Después del “follón” electoral, al PRD lo dejó la guagua...
Un líder español vinculado sentimentalmente por más de 30 años al país ñpero que hace mucho no nos visitañ me preguntaba en estos días qué opinaba yo que iba a pasar en el glorioso PRD... “después del follón de las elecciones”.
Y no se me ocurrió otra respuesta: ¡Al PRD lo dejó la guagua!
Extrañado, miró para todos lados sin hallar explicación a una respuesta que no entendía en absoluto. Porque en muchas partes del mundo “guagua” le llaman a los niños menores de tres años... En Chile, por ejemplo.
Y porque aún comprendiendo que me refería al autobús, fuera de un refrán popular no se explica que a un partido político “lo haya dejado la guagua” después de haber obtenido casi el 47 por ciento de la votación popular en unas elecciones celebradas hace cuatro meses.
Pero no hay mejor definición que ésa para explicar lo que le ha pasado a la más antigua formación política de República Dominicana...
“A ese partido no lo salvan ni las oraciones...”, rematé a mi amigo español para dejarlo aún mucho más sorprendido y patidifuso.
Peor quedó cuando intenté entrar en detalles sobre lo que está pasando “en el partido de Peña Gómez”, como insistía él en llamarle:
“El partido de Peña Gómez sufre una bicefalía hidrocefálica que no tiene cura por mucho que han intentado los neurocirujanos perredeístas de colocarle válvulas para eliminar su abundante líquido cefalorraquídeo, que le brota ya por orejas, boca y nariz”, le dije en burdo rejuego de palabras en pretendido intento de hacer una analogía médico-científica.
¿...Cómo? ¿Qué es lo que le ha pasado al partido de Peña Gómez? Explícamelo bien...porque ahora sí es verdad que no entiendo nada...”, insistió mi amigo español. Y mi respuesta fue más dramática aún:
Es que eso no lo puede entender nadie... Mejor empecemos de nuevo. ¡Barajemos otra vez...!
¿Y qué pasó con Papá...?
La pregunta cayó como por gravedad: ¿Y qué pasó con Papá... que muchos decían que iba a ganar las elecciones?
No pude hallar mejor ocasión para explicarle lo que estaba pasando “en el partido de Peña Gómez”.
Le dije lo que todos sabíamos: Que Hipólito Mejía, con el lastre de su gobierno de cuatro años, no podía ganar las elecciones, y que su triunfo era una fantasía en la que sólo sus más allegados podían creer... Que cuando las encuestas lo colocaban con una popularidad por encima del 50 por ciento, el PLD y el gobierno no tenían candidato, y se discutía si Leonel podía o no optar por la reelección, y Danilo Medina emergía con mucha potencialidad a lo interno de su partido. Le expliqué que tan pronto se definieron las cosas en el partido oficial, se fue desinflando el fantasma de Papá, y cuando la campaña entró en la recta final el candidato opositor se encargó de patear su propia candidatura con una metida de pata tras otra...
¿Pero dicen que le robaron las elecciones...? Me preguntó evidenciando que tenía más información de la que me dijo en un principio. Y entonces aproveché para explicarle:
óHipólito Mejía nunca ha podido presentar una sola prueba del fraude que dice se cometió en su contra. El 20 de mayo funcionaron más de 14,300 colegios electorales y ni un sólo de esos colegios fue impugnado, a pesar de que “el partido de Peña Gómez” y todos los demás estaban representados en ellos...
óLa Organización de los Estados Americanos tenía 74 observadores que distribuyó a lo largo y ancho del país y que testimoniaron la limpieza de las elecciones, y todos los partidos y la Junta Central Electoral invitaron a casi 800 observadores de Europa y de los Estados Unidos...Y todo el mundo habló de la transparencia de las elecciones...
¿Pero qué pasó con el PRD?
El candidato Mejía tenía que buscar culpables de su derrota...Y después de denunciar que el gobierno le robó las elecciones, halló otro culpable muy cerca de él: El presidente de su propio partido.
Dos días después de los comicios dio un discurso al país declarándose “líder de la oposición” y desatando toda su furia contra el presidente de su propio partido a quien intentó dar un golpe de mano expulsándolo sumariamente junto a sus principales seguidores... El resto es historia conocida..., le expliqué al líder español. Pero siguió preguntándome:
¿Pero qué ha pasado después con el partido de Peña Gómez...?
óLo que ha pasado después con “el partido de Peña Gómez” es que lo ha dejado la guagua... Esa gente se está matando ahí adentro... Y el que termine vivo se quedará definitivamente con el jacho aquél...
¡Pero ya apagado...!
(Ah...lo olvidaba: Mi amigo fue Presidente de España... Y quería mucho a Peña Gómez)
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