Las PYMES como motor de la innovación
Las PYMES como motor de la innovación¿Es un mito? by GERARD LLOBET on 17/09/2012
Una de las propuestas recurrentes de los políticos de todos los países para promover la innovación y el progreso económico es la potenciación del papel de las PYMES. Esto es lo que propone la Small Business Act for Europe, promovida de la Unión Europea en 2008, o la Small Business Job Act americana de 2010. Pero ¿tiene sentido apoyar a las PYMES como vía para generar más innovación (y ocupación)? ¿Son estas empresas más innovadoras y creadoras de empleo que las grandes empresas?
Subsidiar la innovación puede tener sentido si nos basamos en resultados como los de Bloom, Schankerman y Van Reenen (2010) que muestran que el retorno social de una innovación es típicamente el doble del beneficio privado. Hasta ahora la evidencia en artículos clásicos como Acs y Audretsch (1987 y 1988, entre otros) mostraba para Estados Unidos que las pequeñas empresas tendían a ser más innovadoras. Sin embargo, la diferencia no era muy significativa y en realidad variaba mucho según el sector. Así en sectores más tradicionales las empresas grandes innovaban más y era únicamente en las industrias más modernas donde las empresas más pequeñas resultaban más innovadoras.
Este tipo de resultados complementa el argumento clásico a favor de subsidiar a las empresas pequeñas basado principalmente en las restricciones al crédito que enfrentan (y de las que hablaré en una entrada más adelante): Las PYMES solo llevarían acabo esas innovaciones con ayuda pública, a diferencia de las grandes empresas que probablemente invertirían igualmente.
Un artículo reciente, Hurst y Pugsley (2011), está poniendo en cuestión el papel de las PYMES, como mínimo para el caso de Estados Unidos. A diferencia de lo que pueda parecer a primera vista, en ese país, el 90% de las empresas tienen menos de 20 trabajadores y ocupan a cerca del 20% de la fuerza laboral. Estos números se elevan al 98% y 30% si consideramos las empresas de menos de 100 trabajadores.
Frente al mito del emprendedor que tiene una visión sobre una nueva manera de hacer las cosas y que, cual Don Quijote, inicia su andadura mediante la creación de un nuevo negocio, la realidad que muestra este artículo es mucho más prosaica: Más del 50% los emprendedores declaran que una de sus motivaciones principales para crear una empresa son beneficios “no-pecuniarios” tales como la flexibilidad en el horario o ser su propio jefe. Solo en el 40% de los casos declaran que una de sus motivación es llevar a la práctica una buena idea.
Relacionado con el resultado anterior, los autores observan que más de dos tercios de las nuevas empresas están concentradas en unos pocos mercados y se dedican típicamente o a servicios profesionales (desde electricistas, pintores o fontaneros a abogados, arquitectos o médicos) o a pequeños negocios como restaurantes, gasolineras o tiendas.
Las PYMES como motor de la innovación ¿Es un mito?
Esta distribución no es representativa del total de las empresas de la economía americana. Mientras que, como mencionaba anteriormente, las empresas de menos de 20 empleados ocupan al 20% de la fuerza laboral, estás empresas están sobrerepresentadas, por ejemplo, en sectores como el de los servicios profesionales que requieren mayor formación, donde constituyen el 48% de la ocupación.
De manera consistente con los resultados anteriores, los autores muestran que la mayor parte de las nuevas pequeñas empresas no crecen con el tiempo. Este resultado no es único para Estados Unidos y otros trabajos, como La Porta y Shleifer (2008) y Banerjee y Duflo (2011), observan resultados parecidos en los países en desarrollo. ¿Significa, entonces, que las PYMES no generan ocupación? En realidad sí, pero no porqué sean pequeñas sino porqué son jóvenes. Así, mientras que el 18.9% de las empresas pequeñas de menos de 10 años aumentan su ocupación en el periodo de un año, eso solo sucede con el 9.1% de las empresas de más de 20 años de edad (y el 6.9% de las mismas destruyen empleo, por cierto).
Los autores obtienen un resultado parecido para la innovación que llevan a cabo las pequeñas empresas. El hecho de que las pequeñas empresas sean responsables de una proporción significativa de la innovación, no quiere decir que se deba a que son pequeñas sino a que son muchas. En realidad, únicamente el 2.7% de las nuevas empresas solicitan una patente en sus primeros cuatro años de vida. El 80% de estas empresas no solicitan tampoco una marca o un copyright. Solo entre el 6 y el 8% de las nuevas empresas declaran que han desarrollado una nueva tecnología en este periodo de tiempo. Además, un dato muy significativo es que cerca del 40% de las pequeñas empresas admiten que ya existen otras empresas proporcionando el mismo producto a sus mismos consumidores.
Estos resultados son importantes de cara a articular políticas económicas en el futuro. Como siempre, intentar extrapolar de la experiencia de Estados Unidos puede ser arriesgado. Sin embargo, estos resultados indican que los gobiernos que quieran promover la innovación (y la contratación) deberían reconsiderar la idea tan extendida de que se debería ayudar de manera indiscriminada a todas las PYMES mediante subvenciones o ventajas fiscales simplemente por ser PYMES . Es cierto que se debería trabajar en eliminar los obstáculos a la creación y crecimiento de estas empresas y en paliar las restricciones financieras cuando éstas existan. Más allá de eso, las ayudas no deberían distinguir entre empresas grandes y pequeñas, sino únicamente entre aquellas empresas que operan en sectores innovadores y con mayor potencial de crecimiento y generación de ocupación y aquellas que no.
Europa está impulsando cada vez más el fomento del espíritu emprendedor a través de su...http://t.co/HR3dw01V (via Tomas G)
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