donde la canalla mediática tiene gran influencia a través de la sociedad civil.
Cuando ejercí de embajador en Chile ñuno de los primeros países en adoptar este trasplante de protección al crimenñ, la sociedad chilena luchaba a brazos partidos para quitarse de encima un mecanismo que sólo había contribuido al incremento de la criminalidad entre los menores de 18 años.
Los delincuentes en muchos casos se escudan en la permisividad de ese estatuto para reclutar a menores que en poco tiempo están curtidos en el crimen.
Con frecuencia se ve hasta a padres que ponen a sus hijos como escudos en operaciones del microtráfico y en la comisión de asesinatos horrendos.
Muchas veces esos muchachos suelen convertirse en los principales infractores de la ley. Muchos de ellos han llegado a cometer crueles asesinatos y luego son tratados como menores de edad.
Algunos hasta han llegado a confesar sus crímenes como si se tratara de un chiste o como quien cuenta una película de vaqueros...
Con el agravante de que en cuestión de meses están de vuelta en la calle, delinquiendo otra vez y con potencialidad para repetir sus crímenes viciosos.
Un deber ineludible
El presidente del Senado, Reinaldo Pared Pérez, tiene ahora el deber de poner en agenda y aprobar el proyecto de modificación del Código del Menor sancionado ya por los diputados, gracias a la diligente actitud de su presidente, Abel Martínez.
Los países desarrollados están estableciendo jurisprudencias para penalizar el crimen sin importar la edad.
Y se han visto casos en que menores de 13 años han sido condenados como si fueran mayores de edad por la comisión de crímenes horrendos después de comprobarse científicamente sus capacidades para discernir entre el bien y el mal.
Los senadores dominicanos tienen que escuchar la voz del cardenal López Rodríguez, que es como decir la voz de la Iglesia: “¡No veo por qué hay que andar con paños tibios... Mi posición es clara y radical...!”.
¡Duos habet et bene pendentes...!
Hay que traducirlo otra vez: ¡Tiene dos y cuelgan bien...!
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