lunes, 20 de agosto de 2012


Los falsos profesionales que engañan en Internet

Una falsa psicóloga capta pacientes por Twitter. Entra a una Twitcam (espacio donde los usuarios se muestran por cámara web e interaccionan con los demás) en la que se tocan temas de interés social. Dice ser psicóloga social y llamarse Claudia Alejandra, sin apellido. Un usuario comenta que él come obligado porque no siente hambre. Y pregunta si sufre bulimia o anorexia. Ella no sabe responder la diferencia entre las dos enfermedades. “Son cosas muy graves y hay que tratarlas. Mandame un mail que yo te puedo ayudar”. Los mismos usuarios de Twitter dieron el alerta: la tal Claudia Alejandra, de psicóloga no tiene nada.
Como éste, existen muchos casos. “Cualquier asociación profesional lo advierte. La usurpación de títulos virtual existe, y es una preocupación de todos los colegios. Tanto de abogados, como de médicos o de cualquier otro. Es una realidad que se está dando. Antes se imprimían tarjetitas, ahora se virtualizó todo”, asegura Laura Calógero, asesora letrada del Colegio Público de Abogados de Buenos Aires (CPACF).

El cronista de un diario lo comprobó personalmente: recibió un mensaje en su cuenta de Twitter de una abogada que le ofrecía sus servicios. Pero en el CPACF no estaba registrada. A la consulta de si era un error, la respuesta fue contundente: media hora después, el usuario de Twitter estaba dado de baja.

Calógero indica que los casos de falsos profesionales mantienen un aumento constante, y el incremento más fuerte se dio en los últimos dos años gracias a Internet. Menciona el ejemplo de las páginas web: “Al Colegio le hicieron una copia de su dirección web. En lugar de cpacf.org.ar, crearon cpacf.org. Allí se hacía publicidad de grandes estudios. Por suerte, pudimos recuperar el dominio. También existen páginas web que dicen ser estudios jurídicos, y te encontrás con que el administrador no tiene ni el título”, asegura.
Las redes sociales brindan un escenario ideal para personas que buscan engañar a sus interlocutores, explica Pedro Horvat, psiquiatra de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA): “En las redes se produce un fenómeno psicológico por el cual la persona siente que si un usuario está en su grupo, seguramente es su amigo. Esa desaparición de las diferencias, sumado al acercamiento artificial de las personas, favorece a que disminuya nuestra alerta habitual”. José Sahovaler, psicólogo especialista en tecnología y también miembro de APA, agrega que la herramienta más común utilizada por estos falsos profesionales es el “pensamiento mágico” . “Es eso que influye en las supersticiones y en el negocio de los curanderos y tarotistas”, cuenta.

Existe una diferencia entre los sitios web que buscan engañar a sus usuarios y las personas que usan las redes sociales como escenario de captación. En el primer caso, la víctima del engaño debe ingresar a una página y contactar al estafador. En el ámbito de las redes sociales, el victimario va en busca de sus objetivos, y la información de libre acceso que allí circula abona un terreno propicio.
Es por esto que Sahovaler explica los riesgos de caer en manos de un profesional fraudulento, y cita como ejemplo a un falso psicólogo: “Un consejo puede dar un alivio, pero no se sostiene en el tiempo. El problema está en enfermedades graves, como pueden ser la bulimia o anorexia. No basta con decirle al chico que tiene que comer, porque todo el mundo se lo dijo ya. Ese chico necesita un tratamiento serio. La psicología no tiene garantía de éxito, como ninguna práctica médica la tiene. Pero sí existe una garantía de fracaso cuando se cae en manos de quien no tiene las herramientas”.

En todos estos casos, además de riesgos, hay un delito. “Están presentes la estafa, la usurpación de título y honores, y en caso de un falso médico o psiquiatra, ejercicio ilegal de la medicina”, detalla Gustavo Tanús, abogado experto en Internet.


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