El Presidente Barack Obama frente a las elecciones de noviembre



Washington, 6 sep (PL) La administración del presidente Barack Obama arriba a la recta final de la campaña para los comicios del 6 noviembre con una mezcla de logros, errores, frustraciones y promesas incumplidas.

  Sus partidarios señalan que hasta el momento es el mandatario desde hace varias décadas con menos escándalos en su administración.

En política interna, sus adversarios lo acusan de los problemas económicos del país, con una deuda pública superior a los 16 millones de millones de dólares, un desempleo por encima del ocho por ciento y un estancamiento generalizado sin perspectivas de solución a corto plazo.

La aprobación de la ley de salud, conocida también como Obamacare, fue un golpe de efecto positivo de la administración demócrata. La Corte Suprema declaró constitucional esa legislación, lo que le dio un nuevo espaldarazo, aunque los republicanos prometieron que la desarticularán en el Congreso.

En el tema migratorio, en junio pasado la Casa Blanca emitió una orden ejecutiva para postergar durante dos años la deportación de jóvenes inmigrantes indocumentados llevados por sus padres a Estados Unidos, pero que no les permite lograr la ciudadanía.

Obama no logró la aprobación del Congreso a una reforma migratoria más amplia, cuya última versión presentada en el 2010 fue aprobada por la Cámara de Representantes pero no obtuvo los votos necesarios en el Senado.

Los records de Obama en este aspecto son negativos: su administración ha deportado a casi un millón 200 mil inmigrantes, la mayoría latinos, en los últimos tres años. Según datos oficiales, en Estados Unidos existen más de 11 millones de indocumentados.

En política exterior las señales también son diversas.

La retirada de las fuerzas militares de Irak en diciembre de 2011 y la existencia de un plan de regreso a casa para las que permanecen en Afganistán hasta diciembre de 2014, son dos elementos aparentemente positivos para el mandatario.

Sin embargo, la situación en los dos países sigue siendo un dolor de cabeza para Washington.

Un reciente artículo del diario The New York Times cuestionó el excesivo poder con que cuenta el Ejecutivo, en particular para la realización de operaciones secretas, el empleo de sofisticadas tecnologías de localización y los asesinatos selectivos.

Como aspirante en 2008 Obama defendió la desactivación de las cárceles secretas que mantenía la Agencia Central de Inteligencia en diferentes lugares del mundo y exigía el cierre inmediato de la prisión instalada en la base naval de Guantánamo.

Poco avanzó el mandatario en ese sentido.









El uso de los aviones no tripulados, conocidos como drones, se convirtió en un símbolo de provocación de Estados Unidos contra países árabes y del Medio Oriente y provocó serios problemas en las relaciones bilaterales con Pakistán.

En cuanto a los vínculos con Rusia, Obama logró firmar un acuerdo de limitación de armas estratégicas (START, por sus siglas en inglés)ratificado por el Congreso que limita a cada parte a un tope de mil 500 ojivas nucleares y 700 plataformas de lanzamiento.

Los electores estadounidenses tienen en cuenta estas altas y bajas.

Encuestas recientes señalan un virtual empate técnico de Obama con su rival republicano Mitt Romney en las intenciones de votos: 47 a 47.

La campaña en general se muestra reñida y pocos medios de prensa y especialistas se aventuran a pronosticar el eventual triunfo de uno de los dos candidatos.

La contraparte republicana ofrece pocas opciones al estadounidense promedio para resolver los problemas y la ejecutoria del mandatario ha fallado en temas fundamentales como la economía y aspectos vitales de la política social.

ml/rgh

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